ADOLFO BIOY CASARES Esteban: Si usted ha seguido esta serie de programas de Tierra Firme, en forma periódica, en forma permanente, se habrá dado cuenta que hemos recorrido con Salvador Dellutri varios autores, escritores, poetas de nuestra hispanoamérica, incluso nos hemos ido al mundo anglosajón y a otras latitudes para conocer lo que ellos piensan y como se expresan. Hoy nos vamos a quedar por la zona donde vive Salvador justamente, por su patria, y uno de los autores de su región, y también nos acompaña Ezequiel Dellutri para charlar de ellos. Bueno, Adolfo Bioy Casares conocido de ustedes de toda una vida digamos. Porque creció en el mismo entornos que ustedes se movieron. Ezequiel: es uno de los grandes escritores y novelistas argentinos, tal vez sea más conocido internacionalmente por su relación con Borges, con una relación de amistad con el escritor argentino. Entonces sería bien interesante comenzar hablando sobre la vida de Bioy y la relación con la unía con Jorge Luis Borges. Se llevaban bastante edad uno con otro, había unos quince años de diferencia entre Bioy y Borges. Ellos se conocieron en San Isidro una muy linda zona en Buenos Aires - Argentina, en la casa de otro escritor Victoria Ocampo, era muy joven en ese entonces Bioy, no llegaba a los veinte años, pero en seguido comenzaron a intercambiar impresiones y los unió su refinado gusto por la literatura. Salvador: Hay un asunto. Era muy mal escritor Bioy en ese momento, tenías unas obras escritas pésimamente, y Borges contaba siempre acerca de esto diciendo que lo veía con tanto entusiasmo mientras escribía que no quería decirle nada. Bioy Casares incluso en sus últimos años de vida reconoce que hay tres obras suyas que las hizo desaparecer por lo mal escritas que estaban, pero de pronto aparece con un libro que es una obra maestra, insuperable y que Borges en alguna forma convalida, y yo creo que la fama la recibe justamente por: “La invención de Morel”. Ezequiel: De hecho es el libro con el cual él considera que comienza su carrera como escritor porque cuando tuvo que seleccionar en el 98´ las obras que formaran parte de sus “Obras Completas”, inicia con, justamente, “La invención de Morel”. Son seis, no tres, las obras que descarta, así que imagínense la cantidad de textos que había escrito y que él descartó, y por supuesto, tenemos mucha curiosidad por saber que tan mal escribía pero parece que era bastante malo, pero también hay que decir que era bastante joven. El primer libro de él lo paga el padre, y tenía tan sólo quince años. Salvador: Claro, porque él pertenecía a la clase alta argentina, y tal vez estemos sacando al sol cosas que nuestros oyentes no han recibido, porque todos lo reconocemos por haber recibido el premio Cervantes, porque fue un escritor de cuyas obras muchas fueron al cine, pero de esta otra parte queda en un “cono de sombras”, pero nos corresponde como compatriotas manifestar también la verdad. Con respecto a eso. Él pertenecía a la clase alta, y en la clase alta los padres les editaban los libros a los hijos que querían ser escritores, también sucedió lo mismo con Borges, su primer libro se lo financió su padre, quiere decir que le pagaban una edición que en su mayoría regalaban a sus amigos. Y Bioy pudo publicar seis libros porque su padre era poderoso económicamente hablando, que podía sostenerlo y que podía darse el lujo de escribir esto y ser reconocido. Hasta que escribió esta primera obra, la Invención de Morel, donde aparece, lo que hoy denominaríamos como: La Realidad Virtual. Yo creo que en la literatura Argentina, por lo menos dentro de mi memoria, es la primera vez que se habla de una realidad virtual como lo hace Bioy Casares, como una “fabricación humana”. Es una novela muy interesante donde aparecen las dos realidades mezcladas, y se podría considerar un libro de ciencia ficción. Ezequiel. De hecho, se considera como la primera novela Argentina de ciencia ficción; en la publicó en la década del 40 y tenemos que considerar que en ese momento el auge del cine era bien importante, y todo esto influyó sobre ellos también para que en esta misma fecha estos mismos autores se habían dedicado a tratar un poco ese tema. A Bioy se le ocurrió inventar una máquina que proyectaba imágenes