AUTONOMÍA DE GESTIÓN, JAULA DE HIERRO PARA LAS ESCUELAS Lucía Rivera Ferreiro Introducción En este trabajo se presentan avances parciales de una investigación más amplia, con el propósito de reconstruir el proceso de transformación de que ha sido objeto la educación básica en México, a lo largo de tres décadas, el cual recientemente desembocó en la modificación del marco normativo que la regulan; con una celeridad inusual, los legisladores aprobaron entre diciembre del 2012 y septiembre del 2013, una reforma constitucional en materia educativa y expidieron sus respectivas leyes secundarias. Por su alcance y características, todo indica que no se trata de una reforma educativa más, sino de un intento del Estado por cerrar un ciclo de reconversión institucional que se viene forjando desde hace más de veinte años, cuando se inició instrumentó la llamada modernización educativa. Los cambios recientes tienen como objetos de intervención política, a la escuela, los padres, pero sobre todo, a los docentes; la evaluación y la medición del logro por medio de pruebas estandarizadas, se consolida formalmente como el dispositivo de controlpor excelencia, de tales objetos. Dada la brevedad del espacio, en esta comunicación se aborda únicamente lacuestión de laescuela y más concretamente, de lo que en las modificaciones recientes se ha denominado autonomía de gestión de la escuela, consignada en el artículo 3° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos yreglamentada en las nuevas leyes, normas y lineamientos operativos, todos ellosexpedidos recientemente. Considerando que la gestión educativa ya formaba parte de la política educativa nacional desde hace tres sexenios,surgen las siguientes preguntas:¿qué significa aderezar la gestión con el término autonomía?, ¿por qué motivos y con qué propósitos se decide ahora legalizarla y reglamentarla?, ¿qué repercusiones tendrán estos cambios en las escuelas y especialmente en el trabajo de los profesores? El documento se estructura en tres apartados; en el primero se realiza un breve recuento del origen y sucesivas transformaciones de la gestión educativa como un componente transexenal de la política educativa gubernamental. En el segundo apartado, con base enla revisión de distintos documentos oficiales, se examinanlos propósitos de la autonomía de gestión de la escuela, tal como ha sido planteado en la actual reforma. En el último apartado se realiza un breve análisis de las posibles repercusiones de una autonomía por decreto, especialmente con respecto a la gratuidad de la educación consignada en la Constitución, el trabajo de los docentes y el papel de los padres de familia en la escuela. 1. La gestión educativa, uncontenidotransexenal de política educativa El tema de la gestión escolar ha formado parte de la agenda de la política educativa oficial desde hace tres sexenios. La primera vez que apareció explícitamente mencionada fue en el Programa de Desarrollo Educativo (PDE) 1995-2000;se adujo entonces que la escuela había permanecido largo tiempo como el último eslabón de una larga cadena burocrática, por lo que era necesario revalorarla y situarla comonúcleo del sistema educativo y unidad básica de cambio, hacia ella tendrían que dirigirse las decisiones y acciones de política educativa en esta materia. Los planteamientos formulados en el PDE detonaron una cantidad considerable de proyectos e iniciativas de innovación de la gestión escolar en varias estados, principalmente en aquéllos del centro y norte del país; la mayoría de estas experiencias se enfocaron en los directores y supervisores, alimentando con ello la idea de que gestionar es un asunto que atañe principalmente a la autoridad formal, aunque también hubo algunas otras que adoptaron como su foco de atención, el trabajo colegiado de los profesores en la escuela.Hasta ese momento, la mayoría 2 parecían inspirarse en las corrientes reformistas identificadas con la mejora escolar, respondiendo auna lógica de innovación (Braslavsky, 1996). En las elecciones presidenciales del año 2000, el Partido Acción Nacional de orientación conservadora, accedió por primera vez al poder y por tanto, a gobernar la educación. Las perspectivas empresariales que ya comenzaban a tener una creciente presencia en la administración pública, paulatinamente fueron cobrando fuerzaen el discurso oficial(Rivera, 2005); con estas influencias como telón de fondo, la gestión no desapareció de la agenda, pero fue mutando de significado. Los programas que apostaban a la transformación de las prácticas como un proceso de largo aliento que no podía someterse a los tiempos políticos, fueron progresivamente desplazados por otros, inspirados en el movimiento de escuelas eficaces y en la calidad total; el Programa Escuelas de Calidad (PEC) es un buen ejemplo de ello. Cierto tipo de lenguaje común en la administración privada, comenzó a permear el discurso de funcionarios, mandos medios, directivos escolares y docentes; la lógica empresarial fue desplazando paulatinamente a la lógica de innovación (Braslavsky, C., op. cit, 1996). De forma velada o abierta, las prioridades económicas se fueron imponiendo como referente en las decisiones de política educativa, el lenguaje de la eficacia y la eficiencia se hizo omnipresente. En este nuevo entorno político, la noción de gestión trascendió la escuela yse extendió hacia el sistema educativo. Comenzó a hablarseno solo de gestión escolar, también de gestión institucional,relacionada de manera cada vez más insistentecon la evaluación, la rendición de cuentas y la toma de decisiones de política educativa.La llamada Nueva Gestión Pública (NGP) 1 aportó al gobierno foxista los fundamentos para justificar sus acciones. 