EFECTOS DEL VETO Y LA PROMULGACION PARCIAL DE LAS LEYES Por el académicoDR. GREGaRIO BADENI 1 Confonne al enfoque tradicional de la doctrina de la división de los poderes, la función primordial y exclusiva del órgano ejecutivo consiste en hacer efectivas las decisiones adoptadas por los órganos legislativoy judicial. Sin embargo, cuando trasladamos los conocimientos que nos suministra la teoría constitucional al orden nonnativo establecido por la Ley Fundamentaly al orden político resultante del comportamientode los gobernantesy gobernados, verificamos que la separación de las funciones del poder entre los órganos legislativo y ejecutivo no es tan clara y tajante. Por el contrario, con frecuencia la adopción de decisiones está precedida por un proceso de interacción gubernamental que es consecuencia del control político, y de la participación concurrente de varias voluntades institucionales establecidas por la Constitución para evitar la concentración del poder y su consecuente ejercicio abusivo. Uno de los fenómenos políticos contemporáneos más nítidos, consiste en la gradual expansión del órgano ejecutivo en el ejercicio de sus funciones constitucionales.Sin apartarse de la Ley Fundamental, procura expresar una respuesta eficiente al crecimiento operado en la actividad estatal, que requiere una dosis elevada de agilidad en la adopciónde las decisiones. La mera ejecución de las leyes no agota las funciones del 109 órgano ejecutivo, por cuanto sus atribuciones se extienden a un amplísimo campo de las funciones políticas y administrativasque le confiere la Constitución. La profundización de sus funciones constitucionales por el órgano ejecutivo para satisfacer las necesidades sociales y dar cumplimientoa los planes del gobierno revela que, en la Constitución,la separaciónde funciones entre los órganos ejecutivo y legislativojamás presentó una intensidad tal como la esbozada por la doctrina tradicional. Por el contrario, tanto el control político como la interdependenciafuncional de los órganos del gobierno, están previstos en las cláusulas genéricas y flexibles de la Constitución,como mecanismossusceptiblesde ser desarrollados en la práctica política mediante la correcta interpretación constitucional, y sin que se opere una transformación o mutación en su letra y espíritu. Al no existir una separación absoluta entre las funciones de los órganos legislativoy ejecutivo,con frecuencia el ámbito de actuación de uno de ellos se introduce en el del otro de modo tal que, en la práctica, no es correcto afirmar que todas las funciones políticas correspondenen forma exclusiva a uno u otro órgano ya que, en definitiva, muchas de ellas son ejercidas por ambos aunque, a veces,con distinto grado de participación. Este proceso de interacción determina que las denominadas funciones colegislativas del órgano ejecutivo sean expresión de un mecanismo de control político y de una necesaria intervención en áreas aparentemente extrañas, que subordinan la validez de los actos gubernamentalesa la participación de ambos organismosen el proceso formativode ciertas decisionespolíticas. A diferencia de lo que acontece con la Constitución de los Estados Unidos, donde no está previsto el veto parcial), nuestra Constitución lo establece expresamente. El artículo 80 dispone que los proyectos de leyes rechazados parcialmente por el Poder Ejecutivo no podrán ser aprobados en la parte restante. Sin embargo, las partes no observadaspodrán ser objeto de promulgación si tienen autonomía normativa y su aprobaciónparcial no altera el espíritu ni la unidad del proyecto aprobado por las Cámaras del Congreso. Añade que, en este caso, será de aplicación el procedimientoprevisto para los 1Art. 10, sección VII. 110 decretos de necesidad y urgencia en el arto 99, inc. 3°, de la Constitución. Antes de la reforma constitucional de 1994 la Ley Fundamental preveía el veto parcial pero no la promulgación parcial. En nuestra doctrina constitucional no había uniformidad de opiniones. Algunos autores descalificaban la promulgación parcial2mientrasque otros3,entre los cuales estábamos incluidos, consideraban que la Constituciónno se oponía a la promulgación parcial siempre que la supresión de la parte vetada no alterase la esencia y finalidad globales del proyecto de ley aprobado por el Congreso