1136-4815/04/1-5 ALIMENTACION, NUTRICION Y SALUD Copyright © 2004 INSTITUTO DANONE ALIM. NUTRI. SALUD Vol. 11, N.º 1, pp. 1-5, 2004 Nuevas aplicaciones de la genética en la alimentación: los alimentos transgénicos D. Ramón Vidal* DEPARTAMENTO DE MEDICINA PREVENTIVA Y SALUD PÚBLICA, BROMATOLOGÍA, TOXICOLOGÍA Y MEDICINA LEGAL. FACULTAD DE FARMACIA. UNIVERSITAT DE VALENCIA. DEPARTAMENTO DE BIOTECNOLOGÍA. INSTITUTO DE AGROQUÍMICA Y TECNOLOGÍA DE ALIMENTO-CSIC. VALENCIA RESUMEN U ABSTRACT A n alimento transgénico es aquel en cuyo diseño se utilizan técnicas de ingeniería genética. Hasta la fecha se han comercializado ochenta en todo el mundo después de una evaluación sanitaria y medioambiental sin precedentes en la historia de la alimentación. A pesar de ello muchos consumidores recelan de su inocuidad. Para normalizar su comercialización se acaban de aprobar en la UE dos reglamentos que aseguran el etiquetado y trazabilidad de estos alimentos. genetically modified food is that in the design of which genetic engineering techniques have been used. To date, eighty GM foods have been commercialised following health safety and environmental impact evaluations which are without precedent. Despite this however, many consumers remain doubtful about these products. In order to support their commercialisation the EU has passed two regulations which ensure the labelling and traceability of these foods. Palabras clave: Alimento transgénico. Ingeniería genética. Evaluación sanitaria. Key words: Genetically modified food. Genetic engineering. Food safety evaluation. BIOTECNOLOGÍA, GENÉTICA Y ALIMENTACIÓN La comunidad científica entiende por biotecnología el uso de un organismo vivo con un propósito industrial. Por ejemplo, cuando se utiliza un hongo para producir penicilina se aplica biotecnología porque se usa un microorganismo para generar un fármaco que luego se vende. Biotecnología de alimentos no es más que el uso de seres vivos en la producción de alimentos, lo que incluye toda la alimentación, porque todo cuanto comemos son, o han sido, seres vivos, ya sean animales, vegetales, o alimentos o bebidas fermentadas por un microorganismo. Pero el consumidor, sobre todo el europeo, tiene una per- cepción distinta de lo que es biotecnología de los alimentos y entiende que este término hace referencia a la aplicación de la genética en la alimentación. En otras palabras, los consumidores europeos entienden por biotecnología de alimentos “poner genes en su sopa”. Aceptando esta visión errónea, hay que recordar a los consumidores que la genética se ha aplicado en la producción agroalimentaria desde que en el neolítico comenzó la agricultura y la ganadería (1). Desde entonces el hombre ha mejorado empíricamente el genoma de las variedades vegetales comestibles, las razas animales y los fermentos. Esta mejora se ha fundamentado en la aparición de mutantes espontáneos, lo que los genetistas llaman variabilidad natural, y la aplicación del cruce sexual o hibridación. De *Premio 2003 a la Trayectoria Científica otorgado por el Instituto Danone. 1 D. RAMÓN VIDAL ALIM. NUTRI. SALUD esta forma se han obtenido variedades de trigo con espigas incapaces de dispersar sus semillas en la naturaleza, pero capaces de generar unas harinas panaderas con inmejorable aptitud tecnológica o patatas comestibles al contener niveles mínimos de alcaloides tóxicos. Este trabajo empírico de mejora ha transcurrido durante doce mil años, hasta que Gregor Mendel descubrió que lo que mutaba o se cruzaba al azar tenía una estructura física que posteriormente se llamó gen. Así nació la genética moderna, gracias a unos trabajos que usaban como modelo un alimento como el guisante. Más tarde se demostró que los genes de cualquier ser vivo están hechos de ADN. Desde hace treinta años los científicos aislan en el laboratorio fragmentos concretos que portan genes determinados. Esos genes se pueden variar en el tubo de ensayo y se pueden reintroducir en el organismo natural o en uno distinto generando un transgénico. Al global de estas técnicas las llamamos ingeniería genética y cuando se aplica en el diseño de un alimento surgen los llamados alimentos transgénicos (2). Esta denominación es la habitual en los países castellano parlantes, aunque en los países anglosajones y francófonos se habla de ellos como alimentos modificados genéticamente. EE.UU., Australia, Canadá y China. Los más conocidos son la soja resistente al herbicida glifosato y el maíz Bt. El glifosato es un herbicida cuya base química es la N-fosfonometilglicina. Su toxicidad sobre mamíferos es mínima y, además, es rápidamente degradado por la microbiota del suelo. Por ello resulta interesante desarrollar plantas transgénicas de soja que resistan este herbicida. Para ello se ha partido de algunas bacterias del suelo que resisten el ataque del glifosato al tener un gen mutado cuyo