SEMINARIO REGIONAL CEPAL/BANCO MUNDIAL NSS SOBRE ESTUDIOS ESTRATEGICOS NACIONALES SOBRE CAMBIO CLIMATICO SITUACIÓN ENEGÉTICA de AMÉRICA LATINA y el CARIBE (borrador para discusión) Preparado por: Hugo Altomonte Miguel Márquez Edición Jean Acquatella CONTENIDOS I. América Latina y el Caribe en el contexto global: situación energética II. Energía y Desarrollo Sustentable: La Situación al Interior de América Latina Sendero de Emisiones Sendero de Intensidad Energética III. Proyecciones IV. Políticas energéticas sustentables para enfrentar los desafíos asociados al fenómeno del cambio climático. I. AMERICA LATINA EN EL MUNDO Hacia fines de los noventa, América Latina y el Caribe (ALC) con 507.92 millones de habitantes representaba el 8.46 % de la población mundial, y el 4.5% del PIB global. Según cifras de CEPAL, el PIB per cápita en 1999 fue de 2,690 US$/hab, inferior en casi un 35% al promedio mundial estimado por la Agencia Internacional de Energía (4,443 US$/hab). El consumo energético per cápita de ALC en 1999 alcanzó 9,4 BEP/Hab, mientras que el promedio mundial se situó en los 11.46 BEP/Hab. Sin embargo, si bien está por debajo en un 20% del promedio mundial, en los últimos 20 años ha experimentado una tendencia constantemente creciente, contraria a la observada para el promedio mundial (ver cuadro). Figura 1. Demanda energética proyectada América Latina y total de países en desarrollo. 120 D E M A N D A E N E R G É T IC A A L C y to ta l p a ís e s e n d e s a rro llo 1 9 9 0 -2 0 2 0 550 500 450 80 400 350 60 300 40 250 200 20 MILLON BEP total países en desarrollo MILLONES DE BEP A.LAT 100 150 0 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2015 2020 100 2025 AÑ O S A .L a tin a to ta l d e ve lo p in g Fuente: Elaborado a partir de DOE/IEA International Energy Outlook 2000. Report # DOE/IEA-0484(2000) 1. Las Reservas Energéticas 1 de América Latina y el Caribe (a) Hidrocarburos En las dos últimas décadas las reservas de petróleo de ALC se incrementaron sustantivamente, pasando de 24 mil millones de barriles a 121 mil millones, lo que determinó que su participación dentro del total de las reservas mundiales se elevara, en este lapso, de 5% a 11%. Dichas reservas crecieron moderadamente, en lo que va de este decenio, alcanzando a unos 120 mil millones de barriles en 1999, no alterándose su participación relativa en las disponibilidades mundiales.2 Las reservas de petróleo se concentran en México y Venezuela que dan cuenta de 40% y 50% respectivamente, de las reservas petroleras de la región. Las reservas regionales de gas natural experimentaron un crecimiento considerable. Entre los decenios de los setenta y ochenta crecieron de 1,926 mil millones a 6,750 mil millones de metros cúbicos, situándose en unos 7,087 mil millones a fines de 1994. Sin embargo, entre las dos décadas anteriores, la participación de la región en las reservas mundiales de gas natural se elevó sólo de 5% a 6%, declinando hacia 1994 al 5%, debido al fuerte crecimiento que experimentaron las reservas de los países del Medio Oriente y de la Ex-URSS. Al igual que en el caso del petróleo, estas reservas se encuentran, en lo sustantivo, en Venezuela y México que controlan 51% y 28% respectivamente, de las reservas regionales de gas natural. (b) Reservas de otras fuentes energéticas ALC presenta posee una reducida cantidad de reservas de carbón si se las compara con las que existen en el resto del mundo. Entre 1980 y 1999 la participación de la región en las reservas mundiales creció levemente pasando de 1.2% a sólo 1.6%. Este recurso está concentrado básicamente en Brasil y Colombia que dan cuenta del 80% de las reservas regionales. La relación reservas/producción actual permitiría disponer de este recurso por 435 años mientras que en el caso del petróleo alcanza sólo a 40 años. El potencial hidroenergético de la región se estima en 728,591 MW lo que representa aproximadamente el 22% del potencial mundial. En ALC el aprovechamiento de estos recursos es todavía muy reducido, alcanzando, a fines de siglo a sólo 15% del potencial existente. 