1er Encuentro de Jóvenes Investigadores de la Sociedad Española de Filosofía Jurídica y Política: Neoconstitucionalismo en tiempos de postdemocracia Universitat de València, 25 de abril 2012 ¿Del inmigrante al ciudadano?: tránsitos reversibles en la configuración jurídica de los derechos fundamentales Encarnación La Spina1 Institut Universitari de Drets Humans Universitat de València Resumen La disociación normativa entre la persona y el ciudadano en la esfera de los titulares de los derechos ha permitido vincular algunos derechos fundamentales sólo a los ciudadanos y no a las personas en cuanto tales. Si bien Ferrajoli apela a la correcta dirección del Derecho internacional para validar la universalidad de los derechos fundamentales, actualmente el principio de igualdad jurídica encuentra dos importantes obstáculos en la configuración jurídica de los derechos de los migrantes: las leyes de extranjería y ciertos tratados internacionales. Palabras clave Ciudadanos, inmigrante, derechos fundamentales, persona, igualdad jurídica Abstract The legal dissociation between the person and the citizen in the area of rights holders has allowed to link certain fundamental rights only to citizens and not person as such. While Ferrajoli appeals to International law as the correct direction to validate the universalism of fundamental rights, currently the principle of legal equality finds two relevant obstacles in the legal configuration of migrant rights: the immigration laws and some international treaties. 1 Trabajo realizado en el marco de la investigación financiada por el proyecto Consolider Ingenio 2008-00007 “El tiempo de los derechos”, financiado por el Ministerio de Educación y del Proyecto del Plan Nacional de I+D+I DER 2009/10869 “Inmigración, integración y políticas públicas: garantías de los derechos y su evaluación”. Programa Vali+D Generalitat Valenciana APOSTD 2011/053. 1 Keywords Citenzs, migrant, fundamental rights, person, legal equality. Sin duda, entre las catalogaciones al uso presentadas por el derecho positivo, la distinción arquetípica entre derechos del ciudadano y derechos de la persona sigue siendo clave para reordenar la titularidad así como igualdad jurídica de los derechos2. Si bien la ciudadanía y la capacidad de obrar se presentaban de modo concurrente como las únicas diferencias de status que aún podían delimitar la igualdad de las personas humanas. Sólo en el primer caso la intensidad de los procesos de globalización, integración mundial y los fenómenos migratorios ha llegado al punto de poner en palmaria contradicción los derechos del hombre y los derechos del ciudadano en el orden nacional y supranacional. Básicamente porque el inmigrante participa de una doble exclusión o una doble ausencia: una exclusión de facto de su país de origen y una correlativa exclusión de derecho en el país de destino que como respuesta a su calidad de no nacional, presenta la desigualdad jurídica como única e interesada respuesta para un status jurídico pleno en derechos. Esta desigualdad junto a la progresiva y forzada disociación del orden nacional, político y social ha hecho del inmigrante un hombre excesivamente abstracto3 con múltiples catalogaciones o subtipos negadores de la ciudadanía. Así en este contexto, el nexo entre ciudadanía y derechos no es ya un factor de inclusión e igualdad sino un elemento de discriminación y de exclusión en la medida en que se vinculan algunos derechos fundamentales sólo a los ciudadanos y no a las personas en cuanto tales. Esta limitación normativa al principio de igualdad jurídica refuerza la gran subdivisión entre derechos de la personalidad que corresponden a todos los seres humanos como personas y acuña como diferencial los derechos de ciudadanía, reservados sólo a los ciudadanos o más bien los considerados como tales. 2 FERRAJOLI, L., Derechos y garantías. La ley del más débil, Colección Estructuras y Procesos. Serie Derecho, Editorial Trotta, 1999. 