1 La Nueva Gestión Pública (NGP) es un modelo de administración que se centra en los resultados (output) y el rendimiento en lugar de los procesos. Estos han de lograrse de manera eficiente, es decir, con el menor gasto posible, pero también con la más alta eficacia posible (Rizvi y Lingard, 2013:155) 3 En el Programa Escuelas de Calidad (PEC) 2, representativo dela políticaeducativa en la materia, es posible apreciar claramente las variaciones de que ha sido objeto la propia noción degestión en diferentes momentos.Se observa además, un desplazamiento constante hacia objetivos cada vez más limitados e instrumentales;el lugar de los procesos de cambio de largo aliento fue ocupado rápidamente por nuevos elementos. Uno de ellos es el logro educativo, acompañado de la participación social, entendida como un asunto de corresponsabilidad, transparencia y rendición de cuentas. Objetivo general del Programa Escuelas de Calidad* 2001 Fomentar la transformación de los centros escolares públicos de educación primaria en escuelas de calidad 2007 Instituir en las escuelas públicas de educación básica, un modelo de gestión con enfoque estratégico orientado a la mejora de los aprendizajes de los estudiantes y la práctica docente, que atienda con equidad a la diversidad, apoyándose en un esquema de participación social, de cofinanciamiento, de transparencia y rendición de cuentas. 2013 Contribuir a fortalecer la autonomía de gestión de las escuelas y zonas escolares mediante el fomento de la corresponsabilidad de la comunidad escolar en la resolución de los retos que cada escuela enfrenta en la generación de condiciones que propicien la mejora del logro educativo. 2El PEC surgió en México en el año 2000, como parte de las propuestas de política educativa del primer gobierno de oposición encabezado por Vicente Fox. Su antecedente inmediato fue el proyecto Gestión de la Escuela Primaria, el cual surgió en el sexenio 1995-2000 como una iniciativa de innovación e investigación. Mediante el trabajo colegiado, se promovía la elaboración de diagnósticos y proyectos escolares; este enfoque fue adoptado por el PEC en sus primeros años de existencia, pero luego lo sustituyó por una perspectiva de planeación estratégica 4 *Fuente: elaboración propia con base en las Reglas de Operación del PEC I, VII y XIII En el año 2004 se difundieron públicamente los resultados obtenidos en la prueba PISA; la ola de críticas no se hizo esperar, lo que aceleró el posicionamiento del logro educativo como un objetivo importante de la política educativa, en congruencia con los planteamientos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), organismo del cual México es un país miembro. Evidentemente, los resultados PISA impactaron en la modificación de programas como el PEC; mientras al inicio su propósito declarado era fomentar la transformación de los centros escolaresen escuelasde calidad 3, al final del sexenio foxista, explícitamente se incorpora la mejora de los aprendizajes como su intención central; de aquí al logro educativo solo hubo un paso. Así, un programa creado originalmente para promover la transformación de las escuelas primarias de tipo público, se convirtió en un programa para propiciar el logro educativo mediante la corresponsabilidad de la comunidad, extendiéndose atodos los niveles y modalidades de educación básica. Puede decirse que se 3 Antes de la toma de posesión de Vicente Fox como presidente de México, circularon versiones previas del Programa Nacional de Educación (PRONAE) 2001-2006. Una de ellas contenía un capítulo bastante extenso sobre el PEC, en él se definía a una escuela de calidad como “aquélla que demuestra un fuerte compromiso con el aprovechamiento escolar de todos sus estudiantes; en ellas se encuentran las condiciones idóneas para que los alumnos adquieran los conocimientos, habilidades, actitudes y valores necesarios para lograr el éxito en la vida” Cfr. Rivera 2005:107 5 sentaron las bases para lo que unos años más tarde, conduciría a legalizar la autonomía de gestión. 