Documento descargado de http://www.elsevier.es el 17/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. EDITORIAL Investigación en enfermería L os Reales Decretos (RD) 55 y 56/2005 de 21 de enero, propiciaron que a partir del curso académico 2006 se implantaran en España los primeros programas de máster y doctorado oficiales específicos de enfermería en la universidad española, en condiciones de igualdad con otras disciplinas. Se trataba de programas de posgrado, que incluían uno o varios máster y la continuación hacia el doctorado a partir de líneas de investigación, sustituyendo a los anteriores doctorados con 2 cursos académicos de duración. Actualmente, los mencionados RD, han sido derogados y sustituidos por el RD 1393/2007 de 29 de octubre, sin embargo el planteamiento de reforma del sistema universitario español no ha variado. La reforma aporta un hecho sin precedentes en el desarrollo de algunas disciplinas, que se encontraban dentro del sistema universitario, en condiciones desiguales, respecto a otras; este era el caso de enfermería que tenía una titulación finalista de primer nivel (di-plomatura) sin posibilidad de segundo ni tercer ciclo propios. El actual RD de 2007, estructura las titulaciones universitarias en 3 niveles: grado, máster y doctor. Al máster se accede desde el grado o desde otra titulación oficial del catálogo actual, y el programa de doctorado incluye un período formativo de máster oficial y un período investigador a partir de una línea de investigación ofertada en las universidades que tengan autorizado el programa; es decir, las características son casi idénticas al RD de 2005. Este escenario, ha comenzado a modificar el desarrollo de la investigación en una profesión que, hasta este momento, agrupaba su producción y difusión científica en sectores minoritarios y que no llegaban con gran impacto a la gran mayoría de la enfermería asistencial. Estos sectores minoritarios de investigadores se podrían denominar: – Grupos investigadores con orientación sanitaria. Financiados por el Ministerio de Sanidad o las comunidades autónomas, con un perfil orientado hacia la clínica; aportaciones en revistas científicas, que son consultadas sobre todo por la enfermería asistencial, pero tan minoritarios que, desde la profesión, se vivía como lejana la posibilidad de llegar a ellos y, en consecuencia, las enfermeras generalmente no percibían la investigación como función propia. – Grupos con orientación multidisciplinar, centrados más en aspectos psicosociales que clínicos. Estos grupos pertenecen, sobre todo, a la producción científica de profesorado universitario, con un incremento en el conocimiento de otras disciplinas no necesariamente sanitarias. En ocasiones, los grupos universitarios surgen porque desde el profesorado enfermero de la universidad sí que se percibía la necesidad de ostentar un nivel académico superior, pero este nivel se obtenía desde otros campos del conocimiento, de manera que la transferencia de resultados tampoco llegaba al gran grupo profesional en ejercicio. – Grupos de enfermeras asistenciales que, a través de las unidades de investigación implantadas en España en la década de los ochenta del pasado siglo, colaboran en equipos multidisciplinares de investigación, muchas veces en condiciones de desigualdad con el resto de investigadores, porque en la mayoría de los casos no cumplían la misma condición académica ni de responsabilidad. El resultado es que, 30 años después de implantarse los estudios en la universidad, la situación de la investigación es de un elevado número de revistas, electrónicas y en soporte papel, un incremento de los resultados en investigación aceptable, y un gran problema de impacto de la producción científica en el seno de la enfermería asistencial por encontrarse todavía ale- Enferm Clin. 2008;18(6):287-8 287 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 17/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Maciá Soler L. Investigación en enfermería jada de la clínica, que es donde está el auténtico desarrollo del conocimiento enfermero. Las enfermeras están al lado de personas sanas o enfermas, ejerciendo como agentes de salud, cuidadores o técnicos, pero junto a las personas, y allí es donde debe llegar la investigación como elemento de mejora y desde donde deben partir propuestas. La implantación de los nuevos planes de estudio, que incluyen el doctorado propio o al menos la posibilidad de cursarlo, es una ventaja