Milicias Obrero-Campesinas

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Milicias Obrero-Campesinas
Uno de los aciertos de¡ Partido Obrero Revolucionario ha consistido en llevar
hasta las más amplias capas obreras y campesinas el convencimiento de que la
lucha de clases en nuestra época impone la necesidad de que los explotados
estén debidamente armados.
Más importante que el cómo se armará el proletariado es la conciencia de su
necesidad. Cuando fue lanzada la consigna, que hizo estremecer a la rosca, el
stalinismo acusó a sus autores de anarquistas.
Después de que los obreros aplastaron al ejército regular en las calles y
organizaron, alrededor de la entonces poderosa Central Obrera Boliviana, sus
propias milicias armadas, la dirección de¡ Partido Comunista también habla del
hecho consumado.
Los obreros bolivianos no se limitaron a armarse, sino que pugnaron por dotar a
sus milicias de todos los conocimientos y recursos militares, desde el
entrenamiento diario u ocasional hasta la dirección única y centralizada.
En todo momento los sindicatos manifestaron su repudio a la organización del
ejército a la reapertura del Colegio Militar. Este objetivo sólo pudo llevarlo a la
práctica el gobierno del MNR aprovechando la momentánea depresión del
movimiento obrero. Si la tendencia de la dirección pequeño-burguesa es
fortalecer un instrumento represivo, en los medios obreros se tiene la certeza de
que la defensa de la revolución sólo pueden hacerla las milicias debidamente
armadas.
El antecedente inmediato de las actuales milicias lo constituyen las policías
sindicales y los arsenales que los sindicatos formaban para su autodefensa,
durante el régimen de la rosca.
En el momento en que el MNR controlaba a casi toda la clase obrera -hecho que
ahora nos parece tan lejano- las milicias obreras llegaron a identificarse con las
del MNR.
La diferenciación política entre las bases obreras y campesinas y la dirección
pequeño-burguesa se expresó también a través del choque entre ambas fuerzas.
La actual movilización obrera contra Siles Zuazo ha inscrito en su bandera la
expulsión de las milicias del MNR de los centros de trabajo; paralelamente se
propugna el fortalecimiento de los grupos armados de los sindicatos.
Siles Zuazo -un descarado agente del imperialismo- ha respondido ordenando el
asalto de la Federación minera en La Paz y el saqueo de su arsenal.
Con todo ninguna medida podrá destruir la convicción que tienen los obreros de
armarse por todos los medios. Larga experiencia acerca de la manera más
efectiva para consumar el desarme del ejército, permite esperar que los
sindicatos siempre encontrarán las armas que aplasten a las fuerzas que sirven
al imperialismo y a la reacción.
(De "MASAS" - NI 53, La Paz, 2 de octubre de 1958)
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