REPORTAJE GRIETAS EN LOS PILARES DE LA UNIÓN Europase tambalea La crisis por la presión migratoria en el sur, con epicentro en la isla italiana de Lampedusa, y la nueva política exterior de Dinamarca, en el norte, amenazan el consenso sobre los valores y normas legales que han forjado la cohesión del Viejo Continente. Juanjo Madrigal » Las fronteras se están abriendo y cerrando a conveniencia de los países miembros de 5.000 a 25.000. Y tras la avalancha, el alcalde de la localidad, Bernardino de Rubeis, clamaba a una Europa que les había “dejado solos”. Un grito desoído por una mafia que “por unos 1.500 euros” ofrecía a los tunecinos un viaje rumbo a una nueva vida en el Viejo Continente para no ser partícipes de lo que están siendo unas transiciones renqueantes. Inmigrantes magrebíes llegados a Lampedusa. E uropa se desdibuja. La presión burocrática de Dinamarca por el norte y la llegada de inmigrantes por el sur han perfilado un mapa del continente que es como un corsé a punto de reventar. Unas fronteras que se cierran y se abren en virtud de la conveniencia individual de algunos de los países miembros. El Tratado de Schengen ha abierto una nueva brecha entre los Veintisiete. Un melón inmaduro que 34 | ÉPOCA | DOMINGO 12 DE JUNIO DE 2011 tiene como fecha de corte el próximo 24 de junio para resolver la última crisis migratoria. De las otras salió reforzada, pero ¿cómo saldrá de esta? El Acuerdo de Schengen nace en 1985. Fue firmado por cinco Estados de la primigenia Comunidad Económica Europea (CEE). Entre los firmantes se encontraban Francia, Alemania, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo. El objetivo: la supresión de las fronteras comunes y la libre circulación de personas. En años posteriores, el resto de países de la UE se irán adhiriendo a este tratado de manera gradual. Pero la controversia en la libre aplicación del espacio Schengen por parte de los países miembros se ha tornado azarosa. Caso muy significativo es el de Dinamarca, quien -corrompida por una fuerte presión de la ultraderecha danesa- el pasado abril volvía a establecer controles fronterizos en pos de una criminalidad que no era tal. “Con esta crisis migratoria, los daneses han cuestionado y limitado los avances que supuso Schengen en su día”, sentencia Cristina Manzano, subdirectora de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (Fride). Pero esta falta de seguridad no sólo ha causado verdadero malestar en el Ejecutivo danés. También Italia y Francia se han visto afectadas por un éxodo sin precedentes con motivo de la ola de revueltas en los países del norte de África. Eso sí, una avalancha relativa (25.000 inmigrantes). Porque, en 2010, la cifra rondó los 98.100 casos de personas que querían llegar al continente europeo procedentes de la misma zona. La pequeña isla de Lampedusa se ha sentido literalmente invadida por norteafricanos que han logrado sortear las fronteras de sus propios países para poner rumbo a Europa. El Dorado se convertía así en una ratonera donde se quintuplicaba el número de habitantes de la pequeña ínsula siciliana: CORDON PRESS Tensiones franco-italianas Con estos mimbres, a mediados de abril, se generan tensiones entre los Ejecutivos italiano y francés -principales receptores de inmigrantes procedentes de estas zonas-. El ministro italiano de Interior, Roberto Maroni, tuvo que declarar “el estado de emergencia humanitaria”. La solución: conceder permisos temporales -por seis meses- a todas aquellas personas llegadas a dominio itálico entre el 1 de enero y el 5 de abril. Francia, por su parte, afiló sus uñas y advirtió a Europa de que otros países estaban violando el acervo Schengen. Aunque lo cierto es que dicho tratado estaba siendo interpretado por ambos países de manera diversa. “La tensión que surge entre Francia e Italia pone de manifiesto la dificultad de equilibrar la supresión de controles fronterizos a cambio de un refuerzo del control de una frontera exterior única”, asegura Rafael Calduch, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid. Tanto es así que el Gobierno de Sarkozy rompe filas y, durante casi un día, suspende el tráfico ferroviario procedente de Italia basándose en algunos puntos de Schengen como son el mantenimiento del “orden público o la seguridad interior nacional”. Unos puntos que, en palabras de Calduch, “tienen una finalidad interpretativa, ya que cada país, sin una modificación previa del Tratado, puede no aplicarlo