LECCIÓN 7 MERCADOS EN COMPETENCIA IMPERFECTA. LA TEORIA DE JUEGOS. 1.- Introducción 2.- El dilema del prisionero 3.- Estrategias dominantes 4.- El equilibrio de Nash 5.- Juegos repetidos 6.- Juegos secuenciales 7.- Los movimientos estratégicos 1.- Introducción En las lecciones precedentes hemos analizado el comportamiento de las empresas bajo el supuesto implícito de que estas en ningún caso necesitaban tener en cuenta las actuaciones de sus competidoras en el mercado, bien porque no tenían competencia, como era el caso del monopolio, o bien, porque ninguna de sus rivales tenía suficiente peso relativo como para poder afectar con su política de oferta el precio establecido por el mercado. Pero la mayoría de los mercados en los que se desarrolla la actividad económica diaria no son ni monopolistas ni perfectamente competitivos. De hecho, lo habitual es que compitan entre sí unas pocas empresas que no saben a priori qué decisión sobre producción y precios será la más acertada, ya que su elección dependerá de cómo crea que se van a comportar las demás; en la medida en que desconocen a priori cuál será la política de sus competidoras, las empresas se verán obligadas a hacer determinadas conjeturas. En definitiva, a la hora de tomar sus decisiones respecto a cuánto producir y a qué precio vender su producto, las empresas deberán tener en cuenta las posibles reacciones 1 de sus competidoras ante sus propias iniciativas, razón por la cual deberán definir sus estrategias de comportamiento en función de lo que espera que hagan éstas. Este, en definitiva es el marco de análisis en el que, genéricamente, se desarrollan los modelos de “mercados de competencia imperfecta”, siendo uno de sus principales exponentes el oligopolio, que veremos en la próxima lección. Por el momento, la presente lección tiene como objetivo la búsqueda de una estrategia comportamiento óptima en un mundo de incertidumbre e interrelación. A esto precisamente se dedica la teoría de juegos, y en la lección se estudian, de forma introductoria, algunas de las vías por la que esta teoría matemática ha tratado de solucionar situaciones en las que intervienen varios agentes que interactúan entre sí. Antes de adentrarnos en la teoría de juegos, es preciso introducir previamente algunas definiciones. Así, definimos a los jugadores como los agentes (fundamentalmente económicos, en general empresas y, particularmente, empresas oligopolistas) que intervienen en el juego. El marco competitivo en el que se desarrolla la actividad de los jugadores se llamará juego, siendo descritas las reglas del mismo por el conjunto de acciones estratégicas factibles para cada uno de los jugadores, además de por la información de mercado, y las estimaciones de los resultados de dichas estrategias. La solución del juego, el equilibrio del mercado en los casos que nos interesan, consiste en la elección de un conjunto de estrategias decididas por los dos jugadores, de modo que ninguno de ellos puede mejorar sus resultados mediante un cambio de estrategia, dada la estrategia adoptada por el competidor. La estructura de la lección es la siguiente: su primer apartado recoge el ejemplo más habitual de teoría de juegos, el dilema del prisionero, para continuar en el siguiente epígrafe con un análisis de las estrategias dominantes. El tercer apartado define el equilibrio de Nash, mientras que el cuarto está dedicado a los juegos sucesivos, el quinto a los juegos secuenciales, y, por último veremos un pequeño estudio de los movimientos estratégicos. Es preciso señalar que, en esta lección, dada la complejidad de los temas propuestos, hemos intentado aproximarnos a los mismos de la forma más simple posible, por lo que se ha recurrido frecuentemente a ejemplos para que el alumno se sienta más próximo a 2 los temas tratados. Por otro lado, muchos de los conceptos que se van a definir en la lección sobre teoría de juegos sirven para ser aplicados en las lecciones posteriores, especialmente en los mercados oligopolísticos, por lo que también, con cierta asiduidad, haremos referencia a sus aplicaciones en ese tipo de mercados1. 2.