382 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ha realizado gestiones con objeto de que la SOCIEDAD pueda dar alguna sesión de cinematógrafo científico a fin de difundir los conocimientos de las Ciencias Naturales y ampliar su acción cultural. Los reunidos aprobaron y vieron con gusto las gestiones realizadas. Los Sres. Aranegui, Hernández-Pacheco (F.), por una parte, y R o y o y Gómez, por otra, expusieron diferentes puntos de vista acerca del significado y nomenclatura de las terrazas fluviales existentes en la proximidad de la confluencia del Henares con el Jarama; los puntos de vista de los Sres. Aranegui y Hernández-Pacheco (F.) han sido condensados en una nota que se publica en este BOLETÍN, y el Sr. R o y o y Gómez lo ha hecho en las siguientes líneas: «SOBRE LAS TERRAZAS FLUVIALES DE TORREJÓN DE A R D O Z ( M A D R I D ) . — Contestando a la crítica que acaba de hacer de palabra el Sr. Aranegui, en su nombre y en el del S r . Hernández-Pacheco (F.), sobre la Hoja de Alcalá de Henares, editada por el Instituto Geológico y Minero y de la cual soy autor juntamente con el S r . Menéndez Puget, debo hacer constar lo siguiente, sin perjuicio de ampliarlo en una nota después de que aparezca la de aquellos queridos colegas, si es que verdaderamente fuera necesario: l.° Que la aparición de cantos de granito y de neis mezclados con los de cuarcita en las terrazas de Torrejón de Ardoz no basta para considerarlas como pertenecientes al río Jarama, como ellos indican en contraposición a nosotros, que decimos que son del Henares. Si bien es verdad que en los alrededores de Alcalá las terrazas del Henares no contienen más que cantos de cuarcita, hay que tener en cuenta que entre esta población y su confluencia con el Jarama, aquel río recibe afluentes, tales como el Torote y el de Torrejón, que no sólo atraviesan la gran formación de areniscas miocenas allí existentes y que están formadas por materiales procedentes de la sierra del Guadarrama (granito, etc.), sino que alcanzan también a los depósitos pliocenos o fluviales de más de cien metros de altitud sobre el cauce de los actuales ríos, los cuales poseen cantos de diversos tamaños de los materiales que dicen haber encontrado en las terrazas de Torrejón. Nada, pues, tendría de extraño que esos mismos cantos, arrastrados por aquellos afluentes, hubieran ido a parar al Henares y éste los hubiera depositado en sus terrazas. Además, las terrazas verdaderamente pertenecientes al Jarama, si bien en la parte próxima a Torrelaguna contienen cantos de granito y de neis, no los poseen, o son tan escasos que casi no merecen el que se tengan en cuenta, hacia el sur de Algete y, por lo tanto, no puede bastar este carácter para diferenciar sus terrazas de las del Henares. Sin embargo, sí es muy importante el carácter que nosotros hemos tomado para distinguir-