Él ama I. La pregunta de la vida - ¿si me amas? La oración antes de la meditación Padre Dios, te pido que las palabras de la Escritura despierten en mi el hambre de tu misericordia, con la que quieres obsequiarme abundantemente. Cristo, tú has dicho, donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. Dejame sentir tu presencia en nuestra comunidad. Espíritu Santo, abre mis oídos para que escuche lo que dice Padre, ilumina mi mente para que comprenda los actos de Cristo y enciende mi corazón con tu presencia divina para que la palabra se haga carne también en mi vida. Amén. El fragmento de La Sagrada Escritura Al despuntar el alba Jesús se hizo presente en la orilla, pero los discípulos no se dieron cuenta de que era él.5 «Muchachos, ¿no tienen algo de comer? »les preguntó Jesús.«No. » respondieron ellos.6 «Tiren la red a la derecha de la barca, y pescarán algo.»Así lo hicieron, y era tal la cantidad de pescados que ya no podían sacar la red.7 «¡Es el Señor! » dijo a Pedro el discípulo a quien Jesús amaba. Tan pronto como Simón Pedro le oyó decir: «Es el Señor», se puso la ropa, pues estaba semidesnudo, y se tiró al agua. 8 Los otros discípulos lo siguieron en la barca, arrastrando la red llena de pescados, pues estaban a escasos cien metros de la orilla. 9 Al desembarcar, vieron unas brasas con un pescado encima, y un pan. 10 «Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar » les dijo Jesús.11 Simón Pedro subió a bordo y arrastró hasta la orilla la red, la cual estaba llena de pescados de buen tamaño. Eran ciento cincuenta y tres, pero a pesar de ser tantos la red no se rompió. 12 «Vengan a desayunar » les dijo Jesús. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», porque sabían que era el Señor. 13 Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio a ellos, e hizo lo mismo con el pescado. 14 Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de haber resucitado. 15 Cuando terminaron de desayunar, Jesús le preguntó a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» «Sí, Señor, tú sabes que te quiero » contestó Pedro. «Apacienta mis corderos »le dijo Jesús.16 Y volvió a preguntarle: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» «Cuida de mis ovejas.» 17 Por tercera vez Jesús le preguntó: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?» A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: «¿Me quieres?» Así que le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» «Apacienta mis ovejas »le dijo Jesús. (J 21,4-17) A este encuentro con Jesús, Pedro no vino caminando sobre el agua, ni pidió ningún milagro. Consciente de su ‘desnudez’ espiritual se vistió antes de haberse tirado al agua y acercarse a Jesús que estaba en la orilla. Ahora ya no le asegura: “... Mi vida pondré por Ti ..., aunque todos se aparten, yo, sin embargo, no lo haré.” (...), porque hace poco lo reconoció profundamente su debilidad,durante aquella noche memorable/significativa cuando aseguraba que no conocía a su Maestro y que no pertenecía a Sus discipulos. Pero Jesús no le saludó diciendo: “¿Por qué lo has hecho?” No le decía : ”¿Ves? ¡No eres tan fuerte como pensabas!” Eso ya es el pasado y Jesús Cristo no le deja a nadie quedarse en el pasado. Les prepara el desayuno para sus discipulos y después pregunta a Pedro: “¿ me amas más que éstos?” Es el único examen durante el primer cónclave : si alguien quiere apacentar las ovejas de Jesús, tiene que amarle a Jesús más que otros. Ahora, cuando ya sabes cómo es el amor de Jesús, tú también puedes amar a otros con la misma amor: “Apacienta mis ovejas...”. Pero esto no quiere decir que no hace falta curar la herida del pasado. No conseguiremos curar lo malo disimulando que no ha pasado nada. Por eso Jesús repite hasta tres veces su pregunta sobre el amor. La misma boca que hace poco aseguraba “No le conozco”, ahora dicen “Si, tú sabes que te amo”. Tú sabes ... Ya no me hago ilusiones, he conocido bien mi debilidad, pero Tú sabes mejor que yo, cuál es la verdad ... Pedro se puso triste al ver que Jesús le preguntaba por tercera vez. Pronto comprendió que Jesús le pregunta tres veces para curar su debilidad. Parece que hay también otra causa por la que Pedro se puso triste. En este momento hay 2 verbos que describen el amor: agapao i file. Algunos les consideran sinónimos pero hay mucha gente que ve las diferencias. Dicen que el primer verbo se refiere al amor más grande, dispuesto a hacer sacrificio, y el otro indica la gran benevolencia y complacer. Jesús vuelve a preguntar a Pedro usando la forma: ¿agapas me?, y Pedro le contesta: fileo como si quisiera subrayar que todavía no ha conseguido el amor más grande. Y la tercera vez Jesús ya le pregunta usando la forma de Pedro: ¿fileis me? Resulta alentador que aunque no somos capaces de conseguir el amor más grande, Jesús acepta lo que le podemos ofrecer. Él siempre nos ama con el amor más grande pero también conoce nuestras debilidades y nuestros limítes. A pesar de esto nos sigue llamando y nos dice “Apacienta mis ovejas...”. Cuida a los que te doy en tu vida, a los que encontrarás en tu camino. No te los apropies, no les aproveches para sacar los beneficios, porque ellos son Mis ovejas. Sé el pastor a imagen del Buen Pastor. Hasta el final. Las preguntas par reflexionar: 1. ¿Cuál es la verdad de mi y de mis debilidades? ¿Si soy capaz de darme una nueva oportunidad después de la caída, como hace Dios conmigo? O tal vez después de haberme caído vuelvo a lo que conozco y lo que es seguro para mi, como Pedro volvió al buque pesquero? 2. ¿Soy capaz de notar y ver lo que Dios hace por mi para curarme? ¿ Sé agradecerle por todo lo que hace por mi o solo sigo pensando en el pasado? 3. ¿Cómo mi fé influye en las relaciones con otros? ¿ Soy capaz de ver/hallar/encotrar en otras personas a Cristo que dio su vida por ellas? El tiempo para tu propia reflección La oración al acabar Sé alabado/glorificado, Señor, en todo lo que será el fruto de nuestra oración. Sé alabado en todas las personas que escucharán la Buena Noticia de tu Misericordia Infinita. Sé alabado en toda la gente que se está preparando para vivir bien la JMJ. Dios Misericordioso, ayúdanos en nuestros caminos de la vida, no dejes de convertirnos a Ti. Dejanos costar/probar la dulzura de tu perdón ya en esta tierra y gracias a esta oración ayúda acercarnos al encuentro cara a cara contigo en el Cielo. Por Cristo, Nuestro Señor. Amén. Tradución por Małgorzata Krupnik Revisión por María Fernanda Capellini