1 Ver H.Altomonte y S.Albavera Las reformas…. Estimación de Oil & gas Journal, citada por el Department of Energy de los Estados Unidos,. Ver DOE, )Energy Information Administration 2000 (www.doe.gov) 2 Las otras fuentes renovables de energía, no tradicionales, tienen una utilización limitada o han sido poco desarrolladas. Aunque la exploración del potencial geotérmico es todavía muy limitada, se estima que a fines del 2000, la región podría desarrollar una capacidad instalada de unos 1,200 MW que daría cuenta del 18% del total mundial. En la actualidad dicha capacidad, cercana a los 900 MW, equivale al 14% de la potencia geotérmica instalada a escala mundial.3 2. América Latina y el Caribe en el consumo final de energía El consumo total de energía a nivel mundial ha estado creciendo a una tasa promedio del 1.6% annual, debido fundamentalmente al fuerte aumento de los países en desarrollo en general y, en particular de China y el resto de países asiáticos. De esta forma en la composición regional del consumo, América Latina no sufre mayores modificaciones indicando que su crecimiento ha seguido la tendencia del promedio mundial y representa en 1999 no más del 5.2%. Figura 2. Participación en el consumo final CONSUMO FINAL POR REGIONES 1973 CONSUMO FINAL POR REGIONES 1999 A.LATINA 5% ASIA 5% CHINA 6% AFRICA 3% ASIA 12% RESTO EUROPA 3% Ex URSS 14% OCDE 62% MEDIO Ote. 2% A.LATINA 5% AFRICA 6% OCDE 52% CHINA 11% RESTO EUROPA 1% Ex URSS 9% MEDIO Ote. 4% Fuente: H. Altomonte a partir de la Agencia Internacional de Energía. Statistic 2000 3 El uso de la geotermia para la generación de electricidad es poco significativo. A fines del decenio pasado, la producción de electricidad de origen geotérmico representaba sólo el 1.2% de la generación eléctrica regional. Los mayores desarrollos se encuentran en México, Nicaragua y El Salvador, existiendo un potencial interesante en Guatemala, Chile y Perú. 3. América Latina y el Caribe en las emisiones totales En los veinticinco años posteriores al primer shock petrolero, las emisiones totales de CO2 crecieron en términos absolutos en 6,500 millones de toneladas. Si bien América Latina y el Caribe no contribuye notablemente a las emisiones totales de CO2 del planeta presenta una creciente participación de 2.6% en 1973 al 3.8% en 1999, otras regiones como China duplica su participación del 6% al 12.7% en el mismo período; y Asia que la triplica (Ver gráfico) Figura 3. Participación en emisiones totales CO2 EMISIONES CO2 1999 EMISIONES CO2 1973 AFRICA 3% A.LATINA 4% BUNKERS 4% CHINA 6% ASIA 9% BUNKERS 3% AFRICA A.LATINA 2% 3% ASIA 3% CHINA 13% RESTO EUROPA 2% OCDE 53% RESTO EUROPA 1% Ex URSS 10% Ex URSS 16% MEDIO Ote. 4% OCDE 63% MEDIO Ote. 1% Fuente: H. Altomonte a partir de la Agencia Internacional de Energía. Statistic 2000 Como síntesis en el mundo se han seleccionado una serie de indicadores propuesto por la Agencia Internacional de Energía (IEA) que dan cuenta de la posición de América Latina desde la perspectiva energética: • • La oferta total de Energía Primaria por habitante es la cuarta parte de la OCDE, y cercana al promedio mundial. Al tomar el PIB dicha oferta supera en un 40% a la de los países industrializados, lo que significa en cierta forma una subutilización energética El consumo eléctrico per cápita es la quinta parte del de los países industrializados e inferior en un 30% al promedio mundial. Solo supera al de otras regiones en desarrollo como Asia y Africa, pero no a las economías en transición. • • En cuanto a las emisiones de CO2, las regiones en desarrollo muestran con respecto a la población, indicadores muy inferiores al resto de regiones, incluso que la ex-URSS y los países de Europa Central y Oriental En cuanto a las emisiones por unidad de producto, la región presenta el segundo mejor indicador después de la OCDE. INDICADORES SELECCIONADOS REGION OFERTA per capita (tep/hab) OFERTA/PIB (Ktep/US$ de 1990 Consumo de Electic./ habitante (KWh/Hab) CO2/tep consumido (Tco2/tep) CO2/poblaci (CO2/Hab) CO2/PIB (kg CO2/US$) TOTAL MUNDIAL 1.64 0.37 2252.3 2.36 3.86 0.87 OCDE 4.63 0.25 7751.2 2.36 10.92 0.58 MEDIO ORIENTE 2.22 0.67 2336.9 2.60 5.78 1.73 EX-URSS 3.06 1.69 3617.2 2.47 7.56 4.17 RESTO EUROPA 1.91 0.74 2925.1 2.53 4.83 1.88 CHINA 0.84 1.16 895.2 2.76 2.32 3.19 ASIA 0.55 0.7 508.5 1.88 1.03 1.31 A.LATINA 1.1 0.38 1494.6 1.95 2.15 0.74 AFRICA 0.64 0.87 490.47 1.51 0.96 1.31 Fuente: International Energy Agency. Statistic keyboard. (www.iea.org) Cuadro 1. Participación de América Latina y el Caribe en el Mundo Indicadores 1980 1990 (*) 1999 (*) - Petróleo 11.2 12 11.9 - Gas Natural 6.2 5.8 4.9 - Carbón Mineral 1.2 1.3 1.6 B) En la Producción de Energía Primaria 6.8 7.5 8.5 C) En el Consumo de Energía Primaria 5.3 5.5 6.94 D) Consumo per cápita de Energía Primaria (BEP/hab) A. Latina - Mundo 7.59 11.56 7.87 11.86 9.4 11.46 A) En las Reservas Fuente: 1970-1980 CEPAL, elaborado con cifras de OLADE. 1990y 1999, sobre la base de Agencia Internacional de Energía y DOE. II. Energía y Desarrollo Sustentable: La Situación al Interior de América Latina y el Caribe Sabido es que existen numerosas concepciones del desarrollo sustentable y que según la óptica de análisis algunas presentan limitaciones. Para efectos de este trabajo y en relación a la problemática energía-ambiente, se consideran como dimensiones relevantes del desarrollo sustentable: la libertad política, el bienestar económico, la equidad social y un medio ambiente sano con cierta conservación de los recursos naturales. Estas dimensiones se extienden en el espacio y en el tiempo. Según estos ejes, se podría entonces considerar la contribución de la energía al desarrollo sostenible, a partir de una serie de indicadores que cubran las dimensiones antes señaladas. A estos efectos, simplemente se tomarán en cuenta las dimensiones: Económica: productividad energética. Equidad: cobertura de las necesidades básicas y eléctricas. Recursos Naturales: Pureza ambiental del uso energético, uso de fuentes energéticas no renovables. Así podría tipificarse las situaciones de los países de la región teniendo en cuenta la mayor o menor productividad de la energía; su contribución a las emisiones de gases de efectos invernadero, por ejemplo el CO2; y en lo social a través de la cobertura de necesidades básicas. Fig. 4. Trayectoria de PIB/hab, emisiones por unidad de producto, e intensidad energética por 1000 US$ de producto INDICE 1980=100 110 105 100 95 90 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 pib/habit (us$ 90/hab) co2/PIB (kg/US$) INT. ENERG (BEP/1000US$) Fuente: H. Altomonte Elaborado sobre la base de OLADE/SIEE y CEPAL 1. Sendero de Intensidad Energética en América Latina y el Caribe Es corriente encontrar en la literatura que uno de los principios de las políticas sectoriales, en particular de la energética, que la misma apuntó a un enfoque sustentable de la explotación y el uso de las fuentes energéticas. A pesar de dicha orientación general y no obstante el lento crecimiento registrado en el consumo energético per cápita, la región está lejos de presentar niveles adecuados de eficiencia en la transformación y el uso de la energía. Ello se comprueba por el estancamiento que experimentó la intensidad energética –medida por el consumo de energía por unidad de producto-, explicada, entre otros factores, por la reducida incorporación de tecnologías eficientes en energía, la obsolescencia del parque industrial y el elevado e ineficiente consumo del parque automotor. Como muestra el siguiente Figura 5, la evidencia indica que el impacto de las reformas sobre la eficiencia energética no ha sido el esperado y, por ello, este tema ha pasado a constituir el eje de las iniciativas para una utilización más racional de los recursos naturales hacia fines del decenio. Figura 5: El sendero de la intensidad energética ‘80-‘99 SENDERO INTENSIDAD ENERGETICA 80-90 2.40 