- El Dilema de prisionero. Empezaremos por analizar uno de los juegos más famosos y que nos servirá para familiarizarnos con la teoría de los juegos. Supongamos que se detiene a dos individuos (denominémosles A y B) sospechosos de haber participado en un robo. La policía los encierra por separado, y define un juego con el objetivo de hacerles confesar. Así, si el individuo A confiesa y B no lo hace, A sale libre y B es condenado a 9 años; si es B el que confiesa y A no, el resultado se invierte y ahora es A el condenado a 9 años de prisión; si ninguno de los dos confiesa ambos son condenados a 1 año de prisión, mientras que si ambos confiesan, son condenados a 6 años. La matriz de resultados posibles de este juego es la que se recoge en el Cuadro 7.1. 1 Desde los años 40 se ha venido postulando la conveniencia de utilizar la teoría de juegos como una herramienta fundamental para el estudio de los mercados oligopolísticos. Esto se debe a que la teoría de juegos es un enfoque matemático empleado con éxito en el estudio de situaciones que implican conflicto de intereses entre las partes implicadas. 3 Cuadro7.1.- Matriz de resultados del dilema del prisionero. Prisionero B Confesar Prisionero A Confesar No confesar -6 -9 No confesar -6 0 -9 0 -1 -1 Los resultados de este juego pueden representarse asimismo de forma extensiva como en el Cuadro 7.2 . Cuadro 7.2. Forma extensiva del dilema del prisionero B confiesa A condenado a 6 años A confiesa A decide B no confiesa A sale libre B confiesa A condenado a 9 años B no confiesa A condenado a 1 año A confiesa B condenado a 6 años A no confiesa B sale libre A confiesa B condenado a 9 años B no confiesa B condenado a 1 año A no confiesa B confiesa B decide B no confiesa Veamos cuál es la situación: por un lado, hay un cierto incentivo a no confesar, ya que las penas si ambos confiesan son superiores a las que se tendrían si ninguno de los dos confiesa. Sin embargo, ese incentivo depende crucialmente de que ninguno confiese, porque si es sólo uno el que confiesa, la condena para el que no lo hace será muy 4 elevada. A la inversa, confesar tiene sus incentivos, sobre todo si el otro no lo hace, en cuyo caso, el que confiese se libraría de la cárcel. Podemos adelantar que finalmente los dos confesarán, porque es lo mejor que pueden hacer si no saben lo que hará el otro. Y ello porque lo lógico será que adopten una línea de conducta (una estrategia) que les garantice una mejor respuesta a la acción del compañero, sea cual sea ésta. Así, la mejor estrategia para A es la de confesar, ya que su condena es menor tanto si B confiesa como si no lo hace (si B confiesa y resulta que A también lo ha hecho, A es condenado a 6 años, frente a los 9 que le habrían caído de no confesar; si B no confiesa, no hay condena para A, frente al año que debería cumplir si ambos no confiesan). Lo mismo le sucede a B, por lo que, como ya adelantamos, ambos confesarán2. Este último resultado es lo que se denomina una estrategia dominante, ya que el individuo (A ó B) adopta una postura, sin preocuparse de la decisión que tome el otro. Pero también es un equilibrio de Nash, porque una vez sepan que el otro ha confesado, sentirán alivio por la decisión que han tomado (confesar también) y no se arrepentirán en absoluto. No obstante, estos conceptos los desarrollaremos a continuación. 3.- Estrategias Dominantes. Hemos señalado que las estrategias dominantes describen un caso en el que el agente puede tomar su decisión sin preocuparse por las respuestas de los otros individuos. De hecho, la existencia de una estrategia dominante permite a un jugador alcanzar un resultado óptimo independientemente de lo que hagan los demás. Veamos un ejemplo, suponiendo para ello que existen dos tour operadores con un producto casi idéntico (por ejemplo una semana de vacaciones en el Caribe3), y que se están planteando la posibilidad de realizar o no una campaña de publicidad más activa que las habituales, por ejemplo, depositando propaganda en los buzones. La matriz recogida en el Cuadro 7.3 explica los resultados que para cada uno de ellos se derivarán 2 Veremos que los acuerdos entre empresas para repartirse el mercado, conocidos como cárteles, adolecen del mismo problema: todas las empresas tienden a romper el acuerdo. 3 En general todos los grandes tour operadores utilizan las mismas líneas aéreas y los mismos hoteles, por lo que el “bien” puede considerarse homogéneo. 