Comunicación no verbal GESTO E IMAGEN

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Comunicación no verbal
Gesto e imagen
por JORGE MANUEL PARDO
odos los colombianos, y especialmente
los bogotanos, recordamos la imagen
insólita del por entonces rector de la
Universidad Nacional, Antanas Mockus,
efectuando el gesto contestatario de bajarse los pantalones y mostrarle las nalgas a los estudiantes, como
una manera de exigir atención y respeto en medio de
la intolerancia que se había apoderado en una asamblea del Alma Mater.
La imagen, retransmitida varias veces por los noticieros de la televisión, hizo saltar abruptamente a la
categoría de hombre público a quien por entonces
solamente era conocido en los estrechos círculos académicos e intelectuales.
Al poco tiempo, ese reconocimiento le permitiría
lanzarse con éxito a la conquista de la Alcaldía de
Bogotá, lo cual ha obtenido en dos ocasiones, y asimismo aspirar a la Presidencia del país.
T
Evidentemente, todos estos logros políticos no habrían sido posibles sin la personalidad carismática, la
formación académica y el discurso atractivo y renovador que por entonces esgrimía el candidato. Pero no
podemos dejar de constatar que en el origen de su
salto a la popularidad se encuentra algo nimio, insignificante y tantas veces menospreciado: un gesto.
Un gesto apenas, pero uno sin duda contundente.
No sólo porque rompe un tabú moral y de las buenas
costumbres (las nalgas no se deben mostrar en público) sino porque lo realiza una autoridad (en este caso
el rector de la universidad pública más importante del
país) frente a un grupo de estudiantes, lo que constituiría una desacralización de su autoridad y hasta cierto punto una inversión de roles (tácitamente el rector
debería enseñarle a los estudiantes justamente lo contrario: “Nunca debes bajarte los pantalones en público pues éste es un acto indecente e indecoroso”). Sin
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1997
En Colombia, Canal Capital, el canal público para Bogotá,
comienza a funcionar.
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1997
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La tecnología de telefonía móvil y la de Internet finalmente se Aparece el primer aparato de Video Disco Digital (DVD).
unen para poder acceder desde los teléfonos móviles a la web.
tos: ruptura de tabú, inversión (de valores), desacralización (de jerarquías) y acercamiento a una lógica
carnavalesca que, desde un análisis mínimo de la recepción, no deja de suscitar en los espectadores asombro –e inclusive repudio inicial– para dar paso posteriormente a la ironía y la complicidad.
El análisis precedente no pretende ser exhaustivo
frente a la comprensión de la acción de Mockus, sino
mostrar la contundencia y la fuerza que puede alcanzar la comunicación gestual, determinada como el
objeto de análisis del presente artículo.
embargo, la actitud intolerante y autoritaria de los universitarios de la Nacional (considerados los más revolucionarios y radicales del país), llevó al rector a realizar un acto de irreverencia que los superara en su propio terreno. El gesto adquiere un carácter simbólico,
en tanto –en términos de Umberto Eco– se vuelve
ejemplarizante. Su mensaje es, en el fondo, que cualquier intolerancia siempre podrá ser respondida por
una intolerancia mayor. Se debe anotar aquí que el
signo gestual se resemantiza y aunque en primer lugar el acto de Mockus se podría leer como una expresión soez, en el fondo implica un ataque a la misma.1
Un gesto como el de Mockus ofrece una interpretación compleja en cuanto contiene distintos elemen-
La comunicación no verbal:
hacia una nueva disciplina del conocimiento
Para comunicarse, el ser humano emplea fundamentalmente dos tipos de lenguaje: el verbal, que es
lenguaje hablado, y el no verbal, en el cual se prescinde de las palabras para comunicarse mediante las formas más disímiles, desde susurros, gritos, construcciones espaciales, formas gráficas no escriturales, alaridos, sollozos, movimientos, ritmos y gestos.
Hasta la década de los años 50 del siglo pasado la
comunicación verbal suscitaba el máximo interés de
los investigadores. Sin embargo, desde ese momento
se han multiplicado los estudios sobre la comunicación no verbal, la cual para muchos tiene una importancia semejante –si no mayor– a la primera.