en sentido literal”. Es decir, las razones esgrimidas por Francia con motivo del cierre durante algunas horas de varias vías de tren estarían totalmente justificadas. “Simplemente, se dedicaron a relajar el DOMINGO 12 DE JUNIO DE 2011 | ÉPOCA | 35 EUROPA SE TAMBALEA texto”, esgrime. Por ello, sin la reforma del Pacto de Schengen, cada Gobierno -al igual que en el caso franco-italiano- haría interpretaciones del mismo dependiendo de sus intereses internos. crisis migratoria no parece estar entre sus prioridades. De hecho, el pasado 12 de mayo, el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, dijo que nuestro país no optaría “por la remodelación del Pacto”, pero sí “por someterlo a posibles interpretaciones”. Esto, según el jefe de Representación de la UE en España, Francisco Fonseca, supondría que “si se empiezan a gestar prácticas que consisten en un mejor control o no de la inmigración, se acabarán estableciendo mayores controles en la frontera interior”. Nuestro país, “como frontera exterior” de la Unión, prefiere dejar en manos de los Veintisiete la cuestión fronteriza. “Ningún Estado miembro puede ser el guardián de Europa y hacerse cargo de los inmigrantes que llegan a su territorio”, argumenta. Un retroceso de 15 años Para evitar que esto pudiera llegar a más, el pasado abril se celebró una cumbre italo-francesa en la que se prefijó una misión: solicitar a la Comisión Europea reformar el Tratado para poder restablecer de manera individual las fronteras en cada uno de estos países. Y en ello están. El problema reside en que la revisión del Tratado supone una merma en la libertad de circulación, además de que los Gobiernos podrían suspender la aplicación del Acuerdo. Aun así, los ministros de Interior europeos subrayaron hace unas semanas que la decisión de modificar el Pacto de Schengen y volver 15 años atrás sería, en todo caso, “un último recurso”. Entretanto, Bruselas se ha visto enrolada en la dificultosa posición de qué hacer con la reinterpretación del Tratado. La comisaria de Interior europea, Cecilia Malmström, pretendía “cambiar Schengen para defenderlo”. Eso sí, se postuló como adalid de un europeísmo exacerbado viéndose a sí misma como la perso- Alternativas a las aduanas na capaz de deshacer tal desaguisado. En este sentido, el diplomático Gustavo de Arístegui asegura que la misma comisaria “no ha estado a la altura de las circunstancias”, ya que la crisis migratoria “les ha pillado desprevenidos y sin capacidad de influencia logística”, argumenta. Y en este cruce de versiones sobre si modificación sí o reinterpretación del Tratado también, para el Gobierno español la Ese mismo día era Malmström la que repetía una y otra vez su intención de “no debilitar el Pacto”. Un debilitamiento que, bien estudiado, no tiene por qué producirse, ya que Schengen no es la única alternativa viable para hacer frente a crisis migratorias como las que vive Europa. “Existen otros instrumentos normativos, operativos y económicos”, explica Calduch. Entre estos instrumentos ALCALDE DE LAMPEDUSA (ITALIA) Bernardino de Rubeis “Nuestra isla no puede convertirse en un campo de refugiados” Belén Palancar “Ahora nuestra preocupación son los masivos desembarcos de inmigrantes libios”. La isla italiana de Lampedusa se ha convertido en la puerta de entrada al Viejo Continente de los inmigrantes norteafricanos que huyen de sus países, inmersos en revueltas, y cuyo destino final es Europa. Bernardino de Rubeis, alcalde de la isla, explica a ÉPOCA que gracias al acuerdo bilateral de Italia con el Gobierno de Túnez la crisis desencadenada por la avalancha de más de 25.000 tunecinos se está resolviendo. Sin embargo, ahora el conflicto se complica debido a la oleada de libios que intentan escapar del régimen de Gadafi. -Después de varios meses de colapso en Lampedusa, ¿pueden dar hoy 36 | ÉPOCA | DOMINGO 12 DE JUNIO DE 2011 por terminada la crisis humanitaria? -Podemos decir que la emergencia humanitaria de tunecinos se va resolviendo poco a poco gracias al acuerdo firmado por el Gobierno de Berlusconi con el Ejecutivo de Túnez hace ya más de dos meses. Las repatriaciones están solucionando la crisis y los norteafricanos que, según el acuerdo, no pueden ser devueltos a su país, son trasladados a otros puntos de Italia para acabar con la saturación. Pero el conflicto se agrava debido a la avalancha de libios. La guerra nos trae ahora el desembarco de una media de 800 extranjeros a la