90-94 90 94-99 2.35 83 96 BEP/1000US$ 99 98 95 2.30 97 93 2.25 86 94 2.20 1980 2.15 2350 2400 2450 2500 2550 2600 US$/HAB Fuente: Elaboración propia a partir de OALDE/CEPAL 2650 TENDENCIA DESEABLE 2700 2750 Los países industrializados después de la crisis de los precios del petróleo en el mercado internacional de los setenta, aplicaron medidas de austeridad y sustitución orientadas a disminuir la intensidad de energía, especialmente del petróleo, tanto en las actividades humanas como productivas, sin alterar la calidad de vida y el crecimiento económico. Para ello establecieron políticas energéticas que incluyeron acciones sobre la oferta y la demanda de energía orientadas a diversificar la oferta y sustituir al petróleo, así como también a lograr el uso más eficaz de la energía, eliminando toda clase de desperdicios y el aumento de la eficiencia en su utilización. Es así como se crearon en los países industrializados instituciones encargadas de promover estas actividades, se reglamentó el consumo energético, por ejemplo mediante normas de temperatura en los locales públicos, medición de consumo de agua caliente destinada al uso personal y a la calefacción doméstica y reglamentación técnica de nuevas edificaciones. Igualmente se emprendieron campañas públicas contra los derroches de energía y en favor de las inversiones para ahorro, empleando para ello como mecanismos de promoción la realización de diagnósticos gratuitos y la oferta de apoyos económicos para su realización. También se destinaron recursos a la investigación y desarrollo para el uso eficiente de la energía y para fuentes nuevas y renovables. Los resultados que presentan los países desarrollados son significativos. Así para el conjunto de países de la OCDE, durante los últimos veinte años, la intensidad energética disminuyó un 20%. Por su parte, los resultados de los países de América Latina y el Caribe en este campo, después de dos décadas son modestos en comparación con los países industrializados, y en algunos períodos con tendencias contrarias (Figura 5). En efecto, a la importante reducción del 9% que mostró la intensidad energética en el período 1970-80, el decenio de los ochentas mostró una tendencia creciente: en 1999 se consume un 7% más que en 1980 para producir la misma unidad de producto. La evolución del sendero energético, que relaciona las evoluciones de la intensidad energética con la del producto per cápita depende de las características sociales y productivas, así como del grado de desarrollo alcanzado. En economías de desarrollo avanzado, es esperable que el comportamiento presente una pendiente negativa, mostrando que se va alcanzando una mayor eficiencia en el uso de la energía, sea por cambios tecnológicos o de estructuras productivas basadas en actividades menos energo-intensivas, a medida que crece el ingreso per cápita. Por el contrario en economías con escaso grado de desarrollo es frecuente encontrar que el incremento del ingreso per cápita implique una mayor intensidad, con lo cual el indicador muestra una evolución con pendiente positiva, dando cuenta de las ineficiencias de las tecnologías utilizadas o el escaso nivel de satisfacción de las necesidades energéticas de los sectores del consumo final. En el caso de América Latina y El Caribe, se observó un comportamiento errático del indicador, lo que indica que las fluctuaciones que originaron los cambios estructurales en el comportamiento económico en general, no fueron acompañadas en el mismo sentido por las particularidades del comportamiento energético sectorial detallado anteriomente. Así se observa una fuerte pendiente positiva del período 1980-85 –retracción del ingreso per cápita y aumento de la intensidad-, que se repite entre 1987 y 1990. En los tres primeros años de los noventa se revierte la tendencia por una recuperación del ingreso pero con una tendencia estable de la intensidad. Es decir que la recesión económica de los ochenta, no fue acompañada por una mejor utilización de la energía. Adicionalmente, es preciso señalar que el cambio en la composión industrial de ciertos países de la Región –en particular Brasil- hacia industrias energo-intensivas, o en este mismo caso, el cambio en la composión de las exportaciones de productos transables –caso de la celulosa-, hicieron crecer fuertemente el contenido energético del sector industrial y con ello el aumento de la intensidad energética total. 