2. Los términos de la autonomía de gestión Desde la firma del Pacto por México 4, celebrada el 2 de diciembre de 2012 entre el ejecutivo federal y las principales fuerzas políticas representadas en las cámaras, la autonomía de gestión apareciócomo parte importante de los compromisos a cumplir. Meses después, este compromiso político se incorporó de manera casi textual, en la fracción III del artículo 3° constitucional. Pacto por México “Se robustecerá la autonomía de gestión de las escuelas con el objetivo de mejorar su infraestructura, comprar materiales educativos, resolver problemas de operación básicos, y propiciar condiciones de participación para que alumnos, maestros y padres de familia, bajo el liderazgo del director, se involucren en la resolución de los retos que cada escuela enfrenta” (Compromiso 9) Fracción III, Artículo 3° “Fortalecer la autonomía de gestión de las escuelas ante los órdenes de gobierno que corresponda con el objetivo de mejorar su infraestructura, comprar materiales educativos, resolver problemas de operación básicos y propiciar condiciones de participación para que alumnos, maestros, bajo el liderazgo del director, se involucren en la resolución de los retos que cada escuela enfrenta”. Para otorgar el debidosoporte legal a este planteamiento, el artículo 22 de la Ley General de Educación reformada hace poco más de un año, establece que “se fortalecerá la capacidad de gestión de las autoridades escolares y los padres de familia”. Además, el artículo 28 bis de la misma Ley señala que “las autoridades 4 El 1 de diciembre de 2012, al dirigir su primer mensaje a la nación, Enrique Peña Nieto, actual presidente mexicano, anunció las primeras trece decisiones inmediatas de su gobierno, adoptando como eje rector “Recuperar la paz y abatir el rezago social”. Un día después del inicio formal de su mandato, los dirigentes del Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), suscribieron el “Pacto por México”, un instrumento político cuyo objetivo era impulsar las siguientes iniciativas de reforma: telecomunicaciones, educación, energía y responsabilidad hacendaria para regular la deuda pública de estados y municipios. A la fecha, todas estas reformas han entrado en vigor luego de haber sido aprobadas por los legisladores. 6 federal, locales y municipales, en el ámbito de sus atribuciones, deberán ejecutar programas y acciones tendientes a fortalecer la autonomía de gestión de las escuelas”. El artículo 28 Bis de la misma Ley, establece que las autoridades educativas federales, estatales y municipales, deberán ejecutar programas y acciones tendientes a fortalecer la autonomía de gestión de las escuelas. También se señala que dichos programas tendrán como objetivos usar los resultados de la evaluación como retroalimentación para la mejora continua en cada ciclo escolar, desarrollar una planeación anual de actividades con metas verificables y puestas en conocimiento de la autoridad y la comunidad escolar, así como administrar en forma transparente y eficiente, los recursos que reciba para mejorar su infraestructura, comprar materiales educativos, resolver problemas de operación básicos (LGE 2013; las negritas son mías). Así pues, queda claro que la autonomía de gestión de la escuela, elemento clave del proceso de reconversión institucional de la educación básica, se refiere básicamente, al uso de los resultados de la evaluación para formular planescon metas verificables y a la administración de recursos. La calidad, el derecho a la educación, el aprendizaje, la formación integral de ciudadanos mexicanos, los propósitos formativos en el currículo nacional, brillan por su ausencia. El significado que sobre la autonomía de gestión ya se perfilaba dos sexenios atrás en la política educativa nacional y en programas como el PEC, se eleva a rango constitucional, se legaliza yse reglamentaen sendos acuerdos secretariales, entre ellos el 716 y 717, ambosemitidos recientemente. Por considerar que en estos últimos, se encuentran las claves para entender los mecanismos mediante los cuales se adjudicará a los padres la responsabilidad de solucionar problemas operativos y necesidades materiales en las escuelas, al tiempo que administran, o lo que es lo mismo, vigilan el uso de los recursos y el trabajo de los maestros, el apartado siguiente está dedicado a examinar su contenido. 2.1 Los acuerdos 716 y 717 7 El 14 de marzo de 2014 se publicó en el Diario Oficial de la Federaciónel Acuerdo 716, por el que se establecen los lineamientos para la constitución, organización y funcionamiento de los Consejos de Participación Social en la Educación; en esa misma fecha se publicó tambiénel Acuerdo 717 que contiene los lineamientos para formular los Programas de Gestión Escolar. En estos instrumentos se formalizan los propósitos, obligaciones, responsabilidades y mecanismos mediante los cuales las autoridades educativas estatales, municipales y escolares, pero sobre todo, de los padres de familia,tendrán que cumplir en relación a la autonomía de gestión de las escuelas. Una revisión de estos acuerdos confirma que la participación social y la autonomía de gestión son dos caras de la misma moneda, ambas refieren a un conjunto de mecanismos de regulación centralizada sin prescindir de la descentralización en lo que a la operación se refiere; se define lo que se espera que hagan diferentes agentes internos o externos, pero las reglas comunes y la vigilancia de su cumplimiento, queda reservada a la autoridad estatal y central. La autonomía de gestión, tal como se plantea en la reforma,en realidad no tiene nada que ver con la capacidad de