DEL ESPACIO PROTEGIDO DE DOÑANA A LA SEVILLA

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LA NATURALEZA COMO PROTAGONISTA: DEL ESPACIO PROTEGIDO DE
DOÑANA A LA SEVILLA METROPOLITANA.
Domingo Sánchez Fuentes.
Dr. Arquitecto.
Profesor del Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio
Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla
Universidad de Sevilla
Resumen
El autor de esta comunicación ha dirigido el Plan General de Ordenación Urbanística de
Almonte, en Doñana, y redacta en la actualidad el PGOU de Sanlúcar la Mayor, en el
Aljarafe sevillano, en la segunda corona de la aglomeración urbana de Sevilla.
Estos ámbitos territoriales (Doñana y Aljarafe sevillano) han quedado vinculados
ambientalmente mediante la recuperación del cauce del río Guadiamar. Acaecido el
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vertido tóxico de las minas de Aznalcóllar, la conexión Guadiamar - Parque permitió a
Sanlúcar la Mayor, contar con una intervención de gran escala, que difícilmente hubiera
sido puesta en marcha si no hubiera estado en riesgo la integridad del Doñana. La
delimitación del Espacio Protegido del Corredor Verde del Guadiamar, de propiedad
pública, da una idea de la magnitud de la operación.
Este espacio que forma parte del Sistema Patrimonial Andaluz, definido en el Plan de
Ordenación del Territorio de Andalucía, recientemente aprobado, une Doñana con Sierra
Morena. La tensión producida por la presencia de la Sierra genera, flujos de materias,
energías, personas, vehículos...,en tanto que otra fuerza, de mayor intensidad simbólica
que física, tensa el territorio desde el sur, por la presencia del espacio Protegido de
Doñana.
--1. El Guadiamar: de colector a corredor.
El Guadiamar, "Príncipe de los Ríos" , nace al Norte de la población de El Castillo de
las Guardas, en Sierra Morena, y en su camino hacia el Sur, discurre a los pies de
la aglomeración urbana de Sevilla, que se extiende sobre la plataforma del Aljarafe.
Se trata del último de los grandes afluentes que recibe el Guadalquivir por la margen
derecha, antes de entrar en contacto con el mar, en Doñana.
En la madrugada del sábado 25 de abril de 1998 se produjo la rotura de la balsa de
decantación de las minas de Aznalcóllar, en la provincia de Sevilla, originando una
de las mayores catástrofes medioambientales del último siglo: el vertido de seis mil
millones de litros de agua ácida y lodos contaminantes inundaron ambas márgenes
del río Guadiamar a lo largo de 60 Km. del cauce, desde la balsa hasta el límite de
los Espacios Protegidos de Doñana, afectando a una superficie de 4.634 has. La
situación especial creada, por su magnitud, características del vertido y carencia de
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antecedentes similares, unido a la especial sensibilidad ecológica de la zona
afectada, obligaron desde el primer momento a adoptar decisiones y medidas de
gran calado para paliar los efectos del vertido.
Han transcurrido diez años desde entonces, y el ambicioso proyecto, iniciado a raíz
del grave impacto, ha restaurado los ecosistemas afectados del río Guadiamar, y lo
ha transformado en el primer corredor ecológico creado en Andalucía y en uno de
los primeros de la Unión Europa: Un nuevo Paisaje Protegido, restaurado, incluido
en la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía, declarado Lugar de
Interés Comunitario (LIC), e integrado en el Sistema Patrimonial Andaluz, definido
por el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía.
IMAGEN I: el Sistema Patrimonial Andaluz en el POTA
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Los municipios onubenses y sevillanos que forman parte de la cuenca del
Guadiamar, crean un territorio diverso y humanizado, un espacio en el que los usos
tradicionales y contemporáneos se mezclan, habiendo jugado un importante papel
en la formación de sus paisajes que han convivido en armonía, y en los que hoy,
peligran sus ancestrales valores naturales y culturales.
