Fin del imperio

Anuncio
GEHS 4020
Civilización Occidental Antigua y Medieval
Fin del Imperio
a. División del Imperio Romano
b. Los germanos y las invasiones
c. Caída de Roma y primacía de Bizancio
d. Cristianismo
(Para el examen de Educación se incluyen los siguientes temas:
El cristianismo: fundamento definitorio de la civilización occidental
Raíces del cristianismo: fundamentos judíos del pensamiento cristiano
El cristianismo: Jesús el Cristo y el Reino de Dios
Los cristianos y Roma: de la persecución al predominio
Invasiones de bárbaros y su incorporación al mundo cristiano)
División del Imperio
A la muerte del emperador Teodosio (principios del siglo IV D.C.), el Imperio se dividió
en dos partes y se repartió entre sus dos hijos. La división existía desde que Constantino
había fundado la ciudad de Bizancio como capital, pero ambos lados del Imperio
parecían estar bajo un mismo mandato. El Imperio de Oriente con Constantinopla como
capital resultó ser más fuerte y menos susceptible a las invasiones de las tribus bárbaras,
lo que permitió que perviviera hasta el siglo XV. Además, sus emperadores se
encargaron de pagar a las tribus que intentaban invadirles para que arremetieran contra
el Imperio de Occidente.
La parte occidental del Imperio se enfrentaba a muchos problemas; entre ellos, la crisis
económica que se arrastraba desde el siglo III, las constantes amenazas a las fronteras
del Imperio, el hecho de que los ejércitos se hubieran tenido que reforzar con
mercenarios que buscaban sus propias riquezas porque el gobierno central de Roma era
incapaz de pagarles ante la crisis económica, el cambio cultural que ocurrió al adoptarse
la religión cristiana como religión oficial y que otorgó mucho poder a la curia eclesiástica
que adoptó una división de poderes copiada de Roma, la huida de las personas a los
campos y el abandono de las ciudades para procurarse modos de alimentación, entre
otros.
Los germanos y las invasiones
Cuando los visigodos solicitaron permiso al Imperio para establecerse en sus territorios
en el siglo IV D.C. huyendo de los hunos (tribus guerreras mongoles que atacan
ferozmente) que habían invadido el norte oriental por el Mar Negro, los romanos les
concedieron dicho permiso sin imaginar que comenzaba el final del Imperio.
Atila y los ataques de los hunos
Excelentes jinetes arqueros, veloces y decididos, de táctica impredecible, extendieron el miedo
por el Imperio. Pactaron con Roma en contra de los germanos de la Europa Central y, hacia el
432, tenían un caudillo principal, Rua o Rugila, a cuya muerte (434) le sucedieron sus sobrinos
Bleda y Atila. Eran nómadas y vivían en chozas temporales, aunque conocían la propiedad de la
tierra y solían serpentear por zonas concretas que estuvieran en su poder. Por su condición
nómada, la vaca y la cacería tenían un papel más importante en su economía que la agricultura.
Las carencias en su dieta eran saciadas por medio del comercio y de forma mucho más seguida,
el pillaje en territorio extranjero. Las armas que empleaban en la guerra eran la espada recta,
la lanza; el lazo, que era una especie de cuerda con la que lazaban a sus enemigos y les rompían
el cuello, y el arco compuesto, que solían utilizar desde el caballo. A esto contribuía el uso del
estribo, que tomaron de los chinos y que introdujeron más tarde en Persia y Europa.
(http://es.wikipedia.org/wiki/Hunos)
Esta información se corroboró con otras fuentes.
Los visigodos terminaron por rebelarse contra los romanos por el mal trato que recibieron
de los propios romanos quienes les dejaron las tierras menos fértiles, vendieron a sus
hijos como esclavos y violaron a sus mujeres. En la lucha entre visigodos y romanos,
éstos recibieron la primera derrota en siglos e, inclusive, los visigodos asesinaron al
emperador romano (siglo IV D.C.) Más adelante, en el año 410, los visigodos saquearon
y destruyeron la propia ciudad de Roma aunque, finalmente, no permanecieron en la
Península Itálica y se trasladaron a la España actual.
2
Sin embargo, esta derrota de Roma dio paso a una multitud de invasiones de tribus
germanas por todo el territorio del Imperio de Occidente. (Ver el mapa de las invasiones.)