3 SAYAD, A., La doppia assenza: dalle illusioni dell’immigrato alle sofferenze dell’immigrato, Raffaello Cortina Editore, Milano, 2000, p. 286. 2 Si se trasladan las máximas argumentativas de Ferrajoli en sus fundamentos de los derechos fundamentales tal y como han sido debatidas por la doctrina4 se advierte con claridad esta amplia proyección de la ciudadanía en la estructura deóntica de los derechos fundamentales y en la construcción normativa de la esfera de los titulares. Mientras la división cuatripartita de la estructura deóntica propuesta por Ferrajoli (derechos políticos, civiles, sociales y libertades) está basada sobre características intrínsecas o estructurales de los derechos, sólo la segunda depende enteramente del derecho positivo, es decir del hecho de que hayan sido conferidos por éste a todos los individuos en cuanto personas o sólo a las personas en cuanto a ciudadanos5. Por este motivo, con el propósito de comprobar el verdadero alcance de la universalidad y la igualdad jurídica de los derechos bajo tal premisa ferrajoliana en este trabajo se tratará de revisar la actual reducción nomen iuris de los derechos de la persona migrante como principal factor de exclusión y desigualdad en el ordenamiento interno e internacional. 1. La determinación normativa de la esfera de los titulares de los derechos fundamentales en el orden nacional: algunos ejemplos controvertidos La determinación normativa de la esfera de los titulares ha permitido la adscripción de los derechos a todas las personas físicas, en cuanto ciudadanos o en cuanto capaces de obrar, basando el carácter universal de su imputación, en el sentido puramente lógico y avalorativo de la cualificación universal de la clase de los sujetos que son titulares de los mismos. Una universalidad expresada por la cuantificación universal de los tipos de sujetos englobados en el llamado “todos” aunque en realidad su configuración como titulares de tales derechos atiende a un rasgo más históricocoyuntural que estructural. La previsión de tales derechos y su categorización por parte del derecho positivo, como advierte Ferrajoli ha sido la condición de su existencia o vigencia en un ordenamiento pero también ha incidido en el significado del concepto de derechos 4 FERRAJOLI, L., Los fundamentos de los derechos fundamentales, Editorial Trotta, 2004, recoge el debate con Baccelli, Bovero, Guastini, Jori, Pintore, Vitale y Zolo. 5 FERRAJOLI, L., Derechos y garantías. La ley del más débil, cit., p. 98 3 fundamentales6. Si son normativamente de todos, los miembros de una determinada clase de sujetos es obvio que esta universalidad no es absoluta sino relativa a los argumentos por los cuales se predica la misma. En efecto, la referencia explícita al todos de quien se permite predicar la igualdad es lógicamente relativa a clases de sujetos a quienes su titularidad está normativamente reconocida. De este modo, si la ciudadanía ha sido el status al que se asocian ex lege todos los derechos no sorprende que la misma se haya convertido en denominación omnicomprensiva y en presupuesto común de todo ese conjunto de derechos que Ferrajoli reitera en disociar de la ciudadanía: los derechos civiles, los derechos políticos y los derechos sociales7. Un ejemplo de ello ha sido la Déclaration des droits de l’homme et du citoyen del 1789 por medio de la supresión de todas las antiguas distinciones salvo aquella entre persona y ciudadano: homme/citoyen. Por ello, si bien normativamente desde la Declaración francesa de 1789 los derechos fundamentales se han proclamado siempre como derechos de la persona, de facto han sido siempre en términos sinonímicos meros derechos del ciudadano desde una forzada asimilación conceptual8 . Los conceptos de homme y citoyen, persona y ciudadano, personalidad y ciudadanía forman desde entonces y en todas las constituciones europeas los dos status subjetivos de los que dependen dos clases diferentes de derechos fundamentales: los derechos de la personalidad que corresponden a todos los