Economiste 448 febrero 2014 RAFAEL VICENTE QUERALT Y ANTONIO MINGUILLÓN ANALIZAN LA REFORMA DE LA ADMINSITRACIÓN La Sindicatura de Cuentas reivindica su papel como fiscalizador de la gestión pública El síndico mayor de la Sindicatura de Cuentas, Rafael Vicente Queralt, y el director de su Gabinete Técnico, Antonio Minguillón, explicaron el pasado 30 de enero su visión de la reforma de la Administración Pública, de “una transformación fundamental y necesaria en el control externo de la Administración”, a partir del informe elaborado por la Comisión para la Reforma de las Administraciones Públicas (CORA). El informe plantea la reforma como una racionalización del patrimonio público, una modificación de las normas que regulan las administraciones públicas y una regulación del absentismo de los empleados y del aumento de la productividad de los funcionarios. El objetivo es ahorrar 250 millones de euros entre 2013 y 2015 mediante la limitación de prejubilaciones, la racionalización del gasto sanitario y farmacéutico, la sostenibilidad del sistema de dependencia, la contención del gasto en el ámbito educativo y la supresión de órganos existentes en el Estado y “presuntamente duplicados”, según matizó el síndico mayor, por las comunidades autónomas. Ante lo que denomina “un mapa de control heterogéneo”, la CORA propone tres posibles escenarios para solucionar el problema: la supresión de los OCEX (órganos de control externo) y la asunción plena de sus competencias por el Tribunal de Cuentas; la creación de secciones territoriales del Tribunal de Cuentas en las comunidades autónomas; y la modificación funcional de los OCEX, orientada a implantar un sistema de control externo definido y coordinado por el Tribunal de Cuentas. En esta tesitura, el síndico mayor defendió el papel de los tribunales de cuentas autonómicos: “Somos perfectamente compatibles. El Tribunal de Cuentas debe conservar en exclusiva la responsabilidad contable, pero la fiscalización y el control externo debemos mantenerlo nosotros”. Para evitar las duplicidades, Rafael Vicente Queralt abogó por “establecer mecanismos para evitarlo”. Eficacia, eficiencia e inmediatez son los tres pilares sobre los que se sustenta la reforma de los órganos de control externo. Eficacia en la ausencia de duplicidades en la rendición de cuentas; eficiencia en el personal, en la normativa y en la calidad del trabajo; e inmediatez en la presentación de informes de fiscalización en tiempo y forma, en cumplimiento del interés público. Los ponentes defendieron los esfuerzos de los órganos de cuentas por actualizarse, independientemente de las “reformas estructurales”. Así, la Sindicatura de Cuentas ha cambiado “sustancialmente” la auditoría tradicional por nuevos mecanismos que ofrecen “un Economiste 448 febrero 2014 mayor conocimiento de la gestión pública”. Para ello, ha aumentado las auditorías operativas, de eficiencia y de los sistemas de información e informa a las Cortes sobre la gestión de determinados aspectos importantes, como las centrales de compra o los gastos de farmacia. En el ámbito de las entidades locales, la Sindicatura ha realizado más de 250 informes de fiscalización de municipios valencianos, la mayoría desde la ampliación de sus competencias en 2003. “Nos hemos propuesto que los grandes ayuntamientos, por unas razones u otras, sean revisados en su totalidad a lo largo de una legislatura”, afirmó el síndico mayor, para quien “el Estado de las autonomías no tiene marcha atrás. Las autonomías tienen que ser objeto de una revisión sustancial, igual que el Estado”. De hecho, aseguró que las reformas que ha llevado a cabo el Estado “son menores en comparación con lo que hemos hecho nosotros”. Antonio Minguillón admitió la necesidad de una reforma de la Administración ante la caída de ingresos y el aumento del gasto y la deuda. “La evolución en el último decenio asusta. Los desequilibrios han ido in crescendo y, en estos momentos, la situación es bastante preocupante”, dijo Minguillón en referencia a las cuentas de la Generalitat Valenciana. Hasta 2007, los ingresos y gastos crecieron deforma paralela; a partir de 2008, los ingresos se desplomaron, mientras que los gastos no han dejado de aumentar. El resultado es un “déficit altísimo” que sólo se puede financiar con endeudamiento. “Se están haciendo reformas, pero no en la medida necesaria para poder hacer frente a esta situación”, afirmó el ponente. “Donde sí se están tomando medidas, desde luego necesarias, es en el sector público, en empresas y fundaciones que habían alcanzado un número verdaderamente extravagante”: si en 1990 había veinticinco entidades dependientes de la Generalitat, veinte años después, esta cifra se había multiplicado por cuatro. “Habría que profundizar, no sólo en la reducción de empresas públicas, sino en una reforma de la administración autonómica de mucho mayor calado”. La otra reforma pendiente, la de los municipios, se ha plasmado en la Ley 27/2013 de racionalización y sostenibilidad de la administración local, que recoge el traspaso de competencias de sanidad y servicios importantes de los ayuntamientos a las comunidades autónomas, establece una serie de medidas de disciplina para conocer el coste de los servicios (“aunque soy bastante escéptico de que se haga y sirva para algo”, reconoció Minguillón) e introduce unas disposiciones para potenciar el control interno local. Algo necesario, según el ponente, porque “los interventores locales están abandonados a su suerte y esta ley fortalece su posición”.