ENFERMOS CUIDADOS Y ALIVIADOS, NO ELIMINADOS Cuando volvía de unas Jornadas Nacionales de Cuidados Paliativos celebradas en la Universidad Pública de Navarra donde habíamos estado durante dos días más de 270 profesionales de la Medicina Paliativa profundizando y poniendo en común los distintos métodos técnicos y humanos para resolver todas las necesidades de los enfermos en su fase terminal, oía en la radio de mi automóvil la noticia de la legalización de la Eutanasia en Holanda. A la mañana siguiente vi que todos los medios de comunicación se hacían eco en primera plana de esta noticia, incluso yo fui entrevistado por alguno de esos medios. Después de esto pensé: con qué facilidad la ley pretende dar solución al sufrimiento de estos enfermos, qué pena que solo se hable en los medios de comunicación de los enfermos en fase terminal cuando se trata el tema de la eutanasia, qué pena que nos preocupemos más en legislar sobre nuestros enfermos que en cuidarles y aliviarles como se merecen y en formar a nuestros profesionales para que lo hagamos cada vez mejor. Sí, esto me da pena porque el enfermo en fase terminal no desea que le eliminemos, quiere que le cuidemos y le aliviemos hasta que se muera. Pero es verdad que tenemos que saber responder a la pregunta ¿qué hacer si desea la muerte?. Cuando un enfermo solicita la muerte hay que intentar descubrir lo que quiere decir con esta petición: “doctor, no quiero seguir viviendo así”. Tal vez no quiera vivir así porque le falta apoyo psicológico a su angustia y a su desesperanza o depresión. O porque presenta síntomas como el dolor, el insomnio, los vómitos… que no están siendo bien controlados. O porque se siente una carga para su familia por su dependencia de los demás y por su inutilidad. Cicely Saunders lo expresa muy bien cuando escribió: “si un enfermo pide la eutanasia es porque echa de menos a alguien, y este alguien en muchos casos es el médico. Muy a menudo la petición ‘hacedme morir’ debe traducirse por ‘aliviadme el dolor y prestadme atención’. Si se satisfacen estas dos necesidades generalmente la petición no vuelve a repetirse”. La Medicina Paliativa intenta eliminar el sufrimiento mientras que la eutanasia opta por eliminar a la persona que sufre. La diferencia de planteamiento entre ambas es evidente. Conviene tener en cuenta que la práctica de los Cuidados Paliativos o de la Medicina Paliativa no tiene como objetivo alargar la existencia sino contribuir a dar confort y significado a la vida hasta la llegada de la muerte natural. En este contexto es fácil razonar que toda una serie de medidas obligatorias en la práctica de la medicina curativa, cuya función es recuperar la salud, no lo serán en una enfermedad terminal biológicamente irreversible, como puede ser la respiración artificial, los sueros intravenosos, las sondas nasogástricas, la antibioticoterapia… Incluso en algunos casos estaría claramente contraindicada la aplicación de supuestos tratamientos que puedan producir sufrimiento al enfermos en fase terminal. Sería contrario a la ética utilizar la Ciencia para prolongar la muerte. Entiendo que la Medicina Paliativa es la única alternativa válida y razonable ante la eutanasia y el encarnizamiento terapéutico. Esta Medicina procura ver simultáneamente a la persona que está enferma para seguir a su lado respetándola y cuidándola; y a la vez ver su biología irremediablemente dañada para abstenerse de acciones que no le van a reportar ningún beneficio. Esto supone, ya lo sé, un cambio de mentalidad ante el enfermo en fase terminal para centrarse en cuidar cuando no se puede curar. Actualmente los profesionales de la Medicina disponemos un verdadero arsenal de analgésicos y otros tratamientos del dolor, de la ansiedad… de modo que no tiene sentido justificar la eutanasia por motivo de sufrimiento. La eutanasia es totalmente innecesaria: los enfermos en fase terminal no la necesitan, lo que necesitan es que se les alivie sus síntomas (su dolor, sus vómitos, su dificultad para respirar…) que se comparta con ellos sus miedos, sus incertidumbres y sus esperanzas, necesitan sentirse queridos, que no se les considere una carga. Los médicos podemos y debemos permitir la muerte de los enfermos en fase terminal sin caer en el encarnizamiento terapéutico, pero nunca debemos provocar la muerte intencionadamente. La eutanasia no es una técnica, no es un recurso de la Medicina; la eutanasia expulsa a la Medicina, la sustituye. El enfermo desea que le curemos, si no lo podemos hacer, que le cuidemos y le aliviemos hasta que se muera, pero no que le eliminemos Dr. Jacinto Bátiz Jefe de la Unidad de Medicina Paliativa Hospital San Juan de Dios (Santurce