Hacia una educación desde una perspectiva del sujeto

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Hacia una educación desde una perspectiva del sujeto
Autora: Jessica Valenzuela
INTRODUCCIÓN
Teniendo en cuenta los tres pilares sobre los que se apoya el seminario:
educación, cárceles y derechos humanos, el objetivo del trabajo (y tal como el
título lo expresa) es realizar una recuperación analítica de las cuestiones
trabajadas en el espacio del seminario fundamentalmente desde una
perspectiva del sujeto.
En esta línea realizaré el planteamiento del problema, tomando como
referencia el trabajo individual basado en los Documentos de trabajo. 1.
Principios básicos en el ámbito de la intervención penitenciaria. 2. La
importancia (y la necesidad) de la educación y de la formación formal y no
formal (reglada y no reglada) en el ámbito penitenciario, realizado en dicho
espacio. Partiendo del interrogante en torno a qué sucede en la práctica
concreta con la existencia de la normativa tanto nacional como internacional.
Con posterioridad desarrollaré el marco teórico en base a los diferentes autores
trabajados en el seminario, incorporando los aportes del libro El Problema
Carcelario Limites del castigo de Raúl Salinas.
Para plantear la propuesta, utilizaré como disparadora una de las clases,
particularmente aquella en la que estuvo la Lic. Valeria Frejman (Programa de
Educación en Establecimientos Penitenciarios del Ministerio de Educación de la
Nación) en la cual invitaba a plantear el análisis desde una mirada que
incorpore la perspectiva de los propios sujetos.
Para finalizar realizaré una conclusión intentando retomar las cuestiones
relevantes del trabajo enfatizando básicamente en la propuesta, e invitando a la
reflexión y al análisis.
En este sentido considero que el justificativo de la temática a abordar tiene que
ver básicamente con el rol que ocupa o que debería ocupar la educación dentro
de las cárceles. Tal como lo trabajamos a lo largo del seminario, creo que
posibilitaría que los sujetos puedan pensarse como tales, en tanto la educación
motoriza a que puedan pensarse en todo lo que su connotación refiere; es decir
como sujetos cognoscentes, con potencialidades, activo, participe, con voz, con
posibilidad de proyectar, es decir “sujeto con derechos”. Retomando a Scarfó
“la educación, como proyecto de vida, es un instrumento esencial para el
desarrollo personal y la participación en la sociedad, en la medida que
satisfaga las necesidades educativas de los sujetos de la acción educativa y
sea una garantía real de los derechos humanos de las personas privadas de la
libertad.”
Asimismo considero que es fundamental instalar, generar y abrir espacios de
debate sobre el tema, en este punto creo que es llamativo que en el seminario
realizado haya una escasa presencia de maestros, al menos es una inquietud
personal, ya que tenia la sensación de que el mismo estaba pensado
justamente para ellos.
Esto no implica una crítica puntual hacia la tarea docente, sino que me parece
esencial poder preguntarnos qué está pasando al interior de los colectivos
profesionales. Por eso, entiendo que es fundamental analizar nuestras propias
intervenciones intentando pensar cuál es nuestra intencionalidad, qué
concepción de educación y de sujeto tenemos, entre otras.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
El texto mencionado con anterioridad plantea la existencia de una normativa
nacional e internacional, la cual estaría garantizando que las personas que se
encuentran detenidos/as gocen de diferentes derechos tales como: salud,
educación, higiene, alimentación, entre otros.
En base a todo lo trabajado en el espacio del seminario, me surgen ciertos
interrogantes en torno a cuáles son las condiciones reales en las que se
encuentran los/as detenidos/as, y cómo ello repercute en el espacio educativo
dentro de las cárceles. Desde este punto es que considero necesario estar
pensando qué pasa con esos derechos que aparecen desde lo discursivo y de
manera abstracta y al mismo tiempo poder estar analizando cómo aparece esa
formulación en las prácticas concretas.
Es importante plantear el debate en torno a qué está pasando en las cárceles,
en qué condiciones se encuentran las personas y sobre todo qué está pasando
con esos derechos que existen pero que evidentemente no se cumplen y en
todo caso quién debería de garantizarlos.