según la apreciación que, en cada caso concreto, realizara el órgano judicial. Un criterio similar a este último fue adoptado por la Corte Suprema de Justicia cuando resolvió el caso "Colella"4. Sostuvo que: 1) si bien sus facultades jurisdiccionales no alcanzaban, en principio, el examen del procedimiento adoptado en la formación y sanción de las leyes, esa doctrina no era aplicablecuando una de las partes hacía valer un derecho subjetivo contra las obligaciones impuestas por una ley que, a su juicio, no era tal debido a la invalidez atribuida al acto de la promulgación; 2) si no se promulga una ley, o si la promulgación carece de validez, no existirá una norma jurídica y nadie podrá fundar sus derechos sobre una ley inexistente;3) en el caso concreto, el proyecto de ley aprobado por el Congreso constituía un todo inescindible, de modo que las normas no promulgadas no pudieron ser separadas del texto legal sin detrimento de su unidad; 4) en tales condiciones, la promulgación parcial es constitucionalmente inválida porque, al proceder el Poder Ejecutivo de la manera en que lo hizo, se arrogó atribucionespropias del CongresoNacional. 2Juan A. González Calderón, Derecho Constitucional,T. III, pág. 37, ob. cit; Segundo V. Linares Quintana, Tratado de la Ciencia del Derecho Constitucional, T. IX, pág. 322, ob. cit.; Gennán Bidart Campos, Tratado Elementalde Derecho ConstitucionalArgentinoT. 11,pág. 241, ob. cit. 3Rafael Bielsa, Derecho Constitucional,pág. 436, ob. cit.; César E. Romero, Derecho Constitucional,T. 11,pág. 224, ob. cit.; Carlos M. Bidegain,Cuadernos del Curso de Derecho Constitucional,T. IV, pág. 92, ob. cit.; Pablo Ramella, Derecho Constitucional, pág. 681, ob. cit.; Jorge R. Vanossi, Problemas constitucionalesdel veto, RevistaDerechodelTrabajo-1966. 4Fallos C.S. 268-352. 111 Con anterioridad, en el caso "Giulitta"S, la Corte había destacado que la promulgación parcial de un proyecto de ley no permitía sostener la promulgación tácita de su parte vetada. A su vez, en el caso "Colella", la Corte declaró la inaplicabilidadde la parte promulgada de una ley cuando ella era inescindible de la parte vetada. Si bien es cierto que, en estos casos, la Corte no se había pronunciado expresamente sobre la validez constitucional de la promulgación parcial, los argumentosexpuestospara fundamentar sus decisiones avalaban implícitamente ese procedimiento como una consecuencia razonable del veto parcial, y siempre que no fuera desvirtuadala manifestaciónde voluntad del Congreso. A partir de la reforma constitucional de 1994 quedó convalidada, no solamente el veto parcial que ya estaba previsto en la Constitución, sino también la promulgación parcial de las leyes. Así lo destacó la Corte Suprema al resolver el caso "Bustos,,6.Sostuvoque la promulgaciónparcial de la leyes válida cuando las partes vetadas pueden escindirsedel proyecto aprobado por el Congresosin detrimentode su unidad. Desde un punto de vista práctico, la promulgación parcial presenta la virtud de preservar la eficaz continuidadde la actividad estatal. Permite ofrecer respuestas rápidas a las necesidades sociales con un ritmo acorde al que impera en la vida moderna. Por otra parte, la solución es razonable. En efecto, el veto parcial presupone la conformidad del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo con ciertos contenidos del proyecto de ley. Hay una manifestación de voluntad del órgano legislativo que es compartida parcialmente por el Poder Ejecutivo, y como las Cámaras ya no pueden modificar las partes no vetadas del proyecto7, no se advierterazón algunade caráctersustancialque impida la promulgación de esas partes cuando se respeta la estructurageneral del proyecto. 5FaIJos C.S. 189-156. 6 La ley 1997-C-62. 