El tratamiento intensivo de la diabetes de tipo 1 disminuye el riesgo de insuficiencia renal. Autor: Daniel M. Keller, PhD El tratamiento intensivo de la diabetes mellitus de tipo 1 disminuye el riesgo a largo plazo de alteraciones de la tasa de filtrado glomerular (TFG), un factor pronóstico de la nefropatía en etapa terminal y un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares y la muerte, dijo a los delegados en una sesión sobre lo último en estudios clínicos aquí en la Semana de Riñón de 2011: 44º Congreso Anual de la American Society of Nephrology, el Dr. Ian de Boer, MS, profesor adjunto de medicina en la división de nefrología de la University of Washington en Seattle. En comparación con el tratamiento habitual, el tratamiento intensivo de la diabetes de tipo 1 redujo a la mitad del riesgo de alteraciones de la TFG durante una mediana de seguimiento de 22 años. El estudio fue publicado hoy día en la versión en línea de New England Journal of Medicine. El tratamiento intensivo en etapa temprana al parecer tiene un «efecto de memoria» protector sobre el riñón. El estudio consistió en un ensayo de intervención, el Estudio de Control y Complicaciones de la Diabetes (DCCT, por sus siglas en inglés) y un estudio de observación de seguimiento, el Estudio de Epidemiología de las Intervenciones y Complicaciones de la Diabetes (EDIC, en inglés). En el DCCT de se asignó manera aleatoria a 1441 personas con diabetes de tipo 1 para que recibieran tratamiento intensivo de la diabetes (n = 711) con tres o más inyecciones de insulina al día y un objetivo de concentraciones casi normales de glucosa, o bien, tratamiento habitual de la diabetes (n = 730) con una o dos inyecciones al día y un objetivo de evitar síntomas de hiperglucemia, durante un periodo de 6,5 años. Luego, en 1375 de los participantes se efectuó seguimiento en el estudio EDIC; los números de pacientes en los dos grupos fueron aproximadamente similares. El Dr. de Boer dijo en una conferencia de prensa: «El estudio DCCT/EDIC tuvo una retención fenomenal durante su evolución y 85% de los participantes llegaron a la consulta del año 16 en el EDIC, 22 años después del inicio». Durante el curso de los estudios fue satisfactoria la equiparación demográfica de los grupos con tratamiento intensivo y habitual. Al inicio del DCCT, las personas de los dos grupos tenían una edad promedio de 27 años (intervalo de 13 a 39 años) y una duración de la diabetes de seis años. Así mismo, ninguno de los participantes estaba tomando al inicio un inhibidor de la enzima conversiva de angiotensina o un antagonista de receptor de la angiotensina, pero hacia el año 16 del estudio EDIC, 53% a 57% de las participantes de los dos grupos estaban tomando estos fármacos. Las tensiones arteriales se mantuvieron dentro del intervalo normal en el curso de los dos estudios en ambos grupos. Los estudios incorporaron determinaciones anuales de las concentraciones séricas de creatinina. Durante el curso de los dos estudios los investigadores determinaron los efectos a largo plazo del tratamiento intensivo sobre el riesgo de alteración de la TFG, que se definió como la aparición de una TFG estimada de menos de 60 ml/min/1,73 m2 en dos consultas consecutivas durante el estudio. En el DCCT, la cohorte con prevención primaria (n = 711) tuvo diabetes durante uno a cinco años, una tasa de excreción de albúmina por debajo de 40 mg/día y ninguna retinopatía. La cohorte con prevención secundaria (n = 730) tuvo diabetes durante 1 a 15 años, una tasa de excreción de albúmina inferior a 200 mg/día y por lo menos un microaneurisma de la retina. El tratamiento intensivo reduce los desenlaces adversos a la mitad Durante el DCCT, la media de glucohemoglobina (hemoglobina A1c) en el grupo intensivo fue 7,3% y en el grupo habitual fue 9,1%, informó el Dr. de Boer. «En los años uno a 16 del estudio EDIC, la media de la hemoglobina A1c fue de casi 8% en cada grupo de tratamiento y no hubo ninguna diferencia clínica o estadísticamente significativa». Durante los 22 años de los dos estudios, 24 participantes en el grupo con tratamiento intensivo presentaron alteraciones de la TFG, lo mismo que 46 del grupo habitual, lo que dio por resultado una reducción del riesgo de 50% tras el tratamiento intensivo (intervalo de confianza del 95%: 18 a 69; p = 0,006). El Dr. de Boer dijo: «Es importante hacer notar el periodo de estos desenlaces. Sólo cuatro de los 70 se presentaron durante el DCCT en sí y 66 de 70 ocurrieron durante el seguimiento en el estudio EDIC. Se puede ver que casi todos los episodios ocurrieron más de 10 años después de la distribución aleatoria». Así mismo, la frecuencia acumulada de alteración de la TFG fue 