La gran transformación; Karl Polanyi

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Polanyi
La Gran Transformación
La Gran Transformación
En su ensayo, Polanyi, habla de como el liberalismo económico y el advenimiento de la sociedad de mercado
resulta, asimismo, contradictorio.
Un punto destacable es su posicionamiento ideo político: comparte con el marxismo su crítica radical del
liberalismo económico, de la sociedad industrial, pero lo hace desde una óptica diferente, opuesta también a la
de los ideólogos liberales: para él el mercado y la sociedad industrial no hubieran podido surgir ni sostenerse
sin unas estructuras institucionales provistas desde la esfera política.
A lo largo de todo el libro nos encontramos con un esquema: economía−política. Este eje articula todos los
argumentos y las ideas desarrolladas por Polanyi. Ese eje es el que separa el Materialismo Histórico marxista
del Liberalismo económico clásico. Polanyi se sitúa a ambos lados de ese eje, y de ese modo obtiene la
perspectiva que busca.
El primer ejemplo de las ideas de Polanyi es el capítulo donde habla de la Paz de los Cien Años, jugando con
el nombre de aquélla guerra. Una paz más que discutible, pues el periodo que discurre entre 1815 y 1914 está
jalonado de conflictos, tal vez de menor importancia que las guerras napoleónicas o las guerras mundiales del
siglo XX, pero no por ello "pacíficas". La Santa Alianza europea se caracterizó por sus fracasos a partir de
1830; España vivió un siglo de guerras coloniales, iniciando en la materia a sus colegas europeos, en las
cuales tenían cierta importancia los ejércitos europeos en ambos bandos. Guerras como la de Crimea,
franco−prusiana, guerras de unificación italianas y alemanas, guerras chino−ruso−japonesas No es un buen
ejemplo por parte de Polanyi. Lo que él pretende es demostrar cómo la paz respondía a los intereses
económicos de las respectivas clases burguesas de las potencias europeas, es decir, que algo tan precario como
la paz se mantenía solo gracias a un equilibrio de naciones sustentado por el sistema económico y articulado
por las altas finanzas internacionales.
Otro punto importante de analizar para entender a Polanyi es el fascismo del siglo XX. La Gran
Transformación se publicó por primera vez en 1944, en plena Guerra Mundial; como tantos otros autores,
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Polanyi investigará a su vez las causas del origen del fascismo en su obra. A su modo de ver, fenómenos como
el comunismo de Rusia y el nazismo alemán, así como el New Deal norteamericano, son respuestas evolutivas
en el plano institucional de naciones que han sabido leer la historia. El sistema internacional basado en el
patrón−oro suponía una tiranía económica en favor de la economía de mercado que esclavizaba las políticas
de todos los países. A partir de la crisis de 1929 algunas naciones abandonan ese sistema. Polanyi, que ha
realizado trabajos cercanos a la Antropología, entiende los cambios de este periodo en clave de evolución y
supervivencia. Habla de una civilización que se desmorona −la del siglo XIX− porque ceden sus pilares
básicos: patrón−oro, estado liberal y mercado autorregulador, sistema institucional utópico y contradictorio de
la economía liberal. Y habla de naciones que aprovechan los vientos de la historia, sirven a sus intereses
destruyendo las últimas ruinas de lo que se disuelve y creando nuevas instituciones que les sean útiles. Esto es
lo que hizo la Alemania de los años 30, y la Rusia comunista. Esta es la explicación del cambio social según
Polanyi, según su teoría del cambio institucional.is Las instituciones heredadas del siglo XIX resultaban
opresivas y tiránicas respecto a las nuevas condiciones reales económicas y sociales. Alemania y Rusia
supieron verlo y adaptaron sus instituciones para obtener una ventaja respecto al resto de naciones atascadas
en su empeño de conservar el sacrosanto liberalismo económico y sus instituciones. Esta ventaja fue llevada
más allá de sus propios límites, empujada por otras fuerzas, y de ahí el triunfo de los movimientos totalitarios.
Otra vez nos encontramos el eje economía−política, sobre el cual giran los argumentos de Polanyi.
