Entrar en calor

Anuncio
ego
Sauna y baño de vapor
Entrar en calor
Ambos relacionados con los beneficios de la temperatura,
su diferencia descansa en la cantidad de humedad.
De orígenes muy remotos, siguen siendo espacios para
consentir el cuerpo y sosegar el alma / Alma Grou
modelo: alberto assiso
fotografía roberto mata
83+SALUD
ego
sauna y vapor
Suelen emplearse como si se trataran de sinónimos, y
aunque se asemejan tanto en usos como en bondades,
hay algo que los diferencia: mientras el sauna trabaja con
calor seco, el baño de vapor requiere, además de calor, la
presencia de agua.
Ambas terapias –y ahí descansa su principal ventaja– ayudan a eliminar toxinas y a limpiar la piel. Se sabe, también,
que son beneficiosas para calmar el dolor, no sólo porque
favorecen la circulación, sino por los efectos relajantes y
calmantes que el calor ejerce para mitigar las molestias (mejora la elasticidad de músculos, articulaciones y tendones).
A su vez, esa naturaleza desestresante potencia el descanso
y combate el insomnio. Por su probada capacidad para despejar las vías, al sauna y al vapor se les considera, no pocas
veces, entre los aliados para aliviar problemas respiratorios:
facilitan la broncodilatación y la expectoración.
A lo que sí no ayudan es a adelgazar. Si bien es cierto que al
sudar se puede tener la sensación de perder peso, realmente
lo que se elimina es agua, un fluido que se recupera de manera casi inmediata al hidratarse. Tampoco hay evidencia
que respalde su eficacia para combatir la resaca que deja
el consumo de alcohol.
Sauna
Unas piedras intensifican y mantienen el calor en un recinto
hecho o recubierto de madera. La temperatura ambiental
marca entre 80 y 90 °C, la piel alcanza 39 o 40 °C y el cuerpo se
mantiene en 38 °C. Semejante escala propicia una abundante
sudoración, con fines higiénicos, relajantes y terapéuticos.
La práctica, que forma parte central de la cultura de países
nórdicos –en particular Finlandia– favorece la eliminación
de toxinas y la limpieza profunda de la epidermis, y contribuye a mejorar la circulación: el calor estimula el riego
sanguíneo y, ante la vasodilatación provocada, el corazón
se ve obligado a bombear más fuerte.
También se cree que los 15 minutos de calor recomendados contribuyen a la regeneración de las células. Quien
lo haya probado aunque sea una vez, puede, de seguro, dar
fe de sus efectos relajantes. El resultado no es fortuito: la
temperatura elevada ayuda a disminuir la velocidad de los
impulsos que van de la piel al cerebro.
Un sauna completo supone calentar el cuerpo y luego
enfriarlo, alternadamente, por lo menos dos veces. Quienes
se inician deben hacerlo sólo una vez (hasta que el cuerpo
se acostumbre). La tradición nórdica sugiere darse un baño
en un lago helado, una práctica comúnmente sustituida por
una ducha fresca.
84+SALUD
*
Se estima que en
Finlandia hay cerca
de 2 millones de saunas
Baño de vapor
Una serie de orificios permiten la salida del vapor en un cuarto generalmente recubierto de losa. Además de la humedad,
se diferencia del sauna por una temperatura menos elevada
(de 50 a 60 °C), una característica que juega a favor de la
tolerancia y el disfrute: basta sentarse o estirarse relajado
durante 5 o 10 minutos y finalizar con una ducha fresca. El
contraste resulta vigorizante.
El vapor de agua ha sido utilizado en la estética para la
limpieza de cutis y realzar la luminosidad de la piel. Como
paso previo a la extracción de puntos negros y barritos, su
uso ha sido ampliamente extendido. Hoy, sin embargo, algunos cuestionan esa aplicación: hay quienes consideran
que el calor debilita las capas de la epidermis y, de ser así,
las haría más propensas a sufrir lesiones e irritaciones a la
hora de la limpieza.
De lo que sí no queda duda es de su popularidad como
tratamiento corporal que, al igual que el sauna, ha probado
ser un eficiente desintoxicante de la piel.
Con cuidado
Como cualquier terapia corporal, hay quienes pueden disfrutar de sus beneficios sin complicaciones y hay quienes
deben buscar otras opciones.
