Estimados alumnos, Con este material se complementa el apunte dejado en fotocopiadora sobre Durkheim. El parcial abarcará los siguientes temas: Orígenes de la Sociología; Positivismo: Comte y Durkheim. El material adjunto y el de fotocopiadora se pueden ir leyendo.A la brevedad enviaremos algunas indicaciones para facilitar el estudio. Las dudas las pueden plantear a epighin@hotmail.com Seguiremos en contacto. Saludos, Profesora Eglé Pighin. ********************************************************************** http://www.ciudadpolitica.com/modules/wordbook/entry.php?entryID=259 Durkheim, Emile Definición: E. Durkheim fue el fundador de la escuela francesa de sociología, es uno de los pocos clásicos de la Sociología y de las Ciencias Humanas que no han cesado de ser citados y criticados copiosamente. Su espíritu polivalente se interesa por las innumerables facetas de la complejidad de los grupos, instituciones y sociedades que obran a lo largo de la historia. Sus estudios rigurosos sobre los problemas que afectan a los seres humanos, presentan siempre un esfuerzo teórico aliado a la búsqueda de soluciones prácticas, en un empeño fundamental por integrar dos grandes objetivo: ¬ Considerar los hechos sociales como cosas, estudiarlos de manera positiva, como se tratan las cuestiones técnicas, biológicas o médicas. Estudiar la vida social de manera normativa, como se tratan las cuestiones filosóficas, morales y religiosas. Las ciencias del hombre que trata de desarrollar Durkheim tiene por misión revelar toda la realidad del ser humano, una realidad constituida por hechos materiales pero que no puede existir sin una relación constante a un ideal moral y a una fundamentación trascendente. Este empeño por integrar ambas perspectivas, constituye sin ninguna duda la principal fuerza de la obra durkheniana, así como el principal obstáculo que ha impedido a sus discípulos continuar su obra y el principal blanco de sus numerosísimos comentadores críticos. Francés, de Lorena, nacido en 1858, hijo y nieto de rabinos desde ocho generaciones, Durkheim conoció una infancia movida: laicización y abandono de su dedicación al rabinato; periodo de gran expansión económica e industrial; pérdida de la guerra francoalemana y ocupación de su ciudad natal, Epinal, en 1870. Traslado a París, preparó y obtuvo su admisión en la Escuela Normal Superior (1876-1882). Diplomado en filosofía, fue nombrado profesor de liceo y pasó luego a enseñar en la Universidad de Burdeos (1887) y en la Sorbona (1902). Habiendo creado y mantenido con éxito una prestigiosa revista de Ciencias Sociales, L’année sociologique (18981913). Durkheim tuvo la originalidad de rodearse de colaboradores de talento en un plano multidisciplinar. Profundamente decepcionado e inconsolable por la trágica desaparición de su hijo en el frente, durante la guerra, murió en Fontainebleau el 15 de noviembre de 1917. La obra durkheniana comprende un conjunto de trabajos que cabría resumir en siete puntos básicos: 1. La solidaridad social. El primer trabajo importante, comenzado en 1884 y defendido como tesis doctoral, fue publicado con el título de La división del trabajo social (1893). Se trata de uno de los libros considerados entre los más importantes de la historia de la sociología. Su objetivo central es doble: a. Explicar el nacimiento del mundo moderno por medio de los conceptos de división del trabajo y de derecho represivo o restitutivo, y b. Criticar su viabilidad estableciendo la relación deseable y necesaria entre conocimiento positivo y juicio normativo. 2. El afincamiento de la sociología. En sus escritos de juventud, Durkheim estudia críticamente los precursores de la sociología (Montesquieu y Rousseau, Saint-Simon y Comte, Spencer y Espinas) y concentra sus análisis sistemáticos sobre la sociología de la familia. Junto a la división del trabajo, dos grandes obras lanzan definitivamente la sociología durkheniana. a. Las reglas del método sociológico (1895), un nuevo discurso del método que define los principios epistemológicos de una ciencia positiva destinada a sobrepasar los estudios abstractos de los precursores y a abordar el conocimiento concreto de las sociedades humanas, “sea para exponer hechos, sea para orientar su curso”. b. El suicidio (1897), un estudio sociológico eminentemente estratégico destinado a probar que un fenómeno tenido por puramente individual puede explicarse como hecho social profundamente dependiente del grado de integración de las instituciones sociales (religión, economía, familia). 