Amplían la denuncia penal para que se investigue el “ Segundo vuelo” Los familiares denunciantes de las desapariciones forzadas de Juan Palblo Errandonea, Ary Cabrera y María Emilia Islas, que el 29 de mayo se presentaron ante la Justicia para que investigue la existencia de un segundo traslado clandestino de detenidos desaparecidos de Argentina a Uruguay en octubre de 1976 y la responsabilidad de los mandos de la dictadura en estos hechos, aportó nuevos elementos al expediente. Los denunciantes son patrocinados por el grupo de abogados defensores de los derechos humanos, que la semana pasada presentó otros casos de crímenes de lesa humanidad para que sean investigados. En un escrito entregado a la jueza de la causa, la Dra. Gabriela Merialdo, los denunciantes agregaron como prueba la investigación publicada el 1 y 2 de junio por el periodista Roger Rodríguez del diario La República, respecto a las implicancias económicas de algunos de los delitos de lesa humanidad cometidos por la coordinación represiva en el marco del Plan Cóndor. También se sumó al expediente el reportaje de Gabriel Pereira al ex coracero Ricardo Medina Blanco, publicado el 3 de junio en el diario El Observador. Según los denunciantes, estos trabajos periodísticos aportarían más elementos en relación con el “segundo vuelo” y la responsabilidad de los mandos y, especialmente, la posible existencia de móviles económicos (apropiación de bienes y dinero) en lo vinculado a la actuación de las fuerzas represivas. La investigación de Rodríguez, reveló que el grupo de desaparecidos habría tenido en su poder 10 millones de dólares, de los cuales 8 millones habrían sido apropiados y repartidos entre las fuerzas represivas. Aporta además, detalles de la coordinación represiva extraterritorial, la existencia de móviles económicos, sustracción de bienes y dinero así como el posible destino de los mismos en Uruguay como en Argentina. En el reportaje del Diario El Observador, Ricardo Medina Blanco reconoce la existencia de los vuelos clandestinos: “Eso se sabía. (…) Se sabía que venía gente detenida que no había caído en Montevideo (…)” –luego agrega– “Yo cumplía órdenes”. (…) “Para el superior, la responsabilidad sobre lo que hagan los subalternos es regla de oro y por otro lado el subalterno no discute la orden del superior, la cumple como una regla de oro”. Por otra parte aporta elementos de la coordinación represiva: “El Servicio de Información de Defensa de Uruguay, el SID, y la Secretaría de Inteligencia argentina, la SIDE, tenían nexos permanentes, oficiales que estaban todo el tiempo en Buenos Aires (…). “Había varios, un coronel, un par de mayores”. Preguntado sobre el periodista sobre nombres dice: “Por ahora, no”. El escrito refuerza la inaplicabilidad de Ley de Caducidad para los mandos. Sin perjuicio, que, de comprobarse además que existió el móvil económico, se refuerza la exclusión del supuesto amparo. El artículo 2 de la Ley establece claramente que lo dispuesto en el art. 1º no comprende “…b) los delitos que se hubieren cometido con el propósito de lograr, para su autor o para un tercero, un provecho económico”.