3.2. Personas llamadas a ser tutores o curadores

Anuncio
decir al respecto. Del mismo modo, oirá a todas aquellas personas que considere oportuno de cara a realizar el mejor nombramiento posible, y si la discapacidad del declarado incapaz lo permitiese, también oirá a éste. Tendrá en consideración el juzgador lo
previsto por los padres en disposición testamentaria si la hubiere, y hecho todo ello dictará resolución nombrando tutor o curador.
3.2. Personas llamadas a ser tutores o curadores
La Ley establece un criterio preferente en cuanto a las personas que pueden ser nombradas para el cargo tutelar o curatelar. Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 234
del Código Civil que como norma general establece como personas llamadas en primer
lugar a desempeñar el cargo a los padres, bien conjuntamente o en solitario, lo cierto es
que para el conjunto de personas declaradas incapaces por motivos de retraso mental,
los padres nunca, tras la reforma de 1983, desempeñarán el cargo de tutores, por aplicación del artículo 171:“ La patria potestad sobre los hijos que hubieran sido incapacitados, quedará prorrogada por ministerio de la ley al llegar aquellos a la mayor edad.
Si el hijo mayor de edad soltero que viviere con los padres... fuere incapacitado, no se
constituirá tutela, sino que se rehabilitará la patria potestad...”
Quedarán, por tanto, tras la exclusión de los padres como personas llamadas a poder
desempeñar el cargo tutelar, aquellas que hubiesen sido designadas por los padres en
sus disposiciones de última voluntad, en primer lugar. Tras éstas, se considerará preferente
a la hora del nombramiento al descendiente, al ascendiente o al hermano que designe
el Juez.
A pesar de ello, como quiera que el nombramiento de tutor lo que busca es la salvaguarda en el mayor grado posible de los intereses del pupilo, la ley permite al juez
saltarse los criterios preferenciales relativos a las personas llamadas a ser tutor, y alterar
el nombramiento, razonando su decisión, en cualquier otra persona si ello fuese en beneficio del incapaz.
En principio el cargo es unipersonal. A pesar de ello, si concurriesen circunstancias
especiales, podrán actuar dos personas o más como cargos tutelares:
— Si el patrimonio del incapaz así lo requiriese.
— Si se considera conveniente que el cónyuge del tutor también lo sea.
— Si así lo hubiesen dispuesto los padres en testamento o documento público.
3.3. Causas por las que no se puede ser tutor
El tutor, como es obvio, deberá contar con el pleno ejercicio de sus derechos civiles,
y en él no podrá concurrir causa que lo inhabilite para el cargo.
En este sentido son causas que impiden ser tutor a una persona las siguientes:
203
— Que la persona llamada a ser tutor estuviere privado, total o parcialmente, del
ejercicio de la patria potestad.
— Que hubiere sido legalmente removido de una tutela anterior.
— Que hubiere sido condenado por haber cometido delito, si se encontrare cumpliendo condena, o en todo caso si por ello se supusiese fundadamente que no desempeñaría bien la tutela.
— Que tuviere manifiesta enemistad con el incapaz.
— Que fuere persona de reconocida mala conducta o de desconocida manera de vivir.
— Que mantenga con el incapaz pleitos sobre su estado civil o sobre la titularidad
de bienes y derechos.
— Que adeudare al incapaz sumas de consideración.
— Que hubiese sido declarado quebrado o concursado no rehabilitado (en este
caso podrán ser tutores sobre la persona pero nunca sobre los bienes del incapaz).
Los padres podrán excluir expresamente a aquellas personas que consideren inhábiles
para desempeñar el cargo de tutor de sus hijos. Asimismo, en consideración a la autonomía de la voluntad que se le confiere a los padres en esta materia, éstos podrían designar tutores inclusive a las personas que hubieren sido condenadas por delito y a los que
tuvieren conflictos de intereses o pleitos con el incapaz. Para ello deberían haberlo reflejado así en el testamento, manifestando en el mismo que siendo conocedores de tal situación, la misma no resultaba impedimento para el ejercicio del cargo tutelar.
3.4. Referencia a la curatela
Ninguna diferencia en esencia debe contemplarse entre lo manifestado para la tutela y lo aplicable a la curatela, toda vez que la legislación establece una identidad en
cuanto a la normativa, sin establecer más diferencia que la correspondiente a las competencias del curador.
El curador, como quedó reflejado, tan solo debe completar la capacidad limitada del
incapaz en aquellas materias para las que expresamente hubiese sido encomendado.
Dentro del colectivo de las organizaciones que trabajan en el entorno de la persona
con retraso mental, y como alternativa a las declaraciones de incapacidad indiscriminadas, es en este punto en el que se debe hacer especial hincapié. La persona con retraso mental puede, en su mayoría, por no decir en su totalidad, ser incorporada a su entorno social dentro del numeroso grupo de programas que desde las distintas instituciones
se están desarrollando con este fin.
En ese sentido sería contradictorio el estar por una parte consiguiendo mayores cotas
de autonomía para la persona con retraso mental; mayor grado de participación en las
labores sociales; mayor integración social, para después no poder ejercer o ejercitar
204
Descargar