19-A-2011 CAMARA DE FAMILIA DE LA SECCION DEL CENTRO; SAN SALVADOR, A LAS DIEZ HORAS Y CUARENTA MINUTOS DEL DIA DIEZ DE MARZO DE DOS MIL ONCE. Conocemos del recurso de apelación interpuesto por el Lic. CARLOS ALFREDO MARTINEZ MOLINA, en su calidad de apoderado del señor […], mayor de edad, estudiante, del domicilio de Cojutepeque. Impugna la resoluciòn proveída por el JUEZ DE FAMILIA DE CUSCATLÁN, Lic. JULIIO CESAR ESTRADA HUEZO, en las DILIGENCIAS DE PROTECCION DE MENOR, clasificadas al N.U.I: 618(346)2010, promovidas por el impetrante a favor de su menor hijo […], contra la señora […], mayor de edad, estudiante, del domicilio de Cojutepeque, (actualmente sin asistencia letrada pues se iniciaron como diligencias de protección). Asimismo ha intervenido la Procuradora de Familia adscrita al Juzgado a-quo, Licda DOLORES MARGARITA BONILLA MARIN. Se admite el recurso por reunir los requisitos de ley. I. La resoluciòn impugnada fue pronunciada a las quince horas del día dieciocho de octubre de dos mil diez (fs. 19) en la cual el juez a-quo en virtud de las recomendaciones del estudio psicosocial ordenado, decretó las siguientes medidas de protección a) Continúe la joven […] ejerciendo el cuidado personal de su menor hijo […]; b) Modificase el régimen de visitas establecido a favor del padre en el sentido que el joven […] (debió decir […]) podrá ir a traer a su hijo […] todos los fines de semana, es decir los días sábados y domingos de las nueve de la mañana a las diecisiete horas al hogar en que habita en compañía de la madre, debiendo entregarlo en el referido lugar; c) Establézcase al padre […] en concepto de cuota alimenticia a favor de su hijo […] la cantidad de CIEN DÓLARES MENSUALES, los cuales deberán ser depositados en cuenta de ahorros del CITIBANK de la Procuraduría General de la República, debiendo ser entregados a la madre, señora […]; (esta situación no queda clara en cuanto al lugar donde se realizarán los depósitos, pues no se aclara si los depósitos se realizarán Procuraduría o en el banco) d) Continúen las especialistas brindando seguimiento a las diligencias en aras de establecer las condiciones en que se encuentra el niño […] bajo el cuidado de su madre. (El contenido de los paréntesis y lo cursivo es nuestro). El plazo de duración de las medidas anteriores se fijó en tres meses a contar de octubre de dos mil diez; según resoluciòn de fecha veinticinco de noviembre de dos mil diez, (fs. 51) la cual mencionaremos más adelante. Respecto a ello cabe aclarar que observamos que del folio 51 hacia atrás se evidencia un mal foliaje en el expediente, es decir, ha habido alteración en el orden cronológico; pues a las partes se les notificó la resoluciòn impugnada con fecha veinticinco de noviembre de dos mil diez, luego se observa la referida resoluciòn pero antes se ha anexado el escrito de apelación de fecha treinta de noviembre de dos mil diez. II. Inconforme con dicho proveído el Lic. MARTINEZ MOLINA interpuso el recurso de apelación que conocemos por escrito de fs. 26/29 (juntamente con varios anexos) argumentando en síntesis lo siguiente: Que no está de acuerdo con dicha resoluciòn por cuanto la misma le causa agravios a su mandante, dado que en las diligencias consta que no tiene capacidad de pago para cumplir una obligación alimenticia impuesta arbitrariamente, ya que no cuenta con empleo por el momento, lo cual lo puede hacer incurrir en el delito de Incumplimiento de los Deberes de Asistencia Económica. (Art. 201 Pn). Además resulta increíble que solicitando su poderdante que se le confiera el cuidado personal de su hijo, sin motivación alguna se le confiere a la demandada, sólo porque las psicólogas así lo recomiendan subjetivamente, al igual que el régimen de visitas, sumado a que se aplica una normativa que ya está derogada. Sostiene que la normativa familiar regula que los jueces de familia tienen la obligación de resolver en base a los medios de prueba y no en base a un informe psicosocial, el cual no constituye ningún medio de prueba; por ello la procuración en materia de familia es obligatoria, para que