7. La Religión. Profundamente influido por su educación en la tradición judía y por su fe constante en “la religión de la humanidad” (Saint-Simon, Comte), el autor De las formas elementales de la vida religiosa presenta un monumento intelectual destinado a probar la función decisiva del sentimiento religioso. “La religión consiste en creencias y en prácticas relativas a las cosas sagradas”. Comprender la religión como relación con lo sagrado, sin relación necesaria con los conceptos de divinidad y de más allá, tiene una importancia extrema para la ciencia del hombre: saber, en efecto, que la experiencia religiosa no es un fenómeno especializado vivido solamente por determinados individuos y culturas, sino un fenómeno universal. ¿ Por qué universal? Porque en toda ocasión, en todo tiempo, en toda civilización y en toda cultura, tradicional o moderna, los seres humanos necesitan una orientación trascendente, una relación con una realidad absoluta o sagrada que les permita fundar y desarrollar su búsqueda de identidad personal y colectiva. La religión es en fin de cuentas una experiencia en sí respetable; una experiencia real y no el fruto de un puro acto imaginativo; una experiencia cuyo objeto de culto no tiene un carácter hipotético, sino sustantivo, puesto que la causa objetiva, universal y eterna de la religión es la humanidad. Así, una tarea clave de la ciencia del hombre es descubrir concreta y críticamente cómo los diferentes grupos humanos sacralizan las dimensiones individuales y colectivas que les constituyen. Referencia: ©PoliticasNet. 2001. http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%89mile_Durkheim Émile Durkheim De Wikipedia, la enciclopedia libre Emile Durkheim Emile Durkheim (Épinal, Francia, 15 de abril 1858 — París, Francia, 15 de noviembre 1917). Uno de los fundadores de la sociología moderna, junto a Max Weber y Karl Marx. Fundador de la primera revista dedicada a las ciencias sociales, el Année Sociologique, con el cual también se identifica al grupo de estudiosos que desarrolló su programa de investigación sociológica. Biografía [editar] Nació en Épinal, Francia, el 15 de abril 1858 en la región de Lorena. A pesar de ser hijo de una familia profundamente religiosa (era hijo de un rabino), Durkheim tuvo una vida completamente secular. Desde joven se sintió atraído por el método científico, que se oponía a su educación basada en la religión. En muchos de sus trabajos, de hecho, estuvo dedicado a demostrar que los fenómenos religiosos provienen de factores sociales más que divinos. Sus antecedentes judíos, sin embargo, moldearon su sociología, y muchos de sus estudiantes y colaboradores fueron compañeros judíos o parientes de sangre. Durkheim entró a la École Normale Supérieure (Escuela Normal Superior), en 1879. Su generación fue una de las más brillantes del siglo XIX y muchos de sus compañeros de clase, tales como Jean Jaurès y Henri Bergson se convertirían en importantes figuras de la vida intelectual francesa. En la ENS (Escuela Normal Superior), Durkheim estudió con Fustel de Coulanges de su generación cuando se graduó en filosofía en 1882. En 1887, es nombrado profesor de pedagogía y ciencia social de la Universidad de Burdeos.Comienza con sus enseñanzas en sociología y fue el primero en enseñar esta ciencia en Francia. Como consecuencia de los pesares que le causó la muerte de su único hijo, murió en París el 15 de noviembre de 1917. Teoría sociológica [editar] Hechos sociales [editar] Teóricos anteriores veían a la sociología no como un ámbito autónomo de investigación, sino a través de acercamientos psicológicos u orgánicos. Por el contrario Durkheim concibió la existencia de fenómenos específicamente sociales ("hechos sociales"), que constituyen unidades de estudio que no pueden ser abordadas con técnicas que no sean las específicamente sociales. Asimismo redefinió a la sociología como la ciencia que tiene como objeto el estudio de estos hechos sociales. Durkheim definió los hechos sociales en Las reglas del método sociológico como: "...modos de actuar, pensar y sentir externos al individuo, y que poseen un poder de coerción en virtud del cual se imponen a él..." (E. Durkheim. les regles de la methode sociologique 'Paris: Presses Universitarires de France, 1956,p. 5) Dichos hechos existen con anterioridad al nacimiento de un individuo en determinada sociedad; por lo tanto, son exteriores a él. Son colectivos porque son parte de la cultura de la sociedad, y son coercitivos porque los individuos se educan