7Conf. Gennán Bidart Campos, Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino, T. 11,pág. 241, ob. cit. 112 En síntesis, la validez constitucional de la promulgación parcial de las leyes está condicionadaa que: 1) La parte promulgadatenga autonomíanormativa: 2) La promulgación parcial no altere el espíritu ni la unidad del proyecto de ley aprobado por el Congreso. Aunque se cumplan estas condiciones,la Constitución, en su artículo 80, estableceun límite adicionalpara la vigencia de las leyes promulgadas parcialmente. Establece que estarán sujetas al procedimiento previsto para los decretos de necesidad y urgencia del artículo 99, inciso 3°, de la Ley Fundamental. Una vez sancionado y promulgado parcialmente el proyecto, la ley deberá ser sometida a la consideración de una Comisión Bicameral Permanente, siempre que no regule aquellas materias respecto de las cuales no se pueden emitir decretos de necesidady urgencia, la cual deberá elevarun despachoal plenariode cada Cámara para su expreso tratamiento conforme a las disposiciones de una ley especial que se sancionaráa tal efecto por la mayoría absoluta de la totalidad de los miembrosde cada Cámara. Nos resta por analizar los efectos de la promulgación parcial en cuanto a la intervención de la Comisión Bicameral Permanente cuyo funcionamientoprevé el artículo 99, inciso 3°, en materia de decretos de necesidady urgencia, y al cual se remite el artículo 80 de la Constitución. El artículo 83 de la Ley Fundamental acepta el veto parcial, aunque no hace referencia a la promulgación parcial. Una rigurosa aplicación de esa cláusula conduciríaa sostener que no es viable la promulgación de la parte no vetada de la ley. Sin embargo, como ya lo indicamos, la jurisprudencia aceptó la promulgaciónparcial siempre que las partes no observadastengan autonomía normativay que el veto no altere el espíritu ni la unidad del proyecto sancionadopor el Congreso.Es la solución adoptada por el artículo 80 de la Constitución. Pero, ¿quién determina si la promulgación parcial cumple con los recaudos constitucionales? Sobre la base de las normas citadas, es evidente que en primera instancia lo hace el Poder Ejecutivo cuando impone el cumplimiento de la parte no observada en la ley. Los destinatarios de la ley deben acatar lo establecido por ella y la exigenciade acatamientoproveniente del órgano ejecutivo.Esto no significaque la potestad sea discrecional 113 y que los particulares carezcan de recursos para cuestionar ante el Poder Judicial la validez de la promulgaciónparcial. Quienes vean afectados sus derechos legítimos por la norma promulgada, pueden acudir ante el órgano judicial solicitando se declare inaplicable o inconstitucionalla promulgaciónparcial. Sin embargo, en su parte final, el artículo 80 dispone que, ante cualquier hipótesis de promulgación parcial, corresponde aplicar el procedimiento previsto para los decretos de necesidad y urgencia. Se remite al artículo 99, inciso 3°, conforme al cual dentro de los diez días de la promulgación parcial, el jefe de gabinete tendrá que someter la decisióna una ComisiónBicameral Permanente8, cuya composición deberá respetar la proporción de las representacionespolíticas de cada Cámara. Dentro de los diez días, esa Comisión debe elevar su despacho al plenario de cada Cámara para su expreso tratamiento. Es en esa oportunidadcuando el Congresodebería decidir si insiste con las mayorías previstas en el artículo 83 de la Constitución,tratándosede una promulgaciónparcial. Consideramos que el funcionamiento de la Comisión Bicameral no podrá ser igual en ambos casos, porque una ley promulgada parcialmente no equivale a un decreto de necesidad y urgenCIa. En el caso de la promulgación parcial de las leyes, el dictamen de la Comisión se debe limitar a destacar si aquella se adecua, o no, a las exigenciasestablecidaspor el artículo 80 para convalidar la decisión del órgano ejecutivo. Pero el pronunciamiento de la Comisión no tendrá carácter vinculante para las Cámaras del Congresoporque éste es el único titular del órgano legislativo. De modo que si la Comisión se pronuncia por la invalidez de la promulgaciónparcial, y las Cámaras no insisten en el proyecto originario por el voto de las dos terceras partes de sus miembros presentes, entendemos que aquélla será válida a menos que la descalifique el Poder Judicial. Descalificación que no puede ser tácita o ficta, porque el arto82 de la Ley Fundamental exige que la voluntad del Congreso se manifieste de manera 8Hasta el presente no fue constituida la Comisión Bicameral Permanente, cuya regulación exige la sanción de una ley especial aprobada por la mayoría de la totalídad de los miembros de cada Cámara (art. 99, inc. 3°, C.N.). 