Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia Sal 117, 1 1 2 Barcelona, diciembre 2014 Queridos amigos: Una vez más, es una alegría hacer memoria con vosotros de lo que la Comunidad del Cordero ha vivido en Barcelona durante este año. Queremos entrar en un gran canto de acción de gracias porque, como dice el apóstol Pedro, para esto hemos sido llamados. (IP 3,9) Dios actúa. El Reino de Dios está entre nosotros: El triunfo de un amor humilde y desarmado que, en el secreto de la vida de la gente “corriente”, no se deja vencer por el mal. Los hermanitos y las hermanitas del Cordero hemos de dar testimonio, con gozo, de esta victoria del amor más fuerte que la muerte que admiramos en tantas personas, victoria que se entrevé en medio de un mundo cada día más quebrantado por la violencia y el odio. Misterio de la Luz que las tinieblas no pueden vencer. El pequeño monasterio que pronto tendremos en Barcelona ha recibido un hermoso nombre: “Luz del Cordero”. Este nombre, tan entrañable para nosotros, evoca ese triunfo del Amor de Dios que, del pesebre a la Cruz y en la mañana de Pascua se ha manifestado en Jesucristo. Luz del Cordero que ilumina toda la historia. A esta luz queremos contemplar las personas que nos han acompañado y los acontecimientos vividos. 3 El Reino de Dios, ya está entre nosotros Cf Lc 17, 21 Boceto del pequeño monasterio “Luz del Cordero” visto desde la calle Doctor Trueta. En el momento de redactar esta carta estamos aún al final de los trámites administrativos; esperamos ya la confirmación de la Licencia de Obra. Pero, pronto, ¡ya estará en marcha! El Señor, por su parte, no pierde el tiempo, y en este año ha consolidado los cimientos más sólidos que el pequeño monasterio pueda tener. La oración de los niños y de los que son como niños “Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos.” (Mt 18, 19) Hace unos meses, hicimos unas tarjetitas para pedir explícitamente a los niños su oración por el pequeño monasterio, “para que muchos niños y mucho pobres puedan encontrar en él el Amor de Jesús”. 4 Cuando Oriol la recibió se sintió decepcionado: “Pero ¿por qué me mandan esto las hermanitas? ¿Es que no saben que yo ya rezo por el petit monestir desde hace mucho tiempo?” Y así, muchas mamás y papás y abuelas nos dan testimonio de que sus niños, sin que nadie les haya dicho nada, rezan cada noche antes de dormir “por el pequeño monasterio y por los pobres y por los hermanitos y las hermanitas”. Algunos han querido, además, dar unas monedas para la construcción. “Yo he dado todo lo que tenía, ¡29 céntimos!”, nos dice una niña de 7 años y continúa: “y mi hermano también lo ha dado todo”. Y mientras que una hermanita, conmovida, le intenta explicar que Jesús devuelve el céntuplo, su hermano de 9 años “que ha dado todo” sentencia: “De todos modos, es mucho mejor tener un monasterio que tener dinero.” A Paco ya os lo habíamos presentado. Vive con muchos otros enfermos en el Cottolengo, “su hogar”, como a él le gusta llamarlo. Cada día va ante la gruta de la Virgen de Lourdes que hay en el jardín y reza allí por la Comunidad del Cordero “porque es la Virgen de Francia y las hermanitas sois de Francia”, dice él. “¿Y qué le dices a la Virgen?”, le pregunta una hermanita. Y Paco contesta como una gran evidencia: “¡Pues lo del monasterio, en el Poblenou, pa’ las hermanitas y pa’ los pobres, claro!” Natalia descubrió el Amor de Dios y su presencia en su vida en el curso de una grave enfermedad. Nos decía: “El Señor no nos ha abandonado, ha escuchado nuestra oración. No me he curado, pero si no, ¿de dónde me vendría tanto amor que siento por mi familia, tanta alegría y tanta fuerza para poder vivir todo esto…? Cuando me encuentro muy mal, sin saber muy bien qué es ofrecer los sufrimientos, en esos momentos sé que tengo que rezar por el pequeño monasterio…” También nos conmueve la oración explícita por esta intención de varias personas que viven el gran sufrimiento de la enfermedad psíquica: “Yo rezo con mis lágrimas.” 