Entre los pioneros de la nueva disciplina se encuentran Friesen y Ekman,2 quienes desde mediados del
siglo XX propusieron un método de estudio del comportamiento no verbal, que incluía no solamente el
análisis del individuo particular, sino la comprensión
de su naturaleza en la interacción social.
Esta ciencia en desarrollo se apoya en la semiótica
y la lingüística, pero también en la psicología, la psiquiatría, la antropología, la sociología, la etología y,
más recientemente, en las teorías de la comunicación
y los estudios culturales. Su comprensión implica, sin
duda, una mirada interdisciplinaria.
Los códigos de la comunicación no verbal
En principio, se debe subrayar que el significado
de un gesto o movimiento es difícil de precisar si éste
no se ubica en el marco de un haz más amplio de la
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1997
Aprobación en Ginebra del primer Memorándum de
Entendimiento para reestructurar Internet
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1998
Acuerdo para crear una agencia internacional de registro
de nombres o dominios.
comunicación verbal y no verbal que le acompaña, así
como del contexto sociocultural en que se manifiesta.
Sin embargo, los estudiosos han logrado distinguir
tres códigos básicos de comunicación no verbal, que
son: la kinesis (o cinesis), la proxemia y la gestualidad.
La kinesis busca determinar cómo el movimiento
corporal deviene significación. El padre de la kinesis
es el antropólogo Ray Birdwhistell. Según este autor,
los movimientos y gestos considerados como ‘masculinos’ o ‘femeninos’ en determinadas culturas no lo son
necesariamente para otras. Los norteamericanos, por
ejemplo, tienden a incomodarse ante un latino o inglés que cruza las piernas, al ser percibido este gesto
como afeminado.
La kinesis nos permite leer e interpretar en los
movimientos las emociones, los estados de ánimo, los
sentimientos o las sensaciones subyacentes. Al respecto
se debe tomar en cuenta que para calibrar su sentido,
importa no solamente el tipo de movimiento sino su
velocidad, tensión o relajación, reiteración, ritmo, pausa, etc. En el ámbito posmoderno esta forma comunicacional cobra notable relevancia porque, como plantea Lipovetsky,3 el individuo actual “se vuelve cinético,
aspira al ritmo, a una participación de todo el cuerpo
y los sentidos, participación posible hoy gracias a la
estereofonía, el walkman, los sonidos cósmicos o
paroxísticos de las músicas de la edad electrónica”.
El segundo código no verbal es la proxemia, por
el cual la distancia y el espacio cobran un sentido y
expresan una significación. En principio, cada individuo tiende a considerar como ‘suyo’ el espacio que
inmediatamente circunda su cuerpo. Ésta es la llamada campana proxémica, una construcción móvil e invisible que es expresión de nuestro sentido de territorialidad. De manera que una intromisión no deseada
en dicho espacio podría ser tomada como una agresión y ocasionar un rechazo inmediato.
El tamaño de la campana proxémica tiende a variar dependiendo no sólo del individuo sino de la clase social y el ámbito cultural. La correlación general
es que tiende a ser mayor en las culturas anglosajonas
que en las latinas o árabes y, asimismo, en las clases
altas frente al proletariado.
La gestualidad es el tipo de código no verbal que
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1998
Aparición del libro digital. Una pantalla de plasma transportable, con memoria para almacenar hasta quinientos volúmenes.
connota fundamentalmente una manifestación corporal y más decididamente facial de la especie humana.
En ese sentido, el gesto es algo propio del hombre.
Aunque la expresión (de tristeza, rabia, dolor, alegría,
etc.) se puede advertir también en los animales, no se
habla con propiedad en ese caso de ‘gesto’ sino, como
ya se dijo, de ‘expresión’, porque el gesto supondría
una cierta conciencia por parte de quien lo ejecuta.