los individuos y las escuelas de darse sus propias leyes, que sería la acepción literal del término autonomía. No es este el caso, las reglas establecidas por otros, establecen que son los Consejos Escolares de Participación Social (CEPS) y las respectivas comisiones que éste órgano decida formar, las instancias reconocidas para que los padres de familia participen paraproveer a las escuelas de los recursos necesarios para su funcionamiento. Por su parte, el Acuerdo 717 reglamenta todo lo relacionado con la autonomía de gestión que habrán de acatar los directores y docentes. En este documento, la autonomíase define como la capacidad de la escuela para tomar decisiones orientadas a mejorar la calidad del servicio educativo que ofrece.Enseguidase afirma que para fortalecer la autonomía de gestión, se requiere “….del involucramiento de los padres de familia y de la comunidad en general para que 8 de manera colaborativa participen en la toma de decisiones y se corresponsabilicen de los logros educativos” (DOF, 2013b:2) A partir de este planteamiento, todos los programas o acciones educativas locales y municipales tendientes a fortalecer la autonomía de gestión de las escuelas, deberán ser presentados para su análisis y validación por parte de un Comité Técnico Local para la Educación Básica, órgano colegiado que la propia Autoridad Educativa Local formalizará como instancia de coordinación ejecutiva. Será luego de pasar por este filtro y no antes, que los programas y acciones se propongan a las escuelas, éstas a su vez, deberán contemplarlos en su ruta de mejora. Por cierto, tanto en el Acuerdo 716 como en el 717, se enuncian las prioridades a las que preferentemente deben responder tanto losplanes de mejora de las escuelas como los que propongan los Consejos Escolares de Participación Social. Temas prioritarios a tratar por el Agenda de prioridades para elaborar programas de gestión (SEP, 2013b) Consejo Escolar de Participación social (SEP, 2013ª, artículo 39)) 9 I. Fomento de actividades relacionadas con la lectura y aprovechamiento de la infraestructura con que para ello se cuente II. Mejoramiento de la infraestructura educativa III. Protección civil y seguridad en las escuelas IV. Impulso a la activación física V. Actividades recreativas, artísticas o culturales VI. Desaliento de las prácticas que generen violencia VII. Establecimientos de consumo escolar VIII. Cuidado al medioambiente y limpieza del entorno escolar IX. Alimentación saludable X. Integración educativa XI. Nuevas tecnologías XII. Otras materias que el Consejo Escolar juzgue pertinentes a) Mejora de las competencias de lectura, escritura y matemáticas para que todos los niños adquieran oportunamente las herramientas básicas que les permitan aprender a aprender b) Normalidad Mínima de Operación Escolar5. c) Disminución del rezago y abandono escolar d) Acceso, permanencia y egreso en la educación básica e) Desarrollo de una buena convivencia escolar f) Fortalecimiento de la participación social g) Fortalecimiento de la supervisión escolar h) Fortalecimiento de los consejos Técnicos Escolares y de Zona i) Descarga administrativa j) Fortalecimiento de la evaluación En el capítulo III,relativo al uso de los resultados de la evaluación como retroalimentación para la mejora escolar, el artículo octavo señala que los programas y acciones para el fortalecimiento de la autonomía de gestión escolar 5La SEP define como normalidad mínima“el conjunto de condiciones básicas indispensables de primer orden que deben cumplirse en cada escuela pública de educación básica para el buen desempeño de la tarea docente y el logro de aprendizajes de sus alumnos/as, que una vez garantizadas permitirán el desarrollo de acciones de segundo orden que enriquezcan el proceso educativo. La caracterizan los siguientes rasgos:a) Todas las escuelas públicas de educación básica brindan el servicio educativo los días establecidos en el calendario escolar. b) Todos los grupos disponen de maestros/as la totalidad de los días del ciclo escolar. c) Todos los maestros/as inician puntualmente sus actividades. d) Todos los alumnos/as asisten puntualmente a todas las clases. e) Todos los materiales para el estudio están a disposición de cada uno de los alumnos/as y se usan sistemáticamente. f) Todo el tiempo escolar se ocupa fundamentalmente en actividades de aprendizaje. g) Las actividades que propone el docente logran que todos los alumnos/as participen en el trabajo de la clase. h) Todo el alumnado consolida, acorde a su ritmo de aprendizaje, su dominio de la lectura, la escritura y el razonamiento lógico matemático de acuerdo con su grado educativo” (SEP, 2013c). 