5 Ana, Dolores, Miguel y otras abuelas y abuelos casi no pueden salir de casa a causa de la edad y de todo lo que ella conlleva. Muestran, sin embargo, un gran entusiasmo por el pequeño monasterio y hablan de él a sus vecinos y amigos. A veces dicen suspirando: “Hermanitas, me gustaría ayudar, pero yo ya no puedo.” “Claro que puede, rece por nosotras y por todos lo que vendrán al pequeño monasterio.” Y una hermosa sonrisa se dibuja en esos rostros marcados por el paso de los años: “Cuenten con ello, eso sí que lo haré.” El don de la amistad “A vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.” (Jn 15, 15) Giovanni pasa el día en la plaza en la que estará el pequeño monasterio y, con frecuencia, también las noches porque no tiene casa. Cada vez que nos ve, se levanta y viene muy educadamente a darnos la mano y saludarnos: “¿Cómo va, cuándo se vienen?” Siempre expresa su alegría de vernos y su deseo de que pronto seamos “vecinos”. Como un hermano mayor, también se preocupa por nosotras: “Hermanitas, está lloviendo, no estén por la calle así, váyanse pronto a casa”, sin ocuparse de dónde va a cobijarse él. Otro día, ha oído que hay personas que no están contentas de que haya ahí un monasterio: “Es que ¡no se dan cuenta!”, dice lamentándose y triste pero intentando ser comprensivo… Como a los hermanitos y hermanitas esta “aventura” del pequeño monasterio nos sobrepasa, el Espíritu Santo da sus ideas a través de los amigos o a través de los amigos de los amigos, que se convierten así en amigos. El pequeño monasterio estará, realmente, cimentado sobre la amistad. Y es, sin duda, la amistad la que hace dar fruto a todo tipo de iniciativas para encontrar fondos, de tal manera que el pequeño monasterio “Luz del Cordero” será el pequeño monasterio de todos y habrá sido construido por todos: 6 ─ Voy a organizar un café en casa con unas amigas para que os conozcan. ─ Esto que contáis les iría muy bien escucharlo a mis amigos. La próxima reunión la montamos en nuestra casa, venís y les explicáis. ─ Tengo una reunión de antiguos alumnos del colegio; dadme material que voy a hablar del pequeño monasterio. ─ Venid a nuestro grupo de matrimonios, rezamos juntos y dais un testimonio. ─ Le he pedido a mi párroco que podáis venir a explicar vuestra misión y hacer una colecta. ─ Si os parece, vamos a montar un concierto a beneficio del pequeño monasterio. ─ ¿Qué os parecería un teatro de marionetas e invitar también a niños que nunca tienen oportunidad de ver algo tan bonito? ─ Hay un grupo folclórico de estudiantes de una Universidad de Méjico que viene a Cataluña, ¿les pregunto si pueden hacer un espectáculo benéfico? Hemos decidido decir que “sí” por adelantado a vuestras proposiciones. Cada uno ofrece lo que es y está a su alcance, y el Espíritu que todo lo guía, también da la gracia: Todas estas iniciativas han sido la ocasión de dar y recibir el Evangelio. Y así, ya han llegado más de 1600 donativos, la mayor parte de menos de 10 euros, de bienhechores de 4 a 94 años; sin contar los donativos anónimos recibidos a través de los conciertos, las colectas hechas en 13 parroquias, las ventas de artesanía, la “Operación 1 euro al mes” que hacemos en la iglesia de Sant Jaume o los 110 “monederos y huchas del Cordero” que circulan por Barcelona y con los que algunos “valientes” hacen “minicolectas” entre sus conocidos al tiempo que anuncian su fe. Con todo ello, cuando llegue la Licencia de Obra, creemos que estaremos en condiciones de hacer la cimentación y la estructura del pequeño monasterio hasta la cubierta. 