É Faros de la Antigüedad Aunque existen pocas referencias sobre el origen y primitivo desarrollo de los faros, parece lógico suponer que éstas se remonten a los primeros intentos de navegación cuando el hombre se propuso ir más allá de los límites visuales de sus primeros puertos. En un principio, cuando la navegación se hacía sólo durante el día, sin separarse mucho de la costa y sin perder de vista la tierra firme, las señales de orientación eran el simple reconocimiento de los propios accidentes naturales del paisaje, sin embargo, la situación cambió cuando esas identificaciones se complicaron y fue preciso introducir algún elemento que permitiera reconocer la costa, así nacieron las señales marítimas artificiales, es decir, los faros. A este respecto podemos encontrar ejemplos en los cinco continentes aunque de tipologías muy distintas. En sus orígenes todos se vincularon a personajes mitológicos y se les reconocieron propiedades mágicas, pero con el desarrollo del conocimiento el hombre pasó a convertirse en el constructor de sus propios faros. En todas las civilizaciones de la antigüedad tanto en el ámbito mediterráneo -los egipcios, fenicios, griegos o romanos-, como en el ámbito oriental - la China de las dinastías Shang y Zhou- o en el ámbito americano, -aztecas, mayas e incas- desarrollaron diferentes sistemas de señalización marítima más o menos complicados pero que no han llegado hasta nosotros o lo han hecho condenados a simples testimonios arqueológicos. En este sentido, la Torre de Hércules es el último eslabón de una gran cadena de la que formarían parte los principales faros de la antigüedad, entre otros, algunos ejemplos emblemáticos, como el faro de Alejandría o el Coloso de Rodas, que fueron reconocidos por Antípatro de Tesalónica, como una de las siete maravillas del mundo antiguo. Frente a otros ejemplos hoy perdidos, como el faro de Ostia, el de Nápoles (Italia) o el citado faro de Alejandría (Egipto); la Torre de Hércules es la única señal marítima que se mantiene operativa de todas las torres de apoyo a la navegación que la civilización romana construyó tanto en el litoral mediterráneo como en el atlántico. Faro de Alejandría (Egipto) Fue el más celebre de los faros de la antigüedad. Estaba situado en la desembocadura del Nilo, frente a la ciudad de Alejandría, en la isla de Pharos y facilitaba el acceso al puerto. Presumiblemente fue construido en tiempos de Ptolomeo Soter, uno de los generales de Alejandro Magno, bajo la dirección del arquitecto Sóstrato de Cnido. Según las numerosas descripciones conservadas, era una torre de tres cuerpos decrecientes en altura, de los cuales, el primero era de sección cuadrada y presentaba un ligero talud en las paredes; el segundo era de planta octogonal y de menor altura; y el tercer cuerpo o remate servía de base a la estatua. En las monedas romanas de época de Trajano, Adriano y Antonino Pío aparecen las representaciones de los tritones en la terraza del primer cuerpo. En lo que se refiere a las dimensiones, las fuentes difieren y se barajan valores comprendidos entre los 110 y los 122 m. de altura. De este impresionante no se conserva prácticamente nada. A principios del siglo VIII, tras la conquista de Egipto por los árabes, éstos empezaron a desmontarlo porque creían que en sus cimientos se guardaban enormes tesoros. En el 736, un terremoto destruyó la parte superior. En tiempos del sultán Ahmed-Ben-Tutún se restauraron parte de las estructuras, pero un nuevo terremoto, en el 995 causó nuevos desperfectos en la estructura del faro. En 1274, el sultán Bibars desmontó la cúpula del remate para construir una pequeña mezquita. En 1302, un nuevo temblor daña la estructura de la construcción y debió de provocar su ruina, porque en 1349 ya no queda prácticamente nada. En 1477 el sultán Quait-Bay visitó la ciudad y decidió levantar una fortaleza sobre los cimientos del antiguo faro. Como testimonio de la antigua construcción se conserva una torre cuadrada de grandes dimensiones que se cree que son los cimientos del propio faro. El Coloso de Rodas (Grecia) Fue considerado una de las Siete Maravillas del Mundo por Antípatro de Tesalónica, aunque no puede confirmarse que fuera utilizado como faro. Se localizaba en la isla de Rodas, en la entrada del puerto y representaba la figura de Helios. Fue edificado en torno al año 300 a. C. y las obras duraron aproximadamente veinte años. Su constructor fue el escultor Cares de Lindos, uno de los discípulos de Lisipo, que murió antes de concluirlo y por eso fue sustituido por Lachus que fue el encargado de terminarlo. La vida de este Coloso fue muy corta, sólo duró unos sesenta años, porque en el 225 a. C., un terremoto fracturó la escultura a la altura de la rodilla y ésta se desplomó. Años más tarde, según la tradición volvieron a levantarla, porque en la Crónica de Miguel Sirio (siglo VII) se detalla que los árabes conquistaron la isla y É vendieron la estatua a un comerciante judío que empleo mil camellos para transportar los pedazos. El solar fue ocupado por el fuerte de San Nicolás. La leyenda nos habla de una figura de bronce de 70 codos de altura (aprox. 40 m.), desnuda y con las piernas separadas, apoyada cada una de ellas en un muelle diferente. Entre sus piernas pasaban las flotas que recorrían el archipiélago y el mar Egeo. Su brazo derecho se alzaba hacia el cielo y sobre su mano sostenía la gran copa en la que diariamente se encendía la hoguera que servía como señal para la navegación.