2. El sendero de emisiones Las emisiones de CO2 de 1999 superan en un 34% las registradas en 1980. Lo más preocupante es que este aumento se da fundamentalmente a partir de 1994. En efecto en 1994 las emisiones totales de CO2 superaban en tan sólo el 18% las de 1980, y entre 1994 y 1999 se registra un crecimiento sostenido del orden del 2.5 %aa. El sendero de emisiones que relaciona las emisiones por unidad de producto con el PIB per cápita, no muestra una tendencia definida o clara, sino que oscila: • En forma negativa entre 1980-83 y 1987-90 con un retroceso del PIB/hab y crecimiento de las emisiones por unidad de producto; entre 1987 y 1990 • Claramente en forma positiva (o sostenible) entre 1990-94 • Y en el último quinquenio 1994-99 en forma preocupante por cuanto vuelve a la tendencia creciente de las emisiones. Obviamente que una de las variable que explica este comportamiento está asociada a las estructuras del consumo de energía (tanto por sectores como por fuentes), y a los las cambios en las estructuras productivas de la región. Figura 6. Sendero de emisiones CO2 ‘80 – ’99 S EN D E RO E M IS IO N ES '80 - '99 1640.00 1620.00 90 83 1600.00 80 Kg Co2/US$ 1580.00 91 88 1560.00 89 1540.00 1520.00 86 87 96 98 99 1500.00 93 1480.00 97 94 1460.00 1440.00 2350 2400 2450 2500 2550 2600 2650 TE ND E N CIA D ES E AB LE 2700 2750 U S$/HAB Fuente: Elaboración propia a partir de OALDE/CEPAL 3. El eje social Si bien a nivel del consumo final –esto es sin tomar en cuenta los rendimientos de las fuentes de energía-, el crecimiento es moderado en las dos últimas décadas, la región ha experimentado un notable aumento de los consumos per cápita en términos de energía útil. Obsérvese en el Cuadro 2 y Figura 7, a continuación, que mientras el consumo final permanece prácticamente en 1.43 Bep/Habitante, el consumo útil, es decir aquél que realmente se incorpora para satisfacer las necesidades básicas aumenta sostenidamente y alcanza casi 600 gramos equivalentes de petróleo. El proceso de sustitución de fuentes, notablemente el de la leña por GLP para usos calóricos y la mayor penetración de la energía eléctrica hace que el rendimiento del consumo aumente sostenidamente llegando a un 40% en 1999. Esto significa que de cada 100 caloría que las familias latinoamericanas destinan a satisfacer sus necesidades básicas, se desperdician 60. Si esto se vislumbra a nivel de subregiones, existen notables contrates entre los países de desarrollo relativo más avanzado del resto. Así por ejemplo, con excepción de los países del Cono Sur y México que presentan consumos útiles per cápita superiores al promedio, en el resto se registran consumos sustancialmente menores. Fig. 7 Evolución de los Consumos per Cápita 0.7 1.54 1.52 0.6 1.5 0.5 0.4 1.46 1.44 0.3 1.42 0.2 1.4 0.1 1.38 1.36 0 1970 1980 1990 Energía Final 1999 Eenrgía Util Fuente: H.Altomonte sobre la base de OLADE/SIEE y Proyecto OLADE/CEPAL/GTZ La información disponible –excepcionalmente para estudios de caso efectuados en Colombia y El Salvador- permiten afinar más las apreciaciones acerca de las desigualdades sociales, ya que para estos países fue posible medir el consumo de energía por nivel de ingresos. En el caso de El salvador4 por ejemplo se demostró que: • Los estratos altos y medios de ingresos que representan el 37% de la población, concentran el consumo de las fuentes más versátiles, de mayor calidad y menos contaminantes como el GLP (70%) y la energía elétrica (65%) • Los estratos de más bajos ingresos, concentran el consumo de kerosene y leña, fenómeno que es más