7 En el mismo impulso de docilidad al Espíritu Santo, se ha puesto en marcha una Asociación de amigos, los “Amics dels petits monestirs”1. Tiene como objetivo ayudar a la construcción del pequeño monasterio, y también el de responder a otras necesidades puntuales de la familia del Cordero, como pueden ser situaciones de urgencia o de precariedad entre los que frecuentan la Comunidad. Permite, así, poder ayudar a personas concretas guardando el anonimato. La asociación puede dar representación legal a cuantas ideas podáis tener para ayudarnos. Uno de sus miembros tomaba esta imagen para explicarlo: “La Asociación es como un perchero. Ofrece una estructura. Cada uno puede venir a colgar sus ideas mientras el peso no supere nuestras posibilidades”. Os damos un ejemplo, la “Paradeta de l’Anyell”: Varios amigos, que no podían ayudar económicamente a la construcción del pequeño monasterio, quisieron hacer algo concreto, material, para colaborar: Cada uno empezó a hacer lo que sabía y, así, trajeron manualidades, verdaderas “obras de arte” muy bonitas y llenas de amor. Otros, llegaban con cosas de las que sentían que tenían que desprenderse para pasar a una etapa nueva en su vida, y que creían bueno que sirvieran “para la gloria de Dios”. Pero para poner un puesto en la calle, hace falta un permiso y una entidad que lo solicite. Los “Amics dels petits monestirs” tomaron en mano esta representación ante el Distrito y… no recibieron la licencia para una venta. Obtuvieron algo mucho mejor: Una plaza del barrio a nuestra disposición todo un fin de semana para presentar la Comunidad y el proyecto del pequeño monasterio, para cantar, dar testimonios, hacer un teatro de Navidad, una comida en la calle a la que muchos puedan unirse y, también, licencia para “montar la paradeta”. ¡Toda la familia del Cordero en marcha! Lo que pretendía ser un sencillo puestecito de artesanía se ha convertido en la ocasión de desplegar infinitas cualidades, de expresar la belleza con cosas muy sencillas y, sobre todo, de vivir juntos una misión: Mostrar lo hermosa 1 Si estáis interesados en recibir más información sobre els Amics dels petits monestirs, podéis escribir a amicspetits@gmail.com 8 que es la Iglesia; una Iglesia de pobres, niños, abuelos, familias, jóvenes, religiosos, abierta a todos; una Iglesia que vive la comunión fraterna en la diferencia, que ora, que anuncia a todos la alegría y la felicidad que Dios quiere para cada ser humano. Un amigo muy pobre decía a uno de los jóvenes que habían preparado las mesas de fiesta: “Nos habéis hecho vivir, por adelantado, lo que no tendremos en Navidad”. Sí, el Reino de Dios ya está entre nosotros. (cf Lc 17, 21) 9 Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Jr 31, 33 Entre las cosas más hermosas que vivimos, como un tesoro que el Padre del cielo deposita en el hueco de nuestras manos para que lo cuidemos con gran esmero, está el camino personal de personas cercanas, jóvenes o menos jóvenes. Es un gran privilegio recibir la confianza de alguien que abre su corazón y nos convierte así en testigos directos de la obra de Dios en su vida. Este año, no hemos organizado muchos encuentros de jóvenes, pero varios de ellos han venido con frecuencia a pedirnos un momento personal para escucharles y sobre todo para escuchar, juntos, al Señor. Buscan su camino y descubren que, ante todo, se trata de estar habitado por una Presencia y entonces todo se ilumina en la vida. Algunos han querido recibir la cruz de los jóvenes del Cordero para manifestar su decisión de darle al Señor el primer lugar en su vida y encontrar la fuerza de mantenerse firme en los combates de cada día. “He hecho mi rincón de oración en mi habitación y he puesto ahí la cruz. Cada día tomo un momento de oración con el Evangelio. Siento que es mi lugar de intimidad con Jesús. ¡Estoy muy contenta!”, nos cuenta una de ellas. 10 Con bastante frecuencia, tenemos que abrazar sus sufrimientos: Llevar sus desesperanzas en la intercesión y la esperanza. Muchos necesitan, simplemente, escuchar y ver que la vida ¡vale la pena vivirla! Los jóvenes sufren, posiblemente cada vez más, confrontados a la dureza de nuestra sociedad, al mal, a la división de las familias, al vacío interior. Detrás de lo que puede parecer superficialidad, hay una espera inmensa y un verdadero deseo de autenticidad. Pero qué largo es el camino para comprender y aceptar que la felicidad que tanto desean pasa, necesariamente, por el don de sí sin reservas. Y ¡qué maravilla cuando descubren