5 de su propia decisión, en función de lo que decida el otro; en esta matriz, los números hacen referencia a los millones de euros que puede ganar la empresa en cada caso. Cuadro7.3. Matriz de resultados Empresa B Empresa A Propaganda en los buzones Sin propaganda en los buzones Propaganda en los buzones 20 10 10 15 Sin propaganda en los buzones 35 5 16 6 Como puede observarse, la empresa A obtendrá siempre unas ganancias mayores si lanza la campaña activa de publicidad, haga lo que haga B (20>10 y 35>16). Por supuesto a esta empresa le conviene que B no haga la misma campaña, pero no puede controlar lo que hará B. Tampoco B necesita plantearse la respuesta de A, porque su opción está clara: haga lo que haga A, a la empresa B le interesa depositar propaganda en los buzones. Dicho de otra forma, lanzar la campaña de buzoneo es una estrategia dominante para A y B, por lo que, si suponemos que se comportan de forma racional y disponen de toda la información mostrada en la matriz, ambas se lanzarán a enviar propaganda a los domicilios. 4.- El Equilibrio de Nash. En esta sección daremos paso más en nuestro estudio de la teoría de juegos, para deducir el denominado equilibrio de Nash. Este equilibrio se define como una situación en la que todos los jugadores, a la vista de lo que han decidido los demás, no se arrepienten de la decisión adoptada. Las estrategias dominantes conducen siempre a un equilibrio de Nash, puesto que la empresa adopta esa estrategia dominante que la conduce a la mejor opción para ella, independientemente de lo que haga la otra. Esto se pudo observar en el Cuadro 7.3, ya que la mejor opción para ambas empresas era lanzar la campaña de propaganda en los buzones, y esa será la estrategia que adopten. Una vez hecha la elección, ambas 6 empresas considerarán que han elegido correctamente y no se arrepentirán, ya que su mejor opción era esa. Dicho de otra forma, una estrategia dominante permite saber a priori qué debemos hacer para alcanzar el óptimo, mientras que un equilibrio de Nash es la constatación a posteriori de que estamos en una situación óptima y que, por tanto, no hay incentivos a cambiarla. La situación a la que conducen las estrategias dominantes de las empresas es un equilibrio de Nash. ¿Se puede conseguir un equilibrio de Nash si no existen estrategias dominantes? La respuesta es que sí. Si la empresa A no puede saber a priori cuál es su decisión óptima, porque depende de lo que haga B, y tiene que decidir sin saber qué ocurrirá, se pueden dar dos situaciones a posteriori: que B actúe de tal forma que A, a la vista de lo que ha ocurrido, esté satisfecha con la decisión que tomó, y B también, lo que sería un equilibrio de Nash; o que B tome una decisión tal que, de saber antes A que iba a ocurrir eso, habría cambiado su decisión, de la que no puede estar satisfecha y, en consecuencia, no es un equilibrio de Nash. Veamos de nuevo el ejemplo de los tour operadores y la campaña de publicidad, pero ahora, sin estrategia dominante para la empresa A, tal y como recoge el Cuadro 7.4. Cuadro 7.4. Matriz de resultados Empresa B Propaganda en los buzones Empresa A Propaganda en los buzones Sin propaganda en los buzones 12 8 6 10 Sin propaganda en los buzones 18 24 0 3 En este caso, a la empresa B le convendrá lanzar la campaña en cualquier caso, por lo que esta es su estrategia dominante (6>0 y 10>3). Pero para la empresa A no hay estrategia dominante: si B lanza la campaña a la empresa A también le interesa lanzarla; y si B no la lanza, la solución óptima para A es no lanzarla tampoco. El problema para la empresa A es que no sabe lo que va a hacer B. 7 La empresa A puede decidir no lanzar la campaña de propaganda en los buzones porque piense que si ella no es la primera que la inicia, su rival B no pensará tampoco en lanzar una campaña de esta naturaleza, en cuyo caso, el beneficio será máximo para A (24). Pero a B le interesa lanzarla en cualquier caso, con lo cual, A se encontrará con que ha cometido un error. En este caso, B está satisfecha de su decisión y no tendrá ningún interés en corregirla, pero A no. Por lo tanto, la situación en la que B lanza una campaña de propaganda domiciliaria y A sin embargo no lo hace, no es un equilibrio de Nash, ya que de haber lanzado A una campaña agresiva como la diseñada su beneficio actual (8) habría aumentado (12). Sin embargo, dado que B hará publicidad en los buzones en cualquier caso, al ser su estrategia dominante, si A lanza la campaña sí se alcanzaría un equilibrio de Nash, puesto que A habrá acertado, obteniendo un beneficio de 12 en lugar de 8 (que es el que obtendría si no hubiera hecho publicidad) y, por tanto, no deseará cambiar su estrategia. Para