seres humanos en cuanto individuos o personas, y los derechos de ciudadanía que corresponden en exclusiva y de forma excluyente a los ciudadanos. Como corolario de este curso histórico, el universalismo de los derechos fundamentales y su nexo con la igualdad ha logrado imponerse precisamente gracias a que casi todos los derechos fueron instituidos no ya como derechos del ciudadano sino como derechos de la persona. Un primer paso establecía que los hombres y no los ciudadanos como indica el artículo 1 de la Declaración de 1789 nacen libres e iguales en derechos de ahí que el artículo 2 los calificara como derechos naturales e imprescriptibles del hombre. Y, como resultado de su evolución progresiva podía 6FERRAJOLI, L., Derechos y garantías. La ley del más débil, cit., p. 99 L., Derechos y garantías. La ley del más débil, cit., p. 98. 8 FERRAJOLI, L., Los fundamentos de los derechos fundamentales, cit., p. 116, “los revolucionarios de 1789 cuando hablaban de hommes pensaban evidentemente en los citoyens franceses y proclamaban los derechos fundamentales como droits de l’homme y no como droits du citoyen para atribuirles, al menos externamente, mayor universalidad”. 7FERRAJOLI, 4 admitir un cambio de tendencia en las actuales democracias constitucionales, respecto a los derechos políticos, habitualmente derechos de ciudadanía o los derechos civiles de la persona que un ordenamiento pudiera ampliar el derecho de voto a los no ciudadanos residentes o restringir en todo o en parte el ámbito de los segundos. Aunque en esa línea evolutiva por contra no participan ni hay posibilidad-voluntad de hacerlo dos derechos de libertad: el de residencia y el de circulación dentro del territorio de un Estado por estar sujetos los mismos a una inexorable e inamovible reserva en favor de los ciudadanos. Por lo tanto, si en verdad tal disociación histórica entre persona y ciudadano no planteaba ningún problema en la esfera de los titulares sí se puede matizar en cambio la magnitud genérica y extensiva que presenta la ciudadanía en un ámbito concreto del orden nacional: el derecho de extranjería9 . Desde y en base a las implicaciones jurídicopolíticas que conlleva la inmigración no se produce un tránsito gradual por lo que no dejan de ser reductos de los derechos de ciudadanía también aquellos derechos que, según el standard internacional positivizado son y no sólo deberían ser derechos de personalidad10. Así se deriva por ejemplo de la legislación española sobre extranjería11 que paulatinamente ha ampliado cada vez más el conjunto de derechos de posible configuración legal por medio de la defensa de falaces distinciones entre el ejercicio y la titularidad en la práctica de derechos fundamentales, salvo si se consideran tales 9 FERRAJOLI, L., Los fundamentos de los derechos fundamentales, cit., p. 99. DE LUCAS, J., El desafío de las fronteras. Derechos Humanos y xenofobia frente a una sociedad plural, Temas de Hoy Ensayo, Madrid, 1994, p. 121. 10 Me refiero a la Carta internacional de los Derechos humanos: Carta de San Francisco, Declaración universal de derechos humanos, Pacto internacional de derechos civiles y políticos y Pacto internacional de derechos económicos, sociales y culturales. 11 Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social (BOE nº 10, 12/01/2000) modificada por la Ley Orgánica 8/2000, de 22 de diciembre (BOE n. 307 de 23/12/2000), Ley Orgánica 11/2003 de 29 de septiembre (BOE núm. 234 de 30 de septiembre de 2003) y la Ley Orgánica 14/2003, de 20 de noviembre (BOE núm. 279 de 21 de noviembre de 2003). Ley Orgánica 2/2009 de 11 de diciembre de 2009 (BOE núm. 299 de 12 de diciembre de 2009). SOLANES CORELLA, A., “Un balance tras 25 años de leyes de extranjería en España: 1985-2010”, Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración, 90, 2010, pp. 77-101. 