La presencia humana en el Guadiamar se pierde en el tiempo. Decenas de culturas
ancestrales consiguieron cubrir sus necesidades aprovechando los recursos
naturales del río y su cuenca, a la vez que modificaban sus paisajes. Tartessos,
fenicios, romanos, musulmanes, cristianos. Metalúrgicos, comerciantes, ingenieros,
agricultores, ganaderos. Una atractiva y oculta historia que aún hoy es posible
rastrear acercándose al patrimonio cultural del Guadiamar.
EL trazado de su cauce discurre por un mosaico de paisajes mediterráneos. El
tramo inicial comienza con abruptas pendientes que, desde las inmediaciones del
nacimiento del río, parte del borde sur del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos
de Aroche. El Guadiamar en los orígenes de su andadura, atraviesa paisajes
ganaderos -dehesas de encinas y alcornoques-, matorrales y pinares. El tramo
intermedio, situado en el cauce del río propiamente dicho, discurre entre las minas
de Aznalcóllar y Entremuros, punto final en contacto con Doñana. Este ámbito es un
espacio mayoritariamente agrario, a lo largo del cual se extienden los bosques de
ribera y sotos, ofreciendo una bóveda natural mutable según la estación. Álamos,
olmos, fresnos, sauces, adelfas, son algunas de las especies que se distinguen en
este paisaje lineal pegado al cauce. En el último tramo del cauce, el más situado el
sur, caracterizado por un ambiente marismeño transformado por la
agricultura
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intensiva, el Corredor Verde deja paso al Espacio Protegido de Doñana, en un
entorno de gran fertilidad y riqueza biológica.
En los últimos 50 años, la intensa presión humana sobre la cuenca,
fundamentalmente en el tramo medio de su cauce, ha ido provocando la pérdida
progresiva de la mayor parte de sus valores naturales y culturales. El bosque
mediterráneo, los frondosos bosques de ribera y la vegetación de las marismas
naturales han ido desapareciendo paulatinamente. El cauce ha sido utilizado como
vía de desagüe de vertidos agrícolas, urbanos y mineros mermando la calidad de
sus aguas.
IMAGEN II: Sánlucar la Mayor y el área metropolitana de Sevilla
En ese escenario la rotura de la balsa minera de Aznalcóllar supuso un desafío, una
oportunidad, no ya para paliar los letales efectos del vertido tóxico, sino para
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solucionar también los problemas derivados de la profunda transformación que la
zona venía sufriendo y que habían convertido al Guadiamar en un río muy alterado.
A través del Corredor Verde del Guadiamar, más allá de la recuperación del pasillo
formado por el río y sus riberas, se intentó restablecer las relaciones entre los
paisajes naturales y la conservación de la diversidad biológica, en un escenario en el
que también debería tener cabida el ser humano.
2. El Corredor Verde y la Aglomeración Urbana de Sevilla.
Precisamente en el tramo medio del cauce del Guadiamar , el más transformado del
ámbito, es dónde se localiza Sanlúcar la Mayor, municipio de la segunda corona de
la aglomeración urbana de Sevilla, situado sobre la plataforma del Aljarafe, territorio
que comienza a sentir los efectos colaterales del fenómeno de explosión de la
ciudad de Sevilla, sede del poder político, administrativo y económico, generadora
de empleo y de oportunidades de negocios. Sevilla,
concentra infraestructuras,
equipamientos y servicios que funcionan como atractores para la población de los
núcleos del Aljarafe y de toda el área metropolitana, y a la vez, en razón de la
concentración de flujos económicos, de mercancías, de recursos..., la misma ciudad,
produce dos fenómenos de dispersión. El primero por el encarecimiento de la
propiedad y la consecuente demanda de viviendas a precios más asequibles, que al
no ser atendida desde la propia ciudad
se traslada al área metropolitana. En
segundo lugar, porque produce flujos en el sentido inverso a los previamente
señalados, relacionados con los desechos que genera y con la necesidad de alojar
ciertos usos, objeto de rechazo social.