en tres dimensiones. Un hombre llega a una Isla y en esa Isla hay una serie de construcciones deshabitadas, y que por arte de magia no saben bien qué es lo que pasa. Las construcciones aparecen nuevamente habitadas en excelente estado y muchos personajes dando vuelta por la Isla comienzan nuevamente a codearse con un prófugo perdido en la Isla. Por supuesto, él bien no entiende qué es lo que pasa, tiene miedo que estas personas lo delaten, se esconde, lo mira desde lejos, hasta que finalmente al pasar el tiempo, encuentra en los sótanos de una de estas construcciones, una máquina que repite la filmación de un fin de semana de unos personajes en esta Isla. Así que lo que él piensa que son personas, son en realidad imágenes. Salvador: entonces, al subir la marea la máquina comienza a funcionar. Y produce todas las imágenes de este lugar en todo su esplendor. Después baja la marea y es lo que no se explica, este estanque que ayer lo ví limpio y rodeado de gente, hoy está viejo, envejecido y sin gente. Y esa repetición de esa realidad es lo que hace que él trate de encontrar el quid de la cuestión y finalmente lo encuentra en las bases. Borges le hizo una crítica a esta historia, decía que lo tenía que haber dejado con el cuento fantástico, que lo más flojo pasó por explicar como era ese cambio. Sin embargo yo creo que por eso pasa la grandeza de la obra que pasa de una obra fantástica a ser una obra de ciencia ficción, la posibilidad de postear un espacio tridimensional por un método tecnológico, creo que esto es una gran creación que lo lanza justamente a la fama, y que luego él retomará, Don Mira al Sol, una historia donde la ciencia puede con un trasplante, poner el alma de una persona en otra. Ezequiel: Es muy interesante esa obra. Trata de una asociación que encuentra en los métodos, en un lugar determinado del cerebro, el lugar donde se encuentra el alma de una persona y logran trasplantarlo, y la trasladan a animales y concretamente el protagonista sin saberlo tenía un perro que sin saberlo tenía el alma de su esposa. Salvador: Y el perro lo miraba con unos ojos que no sabía muy bien porque lo miraba así. Pero no es original la idea, porque el primero que comienza a buscar el alma en un lugar físico fue Leonardo Da Vinci. Él hacía sus disecciones tratando de encontrar el lugar donde se encontraba el alma, y él decía: “quiero hacer milagros”. Y también decía que encontrar el lugar donde estaba el alma, la situó en algún momento en la glándula Pineal, fue la búsqueda grande de Leonardo, era lo que él consideraba como el gran descubrimiento. Bioy Casares toma la idea de Leonardo, una idea por demás conocida, porque él cuenta la historia, la trae y la pone en el mundo moderno, en el mundo de los trasplantes. No solamente escribió relatos de ciencia ficción, tiene otro tipo de relatos, además de los que escribió en colaboración con Borges tiene otro tipos de relatos, y tal vez podamos hablar de uno de los relatos donde trata una de los temas cruciales de Adolfo Bioy Casares, el tema de la vejez. PAUSA.. Esteban: Seguimos en la charla mis amigos y amigas sobre un autor argentino, Adolfo Bioy Casares, y su relación con Jorge Luis Borges, mencionamos alguna de sus principales obras y Salvador tu crees que el tema de la vejez es una clave para entenderlo. Salvador: Yo creo que es una clave para entenderlo. Bioy llevaba una libreta de notas que llenaba cada día con lo que le sucedía, llego a llenar un montón de libretas, treinta cuadernos de notas, a lo largo de toda su vida, en la última etapa de su vida alguien le sugirió que seleccionara esas notas y que las publicara y él hizo una primer selección que luego cuando falleció los herederos la publicaron: Descanso de caminar. Es una obra realmente voluminosa donde hay una cantidad de frases en sus relatos cortos que era lo que a él se le ocurría de pronto ponía: “idea para una posible novela” y copiaba. O “Sueño”, y contaba lo que soñó de noche. Pero lo que uno nota al leerlo, y yo leí este libro de un tirón, de punta a punta, y hay que tomarse su tiempo para esto porque me interesaba tener la panorámica de la vida de él, y hay una constante en todo el libro, el tema de la vejez y de la muerte, aún desde edad muy temprana, es un hombre que tiene