que no hay verdadera felicidad sin amor y no hay amor sin darse por entero! La Comunidad se convierte para ellos en un lugar fraterno y, por así decir, materno porque transmite la vida. Vienen en busca de paz y sobre todo de la Palabra de Dios, la única que nos sana. Cada vez que celebramos la Vigilia de una fiesta litúrgica importante, hay alguno que pide hospitalidad para poder participar en la celebración de la noche y en la de la mañana. Hace poco, una chica que camina hacia el Bautismo nos llama: “Necesitaría irme unos días de retiro. Estoy mal. No consigo rezar. ¿Puedo ir a vuestra casa… ahora mismo?” Momentos después, rezábamos juntas las Vísperas en el pequeño oratorio de la fraternidad y adoramos en silencio al Santísimo en la hora que sigue. Durante la cena nos dice muy aliviada: “Nada más que con esta oración, ¡ya me siento mucho mejor! ¡Este Evangelio me ha hecho mucho bien! Parece que era para mí… Y ¿es así cada día? ¡No os dais cuenta de cuánta suerte tenéis! Gracias a la disponibilidad de nuestras hermanitas que la acogerán desde el día siguiente, nuestra joven amiga podrá prolongar su retiro tres días más en el pequeño monasterio “Luz de la Transfiguración” en Navalón (Valencia), y reencontrar allí la paz y la alegría. Ella forma parte de esos jóvenes que, en nuestros días, son llamados a la vida cristiana como “ex nihilo”, a partir de “la nada”. El Espíritu Santo mismo, sin mediación alguna, revela en su corazón las 11 verdades de la fe y el Amor del Padre. ¡Así actúa el Señor en el siglo XXI! Así sella la nueva Alianza de la que habla el profeta Jeremías: pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Nos gustaría dejarle la Palabra a Érika que está viviendo esa experiencia: En mi caso, aunque suene extraño para muchos, yo no sabía nada de Dios, ni de la Virgen y mucho menos de la Iglesia. Me consideraba atea y es que nadie puede creer en un Dios que no conoce. Tengo treinta años, soy economista. Durante 6 años trabajé en un banco, tengo una bonita familia y una buena salud. Sin embargo, eso no era suficiente para mí, en un mundo en el que se nos vende la idea de alcanzar la felicidad a través de eso. Así que atravesé el océano Atlántico y vine a vivir a Barcelona durante un año, buscando dejar todo atrás, buscando nuevos lugares, nuevos amigos, nuevas experiencias, para encontrarme a mí misma, y acabé siendo encontrada por Dios. Fue un día de julio en Viena, cuando me sentí sola ─algo raro en mí ya que vivo y viajo sola desde hace ya varios años─ y comencé a caminar sin rumbo. Le daba vueltas a mi vida, tratando de ver qué faltaba, porque de tanto correr hacia el futuro había olvidado cómo disfrutar cada momento de mi vida. Perdida, entré en una iglesia, sin poder aún describir el sentimiento que me embargó. Sólo les diré que lloré como nunca antes había hecho. Lloré tanto que sólo salí de allí cuando fue la hora de cerrar la iglesia. No sabía por qué lo hacía, sólo sentí que lo necesitaba y, después de terminar de llorar, la paz me invadió. Después de este episodio en Viena, la vida me llevó a Polonia, donde aumentó mi deseo de visitar iglesias, no por ver arte, arquitectura o tomar una buena foto; esta vez sentía un 12 llamado a escuchar, a asistir a Misa, aunque sin entender lo que decía porque no hablo polaco, pero Dios hablaba a mi corazón. Entonces mi curiosidad se despertó y cuando volví a Barcelona, sentí la necesidad de acercarme a alguien que me orientara. Fue lo que me llevó a perseguir por la calle a una de las hermanitas, la detuve cerca de San Jaime y le dije: “No sé por qué, ni para qué, pero sé que debo hablar con usted”. Y ese fue el inicio no sólo de una amistad con una comunidad que me ha dado la mano y que ha contestado a todas mis preguntas, sino que también fue el inicio de un encuentro con Dios y con la felicidad que sólo Él nos puede brindar con su presencia y Palabra. Como podéis imaginar, exultamos y damos gracias por cada una de estas personas que, como Érika, manifiestan la obra de Dios que nos crea y