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Acaecido el accidente de Aznalcóllar, la conexión Guadiamar-Parque permitió a
Sanlúcar la Mayor contar con una intervención de gran escala, que difícilmente
hubiera sido puesta en marcha si no hubiera estado en riesgo la integridad del
Parque Nacional de Doñana. La delimitación del Espacio Protegido del Corredor
Verde del Guadiamar, de propiedad pública, da una idea de la magnitud de la
operación. Por otra parte, cuando los vertidos de la mina de Aznalcóllar, inundaron el
valle del Guadiamar, también se hizo patente la relación con Sierra Morena. Esa
curiosa forma con la que el término municipal se prolonga en dirección Norte, se
comprendió como parte de un territorio más extenso, que además de atesorar
valiosos ecosistemas y paisajes, aloja actividades de fuerte repercusión y riesgo
ambiental.
El municipio
de Sanlúcar la Mayor está sujeto a tensiones verticales (sobre la
Campiña y el valle) y transversales, que incidirán en la estructuración de su territorio.
La tensión producida por la presencia de la Sierra, ejerce su influencia desde el
Norte, generando flujos de materias, energías, personas, vehículos..., en tanto que
otra fuerza, de mayor intensidad simbólica que física, tensa el territorio desde el Sur
por la presencia del Parque Nacional de Doñana. Los valores simbólicos y los flujos
ecológicos entre ambos espacios, han sido adecuadamente canalizados a través del
Corredor Verde del Guadiamar.
En sentido transversal a las anteriores, la fuerza o tensión producida por la ciudad
de Sevilla, aunque de carácter centrípeto, llega hasta el término de Sanlúcar la
Mayor en sentido Oeste-Este (y viceversa) y deja
sus efectos sobre toda la
Plataforma del Aljarafe.
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El resultado es un municipio fragmentado, cuyo territorio presenta dos áreas de gran
dinamismo (Plataforma-Cornisa y Campiña-valle), pero sin un vínculo funcional y
simbólico que los integre como parte del mismo término. La Plataforma ha cedido al
influjo del Área Metropolitana y la Campiña se está ordenando en torno a las
actividades del eje productivo Aznalcóllar-Autovía.
IMAGEN III: Sánlucar la Mayor y el Guadiamar
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El Corredor Verde, podría ser un elemento que contribuyera a fortalecer el débil
vínculo territorial de la Plataforma ( núcleo de Sanlúcar la Mayor), con el Campo
(Campiña y Valle), asumiendo sus funciones como elemento integrado en el Sistema
Patrimonial Andaluz diseñado por el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía.
Es evidente que Sanlúcar no ha resuelto su inserción en el contexto regional y
comarcal. Y los plazos son perentorios, porque las dinámicas del proceso
metropolitano y también del eje productivo, son lo suficientemente fuertes, activas y
autónomas como para imponer sus intereses a falta de otros mejor estructurados.
El Plan General de Ordenación Urbanística podría ser un instrumento idóneo para
capitalizar este complejo panorama, tanto para beneficio del municipio de Sanlúcar
como para un mayor equilibrio de su entorno territorial. Contemplar lo metropolitano
implica conocer y prever los fenómenos que derivan de sus procesos, pero también
contribuir desde la escala municipal a la potenciación de los valores culturales,
ambientales, paisajísticos... que garantizarán la calidad y habitabilidad de los
espacios del conjunto.
En razón de su forma alargada en dirección Norte, el territorio sanluqueño presenta
una notable variedad de ecosistemas y paisajes, que hallan su continuidad más allá
de los límites municipales. Así mismo, Sanlúcar la Mayor, destaca por la
concurrencia de cuatro espacios protegidos dentro de su término: los Complejos
Serranos La Herrería y Palmares, la Cornisa Oeste del Aljarafe y el Corredor Verde
del Guadiamar. Dichos espacios, además de servir como indicadores de la calidad
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ambiental y paisajística del término, tienen especial relevancia por el carácter
supramunicipal de sus ámbitos de protección.
IMAGEN IV: Unidades ambientales paisajísticas de Sanlúcar la Mayor
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En contraposición con esa continuidad supramunicipal, aparece la situación de
fragmentación territorial, de carácter natural, que presenta el propio término de
Sanlúcar la Mayor. La presencia del río Guadiamar y la elevación de la Cornisa son
dos hechos físicos relevantes, que han determinado su particular configuración.