terminar este apartado, podemos ver un ejemplo de inexistencia de estrategias dominantes y múltiples equilibrios de Nash. Supongamos ahora que los resultados de lanzar o no lanzar la campaña de propaganda en los buzones son los que se muestran en el Cuadro 7.5. Cuadro 7.5. Matriz resultados de la campaña de publicidad Empresa B Propaganda en los buzones Empresa A Propaganda en los buzones Sin propaganda en los buzones 12 6 8 8 Sin propaganda en los buzones 18 24 4 12 En este caso no existen estrategias dominantes ni para A ni para B: la empresa A elegirá lanzar la campaña de publicidad en los buzones si B también lo hace, pero si la empresa B no la lanza, la mejor opción para A es no lanzarla tampoco. Igual le sucede a la empresa B. En este caso, existe un doble equilibrio de Nash: el que recoge la opción de lanzar la campaña por ambas empresas, y el de que ninguna de las dos haga publicidad en los domicilios. 8 5.- Juegos Repetidos. Una complicación adicional de la teoría de juegos surge cuando tenemos la posibilidad de repetir un juego una y otra vez. Hasta ahora, pensábamos que en algunos casos la decisión de una empresa estaba condicionada a lo que esta piense que hará la otra, y su resultado dependerá de lo que, de hecho, haga su rival. Pero la historia no acaba ahí, pues las empresas desarrollan su actividad en el tiempo, y muchas de las decisiones son reversibles. En una palabra, las empresas pueden cambiar de estrategia en futuras decisiones, a la vista de lo que han hecho sus competidoras. Imaginemos una estrategia de fijación de precios. Las empresas turísticas fijan sus precios para una determinada temporada (por ejemplo, para el catálogo de viajes de primavera, de Semana Santa,...), y cuando tenga que volver a fijar el precio para la siguiente temporada, la empresa tendrá en cuenta lo que han hecho sus competidoras en la temporada anterior. Por tanto, en la determinación de la estrategia de una empresa interviene no sólo respuesta estratégica esperada de sus competidoras, sino también, la estrategia pasada que haya observado en las mismas; o dicho de otra forma, la estrategia de las empresas tiene una dimensión temporal. ¿Cómo evolucionan las estrategias en el tiempo? Supongamos el siguiente juego de guerra de precios entre empresas, donde los resultados se miden en beneficios para la empresa: 9 Cuadro 7.5. Resultados de la guerra de precios Empresa A Precio bajo Precio alto Empresa B Precio bajo 10 10 -50 100 Precio alto 100 -50 50 50 Como puede verse, si ambas empresas mantienen un precio alto ganarán más que si ambas mantienen un precio bajo, por lo que debería haber un acuerdo tácito de mantener el precio alto. Pero si una de las dos rompe ese acuerdo ganará mucho más, a costa de provocar fuertes pérdidas en la otra. Cada una de las dos empresas se sentirá inclinada a fijar un precio alto en cada período, pero temerá hacerlo porque el beneficio dependerá sustancialmente de lo que haga la otra. El resultado de este juego es que la estrategia más simple es la más adecuada. Esta estrategia se conoce como del ojo por ojo. Consiste en que la empresa fija un precio alto, y lo mantiene mientras la otra respete el acuerdo tácito. Pero si una de las dos empresas lo rompe, la otra responderá bajándolo también. Si la empresa “traidora”, supongamos que la A, pasa a subirlo, la empresa B la secundará inmediatamente. De esta forma, se enseña al oponente que se le está observando y que, en ningún caso, se aceptarán pérdidas provocadas por él, reduciéndose las posibles alternativas estables a mantener precios bajos y escasos beneficios, o a establecer precios altos con beneficios mayores, pero compartidos. Si la empresa A baja el precio consigue grandes beneficios, pero sólo por un período, porque la B los bajará también. En adelante, mientras A los mantenga bajos, tendrá beneficios pequeños como “castigo”, hasta que decida subirlos, pero cuando haga esto, incurrirá en grandes pérdidas durante un período, porque B tardará un periodo en responder. Cuando ambas vuelven a la posición inicial de precios altos, A descubrirá que no ha ganado nada, porque los beneficios extraordinarios que obtuvo cuando bajó los precios los ha perdido cuando los ha vuelto a subir. Aprenderá, además, que la estrategia más razonable es mantener una estabilidad de precios altos, y mayores beneficios compartidos4. Pero ¿qué ocurrirá si el juego sólo se repite un número determinado de veces? En ese caso, en principio, interesará a las dos empresas mantener un precio alto hasta el último 4 Esta es una forma alternativa de plantear la Curva Quebrada de demanda, caso que veremos en la siguiente lección. 