Insisto en que quizás puedan parecer preguntas obvias, pero considero que
desde ahí hay que comenzar el planteo, desde eso que aparece como obvio,
pero que en realidad no se está cumpliendo. Sobre todo para poder pensar
nuestra intervención y porqué no en formas alternativas que posibiliten el
cumplimiento de esos derechos que aparecen vulnerados.
Cabe destacar que el planteo no esta hecho en términos de dicotomías, ni de
causa-consecuencia, sino a modo de poder realizar un análisis a partir de los
interrogantes que van apareciendo. En este sentido el objetivo del trabajo es
brindar un aporte, teniendo en cuenta que existe dicha normativa, la cual se
constituye como herramienta fundamental para garantizar el cumplimiento de
los derechos.
MARCO TEÓRICO
Según expresa Salinas la concepción de preso que aparece en la Constitución
establece: que todas las personas sometidas a encarcelamiento no pierden su
capacidad o condición de ciudadanos y son sujetos titulares de los mismos
derechos que poseen los habitantes no sometidos a encierro.
Entonces, se puede decir que lo único que tienen limitado las personas que se
encuentran detenidos/as es la libertad ambulatoria, esto significa que no tiene
que haber una privación adicional de los derechos.
En este sentido Salinas sostiene que “La brecha existente entre el programa
normativo y la cruda violenta realidad se despliega amplia y profundamente
como un abismo” (2006, Pág. 27). El planteo apunta a las condiciones en las
que se encuentran las personas en las cárceles, ya sea en lo referente a la
falta de recursos tanto humanos como materiales, a las malas condiciones
edilicias, al hacinamiento, a las condiciones insalubres que inciden en la salud,
entre otras.
Coincido con el autor, quien plantea en que entre estas dificultades se puede
incluir a la educación, por ser escasos tanto los servicios como las
oportunidades que se les ofrecen.
Por lo general cuando esas instancias se presentan, se dan enmarcadas en las
condiciones antes mencionadas, las cuales inciden directamente en la
educación pública en la cárcel. Muchas veces a la escuela se le designan
espacios compartidos, limitados en el tamaño, lo que ocasiona que mucha
gente no pueda concurrir a las clases. Asimismo los problemas edilicios que
provocan que no se le esté dando un lugar relevante a la institución escuela.
Por otra parte, la falta de recursos económicos hace que no cuenten con los
elementos necesarios para llevar adelante las actividades escolares, siendo
muchas veces los propios maestros quienes consiguen los materiales para
trabajar en los espacios áulicos.
La falta de recursos humanos también tiene su efecto, ya que por un lado,
suelen haber pocos guardias, por lo que no se garantiza el acceso diario a la
escuela, y por otro lado, la necesidad de fortalecer los mecanismos de
asignación del personal docente.
Otro de los aspectos a destacar es que no toda persona que quiera acceder a
la educación formal lo puede hacer, ya sea por insuficiencia de vacantes, de
personal u otro, por lo que muchas veces pasan a ser “elegidos” rara vez con
criterios pedagógicos, violando el derecho de educación para todos.
Asimismo los contenidos pedagógicos de la escuela en el afuera y en el
adentro se diferencian, debido a que la curricula, calidad, y validez no suele ser
la misma, producto del desinterés y abandono de los sujetos, muchas veces no
pensados ni reconocidos como tales.
En este sentido es fundamental estar pensando en la calidad de la educación,
por ello me parece importante hacer referencia a cuatro características
fundamentales a las que alude Scarfó (citando a Tomasevski) pensando en
dicha calidad: accesibilidad, es decir que las personas accedan a la educación
en tanto derecho humano que le es inherente. Sobre todo teniendo en cuenta
que existen diferentes obstáculos, por ejemplo el tema de la documentación y
los traslados que muchas veces inciden negativamente, imposibilitando la
continuidad en los estudios. Se debería de garantizar no sólo el acceso sino
también la permanencia y el egreso; la asequibilidad vinculada a la
disponibilidad, ya que tiene que haber diversidad en la oferta educativa; la
adaptabilidad, en relación a pensar la educación teniendo en cuenta tanto al
propio sujeto como al contexto en que se encuentra; y la aceptabilidad, es decir
que los contenidos y métodos sean aceptables a la cuestión de derechos
humanos.