conforme a las normas y reglas de ella sólo por el hecho de nacer en aquélla. Durkheim afirmó: "si existían antes es que existen fuera de nosotros" y menciona la lengua natal, la escritura y el sistema monetario como ejemplos. Durkheim también dijo que la sociedad era algo que estaba fuera y dentro del hombre al mismo tiempo gracias a que este adoptaba e interiorizaba los valores y la moral de la sociedad, de esto también deriva que unos se vean obligados a ciertos parámetros y límites de los que ellos no están de acuerdo y se rebelan ante ella. La división del trabajo social [editar] En su tesis doctoral publicada en 1893, Durkheim considera el problema de la solidaridad social. Su estudio se basó en la distinción de dos formas de solidaridad. Pero primero deberíamos saber que la solidaridad es, para el autor, un hecho moral; por lo tanto, sin la posibilidad de aparecer positivamente, como un hecho externo, debe buscarse algún fenómeno que tenga esa existencia exterior, que sea tangible y positivo: que represente o indique a ese elemento moral. Él encuentra esas condiciones en las formas de la pena y éstas aparecen en las formas del derecho. La pena represiva, expresada en el derecho penal, aparece en aquellas sociedades con fuertes estados de conciencia colectiva, para las cuales el crimen es una ofensa a toda la sociedad. Es por eso que se hace necesaria una dura pena. Esta característica se da en las sociedades primitivas. En cambio, en las sociedades modernas, se encuentra instalada la pena restitutiva, aquella que pretende volver las cosas al estado anterior a aquel en que fue cometido el crimen. La ofensa no se comete contra toda la sociedad, sino que es un problema entre las partes. En las sociedades modernas existen las formas de derecho civil, de la familia, del comercio. Los hombres, al nacer distintos entre sí, son diferentes, es por eso que existe gran división del trabajo social. En las sociedades primitivas, la solidaridad surge de la conciencia colectiva y la denomina solidaridad mecánica: la identificación con un grupo social se produce por las condiciones de igualdad, está en boga la idea de comunidad en tanto los individuos tienen "cosas en común", que producen un fuerte compromiso. En cuanto a la división del trabajo, no hay especialización, pero sí ascenso (Durkheim da dos ejemplos de sociedades primitivas en un contexto moderno: la Iglesia y el Ejército, fuertemente verticalistas ambas). En las sociedades modernas, esa conciencia colectiva es más débil y la solidaridad que existe en ellas es orgánica, puesto que surge de las diferencias producidas por la división social del trabajo, que es en general la respuesta que el siglo XIX da a la pregunta sobre el origen de todo hecho social. La solidaridad es, más particularmente, por necesidad en este tipo de sociedades, en las que las pasiones son reemplazadas por los intereses. En esta obra aparece la primera formulación de una categoría que se instala firmemente en el pensamiento de Durkheim: la anomia. Cuando comienza a analizar el funcionamiento de las sociedades complejas, (o modernas) se encuentra con dicha clasificación, entendiendo la anomia como una carencia de solidaridad social, dado que las relaciones con los órganos no están reglamentadas dado el desajuste originado por la permanente modernización. Particularmente, Durkheim encuentra en el contrato social un factor de anomia, ya que no garantiza el orden. La anomia será tratada en su obra El Suicidio, donde encuentra que el suicidio anómico se debe a una repentina ruptura del equilibrio social. La anomía o anomía es el mal que sufre una sociedad a causa de la ausencia de reglas morales y reglas jurídicas, es decir es la ausencia de la norma. Esta ausencia se debe al desequilibrio económico y/o al debilitamiento de sus instituciones, que implica un bajo grado de integración social. Previa a la formulación del suicidio anómico, conceptuó otros dos tipos de suicidio basándose siempre en la herramienta estadística tomada de Lambert Adolphe Jacques Quételet. Ellos son: el suicidio altruista, el cuál ocurre al estar sobre-adaptado a la estructura del sistema social (ej: kamikazes); y por otro lado el suicidio egoísta, el cuál demuestra claramente lo contrario, el individuo se encuentra en un estado de alienación de la norma. No es que la norma no esté explicitada en el sistema, sino que es el individuo mismo quien no las registra. Método de estudio de los hechos sociales [editar] Durkheim propone estudiar los hechos sociales