LA REPERCUSIÓN EN ESPAÑA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA En 1788 moría el rey Carlos III y le sucedía su hijo, Carlos IV. Al principio mantuvo el mismo equipo de gobierno de su padre, con el conde de Floridablanca al frente. Un año más tarde se inicia en París la “revolución francesa”. En ese mismo año, en España, las malas cosechas y la subida del precio del pan provocan motines populares. Conforme va consolidándose la revolución en Francia, en España las clases dirigentes temen el posible estallido popular. Para frenar ese posible contagio revolucionario, Floridablanca cierra la frontera con Francia, devuelve a la Inquisición sus poderes represivos más severos e impone una férrea censura sobre la prensa oficial (se prohíbe cualquier referencia a sucesos desarrollados en Francia) En 1792 es cesado del gobierno Floridablanca y reemplazado por Manuel Godoy, favorito de la reina, María Luisa. En 1793 los revolucionarios franceses juzgan, condenan a muerte y ejecutan al rey Luis XVI. Los monarcas europeos, y entre ellos Carlos IV, consideran que los franceses han ido demasiado lejos, que está en peligro la propia supervivencia de las monarquías en Europa, y se alían para combatir a los franceses, poniendo fin a más de seis décadas de alianza con Francia. En España esa lucha es muy popular, especialmente en Cataluña, porque los catalanes consideraron que había llegado la hora de recuperar el Rosellón. La iglesia y la nobleza lo plantean como una guerra religiosa contra los diablos revolucionarios. Pero, firmada la paz en Basilea (1795), Francia y España se devuelven las conquistas efectuadas (aunque España cede la parte española de la isla de Santo Domingo), y se vuelve a la amistad tradicional, aunque esta vez firmada con los revolucionarios franceses. Por la firma de dicha paz, Godoy recibirá el título nobiliario de “Príncipe de la Paz”. ESPAÑA, ALIADA DE LOS REVOLUCIONARIOS FRANCESES Para proteger las colonias españolas de América, Godoy firma una alianza con los revolucionarios franceses, los llamados “Tratados de San Ildefonso” (1796 y 1800), por los que se participa en la lucha contra Inglaterra (por lo tanto son una continuación de los antiguos “Pactos de Familia”). La guerra no resultó favorable, ya que en octubre de 1805 los ingleses vencieron, en la batalla de Trafalgar, a la escuadra franco-española. Para España esta batalla constituyó la liquidación de su antigua poderosa Armada y la muerte de la mayoría de sus oficiales cualificados, impidiéndose a posteriori las relaciones normales con las colonias de América. Para costear la guerra, Godoy había tenido que endeudar al estado, contratando préstamos tan elevados que hubo que pensar en medidas excepcionales para pagarlos, como fueron la venta de tierras comunales. Godoy obligó también al clero a colaborar en los gastos públicos y, además, se incautó de los bienes de los jesuitas (que habían sido expulsados en 1767) y de otros bienes eclesiásticos. La guerra contra los ingleses provocó, además del endeudamiento de la monarquía, la crisis de muchos sectores económicos del país. El punto de partida estaba en el bloqueo naval que los ingleses consiguen de los puertos peninsulares a partir de 1797, impidiéndoles comerciar con América. Ese bloqueo impide que llegue a la monarquía la plata peruana y mexicana, y dificulta las importaciones de algodón, materia prima de la industria textil. Con todo ello, en 1804 se desencadena una de las perores crisis de subsistencia conocidas en España, y el consiguiente odio generalizado sobre Godoy. OCUPACIÓN FRANCESA Y ACONTECIMIENTOS DE BAYONA En Francia Napoleón accede al poder en 1799 (y es coronado Emperador en 1804) Su plan inicial de invadir Inglaterra fracasa tras la derrota hispano-francesa de Trafalgar (1805), por lo que a partir de entonces decide someter a los ingleses a través de un “bloqueo continental”. Para que dicho bloqueo tenga éxito, es imprescindible invadir y ocupar Portugal, país aliado tradicional de Gran Bretaña. Y para que sus tropas lleguen allí tienen que atravesar España. Solicita, pues, permiso para hacerlo, lo que consigue de Godoy por el Tratado de Fontainebleau de octubre de 1807 (pese a que en el acuerdo secreto entre las partes se preveía la división de Portugal en tres, una