Por otra parte, considera que es primordial dar cuenta de cuáles son las
casarcteristicas de la institución carcelaria. En este punto, hay que tener en
cuenta que se encuentra y tiene peso lo instituido. Tal como sostiene Goffman
se trata de una institución caracterizada por una rutina donde las personas
realizan todas las actividades que hacen a la vida diaria, en un mismo espacio
y bajo una misma autoridad. En este espacio cerrado coexisten dos
comunidades bien diferenciadas; la de los funcionarios penitenciarios por un
lado y la de los internos por otro.
La persona al ingresar a la institución tiene reservados ciertos ritos de iniciación
que marcan un pasaje. Estos ritos funcionan simbólicamente, haciendo una
marcación sobre la identidad de la persona, le transmite que a partir de ese
momento dejará de ser quien era para ser otra cosa, se trata de la marcación
de un antes y un después. De esta manera, las instituciones producen una
barrera entre los sujetos que ingresan a ella y el afuera (el exterior), esto es lo
que el autor denomina “Primera mortificación del yo”.
En una segunda instancia se encuentra el tener que convivir con las demás
personas que se encuentran en la institución. Se trata de una exigencia, de
aprender una nueva forma de vivir y de convivir, en donde no existen los
espacios privados, que le sean significativos a la persona. De este modo, el
sujeto queda en una situación de desamparo frente a la institución, tal como
sostiene el autor “las instituciones arrasan con el yo y con la identidad del
sujeto”.
Al respecto Valverde Molina, Jesús afirma: “En la cárcel, la capacidad de
elección del individuo queda reducida a la mínima expresión.” (1997, Pág. 110).
El autor explica que las personas no puede decidir ni planificar el tiempo y el
lugar donde desean estar en cada momento, ya que en la mayoría de las
situaciones es la propia institución quien toma estas decisiones.
Se trata de una “cotidianizacion de la vida”, la cual esta centrada en lo
inmediato, lo cual tiene una clara incidencia en las posibilidades que tengan de
poder tener planes a futuros.
PROPUESTA
A partir de lo desarrollado, es que entiendo que es importante estar pensando
en formas alternativas para transitar por este tipo de instituciones, es decir,
pensar en otras posibilidades. Tal como sostiene el Prof. Ricardo Bizarra:
“…generar un espacio abierto en una institución cerrada”.
En este sentido, es que entiendo a la educación como instrumento central para
el desarrollo de la personalidad humana, y tal como sostiene el Lic. Francisco
Scarfó: “…la educación en tanto derecho es inherente a la persona y a la vez,
opera como derecho “llave”, ya que su realización y goce “abre” el
conocimiento de otros derechos” (2006, Pág. 19)
Desde esta perspectiva, resulta interesante poder preguntarnos nosotros
mismos en qué educación estamos pensando, cuál es nuestra intencionalidad y
en este sentido uno de los interrogantes discutido y debatido en el espacio de
seminario en torno al para qué de la educación en las cárceles. Como así
también preguntarnos cómo estamos viendo a los sujetos, fundamentalmente si
realmente los estamos considerando y reconociendo como tales.
Es fundamental poder pensar la educación en términos del sujeto. Y en esta
línea rescato los aportes de la Lic. Valeria Frejtman, en torno a pensar la
educación como acto político, vinculado a la idea de proyecto social y a su vez
como acto psíquico, ya que posibilita la recuperación de la identidad y la
construcción de la propia subjetividad.
Coincido con la licenciada en poder recuperar la noción de vida cotidiana a la
que alude Heller, partiendo de entender a los sujetos como particulares con
una vida particular, que a su vez los constituye como sujetos sociales.
