la colección cubista de El cubismo es uno de los movimientos centrales de las vanguardias artísticas del siglo XX y fue fundado en París a finales de la primera década del siglo XX por Braque y Picasso. Inauguró un revolucionario modo de pintar que se basa en un intenso trabajo de deconstrucción de la realidad, la renuncia a la perspectiva convencional, la ausencia de detalles y la geometrización de las formas. La colección cubista de Telefónica pone de relieve la diversidad de las propuestas y técnicas cubistas a lo largo del tiempo. La exposición se articula en tres ámbitos partiendo de la obra de Juan Gris que constituye el núcleo central de esta colección. Continúa con la de otros artistas contemporáneos que trabajaron en París y finaliza con la expansión internacional del movimiento, presentando la participación de artistas españoles y latinoamericanos. HORARIO Martes a sábado de 10 a 20:30 horas Domingos y festivos: de 10 a 17 horas 1 de mayo cerrado A partir del 16 de junio: Martes a domingos y festivos, de 10 a 17 horas La visita en grupo debe concertarse previamente en: www.museodebellasartesdesevilla.es D.L.: SE-374-2014 7 de marzo – 29 de junio de 2014 Museo de Bellas Artes de Sevilla Plaza del museo, 9 41001 Sevilla Tlf. 955 54 29 42 Juan Gris. La chanteuse, 1926 Colección Cubista de Telefónica El cubismo y Telefónica Juan Gris María Blanchard. Nature morte cubiste, 1919 Portada: Juan Gris. Verres, journal et bouteille de vin, 1913 (detalle) Juan Gris se suma al movimiento cuando el cubismo de los fundadores Braque y Picasso va dejando paso a otro más racional y ordenado llamado cubismo sintético. Consiste en que, partiendo de aspectos parciales de las formas, el espectador vuelva a integrar el conjunto mediante una síntesis visual e intelectual. Ya desde 1913 con el collage Verres, journal et bouteille de vin o en La guitare sur la table, Gris fragmenta la imagen, sin llegar nunca a la abstracción absoluta, para proponer una reconstrucción. El cromatismo contenido y la geometrización rigurosa de las formas se va acentuando hasta llegar a La guitare o El arlequín, obras de 1918 en las que el fondo y la forma llegan a fundirse. A partir de la década de los veinte su obra se hace más lírica y va perdiendo la excesiva rigidez geométrica. Nature morte devant l’armoire (1920) y La fenêtre aux collines (1923) suponen un cambio hacia un nuevo naturalismo en consonancia con el “retorno al orden” de la pintura francesa tras la Primera Guerra Mundial. Con el paso del tiempo su obra se va volviendo más libre, dando cabida a la figura humana como en La chanteuse (1926). Expansión internacional en España y en Latinoamérica En este último apartado se recoge la obra de varios autores que tuvieron un papel principal en la modernización del arte latinoamericano y que conocieron el cubismo de primera mano en París. En artistas como en el uruguayo Rafael Barradas o en el argentino Xul Solar la impronta de este movimiento es más evidente. Del brasileño do Rego Monteiro o del uruguayo Torres García se presenta obra de fecha más avanzada que parte de esta estética pero apunta a otros influjos como el primitivismo. Novedosos son los caligramas del chileno Vicente Huidobro, unión de pintura y poesía al combinar imagen y texto. El movimiento cubista en París A partir de 1910 otros pintores se sumaron al movimiento. Algunos adoptan la estética cubista desde primera hora como Lhote, Gleizes y Metzinger. Otros, se incorporan más tarde como María Blanchard que lo hizo por un breve pero intenso periodo en el que creó una serie de bodegones de gran pureza geométrica. La Primera Guerra Mundial, en la que muchos pintores cubistas participaron, (Metzinger, Lhote, Gleizes y Marcoussis) puso fin a la fase más creadora del cubismo. Podemos decir que durante estos años el color se vuelve más intenso y las formas se adornan, la geometría se suaviza y va aumentando la sensación espacial y la profundidad de las composiciones. Por último, otros artistas que transformaron y reinterpretaron el lenguaje cubista son los españoles Daniel Vázquez Díaz y Manuel Ángeles Ortiz cuyo Balcón abierto y plato con pescados incorpora el paisaje de fondo a los planteamientos cubistas. Estas derivas muestran que el cubismo fue más allá de 1920 y que su identidad no puede reducirse a una sola fórmula pues su capacidad de transformación lo convirtió en un legado estético que ha perdurado en el tiempo. En la posguerra, sólo Juan Gris siguió trabajando el cubismo más o menos ortodoxo. Marcoussis creó una obra más poética con un sentido más libre de la forma y el color mientras que Valmier encaminó su obra hacia una abstracción colorista. El resto se fue acercando de nuevo a la figuración, si bien con cierta influencia constructiva cubista. Juan Gris. La guitare sur la table, 1913 Joaquín Torres García. Physique, 1929