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EL PORTAL DE LOS EXPERTOS
EN PREVENCIÓN DE RIESGOS DE CHILE
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para Latinoamérica
Muchos
antialérgicos
disminuyen
rendimiento laboral y capacidad para
conducir
Esto es porque los antihistamínicos afectan
directamente el sistema nervioso central, donde
las sutancias cambian la regulación de los
estados de sueño y vigilia.
Muchas personas que consumen antialérgicos presentan efectos adversos
como sueño.
La primavera es la estación predilecta por muchos, pero otros sufren debido a
incómodos síntomas como los estornudos, el prurito ocular, la irritación de las vías
respiratorias y el escozor cutáneo, entre otros.
El ambiente se llena de alergenos, aumentando la frecuencia de las reacciones
alérgicas, por ello los antihistamínicos se transforman en uno de los grupos
farmacológicos de mayor uso en esta época del año.
“Estos fármacos son ampliamente empleados en el tratamiento de los cuadros
alérgicos estacionales, debido a su capacidad para bloquear la acción de la
histamina, sustancia mediadora que se libera durante la fase temprana de la
reacción alérgica”, explica José Manuel Delgado, académico de la Escuela de
Química y Farmacia de la U. Andrés Bello.
Además de su uso masivo, contribuye que son de fácil acceso, lo que propicia la
automedicación, por lo que es importante conocer tanto sus propiedades como los
riesgos asociados a su empleo.
Riesgos
Según explica el químico farmacéutico, los primeros antihistamínicos que salieron
al mercado, denominados de primera generación, entre los que se encuentran la
clorfenamina y la difenhidramina, poseen marcados efectos sedantes.
Estos inhiben la acción de la histamina a nivel del sistema nervioso central, lugar
donde esta sustancia interviene en la regulación de los estados de sueño y vigilia.
Por esta razón, “hasta el 50% de las personas que consumen estos
medicamentos, desarrollan somnolencia y disminución de la concentración,
limitando su capacidad para manejar y su rendimiento laboral”, asegura el
experto.
Además, asociado a su uso, los adultos pueden desarrollar estados de depresión y
ansiedad, aunque paradójicamente, en algunos casos se observan reacciones de
hiperactividad e insomnio.
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Paralelamente, los antihistamínicos de primera generación producen un marcado
efecto anticolinérgico, por lo que intervienen en el equilibrio del sistema nervioso,
produciendo por esta causa, efectos adversos como sequedad bucal, taquicardias,
dificultades en la visión, disfunción eréctil, retención urinaria y estreñimiento,
entre otros.
Los riesgos asociados a estos fármacos se acentúan cuando se consumen
conjuntamente con otros medicamentos que actúen a nivel del sistema nervioso
como los barbitúricos, antidepresivos y otras sustancias depresoras como el
alcohol, agrega el académico. Estos productos están contraindicados para mujeres
embarazadas o en menores de dos años y hasta los 12 años, sólo deberían
consumirse bajo supervisión médica.
Un avance
Los antihistamínicos de segunda generación como la loratadina y la cetirizina,
representan un progreso en las terapias contra las alergias. Estos medicamentos
penetran muy poco al sistema nervioso central, por lo que evitan en gran medida
la somnolencia y los efectos depresores causados por la acción antihistamínica a
este nivel.
Sin embargo, se ha demostrado que algunos fármacos pertenecientes a este
grupo terapéutico, entre los que se encuentran el astemizol y la terfenadina,
pueden producir alteraciones cardíacas, sobre todo si son administrados
conjuntamente con medicamentos que afecten su eliminación o que produzcan
este mismo efecto, advierte Delgado.
“Por esta razón, deben ser consumidos con precaución por pacientes con
patologías hepáticas o renales”, subraya el profesional.
El especialista afirma que no es conveniente, en ninguna circunstancia,
recomendar a otra persona el uso de estos fármacos por el simple hecho de que
"nos ha hecho bien".
“Es necesario consultar a un médico quien deberá indicar las pruebas de
sensibilidad con el objetivo de identificar el o los productos causantes de la
alergia. Una vez reconocido el alergeno, idealmente se debe evitar el contacto y
en los casos en que esto no sea posible, se indicará un tratamiento adecuado a las
necesidades individuales evaluando la relación riesgo beneficio en cada paciente”,
POR: LA SEGUNDA ONLINE
plantea.
jueves, 26 de septiembre de 2013
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