las partes presenten a través de sus abogados los medios que pretenden hacer valer, para evitar que el juzgador resuelva sin medios de prueba como ocurre en este caso; pues debe respetarse el principio de la auto responsabilidad de la prueba y legalidad del proceso; sin embargo el juez a-quo ha fundamentado la resoluciòn que se impugna en base a las recomendaciones y apreciaciones particulares y subjetivas de los especialistas, sin medios de pruebas y sin tomar en cuenta la opinión del Procurador adscrito al tribunal; por ello considera importante destacar que en dicha resoluciòn no han estado presentes las reglas de la sana crítica como herramientas de valorización, dado que en vez de valorar los elementos de prueba, el juez valoró los informes que no constituyen prueba. Considera grave y cuestionable que el a-quo haya iniciado Diligencias de Interés Superior del Menor y haya abierto el proceso sobre la base del Art. 346 Código de Familia, cuando según el Art. 258 Lepina, ha sido derogado el LIBRO V TITULO Iº, CAPITULO I y II del Código de Familia, entre los cuales se encuentra la referida disposición legal, lo cual considera una razón de más para que el juez a-quo no pudiera realizar motivación alguna, ni ampararse en dicho precepto legal, dado que mediante el decreto legislativo número 839 de fecha dieciséis de abril de dos mil nueve, es ley de la República; y según el Art. 260 Lepina estará en vigencia un año después, es decir el dieciséis de abril de dos mil diez; lo que evidencia que en este juicio ya estaba en vigencia la Lepina, dado que la denuncia se interpuso en julio de dos mil diez, por tanto todas las diligencias de Interés Superior del Menor son nulas absolutamente. Pide que se admitan las pruebas que presenta en segunda instancia a efecto que pueda evidenciarse la carente veracidad de la información contenida en el informe psico-social, y que se revoque la resoluciòn impugnada, y respecto al debido proceso se decrete la nulidad absoluta de todas las diligencias de Interés Superior del menor por haberse aplicado una normativa que ha sido derogada por la Lepina. La Procuradora de Familia adscrita al juzgado no se pronunció sobre el recurso de apelación interpuesto, no es necesario, la ley habla solo de notificación, no obstante habérsele notificado el auto de tramitación del recurso; sin perjuicio de ello, de conformidad a la ley es potestativo su pronunciamiento. Arts. 19 y 21 L.Pr.F..Por otra parte, la demandada, señora […], madre del niño, […], carece de Procurador(a) o apoderado(a) que la defienda en estas diligencias, ya que por tratarse de medidas provisionales que pueden darse algunas veces sin audiencia previa a la parte contraria dada su urgencia, no se requiere de procuración letrada ya que este procedimiento es preventivo, instrumental y provisional. Arts. 75, 78, 80 y 81 L. Pr. F. III. Con lo expuesto observamos que el objeto de la presente alzada se circunscribe a determinar si es procedente decretar la nulidad de las actuaciones procesales en las Diligencias de Protección al Niño si se llegare a concluir que fueron dictadas en aplicación de disposiciones legales derogadas y con infracción a las garantías del debido proceso; sin haber oído en legal forma a las partes y no permitiendo la aportación de prueba violándose el ejercicio del derecho de defensa; o si por el contrario se modifica o confirma la resoluciòn impugnada por haber sido dictadas dichas medidas conforme a derecho en aplicación de la ley vigente. ANTECEDENTES. En el caso in examine, (fs. 1) el señor […] se apersonó al juzgado aquo en su carácter personal sin procuración letrada a manifestar verbalmente su pretensión de obtener el cuidado personal de su hijo […], de dos años y medio de edad, y a la vez refirió que de no podérsele conceder el mismo, solicitaba relacionarse con éste en las tardes desde las catorce hasta las dieciocho horas. Refirió en su solicitud verbal asentada en acta, a la cual se le dio trámite de Diligencias de Protección al Niño, que con la señora […] había procreado a su hijo […], y que desde que nació el niño