Justamente uno de los rasgos paisajísticos más sobresaliente de Sanlúcar, es el
diálogo espacial y formal que se establece entre la Plataforma del Aljarafe y la
Campiña; mediado por la zona de las terrazas y valle del Guadiamar y por la
presencia de la Cornisa, que funcionan como espacios de amortiguación para la
escenificación de dos modos contrapuestos de organización territorial. Simbólica y
funcionalmente, lo urbano y lo rural, han mantenido el recíproco cortejo pero no han
formalizado su relación. La carretera y el puente son el único nexo entre ambos
territorio y una prueba de la debilidad del vínculo.
En la Campiña, los grandes latifundios y las amplias actuaciones de las zonas más
bajas del valle y el campo, configuran un paisaje amplio, de poca diversidad y
densidad. Por otra parte, la ocupación urbana y de ruedo de la Plataforma, con su
pequeño parcelario de huertas y cultivos arbóreos, compone un paisaje de mayor
diversidad y densidad, aunque su gradual colmatación por los usos urbanos,
amenaza con convertir ecosistemas y paisajes previamente equilibrados en tejidos
homogéneos y unifuncionales.
El núcleo de Sanlúcar la Mayor, situado en la esquina sureste del territorio municipal,
ocupa una posición que, a primera vista, podría entenderse como marginal dentro
del término. Sin embargo su situación presenta múltiples matices y requiere, por
tanto, una aproximación más compleja.
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Dada la antigua y acendrada condición de centro comarcal de Sanlúcar la Mayor, en
su emplazamiento convergen diversas razones históricas de carácter territorial: de
control, defensivas, de explotación, de uso… El cerro ocupado por el asentamiento
original ha disfrutado de su situación de balcón natural hacia el valle del Guadiamar
y la Campiña, estableciendo amplias y extensas redes de dominio territorial sobre el
entorno de la Cornisa y el Campo. Además la presencia de la Cárcava del Arroyo de
las Carianas constituye
una defensa natural que ha potenciado la histórica
capacidad de control.
IMAGEN V: Cárcava del Arroyo de las Carianas
La implantación del núcleo sobre la Plataforma del Aljarafe y al filo de la Cornisa,
reviste criterios estratégicos heredados y herederos de la situación original. Por su
condición de borde de la Plataforma, ha venido a reforzar el carácter fronterizo de la
Cornisa y de la Cárcava.
Este límite natural que ha contenido y enmarcado la
implantación del núcleo desde su origen, se halla ahora amenazado por la fuerte
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presión generada por los usos urbanos. Actualmente los balcones urbanos hacia el
valle y la Campiña, no están resueltos, ni funcional ni paisajísticamente, y configuran
áreas de ruptura visual y sin identidad. En realidad, la falta de resolución de borde es
un problema extensible a todo el perímetro del núcleo urbano, que se dispersa en el
territorio sin solución de continuidad.
De modo que en primer lugar Sanlúcar la Mayor aparece como un núcleo urbano de
borde; tanto del propio término municipal como de la Plataforma de Aljarafe y por
tanto del Área Metropolitana. Dado que funciona como puerta Oeste, de dicho Área,
su posición otrora tan relevante, lejos de resultar hoy secundaria, ha visto
incrementado su valor estratégico en el entorno territorial. Y si bien la relación con el
eje Sierra Morena-Doñana es secundaria, la incidencia de sus flujos (naturales o
antrópicos) tiende a incrementarse.
En este sentido, el Corredor Verde del Guadiamar es una excelente oportunidad que
el Plan no debe desaprovechar. Este corredor natural junto con el espacio
sobresaliente del escarpe oeste del Aljarafe deben constituir el argumento central del
nuevo modelo de ordenación, asegurando la existencia de una red de espacios
naturales interconectados que permitan la permeabilidad del territorio y faciliten la
valoración de los mismos para su utilización en el campo de la educación o en el
desarrollo del turismo ambiental
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3. El Corredor Verde del Guadiamar: la excelencia del espacio colectivo.