producto génico no es alterado por el herbicida. Dicho gen se ha clonado y se ha transferido al genoma de variedades comerciales de soja. De esta forma es posible tratar la plantación transgénica con el herbicida y eliminar sólo las malas hierbas (3). Con respecto al maíz, una de las principales plagas de este cereal es la larva conocida como taladro que se combate con insecticidas químicos, si bien desde hace años se sabe que la bacteria Bacillus thuringiensis sintetiza una proteína denominada Bt que destruye el tubo digestivo de estos insectos. El gen que codifica la proteína Bt se ha clonado desde el genoma de la bacteria y se ha introducido en el genoma del maíz, generando un maíz transgénico que resiste el ataque del taladro sin necesidad de usar insecticidas (4). La diferencia entre un alimento transgénico y otro convencional es técnica, ya que en los primeros se ha usado ingeniería genética en la mejora y en los segundos procesos genéticos convencionales, pero esta diferencia conlleva tres consecuencias: Aunque estos son los ejemplos más conocidos existen muchos más. Son de gran importancia los que hacen referencia a la mejora nutricional de los alimentos. Por ejemplo, el arroz es deficitario en lisina, pero se ha logrado construir una variedad transgénica que contiene el gen que codifica una proteína de reserva de la semilla de la judía rica en este aminoácido (5). Con ello en la planta transgénica el contenido global de lisina pasa del 3,4 al 6%. Pensando en países del Tercer Mundo, se han conseguido variedades transgénicas de palma en las que se ha reducido considerablemente la expresión del gen que codifica la enzima palmitoil ACP tioesterasa e incrementado la del gen que codifica la enzima β-ceto acil ACP sintasa II. Con ello se logran aceites de palma con menos palmitato y más oleato, sin afectar los niveles de carotenoides, tocoferoles o esteroles (6). También se han conseguido variedades de arroz transgénico con un alto contenido en provitamina A capaces de solventar los problemas de avitaminosis en zonas del sudeste asiático donde este cereal es la base de la dieta (7) y tomates transgénicos con distintas proporciones de tocoferoles (8). Además se dispone de algunos alimentos transgénicos que, al expresar genes que codifican determinados antígenos, inmunizan contra enfermedades. Se les denomina vacunas orales y ya hay ejemplos de ellas que inmunizan contra el virus Norwalk, el coronavirus transmisible responsable de la gastroenteritis o el cólera (9). 1. Hay un gran aumento de la direccionalidad. Ya no se mutan ni mezclan genes al azar, sino que se selecciona uno determinado que se identifica molecularmente y se añade a un genoma concreto. Por lo tanto, se dispone de un mayor conocimiento molecular que permite una mejor evaluación sanitaria o ambiental del producto diseñado. 2. Se logran mucho antes los resultados. 3. Es posible saltar la barrera de especie. Como antes indicamos, todos los organismos vivos tienen ADN como material hereditario. Por ello, aunque no es posible cruzar sexualmente un plátano y una pera ni mutar el primero de estos vegetales hasta generar el segundo, es técnicamente posible expresar el gen de un plátano en el genoma de una pera. Esta consecuencia tiene claras repercusiones éticas para algunos consumidores. Por ejemplo, un hipotético vegetal transgénico que porte un gen de un animal podría ser un problema para un vegetariano de dieta estricta. ¿QUÉ ALIMENTOS TRANSGÉNICOS EXISTEN EN EL MUNDO? Hoy se comercializan más de ochenta alimentos transgénicos en todo el mundo, sobre todo en 2 La transgenia animal ha generado menos productos pero ya se dispone de carpas y salmones transgénicos que portan múltiples copias del gen de la hormona de crecimiento, generando peces que ganan tamaño mucho más rápido (10). Los resultados más interesantes Vol. 11, N.º 1, 2004 NUEVAS APLICACIONES DE LA GENÉTICA EN LA ALIMENTACIÓN son los que hacen referencia a la expresión de genes que codifican proteínas de alto valor añadido en la glándula mamaria de diferentes mamíferos. Los animales transgénicos así generados producen leches enriquecidas en fármacos como el activador del plasminógeno (11). También se ha construido un mamífero transgénico que expresa en su leche una lactasa que produce leche con un bajo contenido en lactosa (12) y vacas transgénicas que producen leche con más β-caseína y γ-caseína, lo que confirma que mediante ingeniería genética es posible cambiar sustancialmente la composición proteica de la leche (14). En nuestro país hay grupos trabajando activamente en estas disciplinas. Por ejemplo se han generado fresas transgénicas con contenidos elevados de vitamina C (15) y se han conseguido levaduras panaderas transgénicas que obvian problemas de alergenicidad (16). También se han desarrollado levaduras vínicas transgénicas que producen vinos con