10 deberán apoyar a la escuela, con mecanismos y estrategias para atender sus procesos de evaluación internos; un ente nebuloso denominado “comunidad escolar”, será el que establezca las estrategias de seguimiento y evaluación de los elementos de la gestión escolar, atendiendo a los parámetros e indicadores definidos externamente, no por esa comunidad, tampoco por los maestros. En el capítulo IV relativo a la planeación anual de actividades, se señalaque ésta ha de ser “un proceso profesional, participativo, corresponsable y colaborativo, que lleve a los Consejos Técnicos Escolares a tener un diagnóstico de su realidad educativa, sustentado en evidencias objetivas que le permita identificar necesidades, prioridades, trazar objetivos, metas verificables, y estrategias para la mejora del servicio educativo” (artículo décimo) Por otra parte, en el capítulo VI sobre las condiciones de participación de docentes, padres de familia y alumnos, se dice que mediante el liderazgo del director y con el apoyo del supervisor y autoridades educativas locales y municipales, “se promoverá la participación de docentes, alumnos y padres de familia”. Se refuerza así el verticalismo endémico del sistema educativo, al suponer tácitamente, que es la autoridad formal la única con capacidad de liderazgo, los docentes están para ser lidereados por quienes se ubican jerárquicamente por encima de ellos. En los lineamientos se dice también que las autoridades formales y los padres de familia son quienes habrán de encargarse de promover la participación y el compromiso de los docentes con la escuela y sus alumnos. Los maestros sontratados como pupilos que se resisten a participar y por eso tienen que ser controlados y vigilados. Los términos del Acuerdo 716 sobre la función de los Consejos Escolares de Participación Social, refuerzan esta misma idea. 3. Discusión Como se comentó al inicio de esta comunicación, la gestión escolar no es un tema nuevo en la agenda pública, por el contrario, se mantiene como eje estratégico de 11 política educativa, ha adquirido un carácter transexenal. Si bien las acciones variaron a través del tiempo, el tema hoy es más vigente que nunca, la gran diferencia estriba en que la autonomía de gestión ha adquirido un estatus legal, llegó para quedarse, surgió por decreto desde arriba, y se impuso hacia abajo. El discurso de la autonomía de las escuelas surgió en Estados Unidos y Europa al calor dela influencia de diversos organismos internacionales en los procesos de descentralización y reestructuración de los sistemas educativos, mismos que rápidamentese extendieron como un contagio al continente Americano; a esto contribuyeron ciertas condiciones económicas y políticas en un contexto de carácter global pero también, determinadas condiciones políticas locales que resulta difícil reseñar aquí. Para los fines perseguidos, basta con señalar que la propagación y amplio consenso que en el mundo ha tenido el discurso de la gestión y la autonomía como elementos fundamentales para mejorar la calidad educativa,se explica en buena parte por la diseminación de la investigación generada por el movimiento de escuelas eficaces, misma que ha dotado de razón (Martínez, op. cit., p. 24), es decir, de argumentos y un sustento científico, a las propias decisiones políticas. Todo indica que detrás del ropaje de cientificidad que viste la reforma, y esto es muy claro en los acuerdos 716 y 717, en realidad se habilitan un conjunto de mecanismos mediante los cuales el Estado mexicano se desliga de la responsabilidad directa de proveer lo necesario para la prestación del servicio educativo, a la par que alienta a los padres y otras entidades civiles y empresariales, a “corresponsabilizarse” bajo el argumento de que “la educación es tarea de todos”. El discurso de la autonomía se utiliza también para controlar alas escuelas recurriendo a formas y mecanismos de intervención que poco a poco se han naturalizado, como son la fiscalización y la evaluación. Los sucesivos ajustes de que ha sido objeto el Programa Escuelas de Calidad dan cuenta de ello, lo 12 mismo que la instrumentación del Examen Nacional del Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE)6. Términos como calidad, evaluación y eficacia, ahora ligados a la misma autonomía de gestión, se han ido incorporando como parte del lenguaje de uso corriente hasta convertirse en un discurso dominante (Rizvi y Lingard, 2013). La dimensión educativa o para decirlo en términos más precisos, la dimensión propiamente pedagógica de la escuela, ha ido en declive. Desde hace tiempo,Casassus (2000) había advertido que en el discurso sobre el tema de la gestión, lo educativo aparecía como mero soporte para contener términos procedentes de otros campos, sobre todo de la administración pública y la economía. Ahora esto se ha hecho aún más patente,el discurso de la autonomía de gestión de la escuela remite a propósitos cada vez más estrechos e instrumentales, “se rinde culto a la productividad, reduciendo los principios y objetivos de la educación a una mera operación eficaz” (Martínez, 2004:11). Con lo examinado hasta aquí, se aprecia que la autonomía de gestión es una pauta de organización de la escuela que cumple dos objetivos importantes y complementarios. Uno es delegar responsabilidades y decisiones operacionales de las que el Estado no está dispuesto a hacerse cargo, tales como la falta de recursos materiales o la reparación de una barda a punto de caerse, sanitarios o instalaciones eléctricas en mal estado. El otro es fortalecer un esquema de control cada vez más férreo sobre los docentes, esto por medio de una normatividad general, políticas centralizadas y sofisticados sistemas de rendición de cuentas y de información (Robertson, 2001). 