una preocupación frente a la vejez y la muerte una visión de sí mismo ya viejo como un ser problemático, angustiado, hasta en algunas frases como despreciable, que indudablemente muestra que hay un problema. No es que a mi se me ocurra decir esto, sino que a lo largo de toda su obra el tema de la vejez y de la muerte es un tema fundamental. Y tiene justamente una obra dedicada a esto. Ezequiel: Es “Diario de la guerra del cerdo” una de las novelas más recordadas de él, él la escribe con 55 años lo que quiere decir que no era una persona mayor, pero sin embargo cuando era más joven tenía la sensación de que su vida se estaba agotando y eso se ve claramente en Diario de la guerra del cerdo, donde Bioy Casares nos propone una guerra en Buenos Aires, entre los jóvenes y los viejos. Esta contada desde el punto de vista de una persona mayor. Uno tiene la sensación cuando lee esta historia que la persona que la cuenta se perdió de algo porque no entiende muy bien como comienza la guerra y a qué se debe, lo cierto es que los jóvenes van de a poco matando y masacrando a las personas mayores que se cruzan por la calle porque son el recuerdo de lo que les pasará a ellos y al lugar al cual no quieren llegar. La idea de la novela se le ocurrió un día que estaban tomando un café en un bar, y vió a un hombre que tenía un peluquín, entonces se dio cuenta de la cantidad de cosas que puede hacer una persona para intentar evitar los efectos de la vejez y esa lista me pareció algo muy patético y se dio cuenta que el desprecio de la gente mayor por la juventud tiene algo de cierto. Esto es lo que sentía Bioy Casares aún cuando él era una persona mayor, él sentía que había algo de cierto en eso de despreciar a una persona mayor porque tenía cosas que él consideraba como desagradables. Esteban: Él mismo sentía eso. Ezequiel: Sí, él mismo sentía eso, vivió sus últimos años de un modo muy angustiante, precisamente por esto, porque él siente que ha perdido muchas de las condiciones que tenía para formar parte en forma óptima de una sociedad, de hecho se preocupa mucho por el hecho de que la gente no lo mire por la calle ni lo halague, era una persona muy coqueta y vanidosa también, entonces una de las cosas que se nota en “Descanso de un caminante” es la preocupación por ello, y además en descanso de un caminante hay un pasaje muy conmovedor donde él habla precisamente de la muerte, donde él hace un balance al final del año 86´ que consiste en una lista de los amigos que se le murieron durante ese año. Eso le pesaba constantemente, él no podía ver lo positivo en todo eso, él veía eso que la muerte era una presencia que estaba sobre él cierniéndose. Salvador: quiere decir entonces que en la Guerra del Cerdo, más allá de lo que digan algunos, es una visión de luchas generacionales. Todos sabemos que esto existe, hay una generación nueva, con nuevas ideas, y en alguna forma colisiona con la otra generación, pero él, más que mostrar esa colisión, lo que intenta mostrar es que la generación joven desprecia al anciano. Lo que quiere decir que él está exaltando la etapa de su vida, es el ideal griego, son los griegos quienes exaltaban al hombre. Los griegos siempre tenían en sus esculturas por ejemplo, al hombre con los músculos en su tensión exacta, con la belleza exacta, porque lo más importante era lo físico, y es notable en Bioy Casares su sobre-énfasis en el aspecto físico. En la energía y en la fuerza física. Esto, él sabía que entraba en declinación, por lo tanto, esto lo desprecia en los viejos, y se desprecia a sí mismo en los últimos años, por ser viejo. No sabe asumir correctamente su propia vejez. Él es un hombre intelectualmente maduro pero emocionalmente inmaduro. Ezequiel: Siempre hay que entender que detrás de ese miedo que tiene Bioy por la vejez se esconde un miedo mayor, el miedo a la muerte, finalmente es de eso de lo que él trata de escapar. Hay que recordar que sus últimos años no fueron muy felices, allí murió su esposa y su hija, y eso lo marcó profundamente a él. A pesar de lo cual siempre tuvo ansias por continuar viviendo, por avanzar. Él tenía miedo también por que la muerte borrara todo lo que él había hecho, no dejar nada, que en diez años nadie se acordara de él, era el gran temor a la