como "cosas" (no porque estos sean cosas materiales propiamente dichas, sino por su característica de observables y verificables empíricamente), pues plantea que pueden ser observados y contrastados por medio del método científico, estableciendo tres reglas básicas. La primera regla menciona lo necesario de desechar todas las ideas preconcebidas, utilizando sólo aquellos criterios y conceptos construidos científicamente. El sociólogo debe aislarse de sus creencias político-religiosas, porque podrían influir sobre los hechos sociales que se estudian. La segunda define previamente el hecho social y lo segmenta. Tras la definición, se procede a la búsqueda y recopilación de datos acordes al caso estudiado, que permitan llegar a la elaboración de conclusiones. Por último, la tercera regla menciona que sólo se debe tener en cuenta aquellos caracteres que tienen un grado de objetividad propio del hecho social. El sociólogo debe alejarse de las sensaciones de carácter subjetivo. El Estado [editar] Según la visión durkheimiana, el Estado se define por las funciones que cumple, que deben ser limitadas, ya que no tiene que manejar los lazos sociales ni la conciencia colectiva. El Estado es un tipo de conciencia colectiva, pero no la concentra toda: es un órgano de pensamiento social, y su función específica es elaborar ciertas representaciones sociales para dirigir la conducta colectiva. Ante el creciente desarrollo del marxismo en su época, que veía a la existencia de conflictos como propia de la sociedad y del autodespliegue de la historia, es decir, como factor necesario para el progreso; Durkheim entendía a los conflictos como anomalías dentro del avance hacia el orden y el progreso, dos ideas centrales en las concepciones de la sociedad de aquella época. Principales obras [editar] La división del trabajo social (1893). Su tesis doctoral. Las reglas del método sociológico (1895). Desarrolla cómo abordar los hechos sociales en forma sistemática y científica. L'Année Sociologique (1896). Revista en la que se dan a conocer investigaciones sobre sociología y antropología. El suicidio (1897). Primera investigación sociológica basada en datos y análisis estadísticos. La educación moral (1902). Las formas elementales de la vida religiosa (1912). Libro en que analiza la sociología de la religión y su relación con la teoría del conocimiento. Es un texto fuertemente platónico. Lecciones de Sociología (1912). Dicta lecciones acerca de: la moral profesional (lecciones 1, 2, 3), la moral cívica (lecciones 4, 5, 6, 7, 8, 9), el derecho de propiedad (lecciones 10, 11, 12, 13, 14) y el derecho y la moral contractual (lecciones 15, 16, 17, 18). Obra póstuma [editar] Educación y sociología (1924). Ofrece su definición de educación y ahonda en el carácter social de la misma. Establece relaciones entre la Pedagogía y la Sociología. La educación: su naturaleza, su función (1928) Explica el concepto de educación a través de la función que cumple en la teoría de la reproducción social. Bibliografía [editar] DURKHEIM, Emile. Escritos Selectos. Introducción y selección de Anthony Giddens. [Trad. Ricardo Figueroa]. Buenos Aires: Nueva Visión, 1993. Enlaces externos [editar] Dosier Durkheim en catalán y en español López, A.:Aporías del “sociologismo” de Durkheim en CCCSS febrero 2008. Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%89mile_Durkheim" http://www.iigg.fsoc.uba.ar/grassi/textos/Artic20.doc Pensar la Política Social: aportes desde Durkheim Florencia Luci1 La “causa”: la división del trabajo y sus consecuencias morales Como señalamos más arriba la sociología de Emile Durkheim nace con el interrogante acerca de la naturaleza del lazo social habida cuenta de su debilitamiento y crisis. Ahora bien, ¿cuál es la piedra de toque que postula Durkheim para comenzar a elucidar las características y causas de esta crisis? Sin duda no podríamos encontrar los orígenes de estos procesos en otro orden de factores que no sean lo suficientemente visibles y generales como para ser aprehendidos científicamente. Los hechos que estén dando cuenta de estas transformaciones tan profundas no pueden ser otra cosa que sociales. Y no lo son por el simple hecho de ser producto de la sociedad sino, antes que nada, por ser imperativos, coercitivos, obligatorios. En efecto, existen grupos de fenómenos cuya naturaleza no es modificable a voluntad y que se distinguen por tener caracteres definidos, por existir por fuera de las conciencias individuales e imponérseles. De esta manera, Durkheim funda