han vivido en la casa de los padres (del solicitante); que su hijo nació con una enfermedad llamada Cistitis, (sangre en la orina), y que ha necesitado asistencia médica; asimismo manifestó que por descuido de la madre del niño, hacía como un mes se envenenó con un tubo de pegamento por lo que pasó hospitalizado tres días; que un día antes que la madre se lo llevara de la casa el niño tenía temperatura, y al día siguiente debía hacerse un examen de sangre a las siete de la mañana, por lo que la madre lo llevó pero regresó hasta las siete de la noche, que por ello se molestó la madre (del solicitante) y como […] andaba con su mamá optó por llevarse las pertenencias del niño e irse a casa de ésta; lo anterior le preocupa porque en dicho lugar viven cinco personas y solo hay dos camas, y ahora con […] y su hijo son siete lo cual puede generar que empeore el estado de salud de su hijo; pidió el cuidado del niño o en su defecto poder relacionarse con el mismo. En razón de los hechos expuestos en la denuncia del señor […], el juez a-quo en vista de la gravedad de los mismos, decretó por resolución de fs. 3, de fecha 26 de julio de 2010, por un plazo de 60 días contados a partir de la notificación respectiva, un régimen de visitas provisional a favor del señor […] respecto a su hijo […] los días lunes, miércoles y viernes a partir de las catorce horas hasta las dieciocho horas, debiendo recoger y entregar al niño en la casa de la madre; ordenándosele a la madre del niño y a la familia de ésta no interferir con el cumplimiento de tal medida. Asimismo ordenó la práctica de un estudio psico-social a fin de recabar elementos sobre la veracidad de los hechos plasmados en la solicitud. Dicha resoluciòn le fue notificada a la señora […], quien con el propósito de continuar ejerciendo el cuidado personal de su hijo se presentó al juzgado a-quo, (fs. 9); manifestando verbalmente entre otras cosas que deseaba continuar ejerciendo el cuidado personal de su hijo, que no se considera una mala madre, que el día que se menciona que el niño ingirió veneno en parte fue descuido de ella por haber ido a traer ropa para cambiar al niño para que se durmiera, pero el niño no estaba solo sino que estaban con él los abuelos, la tía y el padre. Que el niño está siguiendo el tratamiento que le dieron para su restablecimiento, que la familia del padre le dijo que le iban a ayudar con el niño pero no ha sido así, al grado que los médicos le regalaban la consulta y las medicinas hasta que ella las pudiera pagar. Que el día que se fue de la casa como en otras ocasiones fue porque su suegra, su cuñada y el padre del niño la insultaron, ella ya se había ido en dos oportunidades; que ha sido víctima de violencia reiterada por todos ellos, por lo que ha tomado la decisión de ya no volver pues el padre del niño y su familia son muy violentos y le coartaban su libertad ambulatoria. Está de acuerdo que el niño vea al padre, que se lo lleven pero que lo traten adecuadamente y con buen léxico. Pidió que la acompañara la Policía a traer algunas pertenencias de su hijo donde los suegros, como eran la cama, juguetes, pachas, leche, cereales, y que se le prohíba a todos ellos hacer comentarios negativos en contra de ella, así como que se estableciera una cuota para los gastos médicos del niño y una cuota alimenticia, ya que ella no trabaja, pero cuenta con el apoyo de sus progenitores. De acuerdo a lo expresado por la señora […], el juez a-quo adicionó a las medidas decretadas inicialmente a fs. 3 por resolución de fs. 10 y por el plazo de 60 días contados a partir de la notificación, que quedaba terminantemente prohibido a la familia del denunciante (padres y hermana) realizar cualquier comentario negativo contra la señora […], y ordenó a la Policía Nacional Civil de Cojutepeque acompañar a la señora […] a la residencia de los señores […] a retirar las pertenencias personales y ciertas cosas de su hijo, como la cama, juguetes, pachas, leche, cereales, ropa de cama y mosquitero del niño; ordenando librar el oficio correspondiente. (fs. 11), En el informe psico-social agregado