1. De carácter CONTRIBUTIVO. Son prestaciones económicas y de duración indefinida, aunque no siempre, cuya concesión está generalmente supeditada a una previa relación jurídica con la Seguridad Social (puesto que en la mayoría de los casos es necesario acreditar un período mínimo de cotización), siempre que se cumplan los demás requisitos exigidos. Al estar vinculadas a la Seguridad Social, todas ellas tienen un ámbito de aplicación nacional en las mismas condiciones. La cuantía de cada una de las ayudas se determina en función de las aportaciones efectuadas por el/la trabajador/a y el/la empresario/a, si se trata de trabajadores/as por cuenta ajena, durante el período considerado a efectos de la base reguladora de la pensión de que se trate. Dentro de la acción protectora del Régimen General y de los Regímenes Especiales de la Seguridad Social, con las salvedades que, en cada caso y para cada modalidad, se indican en el respectivo régimen especial, se incluyen los siguientes tipos de prestaciones: Por Jubilación: jubilación ordinaria; jubilación anticipada por tener la condición de mutualista; jubilación anticipada sin tener la condición de mutualista; jubilación anticipada por reducción de la edad mínima debido a la realización de actividades penosas, tóxicas e insalubres; jubilación anticipada de trabajadores discapacitados; jubilación parcial; jubilación flexible y jubilación especial a los 64 años. Por Incapacidad Permanente: total, absoluta y gran invalidez. Por Fallecimiento: viudedad, orfandad y en favor de familiares. En relación al acceso de las personas que viven con VIH a las prestaciones de carácter contributivo, desde la red de trabajo consideramos que, en el caso de las personas que participan en nuestras entidades, existen dos situaciones que deberían mejorar: a) la información y la atención que se da a los/as posibles beneficiarios/as. b) la valoración médica necesaria para el acceso a estas prestaciones. En cuanto a la primera cuestión, se considera que el problema se encuentra en la información que se "da" o más bien que no se da a los/as beneficiarios/as puesto que, en muchas ocasiones, las personas encargadas de facilitar la información se pasan la pelota de unas a otras u ofrecen información contradictoria, por lo que, al final, la persona termina desorientada y no llega a conocer o comprender si puede compatibilizar la ayuda o prestación a la que tiene derecho con otras prestaciones o con el empleo. En relación a la segunda cuestión, los miembros de la red de trabajo destacan que es corriente que las personas que participan en nuestras entidades y que intentan acceder a este tipo de prestaciones, se encuentren con problemas en el proceso de valoración médica. Un ejemplo frecuente es que el personal médico responsable del seguimiento continuo de una determinada persona, considere que ésta se encuentra en una situación apta para acceder a una prestación contributiva, pero el médico responsable de hacer la valoración definitiva considera que no y le deniega esta posibilidad. Así mismo, también es frecuente que el/la médico de cabecera, que es el/la profesional que tiene que iniciar el trámite de baja, no controla el tiempo ni si hay mejoría o no. Llegado el momento en el que no se puede ampliar la baja, da el alta a la persona y ya está. Finalmente, aparte de las prestaciones y ayudas económicas de carácter contributivo y no contributivo, la legislación actual también contempla otros tipos de ayudas económicas vinculadas con la denominada coloquialmente como Ley de la Dependencia (Ley 39/2006, de 14 de Diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia) pero que, en opinión de los miembros de la red de trabajo, no pueden considerarse en la actualidad como una opción real puesto que el nivel de implantación de éstas en las diferentes Comunidades Autónomas es mínimo o nulo y ni siquiera los casos más graves han podido acceder a ellas.