10 período, momento en el que será rentable romper el acuerdo tácito, y bajar el precio para cerrar el juego con unos beneficios mayores. Después de esa jugada, no hay posible respuesta del adversario porque el juego ha acabado. El problema es que esa idea la habrán tenido las dos empresas, que ya descuentan que en el último período bajarán el precio y que el acuerdo se romperá. Ahora cabe plantearse otro problema: ¿qué hacer el penúltimo período? Si en el último período no hay cooperación nos olvidamos de él, porque sabemos que las dos empresas establecerán un precio bajo, pero cabe la posibilidad de que una baje el precio en el penúltimo, mientras la otra lo tiene aún alto, obteniendo grandes beneficios, pues ¿qué es lo peor que puede pasar, que la oponente baje el suyo el siguiente período (el último)? Eso ya se sabía que iba a ocurrir. Lo malo de las malas ocurrencias es que las tiene cualquiera, y las dos empresas habrán hecho el mismo cálculo, y tendrán previsto que el penúltimo mes los precios serán bajos. Pero ¿y qué pasa con el antepenúltimo período? Evidentemente el razonamiento se repite una y otra vez, y la consecuencia lógica es que, si el juego se repite un número de veces determinado previamente, con estrategia del ojo por ojo, los precios se mantendrán bajos siempre por parte de las dos empresas, a diferencia de lo que ocurría cuando el juego se repetía indefinidamente (o no sabíamos cuando se terminaba). El anterior resultado depende de que ambas empresas estén seguras de que la otra no seguirá una estrategia del ojo por ojo ciegamente. Si una de las dos la sigue ciegamente no bajará el precio hasta que la otra no lo haga primero. Puede ocurrir, pues, que una de las dos no saque todas las conclusiones oportunas de la existencia de un número limitado de jugadas, por lo que, si las dos empresas sospechan que podría ocurrir algo así, intentarán mantener precios altos hasta el último período, y sorprender en ese momento a la otra. Si en el primer período establecen un precio alto y ven que la otra ha hecho lo mismo, las sospechas de ambas se verán confirmadas (que la otra sigue la estrategia a rajatabla). También puede ocurrir que se establezcan desde el principio precios altos si el juego se repite un número muy elevado de veces (aunque finito), porque estableciendo precios altos varios períodos se gana mucho, y si en algún momento la otra los baja, el coste de la “traición” puede verse más que compensado por los beneficios extra acumulados mientras los precios altos duraron5. Así pues, el 5 No obstante cualquiera de las empresas corre el peligro de establecer un precio alto el primer período, y que la otra no la secunde, encontrándose con pérdidas cuantiosas el primer período. Si los siguientes se mantiene el precio bajo para las dos empresas, hasta el final, la empresa que estableció un precio inicial alto habrá perdido en el juego. Para que el argumento funcione hay que suponer que las dos empresas comprenden que si el número de jugadas es muy 11 resultado de la estrategia del ojo por ojo para un número de jugadas indefinidas (precios altos por ambas partes) puede mantenerse en un caso de jugadas finitas si ambas empresas piensan que la otra puede no haberse dado cuenta de la situación (racionalidad limitada), con lo que las dos establecerán precios altos desde el primer momento hasta el penúltimo. También si el número de períodos o jugadas es muy grande, aunque finito, porque es rentable establecer precios altos desde el principio hasta el momento en que una de ellas rompa el acuerdo tácito. Una conclusión llamativa de todo lo anterior es que el juego del dilema del prisionero, en un caso de jugadas repetidas, tiene como solución la cooperación en muchos casos. Es decir, si los ladrones del dilema del prisionero son muy torpes y la policía acaba atrapándolos siempre terminarán por aprender que lo mejor es no confesar. Esto encaja bien con lo observado en la realidad: cuando hay pocas empresas que se enfrentan a una demanda de mercado estable, a cuotas de mercado similares, y a unos costes también estables y parecidos, lo normal es que cooperen tácitamente estableciendo precios altos6. 6.