5 derechos ambiguamente como inherentes a la persona12 . El numerus clausus incluye tras varios filtros constitucionales el derecho a la vida, a la integración física y moral, a la libertad ideológica o a la tutela judicial efectiva, el derecho a la libertad y a la seguridad y el derecho a no ser discriminado por razón de nacimiento, raza, sexo, religión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social y por último, el derecho a la educación obligatoria y no obligatoria. En cambio, junto a los derechos políticos que presentan más limitaciones para los inmigrantes bajo el criterio de la reciprocidad13, la mayoría de los derechos sociales en concreto se reconocen sólo a los residentes en situación administrativa regular, otra minoría para los extranjeros inscritos en el padrón municipal14 y finalmente sólo un umbral mínimo de derechos sociales son reconocidos por ley a todas las personas cualquiera que sea su situación administrativa. Por tanto, las categorías de la ley son estrictamente exclusivas y excluyentes sólo en favor de los inmigrantes que cumplan los requisitos que exige el status de regularidad en cuanto ameritan el acceso a los llamados derechos en condiciones análogas a los nacionales. 2. Tránsitos reversibles en la configuración internacional de los derechos fundamentales: ¿inmigrante versus ciudadano? Ferrajoli sugiere un tránsito lineal en la acción de pasar «dai diritti del cittadino ai diritti della persona»15, en cuanto los derechos fundamentales son derechos subjetivos que corresponden a todos los seres humanos como personas, es decir deberían quedar al 12 VIDAL FUEYO, C., “La jurisprudencia del Tribunal Constitucional en materia de derechos fundamentales de los extranjeros a la luz de la STC 236/2007”, Revista española de Derecho Constitucional, 85, 2009, pp. 353-379, esp. p. 373.Es importante tomar en consideración que la LO 2/2009 actualiza también la normativa tras los recursos de inconstitucionalidad resueltos por la sentencia del Tribunal Constitucional 236/2007 siguientes que la ratificaron donde se declaró la inconstitucionalidad de diferentes artículos de la LO 8/2000, salvo en el caso de la educación no obligatoria (STC 236/2007) y la huelga (STC 269/2007 en que sí se contempla la nulidad de los preceptos. (BOE de 10 de diciembre de 2007) y SSTC 259/2007, de 19de diciembre de 2007; STC 260/2007; STC 261/2007; STC 262/2007; STC 263/2007; STC 264/2007, y STC 265/2007, todas ellas de 20 de diciembre de 2007, salvo la primera, y publicadas en el BOE de 22 de enero de 2008. 13 SOLANES CORELLA, A.; “La participación política de las personas inmigrantes: cuestiones para el debate”, Revista Derechos y libertades, 12, 18, 2008, pp. 67-96, esp. p. 70. 14 SOLANES CORELLA, A., “Un balance tras 25 años de leyes de extranjería en España: 1985-2010”, Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración, 90, 2010, pp. 77-101 15 FERRAJOLI, L., “Dai diritti del cittadino ai diritti della persona”, in ZOLO, D., La cittadinanza. Appartenenza, identità, diritti, postfazione di S.Rodotà, Laterza, Roma-Bari, 1994, pp. 263-292. FERRAJOLI, L., Diritti fondamentali. Un dibattito teorico, a cura di E. Vitale, Laterza, Roma-Bari 2001, p. 5. 6 margen de la ciudadanía o la pertenencia a una comunidad estatal-nacional. Una acción consecuente según el jurista italiano sería tomar en serio los derechos fundamentales como universales. Ello implica reconocer el carácter supraestatal y la necesidad de tutelar los derechos no sólo en el ámbito interno sino fuera y frente a los Estados así como mantener una necesaria lejanía respecto a concesiones o autolimitaciones estatales. Sobre este punto la principal razón del escepticismo apuntado por Guastini16 radica sobre la vacuidad de la universalidad atribuida por Ferrajoli a los derechos fundamentales en contraposición a los derechos patrimoniales. Es una característica interesante de los derechos fundamentales pero que resulta vacía cuando las clases o subclases tienen una amplitud diferente que hace difícil identificar a los miembros de la clase en cuestión sino más bien ayuda a perpetuar diferencias para fundamentar su