Conciencia presente o latente, ya que un gesto
puede ser voluntario o involuntario; es decir, realizado
motu proprio o desencadenado por un impulso subconsciente. Una taxonomía general del gesto lo puede dividir en gestos representativos (simbólicos e
icásticos) y contextuales (expresivo-apelativos, pragmáticos e indicativos).4
El gesto representativo sigue la pauta lógica de
‘representar’, que implica finalmente “tomar una cosa
por otra”. Es el caso del gesto reseñado por Giovanni
Meo-Zilio y Silvia Mejía que se describe así: “el índice
y el medio de una mano (resto del puño cerrado) se
1
2
3
4
La movilidad del signo y su resemantización para adquirir un carácter simbólico lo estudia bien
Umberto Eco en “Semiotics of Theatrical Performance”, en The Drama Review, XXI, 1 March
1977, 110-113, en donde propone un ejemplo similar: se trata de un soldado que, luego de una
licencia, regresa al cuartel uniformado pero borracho y el comandante lo castiga haciéndole
caminar por una plataforma a la vista del ejército. La movilidad del signo se desarrolla así: el
comandante detectó la borrachera por los movimientos torpes del soldado, que son índices de
su estado. Pero además sabe que está borracho porque ha conocido previamente borrachos
en la vida real (aquí el índice se transformaría en icono); finalmente (al hacerlo pasear por la
plataforma) se convierte en símbolo por negación, porque muestra cuán deplorable es ver a un
soldado ebrio.
Otros pioneros en el estudio de lo no verbal son Albert Scheflen, Ray Birdwhistell y Edward
Hall.
Gilles Lipovetsky, La era del vacío, Barcelona, Anagrama, 1986.
Giovanni Meo-Zilio, “Consideraciones sobre el lenguaje de los gestos”, Boletín de Filología,
Santiago de Chile, XII, 1960.
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1998
En Colombia, la concesión de los espacios de televisión
pasa a manos de la CNTV, Comisión Nacional de Televisión,
en lugar de Inravisión.
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1998
En Colombia, se da la apertura de los canales privados de
televisión Caracol y RCN, es uno de los últimos países en
establecer este tipo de cadenas.
colocan en forma de caballete sobre el índice extendido y de canto de la otra mano
realizando un movimiento múltiple y enérgico de ida y vuelta”, que en Colombia significa ‘montársela’ a otra persona, es decir, dominar a alguien, mientras en Uruguay y otros países traduce estar “con el
agua hasta el cuello”; estar ahorcado en
sentido metafórico.
Los gestos representativos pueden ser
icónicos en el sentido de tener una semejanza formal con el referente. Es el caso
del gesto de ‘pistola’ tan extendido en los
países europeos mediterráneos, así como en los países latinoamericanos y en las distintas regiones de
Colombia, que alude, como bien se sabe, al órgano
genital masculino.
Otros gestos alcanzan un valor más claramente
metafórico, entendiendo por metáfora, como lo plantea Fernando de Toro,5 un signo cuya relación con el
referente es profundamente arbitraria pero aceptada
y compartida por un grupo social determinado. Tendríamos el caso de ‘avaro’ o ‘tacaño’, que se expresa
con el gesto del puño cerrado y el brazo extendido y
se golpea el codo con la palma de la otra mano. Es
muy difundido en distintas regiones de Argentina,
Colombia y otros países latinoamericanos.
Finalmente, tendríamos distintos gestos que poseen
un valor de índice o indicador. Éstos conllevan una
relación de contigüidad entre el referente y el significante, como lo plantea Peirce.6 Por ejemplo, señalar
que alguien es ‘inteligente’, tocándose la cabeza con
el dedo índice.
En la tipología de gestos contextuales, resaltan los
expresivos, generalmente indicadores de sentimientos,
emociones o estados de ánimo. Al respecto se debe
subrayar la enorme capacidad del rostro humano, que
puede mostrar la más amplia gama de emociones y
sentimientos, desde la tristeza más profunda hasta la
felicidad exaltada; desde la tranquilidad perfecta hasta la ira sanguinaria; desde el desenfado total hasta el
terror incontrolado, y asimismo todos los matices del
odio y el amor, el disgusto y el placer, el dolor y el
deseo, el abatimiento y la victoria.
