Oficio 220-049977 del 16 de octubre de 2007 Asunto: REPARTO DE UTILIDADES Modificación de las condiciones del reparto de las mismas, decretadas por el máximo órgano social Me refiero a su escrito radicado en esta Entidad con el número 2007-01-153931, por medio del cual consulta cuál es el procedimiento para modificar las fechas acordadas en una asamblea general de accionistas para el pago de las utilidades allí decretadas, si dicha modificación puede hacerse en la reunión de asamblea del año siguiente, o si en esta sesión es posible determinar que dichos dividendos queden como utilidades por distribuir, o que con los mismos se constituya una reserva con un propósito definido. Sobre el particular, me permito manifestarle lo siguiente: Dispone el artículo 156 del Código de Comercio: "Las sumas debidas a los asociados por concepto de utilidades formarán parte del pasivo externo de la sociedad y podrán exigirse judicialmente. Prestarán mérito ejecutivo el balance y la copia auténtica de las actas en que consten los acuerdos válidamente aprobados por la asamblea o junta de socios. – Las utilidades que se repartan se pagarán en dinero efectivo dentro del año siguiente a la fecha en que se decreten, y se compensarán con las sumas exigibles que los socios deban a la sociedad.". Del anterior precepto se desprende que una vez decretadas las utilidades por el máximo órgano social, surge la obligación para la sociedad de pagar dichas utilidades en la forma acordada, con el correlativo derecho personal o de crédito en cabeza de todos y cada uno de los asociados a que les sean canceladas las mismas. En este sentido se pronunció esta Superintendencia en el Oficio 220-72552 del 22 de noviembre de 2000, a saber: “ En efecto, tal y como se puede apreciar de la norma en comento, las utilidades una vez decretadas forman parte del pasivo externo de la sociedad, surgiendo para ésta la obligación de pagar la utilidad en la forma y términos aprobados por el máximo órgano social, y, con respecto del asociado, un derecho de crédito o personal que de ninguna manera le puede ser desconocido, reformado ni revocado, pues dada la esencia de este derecho, su titular es el único facultado para disponer del mismo” . Lo anterior significa que al ser decretadas las utilidades, la asamblea de accionistas o la junta de socios pierden competencia para disponer con posterioridad de las mismas o para modificar los términos y condiciones de pago aprobadas, como quiera que ya ha nacido un derecho personal en cabeza de todos y cada uno de los asociados (artículo 666 C.C.), del cual solo ellos pueden disponer. Sin embargo, tal circunstancia no obsta para que cada asociado pueda renunciar a su derecho a que se le paguen las utilidades en la forma acordada, en observancia de lo dispuesto por el artículo 15 del Código Civil, a cuyo tenor: "Podrán renunciarse los derechos conferidos por las leyes, con tal que solo miren el interés individual del renunciante, y que no esté prohibida la renuncia” . Teniendo en cuenta lo antes expuesto, este Despacho procede a dar respuesta a sus interrogantes de la siguiente manera: Como quiera que decretadas las utilidades surge para la sociedad la obligación de pagarlas en las condiciones aprobadas y para los asociados un derecho correlativo de naturaleza personal a que se les cancelen dichas utilidades, a menos que por unanimidad del máximo órgano social se decida lo contrario, no resulta jurídicamente viable modificar por asamblea o junta de socios los términos y condiciones de la distribución aprobados por el citado órgano. Sin embargo, cada uno de los asociados podrá renunciar a que se le paguen las utilidades en la forma acordada, claro está, siempre que tal renuncia solo mire el interés individual del renunciante (artículo 15 C.C.), lo que significa que con tal decisión no se pueden perjudicar los intereses de la sociedad ni de los demás asociados. No es posible que en la asamblea general de accionistas de 2008 se establezcan unas nuevas fechas de distribución de dividendos, habida cuenta que decretadas las utilidades surge un derecho personal en cabeza de cada accionista del cual solo este puede disponer. Cosa diferente es que los asociados beneficiarios de dichas utilidades decidan por unanimidad en reunión del máximo órgano social modificar dichas fechas. Salvo que exista unanimidad de los asociados, no es jurídicamente posible que por asamblea se decida revocar una decisión de distribuir utilidades ya aprobada por el máximo órgano social, para determinar que tales dividendos queden como utilidades por distribuir o para constituir una reserva con un propósito definido, habida cuenta que tal como se ha manifestado de manera reiterada en el presente oficio, una vez decretadas las utilidades surge la obligación para la sociedad de pagarlas y para los asociados el derecho correlativo a que se les cancelen las mismas.