La actitud del maestro, un garante más en los procesos de enseñanza – aprendizaje en los niños. Reflexión acerca de la importancia de la actitud del maestro en el aula. Autor: Lulys Martínez Arévalo, asesora proyectos Fundación Promigas - FUCAI. Ser maestro implica mucho más que dictar clases, ser maestro implica dejar huella, ser un facilitador que medie entre los niños y el mundo que les rodea, es dominar su disciplina a través de metodologías dinámicas, sean estas inventadas, reglamentadas o reacomodadas, es ofrecer las herramientas necesarias para que sus estudiantes comprendan el mundo, desde su contexto, compartiendo con sus estudiantes la sabiduría de aprender a vivir con el otro, sintiéndose parte de sus propios procesos de aprendizaje y enriqueciendo el desarrollo de los demás. Ser maestro es tener la vocación de abrir caminos impensables en las mentes de los niños, que posibiliten una variedad de soluciones a los diferentes retos, con la seguridad que no todo está ya resuelto, sino que cada día es la oportunidad de lo posible. Ser maestro es mostrar con alegría la fuerza del espíritu para crear un mundo armónico. Por todo esto el ser maestro es más que un trabajo remunerado: serlo implica constituirse en un ejemplo de vida a seguir, pues en el maestro están puesto muchos ojos que lo imitan. De allí la importancia de asumir esta labor con una actitud positiva, ya que de esta actitud dependen en gran medida los aciertos y/o desaciertos en los procesos de aprendizaje de los niños. La capacidad del profesor para conocer la teoría que fundamenta su acción pedagógica; y su actitud positiva al guiar la construcción del en las experiencias académicas y en las que sea responsable de resolver problemas de aprendizaje constituyen dos factores centrales en el mejoramiento del proceso de enseñanza – aprendizaje. Podemos preguntarnos entonces: ¿cómo se desarrolla esta actitud en los maestros? 1 Empecemos por las experiencias que como estudiantes y que hoy por hoy enseñan en las aulas de clase. ¿Qué tanto disfrutaron en sus años de escuela lo que aprendieron y si es que lo aprehendieron? ¿Qué cambios ha tenido la escuela de aquel entonces comparadas con las de hoy? ¿Se reproduce el mismo modelo? Cuando el maestro entiende y asume que no todo está ya terminado, sino que su práctica es un continuo transformar y un permanente aprender y aprehender, gana en un buen porcentaje la posibilidad del mejoramiento en su labor como maestro, pues entonces moldea con facilidad lo aprendido, adaptándose a los cambios y nuevos retos de la escuela actual, ayudando de esta forma a los niños y jóvenes a construir y apropiarse comprensivamente del conocimiento. Es importante reconoces a los maestros sus valiosas experiencias, escucharlos, compartir sus saberes, pues ellos tienen mucho que enseñar; pero de igual forma motivarlos a combinar sus experiencias con otras nuevas que les muestren diferentes maneras de reproducir lo aprendido, permitiéndoles espacios nuevos, enriquecidos y dinámicos, que de paso le ayuden a sus estudiantes a disfrutar de igual forma lo maravilloso del conocimiento. Bibliografía. Dubovick, A y Takaichi, S (19949) “El número a través del juego, una visión constructivista” Barcelona: Deusto. 2