con cierto riesgo, en función de la orientación científica que se dé a las líneas de investigación. La enfermería es una titulación del campo de las ciencias de la salud, con un impacto importante sobre la salud y la enfermedad de la población. La normalidad científica debe orientar a los responsables docentes, gestores e investigadores a un mayor desarrollo investigador en clínica aplicada, difusión e implementación de las prácticas basadas en la evidencia y, en definitiva, aportar a las enfermeras asistenciales las herramientas de trabajo que les permitan ejercer con criterios de evidencia, retroalimentar la investigación y, sobre todo, despertar la curiosidad científica que acompañe el desarrollo académico y profesional. Los líderes de enfermería son pequeños grupos con gran responsabilidad en este momento. Sus actuaciones son de gran relevancia por su impacto en el futuro, de manera que es importante canalizar los esfuerzos hacia la madurez investigadora de la profesión. Enfermería es una profesión joven y una ciencia emergente y como tal debe dar pasos certeros, no demagógicos. Estaría bien ocuparse de investigar cargas de trabajo de las enfermeras; métodos aplicados; orientación de puestos de trabajo; resultados de las prácticas en la clínica; evaluación de programas de salud; impacto de la práctica diaria; resultados adversos en los pacientes; atención domiciliaria, paliativa o crónica; captación de personas a programas de salud, y todo un abanico de posibilidades que están necesitando enfermeras asistenciales con capacidad de decisión y ejercicio independiente. Las enfermeras son líderes del cuidado, que tienen la responsabilidad de conocer el soporte legal y las estructuras para ejercer ya consolidadas. La estructura está hecha; sólo tienen que documentarse, acudir a las fuentes certeras y creer firmemente que somos profesión y ciencia. En este momento, todas las partes de la profesión tienen responsabilidad de futuro. La enfermería docente sabe que para continuar impartiendo docencia universitaria debe tener el grado académico de do- 288 Enferm Clin. 2008;18(6):287-8 ctor, excepto en el caso de los profesores asociados clínicos, cuyas figuras son profesionales de prestigio, que aportan conocimiento clínico a la titulación. Obtener el grado de doctor es un proceso de maduración científica importante que lleva su tiempo pero, sobre todo, es importante que los doctorados aporten conocimiento y, si es posible, que lo hagan en el campo de ciencias de la salud. La enfermería gestora resulta crucial para garantizar la práctica adecuada a perfiles profesionales y el número de enfermeras necesario para un ejercicio con garantías de calidad asistencial. Sindicatos y colegios tienen un papel de soporte profesional y deontológico importante, al ser los interlocutores válidos ante los responsables políticos; las enfermeras investigadoras, deben continuar divulgando los resultados de investigación y hacerse visibles, ya que son un referente en cualquier profesión y constituyen la visibilidad de la enfermería en el mundo científico, y las enfermeras asistenciales son las más importantes; el impacto de su actividad diaria sobre los miles de usuarios que interactúan con ellas, garantiza la imagen social de una profesión y aporta resultados directos en mejora de salud. El progreso científico es un trabajo conjunto de toda la profesión, pero estamos en el momento adecuado de poder proyectarlo, y se puede conseguir. Las reformas de los sistemas universitarios suceden muy a largo plazo y en este momento, con el horizonte de 2010, estamos ante una de ellas. El título de grado otorga competencias de enfermera generalista similares a las de la actual diplomatura. El máster, competencias académicas, gestoras e investigadoras y, en algún caso, pueden ser especializadas, pero no en el campo de las ciencias de la salud, donde la especialización está muy vinculada al sistema sanitario. El doctorado supone el máximo grado académico y la capacitación docente e investigadora. En definitiva, las estructuras están bastante organizadas y si fue muy importante entrar en el sistema universitario hace 30 años, actualmente, consolidar posiciones y avanzar como profesión y ciencia a través de la investigación puede ser decisivo para el futuro profesional. LORETO MACIÁ SOLER Red Enfermería y Desarrollo. Consejo Asesor de Sanidad del Ministerio de Sanidad y Consumo. Escuela de Enfermería. Universidad de Alicante. Alicante. España.