muerte y al olvido. Salvador: Borges decía que le tememos a la muerte porque no podemos imaginar un mundo donde no estemos presentes. Y yo creo que el tema de Bioy es que toda su obra era una forma de estar presente en el mundo donde físicamente no podía estar presente. Pero tenía también una idea de intrascendencia de la vida que hace que viva sus últimos años desesperadamente, y creo que esto es una de las cosas más ejemplarizantes de Bioy Casares, por contraste, es decir, podemos llegar a la vejez en la misma forma a menos que encontremos algún tipo de respuesta y algún tipo de solución a lo que mencionaba Ezequiel, el problema sustancial de Bioy que era el hecho de intentar superar la vejez. La vejez era para él el preludio de la muerte, era el ser que va declinando y que la va captando y que le anuncia el hecho de irse, y para él este hecho era el irse definitivamente. Era el no ser, era el pasar del Ser al no Ser, y él temía justamente eso. Entonces el se preguntaba: ¿qué puedo hacer para perdurar? Toda su obra era una afirmación que él quería perdurar a través de eso, y es notable que su familia era poderosa económicamente y él se despreocupó de los negocios de su familia hasta tal punto que termina viviendo de la literatura porque pierde todo lo de su padre, indudablemente no porque era un hombre incapaz, sino porque su interés no estaba puesto en lo económico ni hacer perdurar esa empresa, sino en perdurar en la memoria colectiva a través de la literatura. Esteban: Si era necesario gastar todo lo haría. Salvador: Si, y de hecho lo hizo, dejó todo. Creo que esto es algo a tener en cuenta. A partir de Heráclito en adelante, comenzamos a tomar conciencia que el hombre está puesto en el río del tiempo, y si está allí es porque podemos manejar el espacio como queremos, de hecho lo hacemos pero no podemos manejar el tiempo. Podemos desplazarnos tres mil kilómetros hacia arriba, desplazarnos a las profundidades del mar, pero no podemos disponer el próximo paso de nuestra vida. Y esto es un drama en la vida de los seres humanos, se nos ha concedido los límites del espacio pero no los límites de nuestra vida. Dios nos concede que nos movamos en el espacio, pero nos sitúa en el tiempo, y eso no lo podemos manejar. El tema del tiempo está presente en La Invención de Morel, la máquina que hace retroceder y que mantiene la realidad virtual es un poco la que hace volver el pasado al presente. La persistencia del alma tiene que ver con eso, pero en última instancia, en La Guerra del Cerdo, él muestra su tremenda angustia y su tremendo desprecio hacia la muerte. Yo creo que tenemos que mirar que estando situados en el río del tiempo. Shakeaspeare decía que “en cada minuto del vivir crecemos y en cada minuto del crecer morimos”, y es así, en cada minuto del vivir crecemos, pero en cada minuto del crecer morimos, porque hay algo que no lo podemos vivir más, tenemos que tomar conciencia del tiempo, si uno mira el tiempo sabe que finalmente llega a la muerte irremediablemente, pero tenemos que pensar si la muerte es el salto hacia el no ser o si la muerte es el salto hacia el ser de una forma diferente. La fe nos muestra que la muerte es un salto hacia el ser en una forma diferente. Jesucristo nos trae esa respuesta, él viene y vive esa vida de los hombres, se sitúa en el tiempo y llega hasta la muerte. Cuando él muere en la cruz todos sus discípulos creen que allí estuvo el no ser y se acabó allí, y entonces Jesucristo resucita para mostrarles que hay algo detrás de la vida en la cual tener esperanza. La muerte no es el no ser es el comenzar a ser de una manera distinta. De ahí nace la esperanza cristiana. Esto es lo que trae tranquilidad y paz al cristiano frente a la muerte, porque Dios afirma a través de Jesucristo, que cuando uno llega al final de la vida y el cuerpo se desgasta y va mostrando las señales del tiempo que lo deshace, ahí surge la realidad de la esperanza, que más allá hay un ser en Dios que es permanente y perfecto, y uno aspira a ese ser, a ser más allá de la muerte, y ese ser más allá de la muerte es justamente la esperanza que trae Jesucristo, el mundo no tendría esperanza sino fuera porque Jesucristo no resucitó de los muertos y nos enseñó que más allá podemos tener esperanza.