de cuyas partes sería para el propio Godoy, Napoleón ya había anunciado a su hermano José que su intención era ocupar España y nombrarle a él rey) En este momento, en el seno de la familia real se produce un enfrentamiento entre los partidarios de Godoy y los del príncipe heredero, Fernando (quien a su vez había negociado con Napoleón a cambio de su reconocimiento como rey de España) El 17 de marzo de 1808 se produce el “Motín de Aranjuez”, donde los partidarios del príncipe Fernando con el apoyo de las clases populares consiguen el encarcelamiento de Godoy y la abdicación de Carlos IV. El 24 de marzo de 1808 hacía su entrada en Madrid el nuevo monarca, Fernando VII, quien pensaba que Napoleón le ratificaría sin problemas. Napoleón, cuyas tropas ya había ocupado los principales puntos neurálgicos del país, decide convocar a una reunión en Bayona (sur de Francia) tanto a Fernando VII como al padre abdicado, Carlos IV. Una vez en Francia, Napoleón proclama rey de España a su hermano José. LA “GUERRA DE INDEPENDENCIA” Y LA GUERRILLA José I, en Madrid, intenta crear un gobierno que funcione, apoyado por algunos ilustrados o “afrancesados” que confían en el nuevo monarca. Pero, a partir del levantamiento del 2 de mayo de 1808, cuando se produce una violenta sublevación en Madrid, estallan en toda España revueltas contra los invasores, que adoptan la forma de resistencia en las ciudades (especialmente en Zaragoza y en Gerona), sitiadas por los franceses pero que no quieren rendirse, guerrilla rural y tácticas de boicot y sabotaje contra el ejército de ocupación, a quien el pueblo considera enemigo de la patria y de la religión. Y de este modo a finales de junio de 1808 puede decirse que prácticamente toda la península está en armas. Al hablar de “guerrilla” nos referimos a grupos de pequeños de guerrilleros, partidas armadas, que actúan sólo en una región y cuya misión era entorpecer en todo lo posible al ejército francés hostigándole constantemente y siendo lícito todo cuanto pudiese causar daño al enemigo. Para los franceses era como luchar contra terroristas, y no conocían una estrategia apropiada para vencerlos. Los guerrilleros, buenos conocedores del terreno, sabían confundirse con los campesinos, que les apoyaban y escondían. Sus jefes eran militares improvisados, que han pasado al folklore popular como héroes: El Empecinado, el cura Merino, Milans del Bosch en Cataluña; Espoz y Mina en Navarra. En julio de 1808 el ejército regular español vence al francés en la batalla de Bailén. Dicha batalla supuso la primera derrota en campo abierto de las tropas napoleónicas y obligó a José I a retirarse de Madrid, cesar el sitio de Zaragoza y replegarse al norte del río Ebro. La lucha antifrancesa fue una explosión de barbarie, de ejecuciones, saqueos e incendios. En las ciudades que poco a poco van controlando los franceses, la represión militar obliga a colaborar con el ocupante, pero en las zonas rurales los guerrilleros y campesinos imponen su ley o su capricho. Rendición de Bailén Desde junio de 1808, y ante el vacío de poder, eclesiásticos, nobles y burgueses van formando en diversas ciudades “Juntas de Gobierno”; todas ellas se declaran fieles a Fernando VII, al que consideran prisionero de Napoleón (pese a que éste desde el Palacio en el que es retenido se deshace en elogios hacia Napoleón, le felicita por las victorias e incluso llega a pedir ser su hijo adoptivo) Algunas envían representantes a Londres, pidiendo el apoyo del gobierno británico. En septiembre de 1808 se constituye una “Junta Suprema Central”, presidida por el anciano Floridablanca, que se hace cargo del reino en nombre de Fernando VII. Tras vencer a Austria en IX-1809, Napoleón decide incrementar las tropas francesas en España hasta llegar a los 310.000 soldados, aunque el cambio fundamental será que éstos sean soldados curtidos en la guerra y no los jóvenes e inexpertos soldados que iniciaron la invasión. La ofensiva se inició en enero de 1810, y tras desbordar a un débil ejército español, la “Junta Suprema Central” decide trasladarse a Cádiz, pasar sus poderes a una Regencia compuesta por cinco miembros y convocar Cortes Generales en Cádiz para septiembre de 1810. Cádiz, ciudad comercial y estratégica, era defendida por la marina británica.