el método de la naciente sociología moderna: tomar a los hechos sociales como cosas, es decir, como datos objetivos de la realidad susceptibles de ser tratados científicamente. Aquí nos interesa aproximarnos a una tensión fundamental que atraviesa la epistemología durkheimiana y que se entrevé en sus “reglas”: detrás del Durkheim objetivista que llama a descartar las nociones previas y definir el objeto-cosa de estudio a partir de sus signos exteriores como “camino que se debe seguir para penetrar más en el fondo de las cosas”2, encontramos al Durkheim preocupado por dar cuenta de la representación colectiva. Y en definitiva, ¿qué es “el fondo de las cosas” sino la sociedad en tanto acto ritual en donde se ponen en práctica las 1 2 IIGG/UBA-CONICET. E-mail: florluci@hotmail.com Durkheim, Emile, Las reglas del método sociológico (1895), Madrid, Hyspamérica, 1986, p. 71. creencias compartidas, en donde se revitaliza la idea misma del ser social? No nos detendremos en este punto sobre el cual volveremos más adelante. Sólo nos interesa dejar marcado desde el inicio este movimiento que transita la obra de Durkheim, y que bien señala Emilio de Ípola3, ya que lo consideramos clave para nuestro análisis de sus textos. Entonces, ¿cuál es el hecho social que permite dar cuenta de las transformaciones que sufren las sociedades a fines del siglo XIX? Durkheim encontrará la respuesta la en las profundas mutaciones en la división social del trabajo. Efectivamente, a medida que la modernidad avanza el trabajo se divide y complejiza crecientemente, llegando a niveles de especialización antes inimaginados. En definitiva, Durkheim está siendo testigo del paso de un tipo de sociedad a otro, en donde se evidencia para el sociólogo la transformación del tipo de lazo que mantiene firme la trama social. Y es en la división social del trabajo donde pueden apreciarse estas alteraciones que repercuten sobre todo en la manera en que los hombres de relacionan entre sí, en su particular forma de construir subjetividad, en su ser moral. De este modo, Durkheim va a preguntarse “cuál es la función de la división del trabajo”, “a qué necesidad corresponde”4. Su respuesta va a creer descubrir las leyes de funcionamiento y transformación de la sociedad con lo que se considerará la primera teoría del lazo social. Y es que, en efecto, la división del trabajo no es sólo un fenómeno económico de especialización de las industrias, de las funciones económicas y los capitales sino que es ante todo un fenómeno moral. “Un hecho semejante no puede, evidentemente, producirse sin afectar de manera profunda nuestra constitución moral”5. Así, la división del trabajo “es y llega a ser cada vez más, una de las bases fundamentales del orden social”6. En este punto, Durkheim se aleja de quienes ven en el avance de la modernidad un mal que hay que detener, su mirada no será romántica como la de Bonald y De Maistre. Durkheim es consciente de las profundas transformaciones ocurridas al nivel de la sociedad y no considera que la modernidad conlleve per se ausencia o ruptura del lazo sino más bien implica la conformación de uno de nuevo tipo. ¿Cómo deviene la división del trabajo en fuente de solidaridad social? Aquí Durkheim deja planteada la paradoja de que a medida que las sociedades y sus funciones se especializan progresivamente los hombres, más autónomos en apariencia, se necesitan aún más. Lo que ha ocurrido, según el sociólogo francés, es el pasaje de un tipo de solidaridad, que denominará mecánica, a otro, que llamará orgánica. La primera, característica de las sociedades tradicionales, deriva de la proximidad y semejanzas que existen entre los hombres viviendo en común. La conciencia colectiva, entendida como el conjunto de creencias y sentimientos comunes de los miembros de una sociedad, se extiende uniforme en todos los sujetos dejando poco espacio para la conciencia individual. La solidaridad orgánica, por otra parte, se desarrolla con la división del trabajo y tiene por base el hecho de que los hombres difieren entre sí, que tienen esferas de “...la actualidad y el interés del pensamiento durkheimiano residen esencialmente en ese movimiento pendular entre la estructura y la representación, lo objetivo y lo subjetivo, que marcan silenciosamente su obra.” en De Ípola, Emilio: Las cosas del creer. Creencia, lazo social y comunidad política, Buenos Aires, Ariel, 1997, p. 44. 4 Durkheim, Emile, La división del trabajo social (1893), Buenos Aires, Planeta, 1993, p. 67. 5 Ibíd., p. 60. 6 Ibidem. 