114 expresa. Asimismo, y aunque la Comisión se pronuncie por la validez de la promulgación parcial, ella quedará descalificada si las Cámaras del Congresoinsisten en su proyecto originario con la mayoría impuestapor el artículo 83 de la Constitución. En síntesis, la invalidez de la promulgación parcial solamente podrá ser dispuesta por las Cámaras del Congreso insistiendo con la aprobación del texto originario de la ley, o bien por el Poder Judicial tanto antes como después de la intervención de la Comisión Bicameral Permanente y aunque no se opere la insistenciadel Congreso. 11 Un caso particular se planteó en el curso del año 1999 con motivo de la sanción de la ley N° 25.063. Ella modificó, de manera integral,el régimen del Impuestoal Valor Agregado. Entre las reformas introducidas, dispuso que ciertas actividades, que hasta ese momento estaban exentas del impuesto, quedaban gravadas con una alícuota del 10,5%, inferior a la alícuota general del 21%. Tal es el caso de los servicios que prestan las entidades de medicina prepaga, las obras sociales voluntarias, hospitales y sanatorios. Igual alícuota reducida se aplicó a la venta de publicidad que realizan las empresas periodísticas encuadradas en la categoría de PYMES. Asimismo, resolvió mantener la exenciónimpositivapara la publicidad que se emite por las radios de baja frecuencia. Mediante el decreto N° 1517/98, el Poder Ejecutivo dispuso el veto y la promulgaciónparcial de la ley. El veto alcanzó a la alícuota del 10,5%prevista para aquellas actividadesen la ley, y la exención impositiva dispuesta para las radios de baja frecuencia. Con tal medida, y la promulgación parcial de la ley, el Poder Ejecutivo interpretó que aquellas actividades quedaban gravadas con la alícuota generaldel 21%. La decisión del Poder Ejecutivodeterminó la sustanciación de innumerables procesos judiciales en los cuales, tanto las entidades afectadas, como los particulares y las asociaciones defensoras de los derechos del consumidor, plantearon la inconstitucionalidadde la promulgaciónparcial, aunque solamente 115 respecto de los efectos que pretendía asignarle el Poder Ejecutivo. Entre otros argwnentos,para fundamentarsu posiciónsostuvieron: 1) El veto era válido porque ninguna cláusula de la Constitución le prohíbe al Poder Ejecutivo observar las leyes impositivas. 2) La promulgaciónparcial tambiénera válida en virtud de lo dispuestopor el arto80 de la Constitución. 3) Los efectos que el Poder Ejecutivo pretendía asignar a la promulgaciónparcial no eran válidos porque: 3.1) Se estaba arrogando, por vía elíptica, facultades impositivas cuyo ejercicio incwnbe exclusivamente al Congreso. Si la voluntad del Congreso fue la de imponer a ciertas actividades hasta ese entonces exentas del gravamen una alícuota del 10,5%, el Poder Ejecutivo por vía del veto y la promulgación parcial no podía elevarla al 21%. 3.2) La invalidez en ese aspecto de la promulgación parcial, y hasta tanto se produjera la insistencia del Congreso prevista en el arto 83 de la Constitución, determinaba la subsistencia de la norma que se pretendía modificar. Norma que declaraba exentas del impuesto a aquellas actividades. 3.3) Ello era así, porque al no haber sido promulgada la parte de la ley objeto del veto, no había ley por falta de promulgación. 3.4) No era viable, como pretendía el Poder Ejecutivo, asignar al decreto N° 1517/98los efectos de una norma de necesidad y urgencia. Esto obedece a que el arto99, inc. 3°, de la Ley Fundamental, tras disponer que el Poder Ejecutivo no podrá en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e insanable, emitir disposiciones de carácter legislativo, añade que, por razones de necesidad y urgencia, podrá dictar decretos sobre materias legislativas siempre que no se trate de normas que regulen cuestionesde naturalezapenal, tributaria,electoral o el régimen de partidos políticos. Pues bien, la interpretación que el Poder Ejecutivo hacía del decreto N° 1517/98, al elevar una alícuota impositiva no prevista por el legislador, conducía a admitir que estaba ejerciendopotestadestributarias que acarreabanla invalidez de los efectos que pretendía asignar a la promulgaciónparcial. Para rebatir estos argwnentos, el Poder Ejecutivo sostuvo: 1) Que la alícuota genérica del 21% ya estaba prevista por 116 la ley. De modo que al ser vetadas las partes de ella que preveían la exención impositiva, o una alícuota inferior, quedaba vigente aquella alícuota del 21%. Alícuota que no había sido establecida por el Poder Ejecutivo sino por el Congreso. 