El concepto del espacio en la pintura primitiva

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El concepto del espacio en la pintura
primitiva
Natalia González Zaragoza
ngzaragoza@yahoo.es
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Introducción
El arte prehistórico supone el primer contacto plástico del hombre con un
soporte plano, en cual expresa sus deseos y anhelos para su tribu o
comunidad. Sus pinturas muestran una actitud naturalista pero, están ligadas a
una concepción espacial libre de coordenadas y de toda orientación espacial.
El arte primitivo muestra un mundo de figuras animales y de personas que se
mueven en un mundo ingrávido, donde todavía el espacio no está dominado
por los conceptos vertical y horizontal, arriba o abajo. Este artículo profundiza
sobre la visión espacial de las primeras civilizaciones humanas y la influencia
que siguen teniendo en el arte más actual.
El concepto del espacio en la pintura primitiva
Podemos definir la concepción espacial de un periodo histórico como la
proyección gráfica, sobre un soporte cualquiera, que transforma un simple acto
de percepción en una experiencia emotiva, dicho esto podemos decir que no
existe ningún arte que no se base en una relación con el espacio.
Esto es aplicable tanto al arte renacentista, en el cual todo está dominado por
el ojo del espectador-una concepción espacial que se configura gráficamente
por la proyección en perspectiva del cono visual y su intersección con un
plano -; o al arte neolítico en el cual se dejan flotando en el espacio las figuras
de sus animales.
Durante el arte egipcio en adelante todo lo que vemos se ordena según dos
coordenadas que tenemos asumidas y arraigadas en nuestro pensamiento: la
horizontal y la vertical. En nuestra vida diaria cuando percibimos algo torcido
como un cuadro en la pared sentimos una necesidad que nos impulsa a situarlo
paralelo a la inclinación del suelo; otro sentimiento común a la mayoría de las
personas es la intranquilidad que nos produce ver el tenedor y el cuchillo
cuando no están situados de manera vertical al lado del plato de la mesa. Pues
esto mismo sucede en el arte en general.
Exceptuando el arte prehistórico, el hombre ha buscado un orden en el que
situar sus impresiones y experiencias visuales. Casi todas ellas relacionadas
con el razonamiento y con la idea de representar una imagen realista o
naturalista.
La composición pictórica de los artistas prehistóricos no es racional teniendo en
cuenta nuestro modo de pensar, pero sin embargo dominan los elementos de
la sintaxis visual del arte pictórico: volumen, líneas, forma, color, textura…Lo
que ocurre es que el hombre de la prehistoria no concibe orden alguno en el
que situar a sus figuras bajo los conceptos de vertical y horizontal. Los ojos del
hombre de la prehistoria son libres y no creían necesarios traducir en sus
composiciones tales coordenadas.
Las pinturas primitivas destacan por su ambigüedad y por la despreocupación
del paso del tiempo (antes y después).Sus composiciones realizadas en las
paredes de las cuevas revelan incisiones que según incida la luz de una
manera u otra nos permite descubrir animales en distintas posiciones y
actitudes de manera superpuesta.
Por otro lado, para ellos no existe el concepto que nosotros atribuimos a las
palabras arriba y abajo, tampoco existe un interés en mostrar figuras
proporcionadas, ni tampoco en separar a unas formas de otras. Los
gigantescos animales de la época magdaleniense aparecen junto a pequeños
ciervos de los tiempos auriñacienses, como por ejemplo, en la bóveda de
Lascaux. La evidente yuxtaposición de tamaños y de épocas era algo normal
en el pensamiento primitivo. Todo está dentro de un presente continuo. Para
ellos los dibujos pertenecientes a otras agrupaciones prehistóricas tenían un
carácter sagrado, de modo que los trazos de diversos periodos se
entremezclan creando una caótica maraña de animales entrelazados.
Otra característica inmediata al contemplar el arte primitivo es que los animales
no son representados en un fondo o paisaje, de modo que crean una visión de
figuras ingrávidas que se mueven en todas direcciones, pues para ellos todas
las direcciones lineales tienen iguales derechos, al igual que, todas las
superficies, por lo que muestran igual interés por las regulares o irregulares. De
hecho, al contemplar las figuras de animales vemos como consiguen tener más
volumen, debido a los salientes de las cuevas, consiguiendo así captar un
mayor realismo.
Las figuras pueden colocarse en cualquier ángulo respecto a la horizontal, en
toda la escala de los 360 grados. Los animales que aparecen boca-abajo ante
nuestros ojos a ellos no les parecían invertidos, pues existen en un espacio
libre de las fuerzas de la gravedad.
Durante la civilización de Sumeria y Egipto cambio totalmente la situación .Esta
cultura abrió camino al sentido de lo vertical anulando a todas las posibles
direcciones que lideraba el arte prehistórico. Lo horizontal no adquiere
importancia al igual que el ángulo recto que ambos definen. Con el surgimiento
de la vertical nace también la simetría bilateral y el eje simétrico, presentes en
toda composición artística: escultura, pintura y arquitectura.
También durante el arte egipcio todas las direcciones se relacionan con la
vertical y todas las superficies pasaron a subordinarse a este plano, incluyendo
las partes del cuerpo humano. Los objetos representados están carentes de
perspectiva, la cual deforma la realidad tal y como percibe el ojo humano. De
modo que ellos dibujan lo que conocen o saben, no lo que ven.
Los diferentes tratados de arquitectura y pintura realizados sobre todo en la
cultura clásica y el renacimiento, las sucesivas investigaciones sobre la
representatividad del espacio realizadas por teóricos como Gaspard Monge, y
las distintas expresiones del concepto espacial que han realizado las
vanguardias hasta la actualidad sitúan al espacio como objeto de análisis
constante en varias épocas.
En un momento en el que el arte ha probado y explorado distintos modos de
representar la realidad, se puede demostrar que algunos movimientos
vanguardistas han recuperado algunos aspectos artísticos del arte primitivo.
Artistas como Kandinsky, Paul Klee o Baselitz nos han mostrado obras en las
que la organización pictórica no depende exclusivamente de la vertical. En
obras de Kandinsky se muestran masas de color que describen movimientos
ingrávidos y libres de normas espaciales, en Paul Klee, destacan en sus obras
signos que se desdibujan y figuras dibujadas unas sobre otras y, en Baselitz,
llama la atención la representación de personajes boca abajo y su trazo
esquemático y directo.
El arte contemporáneo, tanto abstracto como figurativo, ha despertado un
nuevo interés por el sentido del espacio y vuelve a plantear nuevas libertades
espaciales.
Bibliografía:
El hombre y el arte moderno. René Huygue. Editorial Planeta
El aula sin muros. Edmund Carpenter y Marshall Mc Luhan. Ediciones de
Cultura Popular.
Arte prehistórico, Primer tomo de Summa Pictórica (Historia Universal de la
pintura) Editorial Planeta.
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