a fs. 15/18, se concluyó que cuando las partes iniciaron su relación marital eran menores de edad, (15 años de edad), por lo tanto no tenían madurez emocional, material, ni económica para asumir responsabilidades; en la actualidad todavía dependen de los progenitores del denunciante, han vivido con ellos, quienes tienden a proteger y beneficiar preferentemente a su hijo y no a […], (madre del niño), quedando ésta en desventaja en la relación familiar por la razón mencionada. En el informe psico-social de fs. 15/18 se menciona también que el niño […] se encuentra ligado afectivamente al padre y a la madre pero debido a su edad, tiene más afinidad con ésta última, Si bien en la casa de la abuela materna no tiene las comodidades y condiciones materiales que ofrece el hogar del padre, resulta ser un ambiente propicio para su desarrollo. De igual forma en el referido informe de fs. 15/18 se hizo costar que el joven […], de dieciocho años de edad, estudiante y empleado ocasional en los negocios que tienen sus progenitores en Cojutepeque e Ilobasco, se dedica al físico culturismo y por ello conserva una dieta especial que implica la toma de vitaminas por un costo de $40 el frasco, ingiriendo dos frascos en el mes, es decir, $80; además continúa estudiando y depende económicamente de su madre de quien se observa sobreprotección para él; la joven […], también de dieciocho años, no continuó sus estudios, tiene una escolaridad de noveno grado, sostiene que el niño debe relacionarse con su padre a pesar de la separación; denotándose a pesar de su corta edad preocupación y madurez en el cuidado de su hijo. Que el padre podría aprovechar todas las oportunidades a su favor en los negocios familiares para que se le asigne un salario y pagar con su propio esfuerzo la cuota alimenticia. Una vez recibido el anterior informe psico-social, el juez a-quo a fs. 19 decretó en base a los Arts. 32 al 34 Cn, y 351 C.F, la modificación de las medidas de protección provisionales anteriormente dictadas y que hoy se impugnan, confiriendo un régimen de visitas al padre de […] los fines de semana, otorgando provisionalmente su cuidado a la madre, estableciéndole además al señor […] una cuota alimenticia provisional a favor de su hijo por la cantidad de CIEN DÓLARES MENSUALES, en razón de las recomendaciones de dicho informe y de conformidad al interés superior del niño […], es decir lo más conveniente para su normal desarrollo en todos los aspectos. Así las cosas, observamos que previo a la interposición del recurso de apelación, por resoluciòn de fs.51, con fecha veinticinco de noviembre de dos mil diez, la jueza a-quo suplente, Licenciada ANA GLORIA ALVARADO DE GOMEZ, advirtió que las diligencias se habían iniciado bajo la tipología de Protección al Menor, habiéndose emitido las medidas de protección de conformidad al Código de familia; las cuales a la fecha se encontraban derogadas dada la entrada en vigencia de la Lepina; pero que en vista de la inexistencia de los Tribunales de Niñez y de Adolescencia, debido a la situación en que se encontraba al momento de la denuncia el niño […], se le había dado el trámite procesal correspondiente a las diligencias, habiéndose dictado las medidas en aras de salvaguardar sus derechos por lo que no obstante haberse omitido dicha valoración en el auto de fecha dieciocho de noviembre de dos mil diez, (fs. 19), de conformidad a los Arts. 75 L.Pr.F y 12 Lepina, resolvió ampliar dicha resolución en el sentido que las medidas a favor del niño […] estarían vigentes por el lapso de TRES meses contados a partir del mes de octubre del año dos mil diez. Cabe acotar que en la resolución de fs. 19, ampliada o modificada en su plazo por esta última resolución (fs. 51), dictada por la a-quo suplente, se mencionó que no se estipuló un plazo para la vigencia de dichas medidas, lo cual no es cierto, pues el a-quo tanto en el auto de fs. 3, en el que dictó inicialmente las medidas ampliadas a fs. 19 como en el de fs. 10, en el cual las modificó, estableció que dichas medidas estarían vigentes por un lapso de sesenta días a partir