2) Que la viabilidad de las acciones estaba condicionada por el principio de solve et repete que no había sido cumplido por los accionantes. La casi totalidad de los jueces de primera instancia, tanto del fuero en lo ContenciosoAdministrativocomo del fuero federal con asiento en el interior del país, declararon la invalidez de la promulgación parcial, en cuanto a los efectos que le pretendía atribuir el Poder Ejecutivo, y dispusieron que las actividades citadas estaban exentas del Impuesto al Valor Agregado porque subsistía la vigenciade la norma legal anterior. En cambio, fueron dispares los criterios adoptados por los tribunales de alzada. Las Cámaras de Apelacionesen lo Federal del interior del país, a igual que las salas I y IV de la Cámara en lo Contencioso Administrativo, declararon la inconstitucionalidad de la promulgación parcial por cuanto ella no se adecua al principio establecido por el arto 80 de la Constitución. Dispone que las partes no observadas sólo pueden ser promulgadas si tienen autonomía normativa y su aprobación parcial no altera el espíritu ni la unidad del proyecto sancionadopor el Congreso.Por ende, si el espíritu del proyecto fue el de mantener exentas del impuesto a ciertas actividades,y gravar a otras con la alícuota del 10,5%, no puede ser alteradopor el Poder Ejecutivo fijando una tasa del 21% sobre actividades que, hasta ese entonces, estaban exentas del Impuesto. Sostuvieron que el veto parcial era válido, pero no así la promulgación parcial en cuanto pretende aplicar una alícuota que no fue fijada por el legislador y que tampoco cabe presumir, debido a que el arto 82 de la Ley Fundamental destaca que la voluntad del Congresodebe manifestarseexpresamente,quedando excluidos todos los casos de sanción tácita o ficta. Como conclusión, si el veto es válido y el Poder Ejecutivo no puede fijar alícuotas no previstas por el legislador, conserva plena vigencia la normativa anterior, ley N° 23.349, que declara exentas del Impuesto al Valor Agregado a aquellas actividades (casos "Iamip- 117 Medisur y otros el Estado Nacional" y "Osde cl Estado Nacional"). Para las salas Il, III Y V de ese Tribunal la inconstitucionalidadno recayó sobre la promuIgaciónparcial sino sobre el veto parcial. Ello es así porque, habiendo acuerdo entre el Congreso y el Poder Ejecutivo para gravar ciertas actividades,esa voluntad debe ser respetada. Pero, como el Poder Ejecutivo no puede establecer alícuotas impositivas diferentes a las fijadas por el Congreso, en este aspecto el veto no es válido debiendo prevalecer la voluntad del Congreso cuando impuso la alícuota del 10,5% (casos "Saeci y otros cl Estado Nacional", "Asismed y otros cl Estado Nacional" y "Staff Médico y otros cl Estado Nacional"). Una variante fue la expuesta por el camarista Bernardo Licht, integrante de la sala 1, en el caso "Osde el Estado Nacional". Sostuvo que los arts. 80 y 99, inc. 3°, otorgan al Congreso, a través de una Comisión Bicameral Permanente, la potestad de controlar la validez de los decretos de necesidad y urgencia que emita el Poder Ejecutivo, así como también de expedirse sobre la validez de la promuIgaciónparcial de las leyes. En este último caso, para verificar si las normas promulgadas tienen autonomía normativa y no alteran el espíritu ni la unidad del proyecto sancionado. Se trata, a juicio del Dr. Licht, de una cuestión política reservada al Congreso,ya sea en forma directa o a través de la Comisión Bicameral, no susceptible de revisión judicial. De las tres posiciones expuestas, me adhiero a la primera. Corresponde desechar la segunda porque el veto es una facultad propia del Poder Ejecutivo cuyo ejercicio es viable en todos los casos, a menos que medie una expresa prohibición constitucional (art. 40 CN). En el ejercicio de sus funciones colegislativas, y mediante el veto, puede impedir la entrada en vigencia de una ley, ya sea en forma total o parcial. Y esa decisión producirá efectos jurídicos, a menos que se opere la insistencia del Congreso prevista en el arto83 de la Constitución.Pero esos efectosjurídicos determinan la subsistenciade las normas que pretendió modificar el Congreso hasta tanto éste no imponga su voluntad de manera expresa (arts. 82 y 83 