El término municipal
de Sanlúcar la Mayor posee una considerable gama de
recursos potenciales para la educación ambiental y el turismo de naturaleza, que
constituyen una oportunidad para su aprovechamiento a escala comarcal,
metropolitana, provincial e incluso regional. Entre estos recursos, cabe destacar el
ya citado
Corredor
Verde del Guadiamar
y los relieves excepcionales de la
Cornisa del Aljarafe y de las dos cárcavas que unen este corredor con el núcleo
urbano.
A esta riqueza natural habría que sumar, como recurso cultural y educativo, el
patrimonio edificado en el conjunto histórico, la belleza y singularidad del patrimonio
disperso (arqueológico y edificado) y la presencia de la central solar que se expande
por la campiña.
IMAGEN VI : EL Parque Solar en la vega del Guadiamar
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El Plan debe evitar la creación de un frente urbano cerrado sobre la Cornisa y prever
la delimitación de corredores ecológicos-paisajísticos-recreativos, con el propósito
de favorecer la conexión territorial de las zonas interiores de la Plataforma con las
Cárcavas y la Cornisa, y la creación de una vía peatonal que recorriendo el borde
de la Cornisa, permita el disfrute de sus paisajes, a la par que coadyuve al control
del correcto uso de sus espacios.
De igual forma el Plan debe conectar las Carcavas del Arroyo de las Carianas y del
Arroyo de Aspero, con el Corredor Verde, con el fin de integrar la Cornisa y las
propias Cárcavas, en un ámbito protegido de mayor rango, que asegure su viabilidad
a largo plazo. Esta definición del trazado del sistema verde viabilizaría la conexión
del corredor territorial con los sistemas generales de espacios libres del medio
urbano, propiciando su continuidad en la plataforma del Aljarafe, relacionando el
patrimonio natural con el patrimonio arqueológico y edificado del núcleo urbano,
mediante la puesta en valor del espacio protegido de la Cornisa del Aljarafe, de
forma que la calidad del paisaje sea un indicador de la sostenibilidad de la
propuesta.
Por esta razón el futuro desarrollo del núcleo de Sanlúcar la Mayor y su
transformación urbana descansará sobre la base de un Sistema de Espacios Libres
de Dominio y Uso Público perfectamente estructurado. Este sistema estará dotado
de continuidad y legibilidad y será el referente de la imagen de la ciudad. Este
sistema Verde” permitirá el registro peatonal del núcleo articulando las distintas
piezas urbanas de Sanlúcar la Mayor y tendrá la misión de “naturalizar” el medio
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urbano y permitir la articulación del mismo con el medio natural, estableciendo una
transición blanda y progresiva, aprovechando los caminos históricos, cuencas de
IMAGEN VII : EL Los corredores verdes estructurantes
arroyos, áreas de protección de carreteras, y cualquier otro espacio de oportunidad
que posibilite la definición de dicha transición blanda. Así, la Cárcava, espacio con
identidad propia, baluarte del paisaje cultural de Sanlúcar la Mayor deberá asumir un
papel estratégico y estructurante como elemento de articulación entre el medio
urbano y el natural en el nuevo modelo diseñado por el Plan.
Para encaminar la conservación de las Cárcavas como patrimonio natural turístico
de Sanlúcar la Mayor , se propone el mantenimiento de la categoría de suelo no
urbanizable (SNU), especialmente protegido por sus valores geomorfológicos y
paisajísticos. Se recomienda conectarlas con el Corredor Verde, como acceso
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alternativo y con el fin de aprovechar la sinergia de las diferentes actividades que allí
se realizan. También se propone la creación de un itinerario paisajístico que recorra
el borde de las Cárcavas y controle y reduzca los posibles accesos al interior.
Esta propuesta de integración del Patrimonio Cultural, de lo urbano y de lo territorial,
generará la sinergia necesaria para crear
el
futuro Parque Metropolitano
del
Espacio Protegido de la Cornisa del Aljarafe, que discurrirá en paralelo al Corredor
Verde del Guadiamar propiciando la articulación de los núcleos urbanos, que se
asoman a la vega del Guadiamar desde la plataforma del Aljarafe, con los Espacios
Protegidos de Doñana.
IMAGEN VIII : El nuevo parque metropolitano a su paso por Sanlúcar la Mayor.
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