Tema 13: Transformaciones económicas y cambios sociales en el siglo XIX a) Evolución económica: 1) Cambios demográficos: a lo largo del siglo XIX la población se incrementó notablemente, pasando de 11 a más de 18 mill. de hab, aunque crecimiento inferior a otros países de Europa. La alta natalidad, +30‰, y también alta mortalidad, +20‰, daban crecimientos superiores a siglos anteriores. La mortalidad infantil era no obstante muy elevada (+150‰) y periódicamente, tras situaciones de hambre, aparecían epidemias de cólera o fiebre amarilla. En la segunda mitad del siglo las migraciones exteriores fueron importantes, con destino en América y también más cercanas al sur de Francia y norte de África, en Argelia. En el interior se consolidaba el desplazamiento poblacional del centro a la periferia, más activa económicamente, y con los primeros núcleos industriales en Cataluña y el País Vasco. 2) Evolución económica: * El sector primario: seguirá siendo la base de la economía (2/3 del empleo). Aumentó la superficie cultivable pero escasamente los rendimientos, al ser escasas las innovaciones técnicas. Pero serán importantes los cambios introducidos por la desamortización en la estructura de la propiedad: latifundismo en el sur, en manos de nobleza y burguesía, y minifundismo en el norte. La población campesina víctima del proceso engrosará las filas de un jornalerismo acusado en el sur. Los cereales, vid y olivo siguen siendo los productos principales, y tímidamente se introducen otros como la remolacha azucarera, los cítricos en el Levante o el tabaco y el plátano en Canarias. * La industria: España tendrá serios problemas para acometer su industrialización. El carbón, principal fuente de energía será escaso y de deficiente calidad; incapaz de competir con el carbón británico, el carbón de las cuencas del norte (Asturias, León, Palencia). En minería había grandes recursos (hierro, cobre, plomo, mercurio), pero la falta de demanda y de capitales hizo que en 1868 la “Ley de Bases sobre las Minas” facilitara la explotación a compañías francesas, británicas y belgas. Sólo en el País Vasco las ventas del mineral de hierro permitieron la importación de carbón inglés y la obtención de capital para invertir en la siderurgia. Los focos pioneros de la industrialización fueron el Cataluña y el País Vasco. En Cataluña, donde la lana en parte había sido sustituida por el algodón, los avances técnicos introducidos permitirán que se convierta en la primera región industrial de España en textil, con presencia importante también de maquinaria. La textil en los años sesenta se sufrirá una crisis notable por la disminución de la demanda (por la crisis general) y la dificultad de importar algodón americano (Guerra de Sucesión, 18611865). Además el gobierno en 1868 planteó una política librecambista que supuso la competencia de los textiles europeos. En los 70 habrá nuevo ciclo expansivo, coincidiendo en la Restauración con una política proteccionista, para terminar el siglo con nuevo estancamiento al perderse las últimas colonias en América. El otro foco industrial estaba en el norte: Asturias y País Vasco. Tras el primer intento siderúrgico en Marbella, a mediados de siglo Asturias lo desplazará al contar con minas de carbón, creándose las primeras empresas en Mieres y La Felguera. Pero en el último cuarto de siglo el foco vasco se irá imponiendo por su abundancia de hierro y el carbón inglés importado. La fusión de las principales empresas vascas hará que a finales del siglo el País Vasco produzca el 60% del hierro y acero español con la empresa Altos Hornos de Vizcaya. También en esta región la industria química y la construcción naval serán pioneras en España. El interior de España está desindutrializado. Sus únicas industrias son agroalimentarias, basadas en las harineras (Valladolid, Zaragoza), azucareras (Granada), vitícolas (Rioja, Jerez) u oleícolas (Jaén, Córdoba). * El ferrocarril: se retrasará 30 años respecto a Europa. Lo accidentado del terreno, la escasez de capitales y la escasa mentalidad empresarial fueron los responsables. A mediados de siglo sólo había 500 Km. de vías (Barcelona-Mataró; Madrid-Aranjuez; Valencia-Xátiva). Con el Bienio Progresista, la “Ley General de Ferrocarriles” (1855), otorgará ventajas a las empresas constructoras garantizándoles un 6% de rentabilidad, con lo que el capital exterior, sobre todo francés, acometió la construcción de las principales líneas. En 1865 se habían construido 5.000 Km. de vías, aunque con dos errores: el trazado radial centralizado en Madrid (sin conexión en la periferia, salvo el Levante) y el ancho de vía distinto