CN). Por otra parte, el arto 80 no ofrece fundamentos para 118 cuestionar la validez del veto parcial, y sí solamente de la promulgaciónparcial. Son dos actos de naturalezajurídica distinta. El primero, impide la entrada en vigencia de una norma. En cambio, el segundo completa el proceso formativo de las leyes determinando su entrada en vigencia, previa la publicación pertinente. No comparto la tesis del Dr. Licht porque cercena las atribuciones jurisdiccionales del Poder Judicial. La moderna corriente, imperante en el ámbito del derecho constitucional, conduce a restringir sensiblementelas cuestiones políticas con un doble propósito: fortalecer la función de control del Poder Judicial como auténtico órgano del gobierno; ampliar la protección de los derechos humanos frente a la actuación discrecional de los órganos legislativo y ejecutivo. Si el proceso formativo de las leyes fuera una cuestión política, corremos el riesgo de posibilitar la vigencia de infinidad de normas que no sean gestadasconforme a los arts. 77 a 84 de la Constitución, y hasta el extremo de convalidar el ejercicio de funciones legislativas por el Poder Ejecutivo en cualquier materia si no media la oposición del Congreso. Los problemas que acarrea el veto parcial y la promulgación parcial de las leyes se proyectan sobre otras hipótesis. En el caso del veto parcial de la ley N° 25.063, su parte observada fue remitida al Congreso tal como lo dispone el arto83 de la Ley Fundamental. La Cámara de Diputados, por el voto de los dos tercios de sus miembros, desechó el veto del Poder Ejecutivo e insistió confirmandoel texto originario.En cambio, la Cámara de Senadores solamente insistió, por igual mayoría, respecto de las cláusulasque imponían una alícuota del 10,5%a la publicidad en los medios gráficos de prensa englobados en la categoría de PYMES, y en la exención del impuesto para las emisoras radiales de baja frecuencia. Pero la insistencia no se extendió sobre las entidades de medicina. En el caso de ellas, la cuestión atinente a la validez de la promulgaciónparcial deberá ser resueltapor la Corte Supremade Justicia. Pero, en el caso de la empresasperiodísticasy las radios de baja frecuencia, se plantea el interrogante sobre si la alícuota del 10,5% para las primeras y la exención para las segundas se aplica a partir de la promulgación parcial de la ley N° 25.063 o a partir 119 del momento en que se publicó en el Boletín Oficial la insistencia del Congreso. La sanción de un proyecto de ley requiere, ineludiblemente,de su aprobaciónpor las Cámaras del Congreso y la promulgación expresa o tácita del Poder Ejecutivo. Asimismo, su aplicabilidad está condicionada a la publicación de la norma. En este caso particular, consideramosque el proceso formativo de la ley, al menos en la parte que fue objeto del veto parcial, concluyó con la insistencia del Congreso, la promulgación tácita del Poder Ejecutivo y la publicaciónde la insistenciaen el Boletín Oficial. Hasta ese momento, las normas observadas de la ley carecían de fuerza legal porque no habían sido promulgadas. Es recién a partir de esa promulgaciónque adquirieronjerarquía legal y es a partir de la publicaciónque proyectan sus efectos sobre los particularessin tener efectosretroactivos. En todos los casos, la falta de tratamiento sobre la observaciónparcial por el Congresoo su demora en hacerlo,jamás podrá ser interpretada como una aceptación o sanción tácita de la interpretación del Poder Ejecutivo. Sobre el particular, el artículo 82 de la Constitución dispone categóricamenteque "La voluntad de cada Cámara debe manifestarse expresamente; se excluye, en todos los casos, la sanción tácita o ficta". Como, hasta el presente, no ha sido creada la Comisión Bicameral ni fue sancionada la ley especial, corresponderá al Poder Judicial determinar,en cada caso concreto, la validez de la promulgaciónparcial. Claro está, sin perjuicio de la facultad de las Cámaras para sancionar una ley derogatoria de la que fue objeto de una promulgaciónparcial. De todas maneras, consideramos que una vez establecida la Comisión Bicameral, sus decisiones sobre la validez de la promulgación parcial no son vinculantes para el Congreso y el Poder Judicial. El Poder Judicial conservará su potestad de juzgar la viabilidad constitucionalde esa promulgación. 120