Al investigar el origen de los cambios que condujeron a la nueva situación social y al sistema industrial de
producción, Polanyi choca frontalmente con las ideas liberales. Para ellos los cambios eran resultados de
macro procesos a gran escala y largo plazo, fenómenos puramente económicos, que llevaron a la economía de
mercado y las nuevas condiciones sociales. La interpretación que hace Polanyi es que el origen de los cambios
económicos está en los nuevos derechos de propiedad, los acontecimientos puramente políticos que tenían
claros efectos económicos y que desataron un torbellino de cambios conocido como Revolución Industrial. La
interpretación liberal de las terribles consecuencias sociales que conllevó, como efecto de las medidas
políticas constrictoras que impidieron el libre funcionamiento de la economía, choca frontalmente con la de
Polanyi, que niega la posibilidad de que surgiese una industria ni un mercado de no ser por una serie de
disposiciones legales y políticas, que permitieron que tal sistema sobreviviese a través de disposiciones que
atenuaban la intensidad y violencia de las transformaciones. A juicio de Polanyi, estas disposiciones tomadas
desde la esfera política sirvieron, más que a boicotear el proceso, a salvaguardarlo de su propia energía
destructora. La idea central de Polanyi es que las leyes del mercado de que hablan los liberales no pueden
funcionar fuera de una economía de mercado, y que ésta es un sistema institucional creado deliberadamente y
sostenido artificialmente a través de un mercado autorregulador cuyo funcionamiento autónomo exige la
transformación de la sociedad y la naturaleza en mercancías.
Por tanto, el mercado es una institución nueva que prácticamente no ha existido en ninguna sociedad anterior,
en contra de lo que afirma la economía liberal. Un recorrido antropológico nos muestra que el móvil
maximizador no ha existido más que en la sociedad actual, por lo que no había la necesidad de un mercado.
Otros principios, como la reciprocidad y la redistribución, configuraban las líneas del sistema económico:
"modelos institucionales y principios de comportamiento se ajustan mutuamente" (Polanyi, 1997:Pg.92). El
sistema económico responde a las necesidades sociales. Cuando se instituye el mercado, la relación se
invierte. Los mercados tienen mucho que ver con el comercio exterior, es decir, ajenos a un sistema
económico y a cualquier tipo de reglamentación. Este tipo comercio exterior no desarrolló, por su parte, un
comercio hacia el interior, sino que permaneció periférico a lo largo de los siglos, sin prácticamente
alteraciones. Las ciudades surgidas como consecuencia del comercio eran defensas tanto hacia dentro, como
hacia fuera (preservando el sistema económico establecido). Para que el comercio saltase los muros de las
ciudades y se desarrollase el mercado a nivel territorial hubo que recurrir a la intervención de los poderes
estatales. La reglamentación de la actividad económica propició, no sólo la extensión del mercado a todo el
territorio, sino que además lo protegió de dos peligros como son el monopolio y la concurrencia.
La teoría de la urbanización, por tanto, refuerza la tesis de Polanyi: fue la reglamentación e
institucionalización de los mercados lo que permitió su desarrollo. Esta intervención de los poderes políticos
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en la economía se inscribe en la expansión del Estado moderno, significando un paso más en la imbricación
de la economía en las relaciones sociales.
Tal vez el análisis más riguroso y por el que más se conoce a Polanyi sea el de la ficción de la mercancía.
Según demuestra Polanyi, el trabajo, la tierra y el capital no pueden ser mercancías, de no ser que se cree un
mecanismo institucional por el que se supedite totalmente la sociedad (naturaleza y seres humanos) a la
economía. Ese mecanismo es la economía de mercado. Polanyi las denomina "ficticias" porque no funcionan
como mercancías, es decir, no han sido producidas para la venta. Para que ello sea así, es precisa la acción de
un mercado autorregulador, y su funcionamiento requiere separar la economía de la sociedad, hecho insólito
que supone la destrucción de la propia sociedad. El argumento de Polanyi viene a ser otra vez opuesto al que
propone la teoría liberal: en el mundo feudal y antiguo tanto el trabajo como la tierra y el capital han estado
sujetos a leyes y reglamentaciones, además de normas de tipo moral. Es decir, economía y sociedad eran
concéntricas. Hizo falta una revolución política pera poder desarrollar un nuevo sistema institucional que
separase ambas esferas, convirtiese la sociedad en apéndice de la economía y la sometiese a sus exigencias y a
sus leyes. Esto significaba la pura destrucción de la sociedad.