al europeo (1,67 frente a 1,31) argumentando la necesidad de más estabilidad en el material rodante por la accidentada orografía. Esto obligará a hacer trasbordo entre España y Europa hasta 1969. b) Cambios sociales: El siglo XIX trae profundos cambios en la sociedad por las siguientes cuestiones: - El Estado liberal: hace pasar la sociedad de estamental a clasista - La desamortización trasforma 1/3 de la propiedad del suelo - Se inicia la industrialización: se consolidan progresiva/ burguesía y proletariado - La revolución liberal: convierte a la burguesía en clase decisiva en lo económico y político. La nobleza, perdida su gran influencia del pasado, vivirá en principio de las rentas de sus propiedades rurales y urbanas. A partir de la 2ª mitad del siglo, nobleza y burguesía se deciden a participar más en negocios empresariales, especialmente el ferrocarril, aunque con más tendencia a inversiones seguras: compra de tierras desamortizadas, especulación urbana y compra de deuda pública. Sólo hacia el final del siglo aparecerá una burguesía con mentalidad más empresarial en Asturias, País Vasco y Cataluña, que será la protagonista del comienzo de la industrialización. La Iglesia, privada de sus bienes por la desamortización, perdió el poder económico y político, pasando a depender del Estado. Su función será cada vez más la espiritual y la docencia, y será el elemento que en muchas ocasiones intentará calmar los ánimos de la población más humilde del sistema: los campesinos sin tierras y el proletariado urbano. No obstante, siempre estará más alineado hacia los gobiernos conservadores y más cerca de las clases pudientes. La clase media será minoritaria en la España del XIX. Estaba formada por pequeños y medianos comerciantes, funcionarios, profesionales liberarles y propietarios rurales y urbanos de tipo medio. Su ideal es el llegar al estatus de nobleza y alta burguesía. Las clases populares urbanas la formaban artesanos, asalariados, servicio doméstico, proletariado industrial (este sólo el 4%). Serán estas clases las que con más frecuencia recurran a la protesta social por su inestabilidad en el empleo y la carestía de la vida. En el medio rural lo forman pequeños propietarios, criados y jornaleros; estos últimos muy perjudicados por la desamortización. El liberalismo ha desequilibrado más la propiedad de la tierra, y esto hará que los campesinos, alentados por las ideas del reparto de las tierras de demócratas y republicanos, y luego por el socialismo y anarquismo, llevarán a cabo sublevaciones armadas para ocuparlas por la fuerza. El arranque del movimiento obrero - - - - 1820-1840: conflictos en los movimientos mecanoclastas, consistentes en la destrucción de las modernas máquinas, consideradas responsables del paro y la miseria. A partir de 1840: los obreros comienzan a organizarse por la libertad de asociación y la huelga. En Barcelona se forma la “Sociedad de Tejedores” y la “Asociación Mutua de Obreros de la Industria Algodonera”. Estos plantean las primeras reivindicaciones, aunque pronto las disolverá el Gobierno: Reducción de jornada laboral Aumento de salarios Reglamentación del trabajo de mujeres y niños Constitución de comisiones mixtas (patrones-obreros) para resolver los conflictos. En el Bienio Progresista (1854-56): resurgieron las sociedades de socorros mutuos, pero la crisis económica dio lugar a gran coflictividad social que llevará a la primera huelga general que paralizó las fábricas de Barcelona y comarca. 1864: se fundaba en Londres la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT). A partir de Sexenio Revolucionario (1868-74), la falta de reformas sociales en profundidad llevó al alejamiento del movimiento obrero respecto de los partidos demócrata y republicano: 1868: llega a España Giuseppe Fanelli, representante de la tendencia anarquista de la AIT, y se formaron los primeros núcleos internacionales en Madrid y Barcelona. 1870: en Barcelona se celebra el Primer Congreso de la Federación Regional Española de la AIT, donde triunfan las tesis bakuninistas (anarquistas) de apoliticismo y colectivismo, frente a las tesis marxistas. 1871: Paul Lafargue encabeza la tendencia marxista de la AIT y contacta con los internacionalistas españoles en Madrid formando un pequeño grupo marxista: “Nueva Federación Madrileña”, con el fin de formar un partido político obrero. 1872-73: Congreso Obrero de Córdoba, donde se ratifica la ruptura del movimiento obrero español y el predominio anarquista. 1879: Pablo Iglesias funda el PSOE, de tendencia marxista. 1888: Nace UGT, sindicato ligado al PSOE. Comienza un leve ascenso del socialismo.