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1998
En Colombia, Gabriel García Márquez, Mauricio Vargas,
María Elvira Samper y Roberto Pombo entran a formar parte de
la revista Cambio 16, que pasa a llamarse Cambio.
La riqueza y variedad de la gestualidad existente
en España e Iberoamérica llevó a los investigadores
Giovanni Meo-Zilio y Silvia Mejía a editar un original
Diccionario de gestos en 1980. La publicación, auspiciada por el Instituto Caro y Cuervo, muestra la importancia que el tema va adquiriendo en los ámbitos de la
academia.
¿Existen gestos universales?
Entre los estudiosos de la comunicación no verbal
se ha destacado una profunda discusión sobre este
tema. Paul Ekman, quien a partir del estudio del cine y
la fotografía inventó una cartografía del rostro humano, conocida como FAST (Facial Affect Scoring Technique), con la cual es posible descifrar el significado de
los gestos faciales, considera que expresiones como
la risa, el llanto, la ira o la tristeza se pueden percibir
aun en niños ciegos de nacimiento y entre personas
de diferentes culturas, lo que indicaría una preeminencia de lo genético sobre lo cultural.
Otros científicos, como la antropóloga Margaret
Mead7 a partir de estudios en los que el prejuicio de
que la agresividad es un rasgo masculino y la pasividad una característica femenina, es puesto en entredicho por ejemplos concretos de distintas tribus indígenas, en donde ocurre lo contrario, concluyen que tanto el comportamiento como la gestualidad, antes que
ser innatos, provienen del aprendizaje sociocultural.
En este sentido, la gestualidad sería especialmente una construcción social. De manera que, como anota Eugenio Barba,8 gestos como invitar a bailar en pa-
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1998
En Colombia, la Corte Constitucional elimina la tarjeta
profesional para los periodistas.
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1998
En Colombia, aparece Radionet, única estación radial del
país, con transmisión ininterrumpida de noticias las 24
horas del día.
reja, tan obvios y familiares para occidente, producirían extrañeza en numerosas culturas para las cuales
bailar de esa manera resulta insólito.
Como anota Barba en el texto citado, las tradiciones teatrales orientales –y en particular la hindú del
kathakali– distinguen el comportamiento humano en
dos: el primero, lokadharmi, indicaría el comportamiento –y por tanto la gestualidad– propia de la vida cotidiana, mientras el natyadharmi se refiere al comportamiento en la danza –por extensión– en toda situación
de representación.
Visto desde esta perspectiva antropológica, nuestro comportamiento corporal y nuestra gestualidad
cotidiana parecería algo ‘natural’. Sin embargo, la forma de caminar, de sentarnos, de besar (ya sea en la
boca o en la nariz), de comer y aun de hacer el amor
está determinada por la cultura de la que hacemos
parte; así como por la clase social y el ámbito profesional en el que nos desenvolvemos.
Es evidente que al establecer una comparación
entre las culturas mediterráneas9 y las culturas anglosajonas, se observaría fácilmente que los primeros tienden a exaltar la gestualidad, mientras que los segundos tenderían a ser más hieráticos, de manera que en
un encuentro entre un inglés y un italiano, el primero
podría parecerle al segundo frío y distante, mientras
el segundo se le podría antojar al primero como demasiado confianzudo. Diferencias análogas se encontrarán con facilidad en nuestro país, particularmente
entre los costeños y cachacos, donde los primeros tenderían a ser más expresivos, con una gestualidad abier-
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1998
En Colombia, Comcel, telefonía celular, bajo su propia marca
entra a administrar directamente la operación de Occel, en el
occidente colombiano, consiguiendo una mayor cobertura en
el territorio nacional.
ta, mientras los segundos reservados, con una
gestualidad más bien ‘cerrada’ e introvertida.
En la esfera social, la gestualidad tiende a establecer status y distinciones de clase. En ese sentido resulta antagónico el ‘glamour’ y el refinamiento de las elites
frente a la chabacanería y el desparpajo del proletariado, aunque, visto desde la otra margen, se podría
apreciar la franqueza y la naturalidad de los humildes
frente a la petulancia y afectación de los poderosos.