La doble paradoja planteada por Polanyi es que, para crear una economía de mercado hubo que instituir un
mercado autorregulador y garantizar la provisión de las tres mercancías básicas sin las que éste no puede
funcionar −tierra, trabajo y capital− las cuales, no son mercancías.
De esos tres elementos, el humano −el trabajo− es el que más atención le merece al autor del libro. A su
juicio, la ficción de la mercancía era más grave, no ya solo en términos económicos, sino por lo que ello
supone de cara a las consecuencias sociales. Siguiendo el curso del libro, Polanyi investiga y analiza la
creación de un mercado de trabajo a partir de las Leyes de Pobres, y las consecuencias sociales que ello tuvo,
deteniéndose en aspectos culturales o psicológicos, que en su discurso tienen mucho peso especialmente a la
hora de entender los totalitarismos. Pese a ser éste un ensayo en clave sociológica, no es este el punto que más
nos interesa, sino los aspectos de cambio institucional. En este sentido, las leyes de pobres allanaron el camino
para transformar la sociedad en materia prima; los trabajadores en mano de obra.
Una parte importante del libro está dedicada a estudiar las raíces teóricas y filosóficas de la doctrina liberal, a
través de las figuras más importantes de la economía clásica, y ponerlo todo en relación con el tema principal:
el origen del sistema de mercado. A partir del esbozo de las principales ideas de esos teóricos, Polanyi plantea
el punto central de su crítica al liberalismo económico.
En las páginas precedentes ya hemos visto cómo la nueva economía de mercado se sustenta de la propia
sociedad para sostenerse y desarrollarse, pero a su vez ésta requiere unos mecanismos de supervivencia y
reproducción. Polanyi lo plantea en términos de un doble movimiento: la expansión del mercado
autorregulador por un lado, y por otro, la autoprotección del la sociedad. Este último puede ser entendido
como un mecanismo de respuesta de la sociedad ante la perspectiva desintegradora, pero que al mismo tiempo
permitió que la ficción de la mercancía y el sistema económico de mercado pudieran sostenerse. Dos
principios destilan de este doble movimiento descrito por Polanyi: el principio del liberalismo económico que
actúa a través del libre cambio y el de la protección social, que actúa a través de la legislación social.
En este punto Polanyi introduce un nuevo elemento de fuerza, que le abre una nueva perspectiva de análisis:
la lucha de clases. El la interpreta como la institucionalización de ese doble movimiento. Este elemento es de
gran importancia pues supone una toma de posiciones a nivel social, respecto de la política y la economía. De
esa lucha surgiría, según la interpretación de Polanyi, el movimiento fascista del siglo XX.
Gran parte del libro está dedicada a la crítica del liberalismo económico, de ahí el subtítulo de la obra. Polanyi
plantea tal filosofía como un "credo" y ello en base a lo que él considera un prejuicio dogmático de sus
partidarios, culpable en parte de la ceguera ante las graves formaciones sociales que se producirían
posteriormente. Polanyi desenmascara la gran contradicción en que caen los argumentos propuestos por los
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defensores del liberalismo económico al acusar a las fuerzas que actuaron en defensa de la sociedad en peligro
de impedir el libre funcionamiento de la economía y no dejar que ésta alcanzase los resultados prometidos.
