La edad de oro; Luis Buñuel

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LA EDAD DE ORO
FICHA TÃ CNICA
TÃ−tulo: La edad de oro (L'age d'or)
PaÃ−s y Año: Francia, 1930.
Dirección: Luis Buñuel
Producción: Charles y Marie-Laure de Noailles
Guión: Luis Buñuel y Salvador DalÃ−
Música: Georges Van Parys
FotografÃ−a: Albert Duverger
Montaje: Luis Buñuel
EscenografÃ−a: Schildknecht
Intérpretes: Gaston Modot, Lya Lys, Bonaventura Ibáñez, Caridad de Laberdesque, Max Ernst, Josep
Llorens Artigas, Lionel Salem, Germaine Noizet.
SINOPSIS:
La pelÃ−cula comienza con la descripción del comportamiento del alacrán (escorpión) antes que pique un
ratón conduciéndolo a la muerte.
En una playa un bandido mallorquÃ−n descubre a un grupo de arzobispos orando en un acantilado. Poco
después llega a una granja donde hay otros combatientes como él.
El grupo, alarmado por la llegada de barcos en la costa, abandona la zona. De los barcos bajan altos
funcionarios de diferentes autoridades con los representantes de la nobleza. Llegaron a estas costas para poner
la primera piedra de la futura Roma, pero a turbar la sacralidad de este gesto es una pareja descubierta
mientras coqueteaban y que viene separada por la fuerza.
El chico es llevado por dos policÃ−as. Mientras viene fundada la Roma imperial que sustituye a la doctrina
pagana, la doctrina del Vaticano.
El hombre de la pareja sigue siendo acompañado por los dos hombres y en frente de un anuncio imagina a
su mujer. La misma, de mientras, discute con su madre antes de entrar a su habitación para hacer salir una
enorme vaca de la cama.
El hombre, cansado de dar vueltas, les muestra, a los dos policÃ−as, un documento que demuestra que él
trabaja para el rey para cumplir una misión.
Antes de partir en un taxi propicia unas patadas a un ciego. Poco después se presenta en compañÃ−a de
un vestido de mujer, en una recepción suntuosa celebrada por la familia de la mujer. Durante esta reunión,
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un guarda de caza mata a su hijo a tiros y una camarera muere tras una explosión en la cocina, sin que todo
esto perturbe la serenidad de los invitados. La madre de la mujer le ofrece un trago, pero tan descuidadamente
le mancha y éste la golpea y se ve obligado a escapar. Antes de huir el hombre consigue indicarle el
jardÃ−n a la mujer y con ella sale.
Poco después, los invitados también van al jardÃ−n para escuchar la música orquestal.
La pareja intentan consumir la pasión, pero es interrumpida varias veces hasta la llegada del Director de la
orquesta que la mujer besa. El hombre se cierra en la habitación y desde la ventana arroja de todo. En el
Castillo de Selliny cuatro hombres están encerrados para hacer orgÃ−as.
El más controvertido de todos es el duque de Blangis, que lleva una semejanza a Jesús, que después de
haber regresado al castillo con una mujer reaparece sin barba, mientras en la cruz se posan los cueros
cabelludos de otras mujeres. Finalmente, los sobrevivientes de una criminal orgia, entre los que se encuentra
el duque de Blangis, salen del castillo de Selliny.
COMENTARIO
El amor y la atracción, siempre, contrastados por la autoridad, y en contra de ella.
LÃ−nea sutil por una pelÃ−cula que en realidad no tiene una historia real pero que se compone de muchas
situaciones recreadas para escandalizar, pero sobre todo para averiguar las capacidades del cine al servicio del
movimiento surrealista.
"La edad de oro" en efecto es el manifiesto de más éxito, sonorizado esta vez, por el movimiento
capitaneado entre otros por Luis Buñuel y Salvador DalÃ−, pareja que se ha reunido otra vez tras el breve
excitante experimento de "Un perro andaluz" (1929). Una vez más en efecto están presentes todos los
elementos surrealistas, cargados de sentidos subtendidos y delirantes situaciones grotescas (la patada al perro
y al ciego; el homicidio del niño; aversión contra la Iglesia), cuyos temas nunca ha renunciado el
movimiento surrealista.