Los gestos son una forma de comunicación, pero
también pueden utilizarse como una forma de encubrimiento. Como todo lenguaje, puede ser expresión
de verdad, pero también de mentira y fingimiento. En
ocasiones, los gestos confirman lo que se expresa verbalmente, pero en otras lo niegan. La denegación
gestual es una marca de falacia que advierte el interlocutor astuto, llegándose a plantear que el ‘sexto sentido’ de algunas mujeres no es otro que una mayor habilidad para interpretar y desenmascarar las verdaderas intenciones que encubre o devela el lenguaje no
verbal.
El gesto o la gestualidad tiene una relación directa con la construcción de las imágenes que elaboramos respecto de las personas. Es así como la iconografía nos muestra a Gaitán o a Galán con un gesto
5
6
7
8
9
Fernando de Toro, Semiótica del teatro, Buenos Aires, Galerna, 1987.
Charles Peirce (Collected Papers, Cambridge, Harvard University Presss) distingue tres clases de signos: índices, iconos y símbolos, a partir de su concepción de signo que involucra
tres elementos: el significante como elemento material, el significado como sentido, y el referente como el objeto real del mundo al cual se hace referencia.
Margaret Mead, Sex and temperament in three primitive societies, Nueva York, Dell, 1963.
Eugenio Barba, El arte secreto del actor. Escenología, México, 1991.
Italia en particular será un centro de producción y difusión gestual.
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Se desarrolla el sistema de ancho de banda.
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1999
En Colombia, aparece City TV, canal privado local de
Bogotá, adquirido por la Casa Editorial El Tiempo, cuya
primera emisión se realizó el 19 de marzo.
enhiesto que nos permite construir una imagen de
rebelde o de luchador.
Pero naturalmente es en el teatro, y en general en
las artes escénicas, donde la gestualidad y los demás
códigos no verbales alcanzan, mediante la función
poética, una condición estética; sin desconocer, por
otra parte, que la vida cotidiana adquiere mediante
esos mismos recursos una estetización y una teatralidad sin precedentes.
A su imagen y semejanza
La época contemporánea se caracteriza, como bien
se sabe, por la deificación de la imagen. Imágenes múltiples nos atraviesan, nos inducen, nos seducen, se yuxtaponen, convergen, se resemantizan mutuamente; se
ironizan en simultaneidades o nos atacan como ráfagas
de ametralladora desde los distintos aparatos de las nuevas tecnologías. Así mismo parecen vigilarnos, congeladas en las vallas publicitarias de las autopistas. Que la
imagen produce adicción, lo comprueba el zapping continuo de los niños y jóvenes frente a los televisores, así
como la proliferación de reproducciones que en frenesí
inagotable duplican hasta el infinito las obras de arte en
la época que desborda su reproducción técnica.
Que la imagen influye y determina nuestros hábitos de consumo lo saben bien los publicistas y profesionales del marketing. Pero más allá de su incidencia
en los ámbitos cotidianos, la imagen se introduce en
nuestro sueño y nuestra conciencia para crearnos una
imagen del mundo y de nosotros mismos.
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1999
Según una agencia de Naciones Unidas, hay más de 200
millones de habitantes en el ciberespacio.
Si algo caracteriza a las imágenes de la época contemporánea es su movilidad, su fragmentación, su yuxtaposición, su hibridación; a diferencia de épocas pasadas, cuando el reino de las imágenes se limitaba
apenas a los iconos religiosos de las iglesias, las estatuas de los héroes nacionales, las obras de arte que
aún conservaban su aura de irreproductividad y, acaso, a alguna estampa de postal, la foto del relicario o la
lámina del libro.
Fue el desarrollo de la fotografía, el cine y los medios de comunicación lo que desató esa suerte de fusión en cadena de la imagen. Son ellos los reactores
nucleares de la imagen y gracias a ellos ésta se nos
aparece ahora en cada vuelta de la esquina, en cada
titilar de las ondas hertzianas, en cada parpadeo de
nuestros sueños y en toda oquedad de los deseos.
