Las urgencias y necesidades inmediatas de la vida cotidiana -muchas de ellas impre¬vistasnos hacen creer que las artes constituyen un lujo que habrá que dejar para mejores tiempos. Y no cabe duda de que esas urgencias exigen atención sin demora, pero no son las artes un ejercicio superfluo que difiera la satisfacción de lo necesario y elemental. Lejos de ello, la vida, sin las dimensiones de la estética, empobrece amenazadoramente algunos de los mejores valores de la condición humana. Las artes introducen en nuestra actividad notas de esperanza, anticipaciones e interpretaciones de lo mejor de nuestros sueños y deseos, poniendo a nuestro alcance lo más sublime de nuestras posibilidades. En una sociedad dinámica y en progreso, con sus esperanzas puestas en el futuro, el arte no constituye un capricho, sino una necesidad. Nuestro poyo a la plástica hondureña lo entendemos así como un elemento de nues¬tra cooperación con sentido pleno y como reconocimiento a una de las dimensiones más nobles del pueblo hondureño al que nos unen tantos y tan estrechos vínculos EMBAJADOR DE ESPANA ENHONDURAS Antologia de las Artes Plásticas de Honduras, 1997 3