- Los Juegos Secuenciales. Otra de las modalidades que es preciso tener en cuenta en la teoría de juegos son los denominados juegos secuenciales. Así, mientras que en los juegos repetidos analizados en el punto anterior los dos jugadores se mueven a la vez en cada jugada, y no pueden saber a priori qué hará el otro, en los juegos secuenciales primero mueve uno de los jugadores y después el otro, como en el ajedrez, o como en el modelo de Stackelberg que veremos en la siguiente lección. El ejemplo recogido en la matriz de ganancias del Cuadro 7.6 nos ayudará a aclarar estas diferencias. grande les interesa mantener precios altos a las dos durante una primera fase del juego al menos. En algún momento, conforme nos acerquemos al final, el acuerdo se romperá, pero la que soporte la pérdida la habrá compensado de sobra con el período de prosperidad inicial. Ambas estarán dispuestas a correr el riesgo porque les interesa, y establecerán precios altos al principio. 6 Estas prácticas no pueden hacerse “a la luz del día”, mediante acuerdos explícitos o contratos porque están prohibidas por la legislación de protección de la competencia. 12 Cuadro 7.6. Matriz de ganancias Empresa A Vacaciones activas Vacaciones de relajación Empresa B Vacaciones activas -10 -10 50 20 Vacaciones de relajación 20 50 -10 -10 Supongamos que hay dos tour operadores que piensan lanzar un nuevo producto de vacaciones al mercado. Hay dos opciones: “vacaciones activas” que consisten en un conjunto de actividades multiaventura, y “vacaciones de relajación”, consistentes en días de playa y descanso. Si las dos empresas ofrecen el mismo producto tendrán fuertes pérdidas, porque la demanda para cada tipo de vacaciones no es lo suficientemente grande como para que dos tour operadores rentabilicen los fuertes costes que conlleva cada tipo de vacaciones7. Pero si una empresa ofrece un tipo de vacaciones y la otra el otro tipo, ambas obtendrán beneficios. No obstante, la demanda de vacaciones de esparcimiento es mayor que la de aventuras, y quien elija ofrecer las primeras obtendrá más beneficios. Si ambas empresas tienen que tomar su decisión simultáneamente nos encontraremos con que, probablemente, ambas elijan ofrecer vacaciones de esparcimiento, con lo cual, acabarán perdiendo dinero. Pero si una se adelanta en la toma de decisiones, podrá elegir las vacaciones de relajación, sabiendo además que su competidora no va a tomar una decisión suicida, y que por tanto, decidirá ofrecer el otro tipo de vacaciones. La secuencialidad, en general, facilita las cosas. Es obvio que quien mueve primero tiene ventaja, como veremos que ocurre en el modelo de Stackelberg. 7.- Los Movimientos Estratégicos. El último de los aspectos relacionados con la teoría de juegos que vamos a analizar son los denominados movimientos estratégicos, que se resumen en la siguiente frase: “el que mueve primero, gana”. Este principio puede generalizarse, y es lo que haremos en este apartado. 7 Contrataciones de guías, vehículos de transporte, y de las actividades en el caso de la multiaventura; y contratación de hoteles, resorts, etc. en las vacaciones de relajación. 13 Los movimientos estratégicos de una empresa son iniciativas destinadas a condicionar las decisiones de las competidoras en beneficio propio, mediante el anuncio de un conjunto de opciones restringido, al que la empresa que hace el movimiento dice limitarse, condicionando con ello las opciones de las demás. Por ejemplo, en el caso de las vacaciones que acabamos de ver en la sección anterior, la empresa A puede convencer a la empresa B de que, ineludiblemente, ofrecerá vacaciones de esparcimiento, incluso si B decide hacer lo mismo; es decir, la empresa A lanza una amenaza. Esta amenaza representa un movimiento estratégico, en la medida en que con ella la empresa A está limitando, o dice estar limitando, sus opciones a una sola, lo cual, a su vez limita las opciones de las demás (en nuestro caso A condiciona la decisión de B totalmente, a menos que B no la crea o adopte una decisión suicida). Además de la amenaza se puede utilizar el compromiso para convencer al adversario de que no le quedan opciones. La empresa A puede hacer públicos los contratos firmados con suministradores para la oferta de vacaciones de “relax”, lo cual, muestra un grado de compromiso muy alto; o bien, una campaña de publicidad haciendo público el producto antes de que empiece a producirse. No