Imágenes que generan imágenes, entre ellas se
podrían establecer parentescos y genealogías. Pero
así como existen imágenes generativas, también las hay
devoradoras. Imágenes que degluten formas enteras
de vida. Cosmogonías construidas delicadamente a lo
largo de siglos son ultrajadas, suplantadas, hibridizadas
sin ningún permiso ni culpa por las formas de globalización cada vez más hegemónicas.
Otra característica de la imagen contemporánea –o
posmoderna– es su carácter efímero. En una época en
donde todo lo sólido se desvanece en el aire, como planteaba Marshall Berman,10 las imágenes se desenvuelven
como pez en el agua, encontrando su medio natural en
las pantallas o en la red de Internet, en donde se contonean con la gracia y naturalidad de su poder de seducción. Porque la fuerza de la imagen está en su capacidad
de despertar el deseo. La imagen, evanescente, inaccesible ella misma, invita a acariciar lo que sugiere. Su
bidimensionalidad permite saborear la tridimensionalidad
que evoca, porque aún la imagen sigue siendo referente
de algo que la antecede, mensajera ella misma del paraíso y del infierno, de la vida y la muerte.
Desde las pretéritas cuevas de Altamira, donde el
primitivo Cro-magnon buscaba atrapar mágicamente
en sus imágenes los bisontes de la realidad, la imagen
gana terreno, primero lentamente, con timidez y recato, pero en el siglo XX se desborda en una orgía inconmensurable.
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1999
La Unión Internacional de Telecomunicaciones es miembro
fundador de la Organización de soporte de protocolos de la
Corporación de asignación de números y nombres Internet
(PSO, ICANN).
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1999-2000
El siglo XXI es recibido por millones de personas en todo el
mundo. Las fantásticas celebraciones en las principales
ciudades son transmitidas por televisión en forma simultánea.
Y aún le esperan horizontes inmensos. Las imágenes prehistóricas y antiguas eran realizadas en los materiales silvestres del barro, la madera, la piedra o los
metales. En el albor renacentista se solaza ya con el
advenimiento de la imprenta. Pero sólo en el siglo XX
encuentra formatos tan plácidos como los ambientes
virtuales de las redes cibernéticas. Sin embargo, todo
eso podrá parecer en el futuro próximo un inocuo juego de infantes. Con las posibilidades de la clonación
humana ya en curso tal vez podamos tener imágenes
tridimensionales completas y totales de nosotros mismos.
Repetibles –parece– hasta la saciedad. La materia de
la imagen no será la pretérita arcilla, ni la por entonces
ya tosca pantalla del ordenador, sino el plasma vital de
los cromosomas. ¿Será que en esta época, al parecer
inminente, suplantaremos a los dioses rehaciéndonos a
(su) nuestra imagen y semejanza?
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2002
Los investigadores Tim Berners-Lee, Larry Roberts, Vinton Cerf
y Robert Kahn, considerados como los padres de Internet,
reciben en España el Premio Príncipe de Asturias de Investigación y Humanidades.
Davis, Flora. El lenguaje de los gestos. Buenos Aires, Emecé, 1971.
De Toro, Fernando. Semiótica del Teatro. Buenos Aires, Editorial Galerna, 1987.
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JORGE MANUEL PARDO
Profesor universitario e investigador. Ha sido director
de la Enad –Escuela Nacional de Arte Dramático– y de la
revista Gestus. Es doctor en Filología Hispánica (Uned,
España), antropólogo, maestro en arte dramático, magister
en Estudios Políticos y crítico de arte.
BIBLIOGRAFÍA
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Birdwhistell, Ray. Introduction to kinesics. University of Louisville Press, 1972.
10 Marshall Berman, Todo lo sólido se desvanece en el aire, Bogotá, Siglo
Veintiuno, 1991.
LAS ILUSTRACIONES HACEN PARTE DE LA OBRA GRÁFICA DE OSWALDO GUAYASAMÍN.
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