re-crea. Milagros actuales de Jesús Resucitado ¡tan parecidos a los que nos relatan los Hechos de los Apóstoles! Nos sentimos casi en la obligación de compartir con vosotros estos testimonios de conversión porque son un signo de los tiempos: tiempos de la Misericordia que viene al encuentro de un mundo desorientado. Desde siempre, Dios nos amó primero (I Jn 4, 19) pero parece que hoy Él se declare muy abiertamente, dándole la vuelta a la vida de nuestros contemporáneos con la manifestación sobreabundante de su Amor. Nuestra fraternidad ha vivido esta aventura junto a Montse, cuyo camino ha sido lo que más ha marcado nuestro año: Dentro de poco harán dos años que las hermanitas del Cordero decidieron cruzarse en mi vida. Mi vida entonces... un verdadero desastre (drogas, alcohol, vicios…). Mi fe era nula, tenía muchos dioses y ninguno era... ¡ÉL! 13 Mi vida... poco sentido tenía. Bebía para no pensar, me drogaba para no pensar, me peleaba para no pensar... etc. Y entonces... Aparecieron ellas (las hermanitas) y, con ellas, una frase: "Dios está cerca de los que tienen roto el corazón". Y ahí comenzó mi camino. Con ellas descubrí: Que por muy desastrosa que sea tu vida... siempre hay una salida, una nueva oportunidad. Que aunque pienses que "No eres nadie"... sí que eres alguien ¡y único! Y con eso puedes llegar donde te lo propongas. Que puedes salir del peor de los infiernos si te agarras de la mano de la Virgen y dejas que te lleve. Que Dios aprieta pero nunca ahoga... y todo con paciencia se puede lograr ¡y se puede saber llevar! Que existe un... ¡ÉL! Y que la fe... mueve montañas. Ellas, me sacaron de mi agujero, me enseñaron la luz, me mostraron su fe... ¡y me cambiaron la vida! El camino hasta aquí ha sido largo, (les he dado muchos disgustos) pero ellas nunca dejaron de creer en mí, ¡y me mostraron con sus enseñanzas la infinita misericordia de Dios! Gracias a ello, de las tinieblas pasé a encontrar la Paz. Hoy... estoy limpia: no alcohol, no drogas, estoy estudiando, tengo mi piso. Mi vida en nada se parece a lo que era antes... ¿El mérito? Se lo atribuyo a la Virgen María. Creo sinceramente que de ella fue el plan de cruzar a las hermanitas en mi camino y después hizo que ellas se encargaran de mí... y me dieran un corazón nuevo ¡y de carne! Siempre tendré palabras buenas para ellas y "dos" manos para lo que necesiten... 14 A ti que lees esto, un único consejo: Deja que Dios ponga en tu vida las herramientas y las personas justas para mejorarte. Tú solo espera a que lleguen y... ¡Déjalas trabajar! Todo llega... ¡no desesperes! Montse También hemos vivido al ritmo de la Pascua, acompañando a dos personas muy queridas en la última etapa de su vida. Ahí, y de modo eminente, hemos podido palpar con nuestras propias manos la obra del Padre en lo más íntimo del ser. En el gran despojamiento del sufrimiento, de la impotencia ante la enfermedad, del “adiós” inevitable y desgarrador, han sido introducidas en un corazón a corazón con Jesús y la Virgen María que nos ha mostrado una ventana entreabierta del Cielo. Han sido para nosotros maestras con su confianza, su ofrenda, su caridad, que tenían ya gusto a Paraíso. Los que se marchan nos ponen delante de lo esencial. Y su Pascua, como la de Jesús, produce un fruto de gloria, una efusión del Espíritu Santo sobre los suyos, pero también sobre el mundo entero. Damos gracias a Dios por haber podido vivir estos momentos tan hermosos y privilegiados junto a ellas y de poder contar ahora con su presencia invisible a nuestro lado y su intercesión llena de afecto. 