5,5% con el tratamiento habitual y 2,0% con el tratamiento intensivo, lo cual representa una reducción del riesgo absoluto de 3,3% y un número de pacientes que es necesario tratar de 29. Ocho participantes en el grupo con tratamiento intensivo y 16 en el grupo con tratamiento habitual presentaron nefropatía en etapa terminal. Al principio, el grupo con tratamiento intensivo tuvo más reducciones de la TFG. En el DCCT, el tratamiento intensivo se relacionó con un descenso de la media de la TFG estimada de 1,7 ml/minuto/1,73 m², en comparación con el tratamiento habitual. Sin embargo, durante el DEIC, el tratamiento intensivo se acompañó de una menor tasa de disminución de la TFG estimada y un incremento de la TFG estimada con respecto al tratamiento habitual de 2,5 ml/minuto/1.73 m² (p < 0,001 para ambos). El efecto favorable del tratamiento intensivo sobre el riesgo de alteración de la TFG desapareció después del ajuste con respecto a las concentraciones de hemoglobina A1c y las tasas de excreción de albúmina. El Dr. de Boer llegó a la conclusión de que «el tratamiento intensivo de la diabetes aplicado en una etapa temprana de la evolución de la enfermedad tiene beneficios renales duraderos. Después de combinar estos datos con los de estudios previos indicativos de que el tratamiento intensivo en el DCCT reduce el riesgo de retinopatía, neuropatía, albuminuria y enfermedades cardiovasculares, estos resultados respaldan las recomendaciones actuales de lograr los objetivos en la hemoglobina A1c en la atención clínica a las personas con diabetes de tipo 1». Sin embargo, explica que no hay datos en los cuales basarse para extrapolar los resultados de este estudio a las personas con diabetes de tipo 2. El Dr. Lawrence Agodoa, director de la Oficina de Coordinarión de Investigación de la Salud de Minorías en el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales, y director de los programas de nefropatía crónica y nefropatía en etapa terminal en el National Institutes of Health en Bethesda, Maryland, dijo a Medscape Medical News que los hallazgos tienen gran relevancia clínica y mejorarán la atención médica a los pacientes. Dijo que la fase del estudio DCCT consistía en tratamiento muy intensivo durante un periodo relativamente breve. Hizo notar: «Sin embargo, cuando terminaron, los pacientes no volvieron al tratamiento habitual únicamente, de manera que hubo alguna continuación de un tratamiento mejor que el habitual en estos pacientes. Lo importante aquí es que no es tan intenso como durante el periodo de tratamiento, de manera que estamos viendo alguna especie de efecto de memoria del tratamiento intensivo». «En realidad todavía se están beneficiando del periodo breve de tratamiento intensivo». Añadió que otros estudios han demostrado un efecto similar, pero el DCCT es el primero en mostrar el efecto por tanto tiempo. El Dr. Agodoa dijo que es factible que los pacientes en la población sigan un programa de tratamiento intensivo que conlleve tres o más inyecciones de insulina al día. Los pacientes saben los resultados adversos y potencialmente graves de la diabetes y están motivados para tratar de evitarlos. Así mismo, mejores medicamentos y formulaciones de insulina de acción más prolongada facilitan más el cumplimiento que cuando se realizaron los estudios de control estricto de la diabetes hace 25 años. El estudio demostró que cuando se ajustaron los datos con respecto a las concentraciones de hemoglobina A1c o la tasa de excreción de albúmina, el efecto favorable desapareció. El Dr. Agodoa dijo que este hecho muestra que no importa cuánto se reduzcan estas variables, el beneficio resulta evidente. Dijo: «Si se baja de peso y se ejercita más y se mejora el control de la glucemia, esto es satisfactorio. Sin embargo, no importa de qué manera se llegue ahí, esto es bueno». Esto no significa que se tenga que inyectar insulina cinco veces o seis veces al día, sino que no importa cómo se logre la normoglucemia, esta repercute en beneficios para el paciente. Además de las becas del gobierno de Estados Unidos y otros apoyos, el estudio recibió financiación de Genentech a través de un acuerdo de Investigación y Desarrollo en Cooperación con el National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases (NIDDK). Abbott, Animas, Aventis, Bayer, Becton Dickinson, Can Am, Eli Lilly, LifeScan, Medtronic, MiniMed, Omron, OmniPod, Roche y sanofiaventis proporcionaron insumos o equipo gratuitos o con descuento. El Dr. de Boer informa que su institución recibió donaciones de Abbott Laboratories. El Dr. Agodoa es empleado de NIDDK, que financió el estudio, pero no fue el director del programa para el estudio y no intervino en el mismo.