propia existencia. Es justamente este rasgo distintivo el que se presume en Ferrajoli respecto al Derecho Internacional que “parece ir apuntando en la dirección correcta”17 como la auténtica norma básica, por encima de las fronteras en defensa de los derechos fundamentales, inviolables, naturales e inalienables. Por ello, nada parece advertir en sus fundamentación sobre los impedimentos que esta vacua universalidad presenta en la balsámica configuración internacional de los derechos. Es allí dónde ya no sólo la ciudadanía sino sus derivados representan el último factor de exclusión y discriminación, el último residuo premoderno de la desigualdad en contraproposición a la proclamada universalidad e igualdad de los derechos fundamentales. Aunque Ferrajoli no excluye el carácter moral o ético-político tanto de su teoría de la democracia constitucional como de los fundamentos de aquellos específicos derechos fundamentales en los que se basa el constitucionalismo democrático18 , el alcance de la igualdad jurídica y el formalismo normativo del principio de universalidad que defiende no es un signo distintivo de todos los instrumentos internacionales. La Convención internacional sobre la protección de los 16 FERRAJOLI, L., Los fundamentos de los derechos fundamentales, cit., en concreto el debate con Guastini p. 57-62, “Tres problemas para Luigi Ferrajoli”, esp. p. 60. 17 Vid. FERRAJOLI, L., “El derecho como sistema de garantías”, en Jueces para la Democracia, núm. 16/17, 1992, pp. 9-13, en concreto p. 11. B. NASCIMBENE, “Le migrazioni tra sovranità dello Stato e tutela dei diritti della persona” in M. CARTA, Immigrazione, frontiere esterne e diritti umani. Profili internazionali, europei ed interni, Teseo editore, Roma, 2009, pp. 1-36. 18FERRAJOLI, L., “Principia Uris. Una discusión Teórica”, DOXA Cuadernos de Filosofía del Derecho, núm. 31, 2008, pp. 393-434, esp. p. 417. 7 derechos de los trabajadores migrantes y de sus familiares de 1990 es buena muestra de ello19. Su doble categorización convencional de derechos (parte III y IV) como recuerda Bobbio es ciertamente inoportuna porque alardea de fórmulas persuasivas que afectan a la esfera de los titulares -“todos”- careciendo de valor teórico y creando confusión sobre los derechos así como sobre el sujeto reivindicado y el reconocido 20. Básicamente porque la perpetuación de limitaciones - trabajadores migrantes documentados y nopone en duda si el marco convencional existente en verdad podría contribuir a la creación de una cultura de derechos o un tránsito reversible que anime a la aplicación de las normas existentes bajo parámetros de progresiva y plena igualdad jurídica sin “círculos de exclusión”21 . Máxime si están legitimados desde, en y por instancias institucionales llamadas a garantizar su protección. De este modo, al igual que la relación establecida por Marshall que con vehemencia critica Ferrajoli en el ámbito internacional sí persiste una noción excesivamente amplia de ciudadanía asociada a la de trabajador migrante documentado con la que se encuentran vinculados muchos de aquellos derechos, obviando así que no todos estos derechos presuponen un status único inclusivo de todos los demás22. Es decir, el tránsito para los destinatarios genéricos, como apunta Peces-Barba, “los hombres y ciudadanos envueltos en el paradigma de la 19Convención internacional de protección de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares ha sido aprobado por A/RES/45/158 de 18 de diciembre de 1990 y entrado en vigor el 1 de julio de 2003. Vid. NAFZIGER, J.A.R. Y BARTEL, B.C., “The migrant workers Convention: Its place in Human rights Law”, International Migration Review, 25 (4), 1991, pp. 771- 788. CHOLEWINSKI, R., “The rights of migrant workers”, in CHOLEWINSKI, R. PERRUCHOUD, R. Y MACDONALD, E., International migration law. Developing paradigms and key challenges, TMC Asser Press, The Hague, 2007, pp. 467-479. 