obstante, no todas las amenazas tienen efecto, ya que puede haber situaciones en las que las amenazas no sean creíbles. Otra clase de movimiento estratégico consiste en el establecimiento de barreras a la entrada8. Supongamos que en una ciudad existe un único hotel que está obteniendo altos beneficios. Los beneficios de este hotel atraerán a otras empresas hoteleras, que querrán instalarse en la ciudad. Lógicamente, el hotel ya instalado tratará de impedir que potenciales competidores decidan entrar, y el repertorio de amenazas que lance para tratar de disuadir la entrada de nuevas empresas en el mercado es lo que se conoce como barreras a la entrada. El hotel tiene dos alternativas ante un potencial competidor: mantener el precio en su nivel actual, alto, y ver sacrificados parte de sus beneficios actuales por tener que compartir el mercado con su nuevo oponente; o reducir los precios tanto que el potencial entrante, que tiene que afrontar cuantiosas inversiones iniciales, no 14 recuperables (en caso de que decida después dejar el mercado y cerrar el hotel)9, desista de su pretensión. Esto no es más que otro juego de amenazas. Veamos el ejemplo recogido en la matriz de ganacias del Cuadro 7.7. Cuadro 7.7. Matriz de ganancias Hotel establecido Mantener los precios Reducir los precios Hotel que piensa entrar Entrar 25 5 15 -10 No entrar 50 20 0 0 La empresa que pretende entrar no tiene una política de acción definida a priori, es decir, no tiene una estrategia dominante, por estar totalmente a merced de la empresa establecida. Si ésta decide reducir los precios para disuadir la entrada, lo peor que puede hacer la potencial entrante es entrar. Pero en un juego secuencial la relación cambia, porque una de las dos tiene que pronunciarse. La empresa establecida puede reducir los precios de forma preventiva, pero no lo hará porque ganaría menos que si dejase entrar a la otra y mantuviera los precios como están (25>20). La empresa que piensa entrar tiene que decidirse. La amenaza de bajada de precios una vez haya entrado está latente, pero puede suponerse que no es racional cumplirla porque, una vez que se haya producido la entrada, es decir, a posteriori, lo más beneficioso para la empresa instalada es mantener los precios altos ¿Qué maniobras adicionales se pueden permitir las empresas para hacer más creíbles sus amenazas? Una de ellas sería modificar la matriz de ganancias. La empresa ya instalada puede realizar inversiones para que le resulten más rentables mayores niveles de ocupación a precios menores, es decir, preparar a la empresa para una guerra de precios mediante el aprovechamiento de economías de escala. La matriz de ganancias podría quedar como en el Cuadro 7.8. 8 Las barreras a la entrada son utilizadas en todos los mercados de competencia imperfecta, pero especialmente en el monopolio. 9 La construcción del hotel y la contratación de personal entre otros. 15 Cuadro 7.8. Matriz de ganancias Empresa establecida Mantener precios Bajar los precios Empresa que piensa entrar Entrar 10 5 15 -10 No entrar 40 20 0 0 En estas nuevas circunstancias, la empresa que desea entrar lo tiene más difícil, porque ahora la empresa instalada gana más con una guerra de precios, una vez se haya producido la entrada. Una amenaza de guerra de precios resulta totalmente creíble esta vez, porque conviene a quien amenaza (10<15). Hay que distinguir entre tipos de juegos aquí también. Hemos dicho que en el caso de la primera matriz de ganancias, si se concretaba la entrada, no interesaba a ninguna de las partes una guerra de precios, y esto puede no ser verdad. Si el juego se repite indefinidamente, o un número muy elevado de veces, puede resultar rentable a la empresa instalada iniciar una guerra de precios una vez verificada la entrada. Y esto es así porque la empresa que ha entrado no podrá soportar pérdidas mucho tiempo, y si se retira del mercado, la empresa inicialmente instalada recuperará sus máximos beneficios. Cuando se suman los beneficios de un período largo, o indefinido, se demuestra fácilmente que la estrategia ha sido correcta, porque un breve sacrificio de beneficios ha tenido como fruto un largo período de prosperidad en solitario. En este contexto el beneficio de una guerra de precios es tan obvio que la amenaza se vuelve creíble, y no es necesario recurrir a la inversión en ampliación de la capacidad productiva que hemos mostrado más arriba. 16