más contenido en resveratrol, un posible compuesto cardiosaludable (17). En resumen, hay muchos alimentos transgénicos y los próximos años traerán muchos más. A modo de ejemplo baste citar que en el año 2003 ya se plantaron 67,7 millones de hectáreas de plantas transgénicas en todo el mundo por parte de 7 millones de agricultores. Esta cifra implica un crecimiento del 15% con respecto a la campaña anterior (18). Los transgénicos son pues una realidad que llega a nuestra dieta. LOS RIESGOS DE LOS TRANSGÉNICOS Desde algunas organizaciones ecologistas se acusa a los alimentos transgénicos de ser un veneno para la salud y el medioambiente. No es cierto. Desde hace más de quince años, FAO, OCDE y OMS han establecido grupos de trabajo para evaluar la seguridad para el consumidor de los alimentos transgénicos. En el sistema que proponen, y que ha sido el utilizado en todos los alimentos transgénicos comercializados hasta la fecha, se ha llevado a cabo una evaluación de riesgos sanitarios atendiendo al contenido nutricional, la posible presencia de alérgenos y el nivel de toxicidad (19). Son los alimentos más evaluados de la historia de la alimentación y no disponemos de un dato científico que indique que representen un riesgo para la salud del consumidor superior al que implica la ingestión del alimento convencional correspondiente (20). Este hecho ha sido puesto de manifiesto por OMS en su página de Internet (http://www.who.int/fsf/GMfood/), lo que ha establecido un nuevo marco en el que el consumidor deberá decidir quién le merece mayor credibilidad en seguridad alimentaria: OMS o las organizaciones ecologistas. Es interesante destacar que tras la publicación de esta decisión dichos grupos han variado su estrategia y apenas hablan de los riesgos sanitarios de los transgénicos pero sí de los riesgos ambientales. Ahí las cosas son menos claras porque hay una falta de metodologías para analizar este tipo de riesgos que afectan tanto a las plantas transgénicas como a las convencionales (21). Un primer tipo de riesgo es la posible transferencia de los genes exógenos desde la variedad transgénica a variedades silvestres. Esta transferencia se dará, como ocurre con las plantas convencionales, siempre que exista compatibilidad sexual y presión selectiva. Por ejemplo, en Europa la transferencia de genes de maíz transgénico es improbable ya que no hay variedades silvestres compatibles, pero la de soja es probable porque sí las hay. Ahora bien, conviene recordar que lo mismo ocurrirá con cualquier variedad vegetal resistente a una plaga que haya sido generada por cruce sexual o mutagénesis. Otro posible riesgo medioambiental es la pérdida de biodiversidad agrícola asociada al cultivo de plantas transgénicas, lo que no es nuevo puesto que los agricultores siempre utilizan preferencialmente aquellos cultivos que mejor funcionan. Por ello es necesario mantener con fondos públicos bancos de germoplasma y colecciones de cultivo. Un último riesgo medioambiental es el referente a los efectos dañinos que ciertas plantas transgénicas resistentes a insectos pueden tener sobre poblaciones de otros insectos distintos de aquellos contra los que protegen. Es una posibilidad que en el caso de los transgénicos, a diferencia de las variedades convencionales, antes de conceder el permiso de comercialización se obliga a analizar. En resumen, no se percibe la aparición de nuevos posibles riesgos ambientales por el uso de las variedades transgénicas. Son los mismos de la agricultura convencional, aunque en este caso se intentan determinar a priori mediante la realización de liberaciones controladas al medio ambiente de las que ya se llevan realizadas decenas de miles en todo el mundo. Por ello la cuestión clave es conocer si el empleo de transgénicos acelerará la aparición de estos riesgos. Parece obvio que no, siempre que se mantengan y mejoren las normas de evaluación que empleamos actualmente con las plantas transgénicas. LA OPINIÓN DEL CONSUMIDOR Todos estos desarrollos quedarán en nada si el consumidor no los acepta. Para conocer la opinión de los consumidores sobre estos productos se han hecho decenas de miles de encuestas, sobre todo en EE.UU., Europa y Japón. En la UE, en los países del norte el consumidor tiende a estar informado acerca de esta tecnología y presenta objeciones éticas y morales, pero en los países del sur el conocimiento es menor y la aceptación mayor. En España se dispone de pocos datos. En el último eurobarómetro del año 2002, España era el país de la UE con mejor opinión acerca de la biotecnología agroalimentaria con un valor en torno al 91% (http://europa.eu.int/comm/public_ opinión /ar3 D. RAMÓN VIDAL chives/eb / ebs_177_en.pdf). Este dato es relevante y debe mover a la reflexión, porque probablemente seremos pioneros en la UE en aceptar los transgénicos. De las distintas encuestas realizadas hasta hoy a consumidores en la UE es posible extraer cuatro conclusiones: 1. El consumidor europeo desconoce en gran medida qué es un alimento transgénico. 