20 Vid. BOBBIO, N., L’età dei diritti, Torino, Einaudi, 1990 en (Traducción castellana de Rafael de Asís Roig El tiempo de los derechos, Sistema, Madrid, 1991), part. pp. XVI e XX. 21 Varios autores comparten la misma idea, vid. TIBURCIO, C., The Human Rights of aliens under International and Comparative Law, Martinus Nijhoff Publishers, London, 2001, p. 118. FOURLANOS, G. Sovereignty and the ingress of aliens: with special focus on family unity and refugee law, Almqvist & Wiksell International, Stockolm, 1986. GOODWIN-GILL, G.S., “Migrants rights and manager migration”, en V. CHETAIL, Mondialisation, migration et droits de l’homme: le droit international en question, Bruylant, Bruxelles, 2007, pp. 161-185. CHETAIL, V., « Migration, droits et souveraineté » en CHETAIL,V., Mondialisation, migration et droits de l’homme: le droit international en question, Bruylant, Bruxelles, 2007, pp. 13-133. 22DE LUCAS MARTÍN, J., « Derechos humanos e inmigración » en DE ASÍS ROIG, R. (coord.), Los desafíos de los derechos humanos hoy, Dykinson, Madrid, 2007, pp. 219-239 y del mismo autor “El marco jurídico internacional de las migraciones. Algunas consideraciones sobre la protección de los derechos humanos de los inmigrantes: acerca del derecho a ser inmigrante”, MARIÑO MENÉNDEZ, F.M. (coord.), Un mundo sin desarraigo. El Derecho internacional de las Migraciones, Libros de la Catarata, Madrid, 2006, pp. 29-56. 8 nacionalidad”23 deviene laberíntico para las personas migrantes en función de las circunstancias y condiciones que proyectan su ordenación normativa. De hecho, como advierte Ara Pinilla el tránsito se transmuta para las personas migrantes en la regresión “a un estadio de una positivación excluyente”. Una regresión que en el caso de los derechos de los inmigrantes se convierte en una agravante por la forzada convivencia con un estatus personal de acceso a los derechos nítidamente diferenciado según las competencias discrecionales de los Estados 24. Los inmigrantes y sus derechos presentan una discriminación diferente y un cierto sentido anterior a otros colectivos vulnerables porque no se sitúa exclusivamente en el nivel de realización de los derechos, sino también sobre todo en el reconocimiento de su titularidad y su posterior exclusión de determinados derechos de incuestionable exigencia frente a los demás25. En este caso las dimensiones de la igualdad son espejismos que dependen, por un lado, de la extensión de la clase de sujetos (todos los trabajadores migrantes) a que se refiere la igualdad; por el otro, de la cantidad de los derechos que les son reconocidos y garantizados de forma universal. Bajo ambos aspectos, universalismo de los derechos fundamentales e igualdad jurídica dejan de ser exactamente la misma cosa, porque en el plano intensional no se produce el aumento de la cantidad de los derechos fundamentales y, por consiguiente, de las expectativas negativas (de ejercicio sin obstáculos de las libertades) y positivas (de satisfacción de necesidades vitales) garantizadas a todos del mismo modo mediante su sustracción a la discrecionalidad del Estado26. Y, por ende decae su desarrollo en el plano extensional como sostiene De Asís, por la necesidad de “un nuevo proceso de generalización de derechos fundamentales dado que en su origen estaban tales derechos realmente garantizados para una minoría 23 Sobre el paradigma de la nacionalidad presente en la construcción de los derechos vid. R. DE ASÍS ROIG: “Hacia una nueva generalización de los derechos. Un intento de hacer coherente a la teoría de los derechos” en I. CAMPOY CERVERA (coord.), Una discusión sobre la universalidad de los derechos humanos y la inmigración. Dykinson, Madrid, 2008, p. 38-58, esp. p. 51, “la Teoría de los derechos al uso se muestran como teorías incoherentes cuando se proyectan en cuestiones como la de los derechos de los inmigrantes o la de los derechos de los extranjeros en general”. 24 ARA PINILLA, I., “La categorización conceptual de los derechos de los inmigrantes” en L. MIRAUT MARTÍN: Justicia, migración y Derecho, Dykinson, Madrid, 2004, pp. 113-126, esp. p. 114. 