Armonía. Francisco A. Muñoz y Marcelo Lorente Lindes. Podríamos decir que es una cualidad de las cosas, o de conjuntos de cosas, a través de la cual se establece una relación entre sus elementos que les hacer se apreciadas como bellas. En este sentido se utiliza para los sonidos, particularmente la música, que resultan gratos al oído; para el lenguaje consistente en la acertada combinación de las palabras, los acentos y las pausas, por la que resulta grato al oído. En las relaciones entre personas se usa para definir el acuerdo entre las voluntades, así se refiere a matrimonios, familiar y diversas clases de grupos. Como tal se ha utilizado como sinónimo de paz, concordia, unión. En occidente sus orígenes se remontan a los pitagóricos, secta filosófica-religiosa del s. VI a.C. Cuyo maestro fundador fue Pitágoras, que da nombre a la escuela. Para ellos fue un concepto capital (en griego harmonia y a su vez de harmos que significaba juntura, articulación). Sus doctrinas consideraban que existía una música producida por el giro de los astros al describir sus órbitas, una armonía celeste que tan sólo los discípulos más avanzados podrían orí. La armonía para Pitágoras está compuesta por el concierto de sonidos diferentes: graves y agudos, largos y breves. Concepción que extendió al campo de las relaciones sociales y, en concreto, al ámbito de la ciudad clásica, creyendo que, a imagen de la música, la ciudad griega también necesitaba la existencia de grupos diferentes para que en el mutuo acuerdo lograran la concordia social. Tan ligada aparece en su pensamiento la armonía de la música con la armonía social que aconsejó a los habitantes de la ciudad griega de Crotona que para conservar la concordia existente entre las clases sociales erigieran un templo a las Musas. Como los habitantes de Crotona no pudieron por menos de sentirse extrañados, Pitágoras explicó que tanto la sinfonía, como el ritmo y la armonía no sólo comprenden el arte de la música, sino que además se extienden a todos los seres vivos (la noticia nos la transmite Yámblico en su Vida de Pitágoras). La idea de armonía construida sobre la mutua oposición de contrarios, puede que sea original de Heráclito, el filósofo presocrático, que habló claramente de la sinfonía de contrarios que entona la naturaleza. Pero sin lugar a dudas será Pitágoras el que lleve la concepción de la armonía hasta sus últimas consecuencias y convierta en eje angular de su pensamiento político. Él concedía un gran valor a la armonía de la música como pacificador social como demuestra la propuesta relatada anteriormente y la noticia, transmitida por Cicerón en uno de sus fragmentos, de que calmó a un grupo de jóvenes borrachos dispuestos a asaltar unas casas mandando tocar la flauta. En consecuencia, la armonía aseguraba la paz, la continuidad del Universo pese a la existencia de enfrentamiento de contrarios. Los cristianos retomarán la idea, pero erigiendo a Dios en director de una universal orquesta de la que Él será el supremo concertista. Los romanos adoptarán la palabra griega con los mismo significados, los cuales se han conservado casi sin apenas variaciones en la mayoría de las lenguas modernas; estar añadirán a los conocidos significados de sensación agradable al oído y relación de correspondencia en la sociedad, los sentidos de acuerdo y entente en la familia y en las relaciones de amistad, pero manteniendose fieles a su significado primario transmitido por Grecia. Constituyendo, de suyo, una de la innumerables aportaciones de la cultura griega a la civilización occidental. En los tiempos actuales la armonía es buscada como un signo de cualidad de la naturaleza, la vida, el arte, las relaciones personales, las relaciones entre los estados, de la buena gestión de los recursos disponibles, etc. Es, por tanto, una alternativa al desorden, al caos y la entropía, y todas sus manifestaciones, entre otras la violencia y la guerra. Bibliografía: • • • • BOIDO, Guillermo (1980), Einstein o la armonía del mundo. Buenos Aires. OBREGÓN DÍAZ, Carlos Federico (1984), De la filosofía a la economía: historia de la armonía social. México, Trillas. O'CALLAGHAN, José (1960), Las tres categorías estéticas de la cultura clásica: armonía, claridad, grandeza. Madrid, Instituto Luis Vives. SCHÖNBERG, Arnold (1999), Funciones estructurales de la armonía. Barcelona, Idea Books. Si citas el artículo, cita la fuente: MUÑOZ, Francisco A. y LORENTE LINDES, Marcelo. Armonía. En: LÓPEZ MARTÍNEZ, Mario (dir.), et al. Enciclopedia de Paz y Conflictos: A-K. Editorial Universidad de Granada, 2004. Pp. 68-69.