6 La aplicación de la prueba ENLACEse suspendió en el ciclo escolar 2013-2014; el INEE se encuentra reformulando tanto el instrumento como la estrategia de aplicación y uso de la información, esto debido a que, de acuerdo con declaraciones del actual secretario de educación, se convirtió en una prueba perversa al asociarla con estímulos. Pese a que este tipo de señalamientos ya habían sido formulados con anterioridad por especialistas y críticos de la política educativa oficial, las autoridades educativas optaron por hacer eco de las demandas de grupos y organizaciones civiles de corte empresarial que promovieron y defendieron esta prueba. 13 En otros países donde ya se aplicó este mismo esquema (Smyth, 2001), se encontró que es fuente de contradicciones y tensiones que terminan por deteriorar aún más la educación.Las mayores consecuencias han sido para los docentes, sobre todo porque es a quienes se responsabiliza directamente de los resultados que obtienen los estudiantes.El sistema educativo se ha vuelto cada vez más exigente con ellos, tienen que cumplir con un cúmulo de requerimientos,a menudo terminan llevándose el trabajo a casa, todo esto sin contar el tiempo que deben dedicar asu actualización profesional, misma que por cierto se realiza cada vez másfuera de la jornada laboral, gracias a las modalidades en línea que han vencido las barreras del espacio y el tiempo.Los docentesson trabajadores polifuncionales, estresados permanentemente, que desempeñan un trabajo en condiciones cada vez más precarias. Indudablemente, la autonomía se ha convertido en una cuestión política de la mayor importancia. La retórica de la delegación se desarrolla en un contexto de recentralización; esta aparente contradicción se explica si se examinan minuciosamente las adaptaciones estructurales más globales que se están llevando a cabo, ahí está como botón de muestra el vendaval de reformas que vino y nos alevantó. Según Santizo (2013:1), un supuesto que subyace a la autonomía de gestión es que “las mejores decisiones pueden ser tomadas por las personas que están más cercanas a los problemas”. Considera que la definición de autonomía difiere según los modelos de gestión que sirvan de referencia; como cualidad del proceso de definición de objetivos y prioridades por parte de los integrantes de la escuela, la autonomía sólo puede evaluarse en relación con actores políticos dotados de la capacidad para tomar decisiones. Sin embargo, la normatividad y regulaciones vigentes, contienen una idea de autonomía acotada, constreñida al mejoramiento de espacios y a la obtención de recursos. Es evidente la imposibilidad de tomar mejores decisiones sobre unos problemas cuyos términos han sido prefigurados de antemano, lo que en buena medida conlleva la imposición de alternativas de 14 solución que no corresponden casi nunca a los verdaderos problemas (Castoriadis, 1997) En su sentido más literal, la autonomía se define como la capacidad para autogobernarse, es decir, darse sus propias políticas, dictarse sus normas y determinar su forma de gobierno; una de sus acepciones es la autonomía normativa, entendida como la facultad para regirse por las normas vigentes como amparo a sus espacios autónomos; finalmente, está la autonomía constitutiva entendida como la facultad acordada por los miembros de la escuela de participar en las diversas funciones directivas La revisión de los acuerdos 716 y 717 muestra cuando menos un par de cuestiones. La primera es la presencia de una concepción de autonomía de gestión engarzadaa la participación de los padres de familia; al atar la autonomía de gestión de la escuela a la participación social, esta última funge como un mecanismo de regulación, control y contención de la primera. La segunda cuestión, en cierta forma consecuencia de la primera, es que a la autonomía profesional de los docentesse sobrepone la autonomía de gestión de la escuela. ¿Puede existir autonomía de gestión de la escuela sin autonomía profesional de los docentes? Todo indica que no, pues como dice Contreras (1997), sin las condiciones adecuadas, el discurso sobre la autonomía de la escuela puede cumplir dos funciones: convertirse en una respuesta a un mensaje de resistencia y denuncia sobre las carencias de los docentes para ejercer un trabajo digno, o ser una mera trampa para hacerles creer, falsamente, que poseen las condiciones adecuadas de trabajo y que el problema de mejorar los resultados es sólo suyo. La primera función no aplica en el caso que venimos analizando, pues la legalización de la autonomía de gestión no es resultado de una reivindicación de un magisterio que se rebela, aunque no habría que descartar que en algún momento, a consecuencia de la presión en su contra por los resultados exigidos, esto pudiese ocurrir como una consecuencia . Más bien, dada sucondición 15 estratégica como mecanismo de reestructuracióny las condiciones políticas de producción de la reforma, todo parece indicar