Mapa de las invasiones de
pueblos germanos
Estos pueblos eran politeístas, generalmente monógamos y dedicados al pastoreo,
principalmente. Se encontraban en el proceso de estabilizar su economía y de
desarrollar la agricultura y ya tenían contacto con los romanos, pues a muchas tribus se
les había permitido vivir dentro de las fronteras del Imperio e, inclusive, muchos habían
adquirido la ciudadanía romana. Como eran excelentes guerreros, los romanos los
respetaban y les permitieron pertenecer al ejército. Las tribus principales y sus lugares
de asentamiento fueron:
3

Principales tribus*
Grupo
Alamanes
Anglos y Sajones
Burgundios
Francos
Lombardos
Ostrogodos
Suevos
Vándalos
Visigodos
Asentamiento
Norte y centro, luego sur
de Alemania
Islas Británicas y Sajonia
(márgenes del río Elba en
la actual Alemania)
Centro de Alemania
(Renania), luego sureste
de Francia y oeste de
Suiza
Francia y centro de
Alemania
Norte de Italia
Italia
Noroeste de la península
Ibérica
Magreb
Sur de Francia, Península
Ibérica y Magreb
(*) Recibían diversos nombres por los pueblos invadidos, no siempre
coincidentes con los que ellos mismos se daban.
(http://es.wikipedia.org/wiki/Pueblos_germ%C3%A1nicos)
Esta información se corroboró con otras fuentes.
Los germanos provenían del norte y del este de Europa, de zonas no aptas para el cultivo, y
fueron denominados bárbaros por los romanos por sus costumbres rústicas y primitivas. Estos
pueblos germanos, se regían por sus propias leyes, de acuerdo al derecho de gentes (Los
romanos poseían un derecho civil para sus ciudadanos y uno de gentes, para los extranjeros).
Tenían sus propios jefes y conservaban sus costumbres, no hablaban latín y eran paganos.
Historia
Según los hallazgos arqueológicos, se establecieron hacia el año 500 a. C. sobre las costas del
Mar Negro y el Mar Báltico. Los antiguos griegos no supieron de su existencia y los romanos
sólo los conocieron cuando los germanos comenzaron a avanzar hacia el interior de Europa
alrededor del comienzo de la Era cristiana. El avance de los germanos hacia Occidente en
aquella época pudo haber sido causado por catástrofes naturales o por su gran aumento
demográfico. Se estima que en esa época sumaban entre uno y cuatro millones, contra menos de
un millón de romanos y sus vasallos. Para contener sus avances, los romanos crearon una
frontera fortificada, el limes («límite» o «frontera», en castellano), a lo largo del Rin y el
Danubio.
4
Representación de guerreros germanos
El comienzo de las invasiones
Entre los años 235 y 285, Roma estuvo sumida en un periodo de caos y guerras civiles. Esto
debilitó las fronteras, y los germanos, en busca de nuevas tierras, se desplazaron hasta la
frontera norte del Imperio. Los emperadores de la época permitieron el ingreso de los
germanos bajo dos condiciones: debían actuar como colonos y trabajar las tierras, además de
ejercer como vigilantes de frontera. Sin embargo, la paz se acabó cuando Atila, el rey de los
hunos, comenzó a hostigar a los germanos, que invadieron el Imperio. Después de la retirada de
los hunos, las tribus bárbaras se establecieron en el interior del Imperio: los francos y
burgundios tomaron la Galia, los suevos, vándalos y visigodos se asentaron en Hispania, los
hérulos tomaron la península Itálica tras derrotar y destituir al último emperador romano,
Rómulo Augústulo (año 476 D.C.). Posteriormente, los hérulos se enfrentarían a los ostrogodos,
saliendo estos últimos victoriosos y tomando el control de toda la península.
Los reinos germánicos
Los distintos pueblos germánicos se asentaron en diferentes zonas del antiguo Imperio romano
de Occidente, fundando reinos en los que los germanos pretendieron inicialmente segregarse
como una élite social separada de la mayoría de la población local. Con el tiempo, los más
estables de entre ellos (visigodos y francos) consiguieron la fusión de las dos comunidades en
los aspectos religioso, legislativo y social.
La diferencia cultural y de grado de civilización entre los pueblos germánicos y el Imperio
romano era muy notable, y su contacto produjo la asimilación por los germanos de muchas de
las costumbres e instituciones romanas, mientras que otras propias de sus antiguas tradiciones e
instituciones se conservaron, formando así la cultura que se desarrolló en la Europa medieval y
que es la base de la actual civilización occidental.
5
Características comunes
Todos los pueblos germánicos se regían por una monarquía electiva. El rey o jefe de la tribu era
elegido por una asamblea de guerreros, que además administraban la justicia, pactaban la paz o
declaraban la guerra. No poseían un código legislativo, por lo que se regían por el derecho
consuetudinario.