semana. Dadas estas características, los libios son refugiados que piden asilo e inmediatamente son transferidos a otros puntos del país, por lo que afortunadamente no se agolpan aquí. Nuestra isla no puede convertirse en un campo de refugiados. Esas duras imágenes de norteafricanos sin rumbo, vagando por nuestras calles, empiezan ya a ser historia. » La libertad de circulación ya se cuestionó con el éxodo de la antigua Yugoslavia se encuentra Frontex, que ya en noviembre de 2010 logró prestar ayuda en las fronteras de Grecia. Gracias a los dispositivos policiales de esta institución, “se pudieron reducir al 44% los cruces ilegales entre el país heleno y Turquía”, como se extrae de su página web. Por ello, las naciones de la orilla mediterránea reclamaron que el papel de Frontex se potencie. “Con este instrumento se podrían gestionar crisis migratorias puntuales, siempre y cuando los Estados receptores pongan todos sus medios y se organicen con los que legan”, afirma Calduch. Lamentablemente, la reforma del Tratado, como solución a crisis migratorias como las que se están viviendo, no es lo suficientemente sesuda como para hacer oídos sordos “a una comunidad internacional que exige mayor implicación de -Entonces, ¿el acuerdo bilateral con Túnez es su solución? -Sí, era el convenio que necesitábamos para volver a la normalidad. También son fundamentales los controles del Gobierno tunecino en las costas para evitar de nuevo el colapso. No obstante, el problema ahora es que algunos tunecinos cruzan la frontera con Libia para finalmente llegar a nuestra isla. -Pero la guerra con Libia les complica la situación... -Nuestra preocupación ahora es el frente libio, pero podemos decir que la situación está controlada gracias a los traslados. -¿Qué piensa del papel que ha jugado la Unión Europea? -Es verdad que Europa ha estado desaparecida du- los Estados miembros en situaciones de este tipo”, asegura la periodista y bloguera Encarna Hernández. De ahí que la revisión de Schengen no sea atractiva para solucionar los problemas migratorios. El porqué, muy sencillo. Para que instrumentos como Frontex funcionen, “es necesaria la solidaridad entre los Veintisiete”, afirma Hernández. Para ello, se tendría que superar la barrera que produce “catalogar a los inmigrantes, así como atender a las demandas de asilo político”. Una falta de solidaridad entre los socios comunitarios que ha hecho que la inmigración esté siendo utilizada como “arma arrojadiza en el inestable escenario político de los diversos países europeos”, sentencia la subdirectora de Fride. Según Manzano, “hace falta un debate abierto que realmente incluya los problemas, reales o percibidos, que ha generado, pero también soluciones que no pasen únicamente por ponerle puertas al campo. El fantasma de la fortaleza europea, que parecía haber desaparecido hace tiempo, ha vuelto a resucitar”. Esta crisis de percepción tampoco es nueva. De hecho, Schengen se hizo efectivo hace ya 16 años con motivo de la ola de refugiados (600.000) procedentes de la guerra de Yugoslavia. Además, no es la rante estos primeros meses, pero ahora, en cambio, sí existe un empeño en ayudarnos. Europa ahora trabaja unida, después de las desavenencias entre Italia y Francia por el permiso de residencia de seis meses que anunció el Gobierno italiano y el conflicto por reformar el Tratado Schengen, porque es un problema que salpica a todos. Nosotros exigimos al Parlamento Europeo un reconocimiento, una recompensa por lo que hemos hecho y pedimos que Lampedusa sea declarada zona franca. -¿Cómo evalúa el trabajo del Gobierno italiano? -El Ejecutivo italiano ha trabajado bien, aunque con cierta lentitud al inicio, no por culpa de Berlusconi, sino por el recha- zo de algunas localidades del norte a acoger a estos inmigrantes. Gracias al trabajo del ministro del Interior, Roberto Maroni, que se entrevistó con varios presidentes regionales y subrayó que los inmigrantes no creaban problemas, ese miedo inicial desapareció y pudimos contar con más centros de acogida. -¿Qué piensa de las reformas sobre el Tratado Schengen que avalan Berlusconi y Sarkozy? -Si la Unión quiere permanecer unida, debe compartir las alegrías y las penas. Europa no sólo se basa en el euro; se necesitan ciertas reformas del sistema para que, cuando aparecen ciertos problemas, como este, cada Estado no intente lavarse las manos. DOMINGO 12 DE JUNIO DE 2011 | ÉPOCA | 37 EUROPA SE TAMBALEA El descontrol