25 RAMIRO AVILÉS, M.A., CUENCA GÓMEZ, P., Los derechos humanos: la utopía de los excluídos, Dykinson, Madrid, 2010, esp. p. 34. 26FERRAJOLI, L., Derechos y garantías. La ley del más débil, cit, esp. p. 80 y ss sobre la diferenciación jurídica de la igualdad. 9 privilegiada de la sociedad”27 de la que tampoco participaban los extranjeros como no ciudadanos. A modo de conclusión La apelación de Ferrajoli a una efectiva universalización de los derechos fundamentales desde el derecho internacional advierte sólo de su principal obstáculo normativo: la ausencia de garantías. El jurista italiano considera como máxima prioritaria construir una esfera de titulares en el ordenamiento internacional que suprima las variables de la ciudadanía como status privilegiado y que supere la dicotomía entre derechos humanos y del ciudadano auspiciada en el orden interno como la máxima muestra de la desigualdad entre ciudadanos y extranjeros. Sin embargo, este tránsito garantista aplicado a los inmigrantes ha obviado dos concepciones sociológicas claves en el reordenamiento de la ciudadanía, lo que Sassen llama el no autorizado pero reconocido, referido al sans-papiers y el autorizado pero no reconocido28, referido en este caso a quienes no alcanzan la residencia cualificada, pese a su regularidad. En este punto, nada concluye la radical hostilidad hacia el principio de ciudadanía criticada por Jori en la teoría de los derechos fundamentales de Ferrajoli 29si se revisan las categorías jurídicas distintivas que se legitiman en las constituciones y que desafortunadamente subyacen en los tratados internacionales y en las declaraciones de derechos con numerosas manifestaciones del principio de la universalidad in fieri. La antinomia entre igualdad y ciudadanía, entre el universalismo de los derechos y sus confines estatalistas o supra-estatalistas presentan un carácter cada vez más insostenible, en mi opinión, justamente en la inconclusa internacionalización o especificación de los derechos que Ferrajoli considera de partida como una dirección correcta. En este caso, la lógica de “especificar” mantiene la idea de universalidad compatible en términos de generalización, una especie de suma pero no resta de 27 DE ASÍS ROIG, R., “Sobre la participación política de los inmigrantes” en DE LUCAS MARTÍN, J.; A. SOLANES CORELLA (coord.), La igualdad en los derechos: claves de la integración, Dykinson, Madrid, 2009, pp. 301-321 esp. p. 253. Vid. I. ARA PINILLA, La categorización conceptual de los derechos de los inmigrantes, cit., esp. p. 117. 28 Vid. SASSEN, S. Contrageografías de la globalización. Género y ciudadanía en los circuitos transfronterizos, Traficantes de sueños, Mapas, Madrid, 2003, esp. p. 87. 29FERRAJOLI, L., Los fundamentos de los derechos fundamentales, cit., en concreto el debate con Jori p. 105-138, “Ferrajoli sobre los derechos” en concreto p. 131. 10 objetivos en el reconocimiento y protección de los derechos fundamentales en los ordenamientos internos. Por este motivo, tomar en serio estos derechos significa hoy tener el valor no sólo de desvincularlos de la ciudadanía pero también implica transformar en derechos de la persona a los dos únicos derechos que han quedado hasta hoy reservados a los ciudadanos: derecho de residencia y derecho de circulación. Sería a todas luces factible la reversibilidad del tránsito entre inmigrante y ciudadano si se normativizara la consideración inclusiva y reiterativa del inmigrante como persona y/o ciudadano desde el derecho positivo supraestatal. BIBLIOGRAFÍA ARA PINILLA, I., “La categorización conceptual de los derechos de los inmigrantes” en MIRAUT MARTÍN, L., Justicia, migración y Derecho, Dykinson, Madrid, 2004, pp. 113-126. BOBBIO, N., L’età dei diritti, Torino, Einaudi, 1990 en (Traducción castellana de Rafael de Asís Roig El tiempo de los derechos, Sistema, Madrid, 1991, pp. 109 ss). 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