3 acción propias ligadas a su desarrollo profesional. Esto permite que, existiendo campos de interés particulares, la conciencia individual y la personalidad se desarrollen de manera superpuesta a la conciencia colectiva. Siguiendo a Nisbet: “la división del trabajo en la sociedad moderna cumplía la función de integrar a los individuos mediante su búsqueda de especializaciones complementarias y simbólicas, haciendo posible -por primera vez en la historiaacabar con los mecanismos tradicionales de coerción social”.7 Sin embargo, es interesante en este punto superar esta aparente versión “objetivista” de Durkheim y rescatar la tensión que enunciábamos antes, pensando que estas dos solidaridades más que superarse una a la otra temporalmente, conviven, permitiendo pensar el tema del lazo social en términos más complejos, manteniendo la experiencia de la comunidad aun en sociedades modernas. Retomaremos esto. Ahora bien, la división del trabajo puede avanzar sin que necesariamente devenga en solidaridad social. La especialización de las funciones se acentúa sin que los hombres perciban que son parte de una obra común, ahogándose el espíritu de conjunto. La crisis moral se evidencia cuando el sujeto, a pesar de hallarse en estrecha dependencia con sus semejantes, no siente relación con el interés común. Este estado de cosas, que Durkheim caracteriza como anomia, es producto de la falta de reglamentación en las sociedades modernas. Sin embargo, en la concepción durkheimiana, la “regla” no crea el estado de dependencia mutua sino que se limita a expresarlo. Las costumbres y las relaciones de los individuos cristalizan en pautas de conducta y no al revés. En este sentido la regla no es una normativa coactiva que se encuentra por fuera del estado mental de la sociedad sino que es producto de cada tipo social. Entonces, si hablamos de anomia hablamos de dislocación entre los sistemas normativos y las necesidades reales de la vida social, discordancia que no permite regular la armonía de las funciones. De esta forma, la división del trabajo se vuelve coactiva manifestando que la ordenación social no se condice con la verdadera naturaleza de las cosas y se sostiene por la fuerza. Lo que debería ser una moralidad espontánea que lleva a los hombres a contar con otros, es apreciada más bien como una compulsividad artificial. Es interesante, por otra parte, advertir cómo se complejiza esta mirada acerca de lo social observando la visión de la composición y transformación social que plantea Durkheim en Las reglas del método sociológico. En ese libro, Durkheim llama al sociólogo a indagar en las características del medio social las propiedades que pueden ejercer una acción sobre el curso de los fenómenos sociales. Encuentra en las sociedades dos series de caracteres que las describen: el volumen de la sociedad y su densidad dinámica. El primer factor da cuenta del número de unidades sociales que componen una sociedad, el segundo, habla del grado de concentración o unión moral que relaciona a los individuos. De la particular interrelación de estas dos series de caracteres va a resultar la específica conformación de la vida colectiva de un cuerpo social, así como la forma en que esa sociedad va a resolver sus problemas de cohesión social. Aquí, nos remitimos a citar en extenso a Durkheim “... si cada agregado parcial forma un todo, una individualidad distinta separada de las demás por una 7 Nisbet, Robert, La formación del pensamiento sociológico 1 (1966), Buenos Aires, Amorrortu, 1996, p. 117. barrera, es que la acción de sus miembros en general permanece localizada allí; si por el contrario estas sociedades parciales están confundidas en el seno de la sociedad total o tienden a confundirse en ella, es que el círculo de la vida social se ha extendido en la misma proporción”8. Aquí, nuevamente, en el envés de una primera lectura funcionalista de Durkheim, se percibe su profunda preocupación por el rol de las representaciones colectivas en tanto experiencias coaligantes del cuerpo social. Detrás de lo que podría parecer una visón orgánica y fisiológica de la composición del cuerpo social, entendido como agregados interdependientes en cantidades y concentraciones determinadas, se evidencia la inquietud por lo efectivo del vínculo que mantienen los individuos como un proceso dinámico que constituye en definitiva su tipo moral, su vida colectiva, su comunidad. Se entiende entonces cómo El Suicidio, concebido no como un fenómeno psicológico sino en tanto fenómeno social, viene