“Tendencias metodológicas en la pedagogía contemporánea” Jorge Capella Riera e-mail: jcapell@pucp.edu.pe Como ha sostenido y expresa Touriñan (1995), de acuerdo con la psicología de la educación, la metodología didáctica ha superado la concepción tradicional de los métodos estandarizados. Al analizar los hechos esenciales del proceso de aprendizaje se pone de manifiesto un variado número de procedimientos, criterios, recursos, técnicas y normas prácticas que el profesor puede utilizar según sea el caso. En este sentido, el papel de la metodología ha dado un giro. Hoy no se dice que los métodos A, B o C son los métodos educativos. Se sabe que los profesores, los alumnos, los contenidos y los objetivos no son los mismos invariablemente. Precisamente por eso, la metodología más que exponer y sistematizar métodos, se esfuerza en proporcionar al profesor los criterios que le permiten justificar y construir el método que bajo razones pedagógicas responde a las expectativas educativas de cada situación didáctica que se le plantea. En el marco de la globalizada sociedad de la información, las corrientes pedagógicas actuales de tipo socioconstructivista y las nuevas posibilidades simbólicas, comunicativas, de acceso a la información, didácticas, organizativas y para el proceso de la información que abren las nuevas tecnologías de la comunicación y la información, no solo propician un cambio en los tradicionales papeles docentes sino que también los estudiantes se deben enfrentar al uso de nuevas técnicas y pautas de actuación. (Marquez, 2003)) Los acontecimientos fundamentalmente: que suscitaron este giro de la metodología son, La implantación progresiva de la idea de democratización cuantitativa y cualitativamente considerada. El incremento de las responsabilidades del profesor frente a sus competencias. Las investigaciones actuales, que ponen de manifiesto la condición del educando como agente principal, es decir, sujeto activo responsable también de los efectos educativos que en sí mismo se producen. El reconocimiento de que las estructuras mentales son susceptibles de desarrollo y variación, lo cual obliga a presentar las materias de enseñanza de acuerdo con reglas específicas. Por su parte Litwin, en Camilloni (1996), sostiene que a partir de la década del 80 el campo de la didáctica, como teoría acerca de la enseñanza, nos muestra una serie de desarrollos teóricos que dan cuenta de un importante cambio en sus constructos centrales. Y Feldmman (1989 ) acepta como buenas prácticas de enseñanza aquéllas que recurren a diferentes métodos o estrategias, si se adecuan a principios que acompañen la deliberación práctica. Concuerdo totalmente con lo dicho por estos autores, especialmente por Touriñán, y por lo tanto, cuando me solicitaron que prepara una exposición sobre “Tendencias metodológicas en la pedagogía contemporánea” pensé y decidí no trabajar tendencias metodológicas específicas sino más bien plantear los criterios que permiten justificar y construir determinada metodología o, mejor aún, determinado método. Ahora bien para contar con estos criterios he recurrido a los paradigmas de la educación que nos ofrece Popkewitz (1988) y las taxonomías de la educación tanto de Rodríguez Neyra (1992) como de Varas (2003). Y ello por cuanto los paradigmas y las teorías orientan el quehacer educativo en el ámbito de la metodología pedagógica en el entendido que el estudio crítico de las “tendencias metodológicas contemporáneas” de mayor relevancia debería incluir a aquéllos paradigmas y aquellas teorías que han dado impulso a reformas educativas, han impulsado las políticas educacionales de los Estados y han propiciado el estudio científico y filosófico de la educación. . 1. Los paradigmas. A decir de Popkewitz en la educación han tenido influencia y tienen influencia tres paradigmas que estructuran tanto la práctica educativa como la investigación: Ciencias empírico-analíticas llamadas también ciencias legaliformes del comportamiento social. Según este paradigma, la única forma válida de desarrollar un conocimiento sobre el hombre es basándose en lo que puede observarse o hacerse observable (lo empírico). El conocimiento debe ser analítico en lugar de sintético, es decir, las observaciones tienen por objeto dividir el comportamiento humano en sus elementos constitutivos. Por todo ello, se suele denominar "behaviorista". Ciencias simbólicas, interpretativas, hermenéuticas o microetnográficas. Define la sociedad como una realidad que se crea y se mantiene a través de interacciones simbólicas y pautas de comportamientos La interacción de los individuos es el origen de la elaboración y el mantenimiento de las normas que rigen la vida social. La noción de "norma" hace que la atención del científico se dirija al ámbito de la acción, la intencionalidad y la comunicación de los seres humanos. La concepción de la sociedad como creadora de normas/regida por normas distingue entre la vida social y el mundo físico. La cualidad diferenciadora del ser humano la constituyen los símbolos que desarrolla para comunicar significados e interpretaciones de los sucesos de la vida cotidiana. Ciencia sociocrítica: las relaciones sociales como expresión histórica Es un enfoque con el que se intentan comprender las rápidas transformaciones sociales del mundo occidental, así como responder a determinados problemas provocados por dichas transformaciones." En este paradigma pueden distinguir (Williams, 1977) dos corrientes fundamentales: 1) La denominada "residual": incorpora a su enfoque aspectos importantes de la cultura del pasado por considerarlos alternativas a la cultura dominante. 