de su modificación, las que fueron notificadas a las partes, la primera resolución con fecha veintiséis de julio de dos mil diez (actas de fs. 6 y 8) y la segunda, el nueve de agosto de dos mil diez (actas de fs. 13 y 14). IV. Así relacionados los hechos y acotaciones procesales en el sub lite, el objeto de la decisión de esta Cámara se contrae a la competencia y la legalidad de las medidas cautelares y de protección, las cuales son una especie de medidas precautorias. Ello en vista de la creación y entrada en vigencia de la Ley de Protección Integral para la Niñez y la Adolescencia (LEPINA). En consecuencia se decidirá si procede anular lo actuado por vicios procesales existentes en su tramitación, o si por el contrario se confirma, modifica o se revoca la resoluciòn impugnada. Previo a resolver el fondo de la alzada nos pronunciaremos sobre la petición del impetrante sobre la incorporación y recepción de prueba en esta instancia. Al respecto el Art. 159 L.Pr.F indica los supuestos en que puede recibirse la prueba en segunda instancia; siendo éstos: a) cuando hubiere sido solicitada y no admitida en la audiencia, o b) cuando no se produjeron por algún motivo ajeno a la voluntad del apelante (no obstante haberse ofrecido y admitido la petición en el momento procesal oportuno). En el caso sub lite ninguno de esos supuestos encaja, por cuanto se trata de Diligencias de Medidas de Protección- auto satisfactorias, (desde luego no como un acto previo a la demanda), las cuales pueden dictarse en casos graves y urgentes con el solo pedido de la parte, a discreción del juzgador, pero siempre bajo los presupuestos de verosimilitud del derecho y peligro en la demora; y en la mayoría de esos casos deberá auxiliarse el juzgador de los equipos multidisciplinarios, de acuerdo a los Arts. 4, 9 y 93 L. Pr. F., por cuanto las medidas cautelares y de protección son de carácter instrumental, provisional, jurisdiccional y temporal, siendo su finalidad la de salvaguardar la integridad de las personas o sus bienes, en tanto no se siga un proceso con todas las formalidades y se dicte la sentencia respectiva; Arts. 75 y 76 L.Pr.F, por lo tanto no es procedente valorar tal prueba en esta instancia. V. Observamos que en el sub lite las medidas que se pretenden atravez de las diligencias iniciadas verbalmente son: El cuidado provisional del niño […]; o en su defecto un régimen de visitas, relaciones y trato provisional. De acuerdo al Art. 211 C.F el niño se encuentra bajo la autoridad parental de sus progenitores; el joven […], peticionante inicial, y la madre, […]. También la madre, señora […] solicitó verbalmente al tribunal una cuota alimenticia provisional y la cobertura de los gastos médicos del referido niño. Cabe acotar que cuando se interpuso la solicitud, el señor […] manifestó que su hijo estaba enfermo y que el ambiente donde lo llevó su madre (la casa de los padres de ella) no era propicio para éste por lo cual solicitaba dichas medidas; por tal razón –aún y cuando el juez a-quo no haya decretado las medidas de protección de conformidad a la Lepina en el sub lite- ello no implicaba que fuera incompetente para conocer en casos como el presente y que deban revocarse las medidas dictadas y anularse las diligencias, pues tal como consta en autos, tanto en el ámbito administrativo como en el jurisdiccional (de familia) se pueden decretar medidas cautelares y de protección a favor de los niños, niñas y adolescentes; sobre todo cuando son de urgente necesidad como en el sub lite, existiendo suficiente base legal para ello. Arts. 75, 76, 77, 78,79, 80, 81 L.Pr.F. En ese sentido, los interesados pueden acudir de forma inmediata –dada la urgencia del caso- a la institución que consideren que mejor garantizará, de manera expedita los derechos de los niños, niñas y adolescentes; en tanto se inicia el proceso que corresponda. A nuestro juicio, la a-quo trató de fundamentar tardíamente con otras disposiciones vigentes las medidas dictadas con antelación por el juez titular, las que sin duda se fundamentaron en la misma Constitución y si bien el Art. 351 