La organización en cuanto al poder era bastante simple: la clase de los nobles, que tenían
acceso a los puestos de mando (asamblea de guerreros, mandos militares) y podían ser
nombrados reyes de su tribu, los hombres libres, quienes formaban parte del ejército,
practicaban la caza y otras actividades cotidianas y los esclavos, quienes debían trabajar las
tierras y obedecer a un amo.
Cultura
Aunque aparentemente compartían una lengua ancestral común, al momento de su avance sobre
el interior europeo ya tenían varios dialectos hablados principalmente por:



los pueblos nórdicos o escandinavos,
los germanos occidentales,
los germanos orientales.
Su organización social era de tribus independientes, que ocasionalmente se confederaban para
la guerra, aunque a menudo también lo hacían entre ellas. Eran pastores y agricultores
seminómadas, cuyos asentamientos eran poco duraderos. No tenían alfabeto (el rúnico de los
escandinavos se usaba sólo para fines religiosos), por lo que no hay registros escritos de su
historia hasta su encuentro con los romanos. Tenían esclavos y hacían vasallos semilibres a los
pueblos conquistados. Algunas tribus, como los francos salios, establecieron relaciones de
clientela con los romanos, sirviendo ocasionalmente en sus ejércitos. Estas relaciones sentaron
la base del futuro régimen feudal, y los dominios que establecieron fueron el origen de los reinos
medievales y los actuales países europeos.
Hacia el siglo V el Imperio Occidental había desaparecido y los territorios se dividieron
entre las tribus germanas invasoras. Las ciudades perdieron población y el comercio
decayó. La vida en los campos atrajo a muchas personas quienes comenzaron a buscar
la protección de los guerreros. Una nueva era había comenzando para los antiguos
habitantes del Imperio Romano de Occidente.
6
Cristianismo
El cristianismo había nacido en las tierras de la Palestina dominadas por el Imperio
Romano. Durante los primeros dos siglos de nuestra era, las prácticas cristianas se
mantuvieron privadas porque sus seguidores no eran bien vistos dentro del Imperio. En
muchas ocasiones, el hecho de que no se sometieran a las leyes de los emperadores
que exigían sacrificios para los dioses romanos, costaron a los cristianos persecuciones
y muertes públicas. Sin embargo, el estoicismo que demostraban al enfrentar las torturas
y la muerte provocaba que más personas se convirtieran a las prédicas del cristianismo
primitivo.
Matanza de cristianos en el Coliseo
Romano. Los primeros mártires.
En el siglo I de nuestra era, los judíos se rebelaron contra las exigencias de los romanos,
especialmente la de los impuestos que debían pagar y por tratar de obligarlos a rendir
culto a los emperadores. En el año 70 D.C. el emperador Tito envió a sus tropas a arrasar
Jerusalén y éstas destruyeron el Templo y la ciudad, lo que provocó una diáspora hacia
el Mediterráneo de la población judía, cristiana o no. Esta emigración aumentó la
influencia del cristianismo por distintos territorios del Imperio, tales como el norte de
África, la actual España, y el sur de Europa.
Al predicar una vida eterna y una recompensa en dicha vida, el cristianismo apelaba a
los sectores más humildes de la sociedad. Aun así, fue cobrando adeptos dentro del
Imperio hasta que el emperador Constantino declara la libertad de culto en el siglo IV y
el emperador Teodosio la declara religión oficial del Imperio en el siglo IV.
7
Focos cristianos a finales
del Imperio Romano, siglo V
Al ser declarada religión oficial, las prácticas y ritos religiosos cristianos comienzan a
parecerse a las prácticas y ritos del propio estado romano. Por un lado, la humildad y
sencillez se sustituye por la pompa y el lujo para los sacerdotes y obispos quienes se
organizan como el propio gobierno romano (en diócesis) y se convierten en asesores de
los emperadores. Por otro lado, la religión deja de ser privada para pasar a ocupar los
majestuosos templos que los propios romanos construyen.
Durante el gobierno del emperador Constantino, su madre, Helena se había dado a la
tarea de identificar en la Palestina los sitios santos y el lugar donde entendía estaba el
Templo de Jerusalén. “Helena viajó por la región a fin de identificar los espacios
sagrados, pero eso constituía toda una hazaña, porque desde la destrucción del templo,
Jerusalén se había convertido en una ciudad romana que había perdido toda identidad
con su pasado judío. Aún así, Helena localizó lo que creyó eran los emplazamientos
claves en la vida de Jesús, y construyó grandes iglesias en los sitios donde Él nació y
murió…Con el respaldo de Constantino y su familia… Jerusalén revivió como lugar
sagrado, y los cristianos empezaron a acudir en peregrinaciones.” (Sherman y Salisbury,
página 179.)