Provocación discursiva, esto plasma "La edad de oro" es decir un conjunto de imágenes paradójicas: la
recepción con el carro, la vaca en la cama, los esqueletos de los prelados sobre el arrecife, al servicio de una
relación amorosa contrastada, sÃ−mbolo del poder inminente que tiene como origen la capital de la cultura
católica, Roma.
No son demasiado entrelazadas las referencias al Marqués de Sade, en el desenlace cuando se habla de la
torre y de los cuatro torturadores que practican orgÃ−as con mujeres retenidas, las moscas que "viven" sobre
la cara de uno de los invitados, y entre los que los dos autores deciden insertar justamente la figura sagrada de
Jesús.
También encontramos en la pelÃ−cula la voluntad enseñar un tipo de autodestrucción de la clase obrera
ya movido y animado por el mismo pesimismo que mientras tanto crece, en cambio, en aquella burguesa y un
tipo de lisonja de las tendencias masoquistas exclusiva de la clase dirigente. Marx, De Sade y Freud son pues
las principales claves de lectura e interpretación de esta pelÃ−cula, lucha y conflicto social; celebración de
los instintos; realidad onÃ−rica y subconsciente.
La pelÃ−cula se convierte en sÃ−mbolo de muchas generaciones de autores enfadados, a menudo obligados a
usar el modelo de Buñuel y DalÃ− para decir cosas que de otro modo habrÃ−an sido difÃ−ciles de explicar.
Además están presentes en "La edad de oro" todos los elementos queridos por director español: conflicto
burgués, instinto de la muerte y profanación de los valores.
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Fue justamente la potencia de esta pelÃ−cula a suscitar no sólo escándalos en Francia. Financiado por el
vizconde Charles de Noailles, que arriesgó ser excomulgado, fue proyectado por seis dÃ−as en el Estudio 28
de ParÃ−s, enseguida fue punto de mira de partidos de derecha, pertenecientes a la Liga antijudÃ−as y a la
Liga de los patriotas, que lo devastaron, destruyendo, también, las obras de otros artistas allÃ− expuestos
como aquellos de Man Ray, Miró, Salvador DalÃ−...
Pocos dÃ−as después el prefecto Chiappe la prohibió, apoyado por la prensa nacional francesa, y la
pelÃ−cula volvió a las salas cinematográficas solamente en el 1950 en Nueva York y al año siguiente a
ParÃ−s.
El filme es surrealista no sólo en la forma externa, en las diferentes escenas, en las imágenes impactantes
que sobresaltan a los espectadores o en las arriesgadas asociaciones y metáforas. Es, además y
esencialmente, una manifestación surrealista en su contenido, en el fondo, en la medida en que relata una
historia de amor pasional que trata de romper las barreras que se le imponen, los lÃ−mites. Asimismo, hay un
trasfondo de rebelión, revolución y cuestionamiento de las normas morales y sociales muy evidente.
Son estos dos los hilos argumentales esencialmente surrealistas en la cinta, con algunos añadidos quizá no
tan evidentes.
"L'à ge d'Or” es una pelÃ−cula de amor loco, de un presión irresistible que, en cualquier acontecimientos,
empuja el uno hacia el otro a un hombre y una mujer que nunca pueden unirse.
Se trata, pues, de la rebelión de dos amantes que se niegan a que su amor, pasional y sujeto sólo a sus
propias normas, tenga que morir a causa de los prejuicios y normas morales y sociales tradicionales. Tomando
en consideración que serÃ−a ésta la lÃ−nea argumentativa de la pelÃ−cula, se le puede considerar como
una metáfora del propio grupo surrealista, de su manera de entender la vida y las relaciones humanas, de la
necesidad de ser coherente con los principios morales propios, pese a las normas de conducta convencionales:
la jerarquÃ−a civil, el clero, las normas de conducta, el poder de la aristocracia, la buena educación, el
equilibrio, la mesura de los instintos propios, el autocontrol y el predominio de lo racional sobre lo
inconsciente, en todos los aspectos de la vida del ser humano.