Esta postura acusa a fuerzas colectivistas, en clave de complot, de boicotear el proyecto liberal, de no tener
paciencia, de egoísmo y de estrechez de miras. Polanyi analiza uno por uno sus argumentos y muestra sus
contradicciones y deficiencias. Sin embargo, pese a demostrar lo que a su modo de ver son pseudoargumentos
basados en prejuicios y dogmas utópicos, lo más interesante es lo que él denomina la "protección de la
sociedad", ya mencionada, y que de un modo difuso aparece como las respuestas de los diferentes cuerpos
sociales al ver amenazada su misma esencia. Lo que los liberales llaman "movimiento" no es más que la suma
de reacciones espontáneas, puntuales, a todos los niveles, debido no a su acción organizada y conjunta (esa
sería otra utopía), sino a que los efectos disolventes de la economía de mercado se dejaban sentir en todos los
ámbitos de la realidad social.
Estamos de nuevo ante el doble movimiento que articula el discurso. Pero la crítica más radical a las ideas
liberales consiste en demostrar que ni el mercado autorregulador ni la economía que toma su nombre,
hubieran podido funcionar sin determinadas intervenciones que lo "protegieran": las leyes sindicales y las
leyes anti−monopolio son los ejemplos más claros de disposiciones legales orientadas a proteger el mercado y
su libre funcionamiento a costa de la constricción de los factores intervinientes. En general los cuerpos legales
de las modernas democracias se tupieron especialmente en este periodo; las intervenciones policiales y
militares para controlar, reprimir y eliminar los movimientos obreros fueron solicitadas y dirigidas por los
partidarios de la supuesta autorregulación.
Hay un aspecto que merece la pena resaltar y comentar, aunque se aparte de los objetivos de este ensayo, y es
la defensa que se hace de la cultura. Podemos considerar la cultura una institución, sin entrar en definiciones
epistemológicas, e introducirla en el eje del discurso, a ver qué pasa. La defensa de la sociedad, de que habla
Polanyi, muchas veces consiste en la defensa de la cultura, o defensa en términos culturales. Es más,
normalmente, los efectos deletéreos del nuevo sistema económico comienzan por manifestarse a nivel
cultural. Es lógico que la primera reacción de defensa surja en ese campo. Polanyi plantea la degradación
cultural con los más negros tonos de que dispone, y al hablarnos de desintegración de la sociedad, muchas
veces parece resonar el eco de un trasfondo cultural. Es lógico si pensamos en los trabajos realizados en el
campo de la Antropología.
Sin embargo, pese a concederle a Polanyi la razón en que la mayor cota de degradación y desposeimiento se
produce cuando se priva al hombre de sus cimientos culturales, y es precisamente donde se hizo sentir con
más fuerza y antes el efecto del mercado, no fueron esos los primeros elementos a proteger, sino más bien los
últimos. Tras lograr los derechos políticos, la siguiente defensa se planteó en términos económicos. En
nuestros días aún estamos empezando a vislumbrar los efectos culturales del sistema de mercado y el
capitalismo; es hoy, satisfechos por nuestro bienestar y nuestra democracia, cuando empezamos a
preocuparnos por nuestras raíces culturales, en muchos casos secas e irrecuperables a no ser como fósiles de
museo.
Pero el mérito de Polanyi no es solamente reivindicar la defensa de la cultura, sino plantear nuevos términos
en los que basar la crítica al liberalismo, apartándose así del análisis economicista en el cual coinciden tanto
liberales como marxistas.
La última parte del libro trata de los movimientos sociales, desencadenados a raíz de las transformaciones
producidas, y las implicaciones con la esfera política. Nuevas tensiones, materializadas en la lucha de clases
que ahora se institucionaliza políticamente en los parlamentos, lucha con un transfondo económico pero cuyos
efectos conmocionan la política La extensión de la economía de mercado hizo surgir fuerzas sociales y
políticas nuevas.
El último capítulo del libro plantea el tema de la libertad desde un punto de vista filosófico, es decir, como
dilema básico de la sociedad actual. Los términos del dilema son los dos polos que hemos venido
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configurando: por un lado una libertad sin restricciones ni cortapisas, y por otro la convicción de que para
alcanzar la verdadera libertad es preciso crear instituciones que permitan su desarrollo y su auténtico disfrute
por todo el cuerpo social. Una vez más, El autor se muestra escéptico y crítico con esa falsa libertad basada en
el interés personal, cuyos efectos son la disolución de las bases constitutivas de la sociedad y que solo
beneficia a los mejor situados. La auténtica libertad requiere instituciones y garantías, igual que cualquier
sistema social exige un mínimo de poder y organización. Y es precisamente este hecho, el descubrimiento de
la sociedad, lo que otorga a la libertad su auténtico y completo significado.