Teniendo en cuenta las condiciones de encierro, las cuales hacen que el sujeto
se encuentre en determinadas condiciones al momento de ir a la escuela poder
pensar en un espacio pedagógico que permita recuperar los espacios de
construcción de subjetividad. En este sentido Frejtman plantea tres cuestiones
importantes: primero y teniendo en cuenta que muchas veces las personas van
a al escuela porque quieren salir del pabellón o simplemente “pasar el rato”,
pensar en la posibilidad de una restitución del tiempo y el espacio, ya que la
construcción de la subjetividad se da en el día a día. La segunda cuestión,
vinculada muy de cerca con la primera, es organizar ese espacio y ese tiempo,
en función de un proyecto colectivo, pensando siempre en una educación
desde la perspectiva del sujeto. Y por último, la educación puede tener una
función y un sentido en términos de lo que es la vida pos cárcel. En este
sentido, pensar en cuál es el contenido para poder construir un proyecto de
vida.
También es importante preguntarnos cuál es el rol de los maestros. Coincido
con la Lic. Frejtman, ya que hay que apuntar a la construcción de colectivos
docentes, “no se puede pensar en soledad”. Es preciso poder plantear la
posibilidad de un espacio en donde se discutan sus trabajos pedagógicos, en
función de pensar en un proyecto pedagógico colectivo.
En base a lo planteado es fundamental estar pesando en la educación desde
una perspectiva de derechos humanos.
Partir de pensar a la educación no como tratamiento, ni como acción
terapéutica o correctiva, sino como derecho posibilitador del desarrollo integral
de la persona. Hay una tendencia a idealizar la educación, considerándola
como salvación. El desafió está en poder pensarla como un instrumento que
reduce la vulnerabilidad y trabajar para recuperar los espacios de construcción
de subjetividad.
CONCLUSIÓN
Tal como sostiene Salinas: “En los hechos, las prisiones no están orientadas
más que a producir algún tipo de disciplina, orden y seguridad. El
hacinamiento, el ocio, la violencia, la arbitrariedad, el abuso de poder, la falta
de control, la corrupción y la tortura siguen marcando el paisaje interior de
nuestras cárceles en los inicios del siglo XXI.” (2006, Pág.30)
El desafió esta en apostar a una educación desde una perspectiva de derechos
humanos, posibilita que las personas reciban una educación sistemática,
amplia y de calidad. A su vez permite pensar y reconocer a las personas como
sujetos activos, pensantes, con palabra, con una vida particular y con un
proyecto de vida particular, en fin un sujeto con derechos. Es obligación del
Estado garantizar que esto se esté cumplimiento.
Es importante y enriquecedor poder estar planteándonos preguntas, generar
espacios de discusión y debate para poder pensar colectivamente el para qué
de la educación en la cárcel. Poder pensar en los propios sujetos y en esto
insisto y coincido con la Lic. Frejtman en el sentido de “pensar la educación en
términos del sujeto”, como así también preguntarnos cuál es nuestra
intencionalidad, qué queremos generar en ellos y por qué no estar
incluyéndolos en esa búsqueda dando lugar y valorizando su palabra.
Por otra parte, considero que tendemos a tomar el camino más fácil en ciertas
cuestiones. Por ejemplo, planteamos “la no discriminación”, “la igualdad de
condición”, “de derecho”, pero la mayoría de las veces nos quedamos sólo con
eso, con lo discursivo. Por eso creo que es necesario comenzar a actuar, a
poner en práctica.
Asimismo siempre hablamos primero de un “otro” y siempre estigmatizado
como diferente, pero ¿por qué no plantearlo a la inversa? También planteamos
que vivimos en una sociedad prejuiciosa, como si la sociedad fuera algo ajeno
a nosotros, cuando en realidad formamos parte de la misma. Es fundamental
comenzar a incluirnos, es decir, “formamos parte de una sociedad en la que
somos prejuiciosos”.
Creo que estas cuestiones no son sencillas ni fáciles de lograr, pero tampoco lo
veo como algo imposible. Empezar a cuestionarnos estos aspectos es una
buena manera de comenzar.
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