El deporte en la mujer El hogar. Un ambiente acogedor

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voz
TEMAS
PARA
LA
MUJER
El deporte en la mujer
Por fin ha llegado el calor con toda fuerza y el
mar, seductor, nos tienta a zambullirnos en sus
aguas juguetonas y a practicar el más agradable de
los deportes veraniegos: la natación.
Pero cuidado con el abuso, sobre todo para los
cuerpos en período de crecimiento, pues podríamos
trocar sus efectos bienhechores en transtornos orgánicos.
Los deportes en general, así como los ejercicios
corporales, repetidos convenientemente entre la generalidad de los órganos del cuerpo, dan a la mujer
la armonía perfecta de las formas, la elegancia de
los movimientos y el vigor muscular, al paso que favorece todas las funciones del organismo.
La inferioridad física de la mujer no es consecuencia exclusiva del sexo. De generación en generación, esta inferioridad se ha acentuado cada vez
más como consecuencia de la inactividad física. Mediante el ejercicio es como podemos atenuar esta inferioridad.
Ya sé que para la mayoría de mis laboriosas lectoras, es inútil hablar de deportes como el tenis, baloncesto, etc., pero, amigas mías, ¿quién no dispone
de diez minutos por la mañana para ejecutar unos
ordenados ejercicios gimnásticos, que pongan en
movimiento cada uno de los músculos y articulaciones del cuerpo?
El ejercicio respiratorio, que debe repetirse al final de cada uno de los demás ejercicios, es de capital importancia para la salud y para la belleza. Desarrolla el busto y la cavidad torácica, vivificando la
sangre con la cantidad de aire que penerra en los
pulmones.
Toda nuestra potencia vital está en razón directa con la potencia del acto respiratorio, que deviene
incompleto y débil con la falta de movimientos en general y particularmente con la de los movimientos de
los brazos y de los hombros, los cuales se ejercitan
de una manera especial en la gimnasia respiratoria.
La pared del tórax es muy elástica y el pecho se
desarrolla y ensancha fácilmente por e-Lejercicio, así
como se restringe, poco a poco, en caso contrario.
Entonces se desarrollan gérmenes de enfermedades
de los pulmones y del corazón, resultado indirecto de
la insuficiencia respiratoria, de la que proviene gran
número de enfermedades, acné, digestión defectuosa, etc.
Practicando de una manera razonable el deporte
y el trabajo físico, aumenta la actividad intelectual y
curan gran número de enfermedades nerviosas, sobre todo la neurastenia y la falta de voluntad.
Y conste que yo no intento arreglar nada; ni me siento
en la plaza por las noches a charlar de eso y de lo de más
allá, ni discuto con nadie ni quiero regenerar el mundo. Mí
acometido es más importante. Pero sería bueno que algún
vez recordáramos aquellas palabras del Evangelio: «el que
esté libre de pecado que tire la primera piedra». - J. fí.
Voz de Malgrat. 1/8/1953. Pàgina 11
También la marcha es un excelente ejercicio físico y está al alcance de todos. Nuestras rnalgrafenses
no son muy amigas de caminar. Estos días he oído
lamentarse a algunas, y entre ellas las había muy jóvenes, de la distancia que tenían que recorrer para ir
a «PINOMAR», con motivo del «Aplec de la Sardana»,
¡cuando los «galenos» recomiendan dos y tres horas
diarias de marcha!
Anímate y esfuérzate, lectora amiga, en practicar
la cultura física en la forma que esté a tu alcance, á
fin de dar a tu cuerpo vigor y esbeltez, y ten presente que el Dr. Müller, autor de la GIMNASIA SUECA afirma en su obra titulada: «Mi SISTEMA» que «el que la
practica no está nunca enfermo». - FÉMINA
El hogar. Un ambiente acogedor
La mujer en el hogar debe preocuparse, en lo
más mínimo, del bienestar de los suyos. De allí la
obligación de hacer de nuestros hogares un ambiente acogedor en donde todos se sientan contentos y
felices.
Sepamos escuchar. Escuchar, aunque lo que
nos cuenten caiga tan lejos de nuestros gustos femeninos corno es el trabajo y los afanes de un hombre. Y aprovechemos el momento para alentarlos
en este mismo trabajo. Seamos siempre un estímulo,
nunca una remora. Procuremos autoeducarnos en la
alegría y que nuestra alegría sepa disipar los complejos varoniles. Seamos siempre un remanso en la
vida de los demás.
Triste es confesarlo, pero la mujer, ante las preocupaciones de la vida, tiene que ser más valiente que
el hombre. Éste posee más empuje en un momento
dado, pero también le sobrecoge con más rapidez
el desaliento. La mujer precisa del amparo material
del hombre; pero el hombre necesita el amparo moral de la mujer. En ella está el secreto de la perseverancia en el valor; del cotidiano heroísmo hogareño.
La mujer ha de sonreír siempre. Esa es la más bella
cualidad de la mujer fuerte de las Sagradas Escrituras. Nuestra sonrisa sea el encanto de nuestra feminidad y el ambiente cálido hogareño. Mientras
seamos fieles a nuestra sonrisa, todo será armonía y
paz a nuestro alrededor. Cuando hayamos dejado
de sonreír, la vida se nos ensombrecerá y habremos
perdido la más grata de nuestras bellezas. Sigamos,
pues, este delicioso deber de nuestra sonrisa y de
nuestra dulce alegría ante todos los obstáculos y todas las penas y nos será concedido el triunfo final.
J. A .
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4 pesetas, cobrándose a 2 ptds. a los señores suscriptores.
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