Predominio de Bizancio
“En el año 330, cuando Constantino trasladó su capital a la antigua ciudad de Bizancio
y la renombró Constantinopla, imaginó estar creando una nueva Roma. Durante los
turbulentos siglos V y VI, el imperio Romano de oriente se mantuvo firme mientras las
provincias occidentales caían ante las tribus germánicas. Sin embargo, el imperio de
oriente no permaneció incólume; Constantino plantó semillas que poco después
florecerían en un imperio radicalmente diferente. Para el siglo VIII, el imperio romano
de oriente había cambiado tanto que los historiadores lo llaman Imperio Bizantino o
Bizancio, para distinguirlo del Imperio Romano latino al que había sucedido.” Sherman
y Salisbury, página 205.
Una de las maneras en que este Imperio se mantuvo firme fue amurallando su capital
Constantinopla y rechazando las influencias bárbaras u orientales. El emperador
Teodosio fue responsable de la construcción de la gran muralla que rodeaba a la
8
ciudad y por muchos siglos ésta cumplió el propósito de defender a los habitantes de
esta parte del Imperio. No tuvieron tanto éxito en defender terrenos del norte de África,
Siria y Palestina que cayeron en manos musulmanas en el siglo VIII. La capital, no
obstante, permaneció defendida por la muralla hasta que en el siglo XV los turcos
rompieron esa estructura e invadieron y destruyeron el Imperio. Justiniano y Teodora
(siglo VI), por otro lado, fueron responsables de impartir al Imperio sus características
de esplendor y de identificación entre el emperador y la iglesia cristiana de oriente
(llamada ortodoxa). A diferencia de la iglesia cristiana de Occidente, en la iglesia
ortodoxa no se reconocía a una figura religiosa central (papa), sino que a los
emperadores se les consideraba cabeza de la iglesia.
La antigua iglesia de Santa Sofía se construyó bajo el emperador Justiniano. Las fotos
de abajo muestran el exterior y el interior de la iglesia que, bajo los turcos, pasó a ser
mezquita y hoy es un museo. La iglesia original no tenía los cuatro minaretes o torres
que añadieron los turcos. Nótese el tamaño y esplendor de la construcción. La cúpula
de la iglesia es la de mayor tamaño en el mundo.
Uno de los mayores logros del gobierno de Justiniano fue la codificación de las leyes
romanas que se publicaron en 50 tomos y que han sido significativos en la
jurisprudencia de Occidente hasta hoy. Además, Justiniano trató de unificar ambos
lados del antiguo Imperio Romano atacando a las tribus bárbaras, pero no tuvo
demasiado éxito, pues los germanos retomaron el norte de África y a Italia en poco
tiempo.
Hasta el siglo XV y la invasión de los turcos, Constantinopla se beneficiaba de todo el
comercio entre Oriente y Occidente con su posición privilegiada. Por sus puertos
pasaban las sedas, especias, maderas exóticas y perfumes del Oriente para ser
distribuidos en el norte de África y en Europa. Las monedas de oro de Constantinopla
9
circulaban por todo el Mediterráneo. Sin embargo, aspectos como el control de los
emperadores sobre la iglesia y la no creencia de los cristianos del Imperio Bizantino en
la figura del papa, así como el hecho de que después de Justiniano se adoptara el
griego como idioma oficial de este Imperio mientras que el latín se iba transformando
en los antiguos centros del Imperio Romano, terminaron por separar completamente a
ambas ramas del cristianismo y a desarrollar una iglesia católica occidental y otra
ortodoxa oriental, ambas fuertes y con miles de seguidores.
En términos culturales, la mayor aportación del Imperio Bizantino fue el desarrollo de la
arquitectura que había tomado modelos greco-romanos y les había añadido las
magníficas cúpulas persas que luego se imitaron por todas las construcciones
cristianas en los templos en forma de cruz. Igualmente importante fueron las
decoraciones de los interiores que se adornaron con los mosaicos extraordinarios
dominados por los bizantinos, así como el uso de metales preciosos y colores
brillantes.
10
Mosaicos del emperador Justiniano y Teodora (su esposa) con sus respectivos
séquitos. Destaca la abundancia de color. Nótese que los emperadores se
representan con halos de santidad por la unión que existia entre gobierno e iglesia y la
creencia de que eran enviados de Dios. Estos mosaicos se encuentran en la Iglesia de
Rávena en Italia y responden al período en que Justiniano reconquistó Italia
11
Descargar