que la autonomía de gestión está destinada a cumplirla segunda función, es decir, aparentar que los maestros son sujetos activos, protagonistas de la reforma, cuando en realidad, son el principal objeto de intervención; como se desprende de los acuerdos antes descritos, el docente es reducido a un mero objeto de gestión en lugar de ser considerado como sujeto protagonista del cambio. Si se mira el asunto de la autonomía como una cuestión de transferencia del poder de decisión, es inevitable traer a colación iniciativas con objetivos similares y sus limitados o nulos resultados. A principios de los noventa, el sistema educativo atravesó por un proceso de descentralización que luego de veinte años, no trajo consigo más que despilfarro, corrupción y desorden administrativo. En lugar de mejoras, las estadísticas educativas y los resultados de las pruebas estandarizadas nacionales e internacionales, dan cuenta de un estancamiento cuando no de undecremento en los niveles de aprendizaje de los alumnos. Recientemente, la actual responsable del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), Sylvia Schmelkesadmitió que existen profundas desigualdades de todo tipo que aquejan a las escuelas y afectan a los alumnos indígenas o los que se encuentran en las zonas con índices de muy alta marginación(Poy, 2014).Resulta francamente difícil entender de qué manera, una autonomía de gestiónacotada e impuesta, contribuirá a resolver, o cuando menos atenuargraves problemas crónicos como la deserción, la irrelevancia, el rezago que se acumula año tras año, y la falta de cobertura que se creía superada. Y es difícil porque, como se ha intentado mostrar aquí, la autonomía de gestión de la escuela, y junto con ella la reformaeducativa en su conjunto, cumpleal parecer con otros objetivos que nada tiene que ver con mejorar la calidad de la educación en un sentido amplio, atacando problemas estructurales. Sin embargo, no perdamos de vista que la educación es una arena de lucha, un campo de tensiones en constante movimiento; si bien es cierto que la autonomía 16 de gestión impuesta de arriba hacia abajo del sistema, alimentada por intereses economicistas, que se sustenta en un tratamiento pobre de los problemas educativos y se sustenta en una concepcióngenérica de autonomía en relación a los marcos legales que la regulan, cada institución tiene la capacidad para interpretarlos y aplicarlos, dependiendo de las condiciones y características de cada contexto, lo que seguramente configurará de manera singular, los procesos de toma de decisiones a nivel local. Conclusiones La deficiente calidad educativa fue el pretexto para justificar una reforma considerada por muchos, más administrativa que educativa; en la búsqueda de responsables del desastre educativo, privó en el gobierno actual la misma “explicación” que años atrás, de forma por demás machacona, se encargaron de propalar las televisoras y las asociaciones civiles de corte empresarial, como Mexicanos Primero. Esta explicación considera quela excesiva injerencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en las decisiones políticas, es la causa principal de los problemas que aquejan al sistema educativo mexicano, particularmente al subsistema de educación básica. A nombre de la calidad, el marco jurídico y normativo de la educación básica en México, fue objeto de cambios importantes. A diferencia de reformas anteriores, ésta estuvo antecedida por la firma de un pacto político entre los dirigentes de los principales partidos representados en el Congreso (PRI, PAN y PRD),también se caracterizó por una intensa campaña en medios para resaltar sus bondades, y en la que el mensajejustificatorio repetido una y mil veces, era que gracias a la reforma, el gobierno recuperaría la rectoría del Estado que indebidamente se había arrogado el sindicato magisterial. Entre los rasgos característicos del proceso político por el que atravesó esta reforma, destaca su envío al Congreso por parte del actual presidente Enrique Peña Nieto, inmediatamente después de tomar posesión del cargo, también su aprobación con una celeridad inusual por parte de legisladores. Pero hasta la 17 fecha, es objeto de impugnación y rechazo por parte de un amplio sector del magisterio, también ha desatadofuertes polémicas entre especialistas que están a favor y en contra. Como se comentó anteriormente, los ejes estratégicos de la reforma son el Servicio Profesional Docente, la evaluación y la autonomía de gestión de la escuela; se colige de ello que los principales objetos de intervención son los docentes y las escuelas, mientras que la evaluación se reafirma como la jaula de hierro que desde hace tiempo ha venido encorsetando y constriñendo el trabajo cotidiano de las escuelas y los docentes por el camino de la eficacia, la eficienciay la obtención de resultados, por encima y a costa de objetivos formativos de mayor envergadura. Además, de ahora en adelante, el Servicio Profesional Docenteserá el mecanismo mediante el cual se condicionará el ingreso, la permanencia y la promoción de los docentes, quienes estarán sometidos a evaluaciones diversas