15 “En mi pobreza, ¡Tú eres mi tesoro!” Cuando llamamos a las puertas para pedir el pan o cuando encontramos a nuestros amigos de la calle, recogemos con frecuencia el testimonio de una sabiduría que viene del corazón de Dios y que ha sido depositada en el corazón de los pobres. Sólo ellos saben estas cosas, precisamente porque son pobres. Esta sabiduría la descubrimos en el rostro radiante de un hombre africano que nos ofrece un croissant que, visiblemente, acaba de comprar. Nos habíamos cruzado en la sórdida escalera de su edificio y había dejado su puerta abierta. Lo vimos sentado en un piso absolutamente vacío: No tenía nada y sin embargo quería darlo todo. ¡Qué palabra, silenciosa, en esta limosna! Otro día, en el comedor de Madre Teresa nos sentamos frente a un hombre que, inmediatamente, nos dice en francés que él es ateo. Tenía una buena situación y lo ha perdido todo. Aunque no es creyente nos hace preguntas sobre la oración del rosario. Al final de la conversación le deseamos que el día vaya bien y, de forma inesperada, nos dice: “Sobre todo, lo importante es que vosotros vayáis bien. Porque si vosotros vais bien, el mundo irá bien.” Son éstas llamadas que nos interpelan y nos dicen la seriedad y la belleza de nuestra vocación. Esta belleza resultaba evidente a los ojos de todos cuando, el pasado mes de octubre, celebrábamos en Barcelona los 80 años de nuestra hermanita Christine. Ella también nos enseña la Sabiduría. La celebración de este aniversario fue una gran acción de gracias por esta vida totalmente entregada al Señor y al Señor en sus hermanos más pequeños, en los pobres… que también somos nosotros. Como en familia, miramos juntos fotos desde su infancia hasta hoy. Pudimos admirar la fidelidad de toda una vida y su docilidad al Espíritu Santo. Él le ha enseñado el gozo, la simplicidad, la libertad, y le ha concedido un don particular para animar y enviar. Así, fueron posibles el nacimiento de la Comunidad del Cordero, la fundación en Barcelona y la “resurrección” de muchas personas… 16 Esta gran acción de gracias se materializó en la alegría de ese día, la frescura de la fiesta, la profundidad de todo lo que se compartió, la ternura y la gratitud de tantos amigos de todas las generaciones. Somos muchos los que podemos dar testimonio de cómo la presencia de la hermanita Christine ha sido decisiva en nuestras vidas. Nos ha acompañado en nuestro camino hacia Jesús, nos ha tendido la mano cuando vacilábamos y nos ha sostenido siempre con lo único que cuenta: la Caridad. Verla vivir y rezar nos ha enseñado la amistad, la intimidad con Jesús, la vida cotidiana y sencilla con Él: “Párate un momento, medio minuto, tres segundos, y dile: Señor, estoy aquí, estás aquí, tú me amas… Para esto no hace falta teléfono, no te toma tiempo, ¡y te cambia el día!” 17 Pobres, familias, sacerdotes, hermanitos, hermanitas, jóvenes, todos experimentamos cómo cada encuentro con esta hermanita impregnada del Evangelio es una epifanía. Y ahora que la edad avanza, aprendemos junto a ella cómo es dulce abrazar la propia fragilidad y decir a Dios: “En mi pobreza, ¡Tú eres mi tesoro!” *** Hemos querido compartir estas maravillas con vosotros para que cada uno haga suya la Palabra: Estad siempre alegres. Orad constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros. (I Ts 5, 16-18) Nos gustaría que todas las personas de las que os hemos hablado entren ahora en vuestro corazón y vuestra oración. Nos atrevemos a volver a pedir vuestra ayuda para la construcción del pequeño monasterio “Luz del Cordero”. Adjuntamos un tríptico con un formulario que permite hacer una aportación periódica. (No necesita sello). Esta carta circular llegará a lo largo del 2015 a más de 2000 personas. Una aportación, por pequeña que sea, multiplicada por miles de amigos, ¡puede acabar rápidamente el pequeño monasterio! Y nuestra acción de gracias no sería completa sin agradecimiento: Gracias también a vosotros, que nos ayudáis de forma incondicional con vuestros bienes, la oración, la disponibilidad y la amistad que nos sostienen en nuestra misión y nos permiten vivir lo que os hemos contado. Rezamos por cada uno y por vuestras familias para que la Luz del Cordero brille en vuestros corazones. Seguid rezando por nosotros, los hermanitos y las hermanitas del Cordero 18 ¡Gracias! 19 hermanitos del Cordero c. Mercè, 5 08002-BARCELONA T: 93 295 52 93 hermanitas del Cordero c. Ferran, 28 08002-BARCELONA T: 93 317 09 37 www.comunidaddelcordero.org 20