a testimoniar en qué sentido los caracteres constitutivos de la sociedad han sufrido modificaciones. Las tres tipologías de suicidio evidencian un tipo diferente de situación desviada en la cual el individuo se encuentra unido de manera patológica a la sociedad. Así, el suicidio egoísta manifiesta cómo la mayor o menor cohesión de los grupos sociales de los cuales participan los individuos es un elemento fundamental en cuanto a la profilaxis que brinda el sentimiento de integración que sienten los sujetos al pertenecer a un colectivo. “El suicidio varía en razón inversa del grado de desintegración de los grupos sociales de que forma parte el individuo”.9 La modernidad conllevaría al debilitamiento de los lazos sociales coaligantes como consecuencia de producir en los hombres una individuación creciente preponderando los fines propios por sobre los colectivos. Frente a esta individuación desintegradora, su antítesis, una individuación insuficiente también puede ser causa social de suicidio. Este tipo de suicidio, que llamará altruista, consiste en la fuerte ligazón que sienten los sujetos hacia su sociedad de pertenencia, la cual se encuentra indivisa del propio sujeto. La personalidad individual ocupa poco lugar en la vida colectiva y cualquier acto que ofenda gravemente esa relación tan estrecha con la sociedad puede ser causal de suicidio. Un tercer tipo, anómico, se basa en la suposición de que existe una relación entre la forma en que la sociedad regula los sentimientos y las actividades de los individuos y el porcentaje de suicidios. Así, en las situaciones de crisis, la ruptura del equilibrio social produce en los individuos desestructuraciones normativas que les impiden establecer normalmente qué desear y qué no. Estas perturbaciones del orden colectivo, como pueden ser las crisis financieras o industriales, desenfrenan las pasiones y los hombres, sin saber frente a que límite de su deseo detenerse, descontentos con su suerte, deciden terminar con su vida. El suicidio pone de manifiesto el esfuerzo de Durkheim en avanzar en las características de la crisis del lazo social que se abría paso en las sociedades modernas. Se propone indagar en el hecho aparentemente más íntimo, como es el deseo de acabar con la propia vida, instituyéndole causas sociales, llevándolo a la categoría de hecho social. Encontramos en este libro una honda preocupación por escudriñar qué es lo que efectivamente está aconteciendo en el medio social con consecuencias morales tan severas como lo son la 8 9 Durkheim, Emile, op. cit., 1986, p. 136. Durkheim, Emile, El Suicidio (1897), México DF, Coyoacán, 1994, p. 176. desintegración de los individuos de sus colectivos de pertenencia y la falta de normas que regulan el mundo social. En suma, hasta aquí tenemos un primer manojo de elementos para entender la sociología de Durkheim y que nos servirán para avanzar en nuestro objetivo de pensar desde este autor la política social. Las sociedades se encuentran en transición y por ello las normas y valores que sustentaban los tipos anteriores comienzan a entrar en crisis. Lo que ha sucedido, entre otras cosas, es una compleja transformación del mundo social que regula la vida del trabajo, entendiendo que esto excede las funciones económicas, y que implica además la forma en que los sujetos organizan su mundo en común. Interesa observar cómo, a pesar de que la vida social se especializa más, esto no necesariamente tiene que derivar en crisis de lazo social sino que lleva a la formación de uno nuevo, basado en la interdependencia y complejización de las funciones. Ahora bien, esto no está ocurriendo y Durkheim cree saber por qué. Pero su respuesta será más compleja de lo que aparenta. En este punto nos interesa desdoblar esa “respuesta” en dos direcciones que de ninguna manera son opuestas y que dan cuenta de esa tensión que enunciáramos pero que, por conveniencia analítica, es dable separar. Por un lado, el rol que Durkheim asigna a los grupos profesionales como medio de reencauzar esta relación debilitada de los sujetos según su grupo de pertenencia, en definitiva el Durkheim que nos permitiría pensar la relación con la política social de una forma más pragmática. Pero, por otro lado, aquel “último” Durkheim que en Las formas elementales de la vida religiosa -pero que como decíamos subrepticiamente en toda su obra- lleva a primer plano la importancia de la acción de los hombres actuando en común, la religiosidad que implica el construir sociedad en tanto comunidad moral y simbólica.