2. Prefiere las plantas transgénicas o la producción de levaduras o bacterias lácticas transgénicas que produzcan alimentos y bebidas fermentadas, a los animales de granja transgénicos. 3. Acepta mejor las modificaciones que afectan positivamente al producto final y por lo tanto al consumidor, que las que afectan al productor. 4. Exige el etiquetado de estos productos. Resulta importante recordar que en la UE los únicos alimentos transgénicos autorizados son la soja y el maíz anteriormente mencionados que son claros ejemplos de desarrollos que sólo favorecen al productor. Podríamos afirmar que no se podía haber comenzado con peores ejemplos. Muy probablemente este hecho sea otro de los puntos clave que explican el rechazo a los alimentos transgénicos en la UE. Si en el futuro se autorizan nuevos productos cuyas propiedades favorezcan al consumidor, la situación podría variar. LA LEGISLACIÓN: ¿CLAVE DE FUTURO? En la UE existe todo un entramado normativo que regula la investigación, liberación al ambiente, patentabilidad, comercialización y etiquetado de los productos transgénicos. En octubre del 2002 entró en vigor la nueva directiva 2001/18 sobre “liberación intencional de organismos modificados genéticamente” que deroga la anterior 90/220. Dicha directiva ha sido transpuesta a la legislación española al aprobar el Congreso de los Diputados la Ley 9/2003 que regula la comercialización y liberación de transgénicos. Aún son varios los países europeos que no han traspuesto a su legislación esta Directiva aunque es el marco en el que se debe entender todo el proceso de comercialización en la UE de productos transgénicos. Sus datos más destacables son: 1. Prima la evaluación caso por caso que debe ser ejecutada por comités de expertos científicos. 2. Hay obligación de informar al público sobre las autorizaciones y también de consultar al Parlamento Europeo. 3. El Consejo de Ministros de la UE puede aprobar o rechazar, por mayoría cualificada, la propues- 4 ALIM. NUTRI. SALUD ta de la comisión para la autorización del producto transgénico. 4. Los estados miembros deben garantizar el etiquetado y el seguimiento de todas las fases de comercialización. 5. Tras la comercialización debe haber un seguimiento obligatorio para observar posibles efectos a largo plazo, sobre todo en el caso de riesgos medioambientales. Pero la mayor carga legislativa se da en lo referente al etiquetado de los alimentos transgénicos que difiere mucho entre la UE y otros países. En Estados Unidos la FDA indica que el etiquetado es obligatorio cuando el alimento transgénico no es sustancialmente equivalente a aquel del que procede, cuando supone un riesgo para un subsector de la población, si contiene genes de reserva ética o religiosa o si es un organismo vivo modificado genéticamente. En la UE, el Reglamento 1193/97 de nuevos alimentos aplicaba una regla similar, pero nunca se llegó a ejecutar. En su lugar se desarrolló el Reglamento 1139/98 que regulaba de forma particular los alimentos compuestos de soja o maíz transgénico o que contenían aditivos provenientes de estos vegetales transgénicos y que fue criticado, tanto desde el punto de vista técnico como jurídico (22). La situación descrita va a cambiar radicalmente con el obligado cumplimiento a partir del próximo 18 de abril del Reglamento 1829/2003 sobre piensos modificados genéticamente y el reglamento 1830/2003 sobre trazabilidad y etiquetado de alimentos transgénicos. Aunque también hay lagunas en su confección e interpretación (23), son muchos lo que creen que su aprobación marcará el punto de inflexión en la polémica sobre la comercialización de los alimentos transgénicos en la UE. Con la aplicación de estos reglamentos, a través del etiquetado y la trazabilidad de los productos transgénicos, se salvaguarda el derecho del consumidor europeo a escoger si quiere comer o no transgénicos. Sólo cabe esperar que los consumidores, antes de rechazar o aceptar un alimento transgénico, se informen sobre qué son, cómo se producen y cómo se evalúan. Esta información quizás cambie la opinión de muchos, pero para que llegue de forma neutra y ponedara al consumidor será necesario un esfuerzo por parte de la administración y las industrias de producción y distribución de alimentos y bebidas ● CORRESPONDENCIA: D. Ramón Vidal Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Bromatología, Toxicología y Medicina Legal Facultad de Farmacia Universidad de Valencia Avda. Vicent Andrés Estellés, s/n 46100 Burjassot, Valencia Vol. 11, N.º 1, 2004 NUEVAS APLICACIONES DE LA GENÉTICA EN LA ALIMENTACIÓN BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. García Olmedo F. 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