En este recorrido por el libro de Polanyi, del cual no he referido todos los aspectos que en él aparecen,
pretendo ahora rescatar dos puntos de apoyo para plantear una discusión. Uno es empírico y el otro es teórico.
El primero es el doble movimiento representado por el principio liberal y su economía de mercado, y por la
respuesta de autoprotección de la sociedad dada por los representantes del socialismo. El punto teórico es el
que ha animado y orientado el recorrido anterior: el aspecto institucional de la gran transformación.
Desarrollo:
• ¿Cuál es el papel que le asigna al liberalismo económico el autor en los conflictos de la I y II guerra
mundial?
Para Polanyi la paz se presenta como respuesta a intereses económicos de las clases burguesas de las
potencias europeas, la paz era sólo posible cuando existía un equilibrio en las naciones basado en el sistema
económico y las finanzas internacionales.
Es por esto que la economía liberal esclavizaba los factores productivos y de esta manera se establecía como
el desmoronador de las bases en las que estaba cimentada la sociedad, así, existieron naciones que pudieron
aprovechar este hecho y construir otro tipo de instituciones más provechosas y que les permitieron
desarrollarse de mejor manera dando paso a fenómenos como el fascismo y el comunismo, entre otros. Aquí
podemos evidenciar el rol de la economía liberal dentro del marco de establecimiento de distintos antecedente
de las guerras importantes del siglo pasado, y desde este punto de vista, acercar la critica del autor a distintas
temática que proporcionan una visión global de su accionar, no sólo desde la perspectiva política, sino
también desde otras, tan importantes como la social, política, etc.
• ¿Cuál es la hipótesis del autor?
La idea central es que las leyes del mercado no pueden funcionar fuera de una economía de mercado, y que
esta es un sistema institucional creado deliberadamente y sostenido artificialmente a través de un mercado
autorregulador cuyo funcionamiento autónomo exige la transformación de la sociedad y la naturaleza en
mercancías.
Aquí vemos como la institucionalización de distintos estamentos hace posible la existencia de diferentes
instancias que propician la creación y existencia de la diversidad de hechos necesarios para que las naciones
generen y lleguen a esta gran transformación, de la cual depende su continuidad y su capacidad de adaptación
y lectura de la historia, esta capacidad debemos reconocerla y establecerla como antecedente de distintos
movimientos que se produjeron en Europa y trajeron consecuencias en lo político y social, siempre esto con
un carácter de supeditación al ámbito económico.
• ¿Qué papel jugaron las corrientes de pensamiento de izquierda en los acontecimientos propuestos
por el autor?
Plantea los movimientos de izquierda como los que comienzan la lucha de clases y los que generan y explican
de una u otra forma los distintos fenómenos que se dan en aquella época, es el caso del fascismo,
totalitarismo, etc., de esta manera vemos como la corriente de movimientos sociales toma una inusitada
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importancia, que se hace presenta y tiende a dar las fundamentalizaciones de ciertos hechos históricos que son
dignos de análisis más profundos. Polanyi concede atención al socialismo del que propone una definición muy
acertada: Es ante todo la tendencia inherente a una civilización industrial para trascender el mercado
autorregulador subordinándolo conscientemente a una sociedad democrática, es decir, una solución que acepta
el capitalismo y el mercado, pero en un segundo plano, en una sociedad libre. Y de lo que se trata la libertad ,
en una sociedad que ha nacido en la economía de mercado, fundada en los ideales de libertad e igualdad que
ha sido capaz de crear instituciones que ponen al alcance de todos la salud y la cultura, no deben permitirse
cesiones de parcelas de libertad a favor de una mayor eficiencia económica. En resumen la vida de las
personas debe estar por sobre lo que es lo material y no privarse ni sufrir en pos de una mayor eficiencia, que
en último ámbito nos quita más de lo que nos da.
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