C.F,. y todo el Libro V del C.F. no estaban vigentes al momento, existen aún diferentes disposiciones legales que habilitan al juzgador para dictarlas, tomando en cuenta la situación y circunstancias alegadas por los interesados, a quienes además facilitó el acceso a la justicia sin requerirles formalidades especiales para ello, aplicando los Arts. De la 3 CSDN y 19 de la CASDH, aunque no lo mencionó expresamente y uno de los principios rectores del Código de Familia, cual es el interés superior del niño, niña o adolescente, Art. 4 C.F. reforzado ahora en los Arts. 9, 12 y 14 Lepina. Las disposiciones citadas, así como los Arts. 7 lit, e), 130, 144 y 206 L. Pr. F., las disposiciones de la Convención sobre los Derechos del Niño y la Lepina misma, garantizan el ejercicio de los mismos derechos aplicables también en la jurisdicción de familia de forma más amplia (diligencias y procesos), pues no sólo se aplicará en casos de medidas y diligencias, sino en los diferentes tipos de procesos que afecten a los niños, niñas y adolescentes, por lo tanto no es atinado afirmar que el a-quo no podía conocer del presente caso, máxime cuando la LEPINA se encontraba parcialmente vigente en lo relativo a los derechos de la niñez y adolescencia. Esta Cámara en reiteradas ocasiones ha sostenido que las medidas cautelares dictadas en sede judicial son decisiones de carácter jurisdiccional, provisorias, discrecionales, mutables e instrumentales; encaminadas a proteger a los miembros de la familia, siendo su objetivo principal, especialmente cuando se trata de una orden de protección, el de garantizar los derechos de la familia en su conjunto y de cada uno de sus miembros individualmente considerados, cuando se advierte que estos derechos se encuentran vulnerados o amenazados y de esa manera evitar daños graves o de difícil reparación antes del inicio de un proceso y respectiva resolución, especialmente cuando se trata de niños, niñas, adolescentes quienes son sujetos plenos de derecho y además gozan de especial protección; pues ninguno de ellos está exento de que se le brinde protección en las diferentes instancias que la ley prevé. En cuyo caso, para el a quo privó el interés superior del niño […] y aplicó la Constitución de la República, Arts. 2, 11, 34, 35 Cn; la Convención sobre los Derechos del Niño, Arts. 9 y 12; la L.Pr.F. Arts. 75, 76, 81, 130, tomando en cuenta además que el mismo juez puede en determinados casos, conforme el Art. 41 L.Pr.F. iniciar de oficio el proceso, con más razón tratándose de diligencias de medidas cautelares; de igual manera los Jueces de Paz, conforme al Art. 206 y sig. L.Pr.F., pueden decretar medidas de protección a fin de salvaguardar el goce pleno de los derechos de la niñez y adolescencia, pudiendo decretarse las medidas con base a los Arts. 7 y 23 L.C.V.I.; cuando fuere el caso; en resumen son varias las instancias y las leyes alternas que tiene los interesados, optando desde luego por aquellas que mejor garanticen y satisfagan de manera inmediata y expedita sus derechos, lo cual se vuelve dificultoso si se conoce después de agotado el trámite administrativo. Debe tomarse en cuenta que a la fecha de inicio de las diligencias, (veintiséis de julio de dos mil diez), aún no se habían creado los Tribunales de la Niñez y Adolescencia; por tanto concluimos que el Juez de Familia de Cuscatlàn era y es el competente para conocer del caso, no existiendo ninguna actuación procesal viciada de nulidad, pues se fundamenta en las disposiciones legales antes citadas y aún con la creación de los nuevos juzgados puede en determinado momento -si el caso lo amerita- dictar medidas ante conflictos eminentemente jurídicos, ya que los actuales juzgados de Lepina no coartan ni restan competencia para dictar medidas a los Jueces de Familia, a favor de la niñez y la adolescencia, con más razón cuando tratándose de medidas se pretenda agotar previamente el trámite administrativo y se exijan las formalidades propias de un proceso. Por otra parte sin desconocer la importancia del ente administrativo, el cual consideramos tendrá que