Transpirar provoca que se concentren los fluidos, una acumulación que torna la sangre más densa. En consecuencia,
aquellos que sufren de hipertensión, del corazón u otros
trastornos circulatorios –como várices– deben consultar a
su médico sobre la conveniencia y frecuencia del sauna y
del baño de vapor. Su uso está contraindicado en personas
con fiebre, heridas o enfermedades infecciosas.
Algunos especialistas consideran, además, que la exposición excesiva al calor puede no ser positiva para el buen funcionamiento del aparato reproductor. En las mujeres, podría
favorecer fuertes hemorragias durante la menstruación o
causar cambios en la ovulación. En el embarazo, el calentamiento excesivo del útero no es –en lo absoluto– aconsejable.
Se recomienda evitar ambas prácticas durante la gestación e
incluso hacer un uso moderado cuando se está planificando
ego
sauna y vapor
• Al finalizar, tome una ducha con agua fría o, al menos, tibia
(favorece la circulación y tonifica la piel). Beba algún jugo de
fruta o agua mineral. Asegúrese de recuperar los minerales
que pueda haber perdido con la transpiración.
De la piedra al pino
concebir. En el caso de los hombres, la advertencia parece
estar vinculada con los efectos negativos que tiene el calor
en la calidad y cantidad del semen. Sin duda, la moderación
es siempre lo más recomendado.
Ante todo, relájese
• Para que el cuerpo reaccione favorablemente a la elevada
temperatura, acuda al sauna o al baño de vapor unos 15 o
20 minutos después de hacer algún ejercicio.
• Nunca entre sin haber comido. Al menos, ingiera un caramelo o un pequeño dulce (una forma rápida de asegurar
la presencia de glucosa en la sangre). Pero tampoco lo haga
inmediatamente después de una comida fuerte o si siente
cansancio (podría experimentar mareos y náuseas).
• Tome una ducha tibia antes de entrar (humecta la piel
y remueve cualquier olor corporal o fragancia). Recuerde
secarse bien (favorece la transpiración).
• Durante la sesión no ingiera líquidos. Hacerlo interfiere
con la desintoxicación corporal.
• Evite esfuerzos y procure no conversar mientras esté en
la cabina. Acuéstese o siéntese con los pies sobre el asiento
(para que la temperatura sea igual en todo el cuerpo). Al
levantarse, hágalo calmadamente.
• Si siente que necesita refrescarse, salga de la cabina.
• No prolongue la sesión por más de 15 minutos.
El modelo de sauna que se conoce hoy se remonta a la Edad
de Piedra. Se cree que los primeros hombres hacían agujeros
en el suelo y se metían a sudar alrededor de una fogata. Esas
excavaciones evolucionaron hasta terminar en pequeñas
construcciones de madera de pino, que surgieron en Finlandia alrededor del siglo V.
Antiguamente, los usos del sauna –en finlandés baño– eran
múltiples: lavarse, cocinar en la estufa que calienta las piedras o dar a luz en un ambiente esterilizado. Y lo más vigente
e importante: un lugar para estar caliente, aunque sea por
un rato, en un clima tan frío.
Actualmente, sigue siendo parte del estilo de vida de los
finlandeses, quienes toman entre uno y dos saunas por semana. Se trata, por así decirlo, de un ritual sagrado. Se estima
que en ese país hay cerca de 2 millones de saunas (poco más
de la mitad son residenciales), una cifra sorprendente para
una población que apenas supera los 5 millones.
Si bien el sauna finlandés es el más conocido en el mundo, muchas culturas tienen sus equivalentes: entre otros,
el baño turco o hammam, los baños termales romanos, el
temascal mexicano y guatemalteco, el sweat lodge de los
indios norteamericanos, el furo de los japoneses o los bania
de los rusos.
Viaje de purificación
El baño turco, más parecido al baño de vapor, se inspiró
en las termas romanas. Hay quienes lo califican como un
auténtico “viaje de purificación”: con sólo una tela que cubre
parte del cuerpo, se entra primero a una habitación donde
la temperatura es templada. Luego de unos cinco minutos,
se pasan otros cinco en un cuarto con menos luz, pero a
mayor temperatura. Finalmente, se llega al hamman, también oscuro y con un ambiente de 50 grados. Después de 15
minutos de relajación, se toma una ducha y se descansa.
Luego, se recibe un masaje. Para terminar, se reposa entre
cojines y perfumes mientras se disfruta de una infusión,
generalmente de menta.
•
(
F u e n t e s c o n s u lta d a s
www.sauna.org / www.consumer.es /
www.enplenitud.com / www.tuotromedico.com
)
85+SALUD
Descargar