Las dos temáticas principales son el amor y el deseo y, por otra parte, los intentos de estos amantes de volver
a la edad de oro, es decir, de terminar con la sociedad burguesa asentada sobre los pilares tradicionales de la
jerarquÃ−a social y el clero y que impide al individuo ser sÃ− mismo.
También hay otros subtemas:
1.- La violencia: en diferentes contextos, tanto los absurdos (suicidio del ministro del Interior cayendo contra
el techo), como otros que no estarÃ−a justificada (guardabosques que mata a su hijo porque le ha apagado el
cigarrillo) o con una intención de puro choque en el espectador (Gaston golpea a un ciego que quiere tomar
el mismo taxi que él en Roma).
2.- El declive y la pudrición: Sirven para provocar reacciones entre el público y serÃ−an como un icono,
una simbologÃ−a llena de significado entre los surrealistas. El declive lo vemos no sólo en las imágenes de
mutilaciones o defecaciones, sino también en los convencionalismos sociales sin sentido en la fiesta
aristocrática o en los edificios de Roma que se derrocan, como sÃ−mbolo de una civilización que ya no
tiene auge.
3.- La Iglesia: aparece debatida a partir de su organización jerárquica (fundación de Roma sobre la
represión del deseo de los dos amantes en la isla) y a su poder represor.
4.- Sade: personaje prestigioso entre todos los surrealistas, a quien leÃ−an con contemplación y cuyos
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principios de liberación sexual se articulaban a la perfección con las ideas que tenÃ−an los surrealistas al
respecto. Buñuel deja para él el final de la pelÃ−cula, marginándolo del resto, como si fuera el veneno
que los escorpiones tienen en la cola, fraccionada, como la pelÃ−cula, en seis partes. Por lo tanto no es
presentado como un sÃ−mbolo más, sino como una metáfora del veneno que los mismos surrealistas
encerraban para la sociedad que les envuelve. Provocativa es la identificación de Sade con la imagen
clásica de Cristo con barba y túnica. Posiblemente Buñuel quiere demostrar asÃ− que Cristo también
era humano y provocar al espectador un removimiento de los principios de la educación europea cristiana
tradicional.
5.- Problema de comunicación entre las personas: El ser humano no es capaz de hacerse entender
correctamente por otros, de que se le escuche y se le comprenda. Por ejemplo, Gaston Modot sólo se libera
de los policÃ−as que le llevan preso por las calles de Roma al enseñarles el documento oficial ya que sus
palabras no habÃ−an servido para nada. En este sentido, muchos de los surrealistas tenÃ−an también esta
misma preocupación e intentaban plasmarla en sus diferentes obras artÃ−sticas.
Con estos temas y subtemas que son motivos surrealistas, se puede decir que Buñuel consiguió su objetivo
de hacer una pelÃ−cula surrealista.
OPINIÃ N PERSONAL
Según mi opinión Luis Buñuel nos muestra de nuevo un cine sin prejuicios, ajustado. Nos exponemos
ante secuencias que no dejan lugar a la indiferencia, imágenes impactantes, cuyo principal objetivo no es
otro que la recreación de sensaciones, hacer mover al espectador en su asiento, agitarle y no dejarle
inmutable ante lo que está viendo.
Buñuel conduce la pelÃ−cula combinando lo psÃ−quico, lo ficticio y lo racional utilizando como nexo para
unirlos su propia imaginación.
Cargada de sensualidad y frustración, la concentración de metáforas, sÃ−mbolos surrealistas y
asociaciones que aparecen en La edad de oro disparan de lleno ante la decadencia de la Iglesia, (la recreación
metafórica de Jesucristo resulta una crÃ−tica feroz), la represión sexual o la absurdez, conceptos
completamente revolucionarios y atrevidos para la década en la que apareció el largometraje.
BIBLIOGRAFÃ A
- ARANDA, F. El surrealismo español, Lumen, 1981
- BARBACHANO, C. Buñuel, Salvat, 1986
- BUà UEL, L. Mi último suspiro, Plaza y Janés, 5ª ed. Mayo 1985
- Sà NCHEZ VIDAL, A. Luis Buñuel. Obra cinematográfica, JC, 1984
- VV.AA, Buñuel, Lorca, DalÃ−: el enigma sin fin, Planeta, 1988
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