A PROPÓSITO DE NIXA Eduardo Quirós Sánchez Chiclayo ofreció un merecido y gran homenaje al poeta y periodista Nicanor A. de la Fuente, más conocido con el seudónimo de NIXA. En el fondo, el homenaje fue para Chiclayo por su personal participación, con motivo de la presentación de sus libros, según información ofrecida por el diario La Industria. Este hecho me da la oportunidad de escribir algo sobre Nicanor de la Fuente, porque es un poeta liberteño, ensamblado en Chiclayo. Nació en San Pedro de Lloc y su familia cambió de residencia cuando él tenía 16 años de edad. La Capital de la Amistad lo ha convertido en su más genuino representante, en el campo de las letras y del periodismo. Para mí, Nixa es el más hermoso dinosaurio del periodismo; lo digo sin la menor intención de ofenderlo, sino por resaltar su juvenil y risueña longevidad, puesto que nacido en 1904, a más de un siglo de vida ha tenido una lúcida participación en el homenaje. Largamente ha superado a otros periodistas de muy larga existencia como Luis Alberto Sánchez (1900-1994), Luis Miró Quesada (1880-1976) o Carlos Manuel Porras, quien pasados los noventa años todavía seguía escribiendo. Caretas, cuando trabajé para esa revista, me encomendó entrevistarlo y por eso viaje a Chiclayo, en donde después trabajé cuatro años, como docente principal de la UPCH. El amable don Nicanor de la Fuente me recibió en una apacible residencia en cuyo interior se siente esa paz que sólo Cristo puede dar. Allí conversamos diría familiarmente, porque el poeta trasunta una cordialidad no muy común ahora. Allí me di cuenta de las afirmaciones de Antenor Orrego, quien prologó su primer libro, al igual que el de Vallejo, y mientras me deleitaba con su conversación fluida y dulce, recordaba lo que había escrito sobre él Juan José Lora, uno de los poetas más respetados de Chiclayo. “Quienes lean este libro podrán no encontrar un estilo, una técnica perfecta, y a fuerza de perfecta monótona, mecánica; puede también que en vez de uno se encuentre uno o más estilos” Porque Nixa es un buscador fecundo de formas nuevas, pero su humanismo, su amor por los de abajo es uno solo; y eso es lo que aflora en sus versos. Varias veces he sentido el hondo mensaje del primer poema de su libro primigenio, “Tránsito de la costurera”, mujer pintada con lírica ternura, cuando dice: “Sus palabras // deshiladas por los dedos del viento // muchas veces fueron // sólo el adorno de un vestido nuevo”… Yo viví muy cerca de una humilde costurera; sé que ella hacía plisados con las horas nocturnas, mientras los hijos duermen; luchaba para que no caiga el velo de sus cansados párpados; sobre la tela no se cansaba de poner puntos suspensivos hasta el infinito y en el silencio de la noche sólo la acompañaba el sonido acompasado de su máquina y el hilván de esa tos cavernosa que tal vez la llevaría a la tumba. Nixa tiene una manera más poética de decirlo: “Y la acerada aguja de la tisis // con un fino pespunte en color vivo // cosió el último suspiro de la costurera” A Nixa lo he conocido como un periodista de excepción, a través de esa leída columna A PROPÓSITO del diario La Industria, de Chiclayo. Temas breves, en su mayoría anecdóticos, tratados con humor y hasta con ironía. Testigo de su tiempo, almacena bellísimos recuerdos no en la gaveta de las tiernas añoranzas sino en un “container” como para la exportación. Su calidad no sólo está en relatar con belleza y amenidad lejanos episodios de la vida cotidiana, sino en el fluido manejo del lenguaje, gracias a la asombrosa memoria que Dios le ha dado y en el fino gracejo de su lenguaje coloquial. Abogado de profesión, sin embargo, lo atrajo al periodismo y a través de él está sirviendo a Chiclayo y al país. Cuando le pregunté por el seudónimo NIXA con que suscribe su columna, me reveló que no fue escogido por él. Antes de que ocurra el cambio, utilizaba las dos primeras sílabas de su nombre NICA, pero en alguna oportunidad quienes trabajan en talleres del diario La Industria tuvieron una ocurrencia. Posiblemente conversaron entre ellos y llegaron a la conclusión de que entre la gente del pueblo la palabra Nica… tiene un sentido indigno de un poeta. Ellos decidieron ponerle Nixa y el poeta no lo rechazó, quizá porque ya habían en literatura los casos del poeta Xandóval, Xavier Abril o Luis Fabio Xamar. ¡Ay, caraxo!