y constantes, colocándolos en una condición de eternos aspirantes a un empleo seguro y estable. Con respecto a la baja calidad educativa, en lugar de abordar sus causas desde todos los ángulos posibles, enla reforma se realiza una lectura bastante parcial de la misma, reduciéndolaa un problema políticopara el que se decidió adoptar soluciones aparentemente técnicas, pero cuyo trasfondo político es preciso desentrañar. En este sentido, resulta necesario realizar una reconstrucción histórica de las propias políticas educativas, prestando particular atención al contexto y las condiciones en las que se producen. Esta es una vertiente de análisis poco explorada y sin embargo muy necesaria para conjurar la tendencia a naturalizar decisiones quesin duda alguna, han comenzado a tener repercusiones importantes en el trabajo cotidiano de las escuelas, en la relación entre los docentes, padres y alumnos. En tanto discurso, las políticas son portadoras de significados y valores que al adoptarse acríticamente, contribuyen a fortalecer de manera silenciosa pero efectiva, lo queRizvi y Lingard (op. cit.)llaman imaginario neoliberal. 18 Ahora bien, con respecto a la autonomía de gestión de la escuela ya legalizada por la reforma, es importante recordar que no se trata de un tema nuevo; de hecho, las escuelas han sido un foco de intervención política importante desde la década de los noventano solo en México sino entoda América Latina, la gestión escolar ha estado presente en el discurso oficial y en la agenda política de los gobiernos desde más de veinte años,dando lugar a un número considerable de iniciativas de intervención y propuestas de innovación. Quizá la principal diferencia entre la autonomía de gestión legalizada y los anteriores discursos sobre la gestión escolar, es que lasintenciones pedagógicas terminaron por extinguirse, su lugar ha sido ocupado por propósitos instrumentales encaminados a la reconfiguración del sistema educativo que poco a poco, ha ido transformado el derecho a la educaciónen un mero servicio. De esta manera, podría decirse que la actual reforma, a través de la autonomía de gestión, cumple dos objetivos complementarios que no son nuevos, sino que se venían perfilando desde hace tiempo: concluirel proceso de desregulación de la educación, mediante la formalización en la ley deltraslado de la responsabilidad financiera a las escuelas, del traspaso de la responsabilidad a los docentespor los resultados que obtienen los alumnos, acompañada de una idea singular de la participación social en la que los padres de familia, en su calidad de usuariosléase clientes- de los servicios educativos, además de buscar recursos adicionales para cubrir las necesidades materiales de las escuelas, deberán vigilar el desempeño de los profesores así como el uso de unos recursos cada vez más escasos, todo esto convenientemente disfrazado de un poder de decisión que en realidad es bastante limitado,muy acotado a la solución de problemas cotidianos de operación, a juzgar por las múltiples regulaciones contenidas en los diversos lineamientos ya descritos. En resumen, la autonomía de gestión de la escuelaes una aparente cesión de control y del poder de decisión que alimenta el mito de que con buena voluntad, disposición e involucramiento de toda la comunidad, se producirán mágicamente 19 la estabilidad, previsibilidad y el control necesarios para producir una educación de calidad. Pero en realidad, esta forma de autonomía no tiene nada de emancipadora o liberadora, más bien constituye, especialmente para los maestros, una “jaula de hierro” reforzada, en el sentido weberiano del término. Es por eso que resulta necesario explorar de qué maneralas escuelas están interpretando la nueva legislación, cómo están traduciendo y adaptando el nuevo marco jurídico los docentes, cómo están interviniendo en la escuela los padres de familia y entidades privadas u organizaciones civiles, y qué papel están desempeñando los directores escolares ante este nuevo escenario; estas son solo algunas líneas de indagación posibles para el desarrollo de nuevas investigaciones. Por otra parte, considerando que el sistema educativo mexicano se caracteriza por una verticalidad y autoritarismo burocrático que sobrevive pese a las múltiples reformas instrumentadas, resulta interesante conocer también el papel que están desempeñando instancias administrativas intermedias que supervisan a las escuelas, documentar qué mediaciones están realizando, cómoestán acercando y aterrizando en propuestas operativas, los planteamientos de la autonomía de gestión en las escuelas.Porque como nos recuerda Martínez (op. cit. 314), las escuelas siempre han hecho su propia lectura de las macropolíticas, las han quebrado, momificado, fetichizado, banalizado o resistido, lo que demuestra que a fin de cuentas, los cambiosno dependen de las leyes y disposiciones formales, sino del modo en que los sujetos las reelaboran, reproducen y redefinen, en función de su experiencia, sus condiciones objetivas y subjetivas, sus expectativas y marcos de referencia. 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