2) "emergente”: dirige sus argumentos contra la cultura y las instituciones dominantes. Teorías. Rodríguez Neyra (1992), basándose en investigaciones sobre los factores de la sociedad que ejercen mayor influjo sobre la educación, los mecanismos que intervienen tanto en uno como en otro sistema y las funciones básicas de índole social que la educación puede llevar a cabo, nos plantea la existencia de las siguientes corrientes teóricas: Teorías holísticas. Consideran la educación como parte de un todo más amplio, de un sistema, en el que y desde el que únicamente tiene sentido y significado. (Dürkheim, 1975) Teorías reproductivistas. En ellas se distinguen: reproducción ideológica: la escuela es un sistema perpetuador de la ideología de las clases dominantes. (Sharp, 1988) reproducción-inculcación: el fin de la educación es la imposición e inculcación programada y reiterada de los principios rectores de una cultura particular. (Bourdieu y Passeron, 1977, Lerena, 1986) Teorías neutralistas. La educación se realiza provechosamente no sólo al margen de la sociedad, sino incluso fuera de toda institución. (Rousseau, 1985) Teorías transformacionistas. La educación es el instrumento más poderoso para desarrollar y modificar la conducta social e individual. Teorías interaccionistas. La educación misma es un proceso social y por lo tanto no se puede comprender el fenómeno educativo al margen de lo social. Se tienen en cuenta dos tipos de interaccionismo: interaccionismo sistémico-evolucionista: la escuela es el lugar privilegiado y un elemento esencial de la transformación social. interaccionismo simbólico: la interacción social exige la comprensión mutua y la interpretación de los gestos y del habla grupal, base de la sociedad humana. (Blumer, 1937) Pero debemos reconocer que, como señala Varas, el esfuerzo de mayor extensión en la educación occidental actual se ha dado en estas teorías: Pragmatismo. El pragmatismo es en la filosofía contemporánea, más allá de su aceptación o refutación, la filosofía de la acción. Desde este punto de vista inicial, el conocimiento será siempre un potencial, una probabilidad; la filosofía será siempre una episteme y nunca contemplación pasiva o meditación. El conocimiento no tiende a captar la verdad definitiva del universo sino a garantizar la supervivencia del hombre en el mismo. Razones de espacio nos impiden extendernos más ampliamente sobre esta filosofía cuyos efectos no han desaparecido y resurgen constantemente en un mundo que sigue siendo, en muy alta medida, un mundo pragmático o pragmaticista, como prefería decir Peirce. Materialismo. Para el materialismo, el conocimiento es un proceso dialéctico. Se inicia en los objetos del mundo exterior y tiene como criterio –objetivo– la práctica humana, como se indicó recientemente. El conocimiento no es nunca algo acabado e invariable, sino constante renovación y modificación. Los materialistas niegan la existencia de la cosa en sí como criterio de verdad. En esta idea se aprecia porqué Marx tenía que abandonar las ideas de Hegel, imbuidas de un idealismo absolutizante. La verdad no es nunca algo predeterminado o un resultado de fuerzas misteriosas que lo instalan en la mente, según pensaba el idealismo, desde Platón. Al respecto, puede verse el excelente libro de Francis Cornford: La teoría platónica del conocimiento (Paidós, 1989). En el proceso gnoseológico los objetos existen fuera de nosotros y nuestras percepciones y sensaciones reflejan su corporeidad material en nuestro cerebro. Ese proceso tiene su verificación en la práctica, en la realidad. Allí el conocimiento se nos presenta como verdadero o falso, correcto o incorrecto. Constructivismo. Para el constructivismo el hombre construye sus conocimientos desde estructuras conceptuales, metodológicas y mentales en inseparable unidad con la cultura. Esa relación determina los elementos a partir de los cuales se regulan y armonizan las relaciones consigo mismo, con la sociedad y con la naturaleza y, para ser más precisos, con el mundo. Hay, entonces, unos primeros esbozos de una concepción del hombre, es decir, de una antropología filosófica en esta corriente, tendencia, teoría o lo que el futuro de las investigaciones y los aportes del constructivismo determinen: se trata ahora de considerar que el hombre no necesita entrar en estado de gracia para alcanzar la verdad. No hay, tampoco, verdades eternas ni trascendentes. Tampoco hay verdades a priori ni imperativos categóricos que califiquen qué debe ser considerado como verdad y queda entendido que tampoco hay una autoridad que la imponga Coll (1996). Referencias BOURDIEU, P. y PASSERON, J.C. 1977 La Reproducción: Elementos para una Teoría del Sistema de Enseñanza. Barcelona. Laia. CAMILLONI, A. et al. 1995 Corrientes didácticas contemporáneas. Buenos Aires. Paidós. COLL. C. 1996 Aprendizaje escolar y construcción del conocimiento. Barcelona, España: Paidós. COMFORD, F. 1989 La teoría platónica del conocimiento. Buenos Aires, Paidós. 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