de la guerra del pepino Europa ha querido ponerle puertas al campo y, de paso, ha acorralado a España. La crisis del pepino ha puesto de manifiesto, una vez más, que no existe una Unión Europea como tal. La exportación de verduras y hortalizas patrias se ha paralizado tras la alerta sanitaria motivada por la muerte de algunas personas contaminadas por ‘E. coli’. Pero al igual que este microorganismo muta y se vuelve destructivo, Alemania, Holanda y Rusia no tardaron en sacar el dedo acusador y se- ñalar a España como principal culpable, pese a la ausencia de indicios firmes. Pero la crisis del Acuerdo de Schengen y la cuestión pepinácea son casi iguales. Diversos miembros resuelven cerrar sus fronteras en pos de su orden y seguridad nacionales, sin contar con el respaldo de la Comisión Europea. Los agricultores españoles han denunciado esta situación, que ha provocado que nuestras frutas y verduras se regalen o, directamente, no se vendan en el mercado internacional. Dinamarca ha anunciado que quiere cerrar su frontera con Alemania. única vez que Italia ha tensado la cuerda del rechazo al inmigrante. En 2007, con la llegada masiva de los gitanos rumanos, el líder de la Liga Norte, Umberto Bossi, “tuvo una actitud exacerbada, xenófoba y claramente ultranacionalista con cómo atajar esta situación”, esgrime Manzano. Bossi llegó a proponer que la Armada “disparara a las barcas cargadas de inmigrantes para evitar que alcanzaran la costa italiana”. Asimismo, el auge en los últimos años de partidos xenófobos toca de lleno muchas estructuras sociopolíticas de los Veintisiete. Esto es, existe una confusión de términos entre inmigración e integración. Pero, la pregunta es la si38 | ÉPOCA | DOMINGO 12 DE JUNIO DE 2011 guiente; ¿los que llegan quieren integrarse? “A veces, no”, resuelve Calduch. “En Alemania, por ejemplo, viven millones de turcos que no quieren hacerlo”. Fue entonces cuando Merkel habló de que el multiculturalismo había fracasado. Un fracaso que llega cuando los inmigrantes “quieren las mismas oportunidades y no las tienen”, concluye. Una mejor coordinación Pero, ¿es posible hacer políticas migratorias eficaces? La respuesta es sí. El pasado 24 de mayo, la Comisión Europea publicaba un conjunto de medidas destinadas a solventar el problema de los flujos migratorios. En palabras de Cecilia » De Arístegui cree que hay que dotar de más personal y medios a todas las Policías europeas Malmström, “se pretende desarrollar una cooperación, movilidad y migración más organizadas”. Para ello, se precisaría “aplicar una serie de cláusulas para circunstancias excepcionales” como las que afectan a los países mediterráneos. Por tanto, es fundamental aplicar “una política de visados eficiente”, a pesar de que la legislación comunitaria, por ahora, no permite dar soluciones inmediatas. Un paquete de modificaciones que permitiría a la UE evitar otra avalancha de inmigrantes irregulares que soliciten asilo. Para ello, según Fonseca, “es necesario adaptar el cuerpo jurídico de Schengen a las nuevas peticiones sociales” y dejar de lado los casos concretos para llegar a un acuerdo efectivo. Si esto no pasa, como dice Calduch, “muchos de los países miembros, a la larga, se rebelarán y pedirán salirse del Pacto”. Y en ese resultado, algo edulcorado, están los Veintisiete. El norte exige recortes en la libertad de circulación y el sur quiere libertad a toda costa. El mapa europeo busca el equilibrio. Para conseguirlo, “habría que dotar de medios materiales y humanos a todas las fuerzas y cuerpos de seguridad nacionales de los europeos”, dice De Arístegui. Por ello, la cuestión no está en cerrar las fronteras interiores, sino en “ser rigurosos en el control de las aduanas y de las fronteras exteriores de la UE y ayudar a los países que son fronterizos”, sentencia. Una vez más, Europa se examina. Ahora, les toca a los Veintisiete hacer memoria y preguntarse cuál fue el sentido que en su día adquirió la institución y por qué surgió. La Unión debería plantearse si seguir adelante haciendo políticas serias o si bien prefiere seguir estancada en un pacto por la inmigración que parece haberse quedado obsoleto. Un problema que podría resolverse el próximo 24 de junio si los países miembros dejan de lado el ombliguismo al que están acostumbrados y determinan una política de inmigración justa y eficaz. Porque en esta última crisis, Europa y sus más 700 millones de habitantes han estado ausentes. ■