implementarse progresivamente, pues en la actualidad difícilmente el Instituto Salvadoreño de la Niñez y la Adolescencia (I.S.N.A.) podrá dar cobertura a todos los casos a nivel nacional. De otro tanto, conforme a la doctrina, jurisprudencia y principios procesales, el fundamento y los presupuestos de las medidas cautelares son: a) La demostración de un grado más o menos variable de la verosimilitud del derecho invocado o “humo del buen derecho” (fumus boni iuris) y; b) El peligro en la demora (periculum in mora) que eventualmente puede aparejar el devenir de la instancia hasta el dictado de la sentencia. Por lo que es imperativo salvaguardar la integridad física y psicológica de los miembros de la familia durante el tiempo de tramitación del procedimiento respectivo. Por lo anterior, el dictado de medidas y su plazo de vigencia están supeditados a la valoración que de los elementos citados haga el juzgador(a) y las mismas pueden ser modificadas, sustitutivas o cesadas según las circunstancias y gravedad de cada caso en particular. Además por su naturaleza, las medidas cautelares no requieren de una prueba acabada o robusta para ser acogidas, sino que basta que liminarmente surja la verosimilitud en el derecho y la urgencia de las mismas para que se adopten las decisiones del caso; y si bien en el sub lite, el juez a-quo decretó las medidas impugnadas considerando además las recomendaciones del equipo multidisciplinario, es preciso aclarar que estos informes en principio contienen elementos sumamente valiosos, además complementan y refuerzan otros medios probatorios, incluso en determinados procesos como los de alimentos, entre otros, son los únicos elementos a valorar, sobre todo tratándose de Diligencias de Medidas de Protección, siendo por ende de mucha utilidad al juzgador para fundamentar el decreto de las medidas que sean procedentes, pues basta la verosimilitud del derecho y el peligro en la demora, sin que ello implique como ya se dijo un conocimiento de fondo y definitivo del conflicto, ya que son resoluciones temporales e inmediatas y no definitivas, por lo que no atentan contra el debido proceso correspondiente, prevaleciendo en principio el aseguramiento, protección o restablecimiento inmediato del derecho –ante esa aparente colisión de derechos- evitando que se causen daños graves o asegurando provisionalmente los efectos del proceso que se inicie. En tal sentido el cuidado personal del niño […] podrá ser resuelto en forma definitiva en el proceso de cuidado personal, alimentos y establecimiento de un régimen de comunicación y trato; por tanto, es procedente que las medidas decretadas en el juzgado a-quo continúen vigentes, por tal razón siendo que a la fecha en que se recibió el expediente en esta Cámara las mismas habían cesado, deberá ordenarse su continuidad por un plazo de sesenta días más desde la notificación de este decisorio; por encontrase latente el conflicto que dio origen a estas diligencias. Respecto de la medida de alimentos provisionales, dada la falta de capacidad económica propia de ambas partes, la cuota fijada en el juzgado a-quo deberá ser cubierta con los aportes monetarios que los progenitores le proporcionan al joven […] (como se ha acreditado en autos) hasta que se decida lo pertinente en el proceso que se promueve. Con lo expuesto y con fundamento en lo que disponen los Arts. 2, 34, Cn; 211, 247 C.F; 12 Lepina; 75, 76, 81, 148, 153, 156, 160, 161 L. Pr. F.; 427 y 428 Pr. C. esta Cámara RESUELVE: CONFIRMASE la resoluciòn impugnada. En consecuencia, manténganse las medidas de protección decretadas a favor del niño […] por estar apegadas a derecho; adicionándose la extensión de la vigencia de las mismas por un plazo de sesenta días más, contados a partir de la notificación de este proveído. La señora […] o el señor […] podrán iniciar el proceso de familia que corresponda. Devuélvanse los autos al tribunal de origen con certificación de este proveído. NOTIFIQUESE. PROVEIDO POR LOS MAGISTRADOS: DR. JOSE ARCADIO SANCHEZ VALENCIA Y LICDA. RHINA ELIZABETH RAMOS GONZALEZ. A. COBAR A. SECRETARIO.