acentuado en el área rural 4 Ver H.Altomonte. Análisis de los efectos de la Política Energética sobre la equidad: el caso de El Salvador. CEPAL. LC/R .1564. Santiago Julio 1995. (Bep/hab) util (Bep/Hab) final 1.48 • Durante la década del ochenta y hasta principio de los noventa (se presume que actualmente también) los pobres pagaban tanto o más que los ricos para una calidad de energía inferior. No es difícil presuponer que este fenómeno puede tener alcance regional. De esta forma con la escasez creciente de leña los sectores pobres del área rural deben reducir sus consumos ante la falta de alternativas energéticas (acceso) y recursos monetarios, mientras que la situación del pobre urbano, que consume más GLP mejora sus posición relativa gracias a la política de subsidios practicadas hasta fiens de los ochenta. En general puede afirmarse, a partir de las curvas de Lorentz, que las asimetrías distributivas relativas a los consumos de energía eléctrica y GLP son significativamente más marcadas que las correspondientes al consumo total de energía útil. Esto es particularmente cierto para el caso de Colombia5 en que el consumo útil de los más ricos es siete veces superior a los más pobres. Por tanto, puede afirmarse que la calidad de vida de una familia está estrechamente relacionada con la calidad e la energía que consume. Cuadro 2. Latina Consumo de las Familias (BEP/HAB) Energía Final Energía Util Rendimiento Medio 1970 1.527 1980 1.426 1990 1.425 1999 1.445 0.313 0.381 0.407 0.578 0.20 0.27 0.29 0.40 Fuente: OLADE/CEPAL/GTZ 1970-1990 Proyecto E y DS 1999 Elaboración propia en base a SIEE OLADE y CEPAL 5 Ver Estudio de caso de Colombia INDICADORES DE SÍNTESIS ENERGÍA Y DESARROLLO SUSTENTABLE EN PAISES ESCOGIDOS AR_ 1999 MX_ 1999 Autarquia Autarquia 1 1 Alcance Robustez Alcance R obustez 0.5 Uso_ER 0.5 U so_ER Productividad 0 Pureza Purez a Cobert_Elec. CR_ 1999 Autarquia Autarquia 1 1 Alcance Robustez Alcance 0.5 Uso_ER C obert_Elec. C obert_N ec._B as. Cobert_Nec._Bas. CO_ 1999 Productividad 0 Robustez 0.5 Productividad 0 Pureza Uso_ER Cobert_Elec. 0 Pureza Cobert_Nec._Bas. Cobert_Elec. Cobert_Nec._Bas. SV_ 1999 Autarquia 1 Alcance Robustez 0.5 Uso_ER 0 Pureza Productividad Cobert_Elec. Cobert_Nec._Bas. Productividad III- Proyecciones 1. Consumo Energético Las Proyecciones del Departamento de Energía de los Estados Unidos (DOE), en su reciente informe International Energy Outlook 2000, ha proyectado que el consumo mundial de energía tendrá un crecimiento de 60% entre 1997 y 2020. La mayor parte de este crecimiento está prevista en los países en desarrollo, particularmente en Asia y A. Latina: el DOE prevé que en los 23 años de proyección estas regiones duplicarán su consumo, lo que implica una proyección de la tasa de crecimiento por encima del 3% anual. A su vez estas regiones darán cuenta de la mitad del incremento mundial, y del 83% del proyectado para los países en desarrollo. Asimismo, el DOE plantea una serie de incertidumbre sobre las hipótesis que determinan el consumo en el futuro a mediano y largo plazo, entre ellas las asociadas a las evoluciones políticas de países, y/o regiones en conflictos, a las de carácter tecnológico, a las relaciones entre energía y economía (intensidad o productividad energética), a las evoluciones del precio del crudo, etc. El DOE plantea en su informe que si se cambiara el patrón de consumo, medido por un cambio en la intensidad energética de los países en desarrollo del 60%, igual al oobservado en los países de la OCDE entre 1990-97, el consumo total de energía de los países en desarrollo sería de 132 10^15 BTU menos que en el caso de referencia (estimado por el DOAE en 272 qudrillones (10^15) BTU. Mientras que si la intensidad energética del mundo en desarrollo se proyecta con un crecimiento del 136%, el más rápido observado entre 1990-97, dicho consumo sería mayor en 812 10^15 BTU. Obviamente que estos resultados pretenden no ser más que extremos de un análisis para el cual habría que situarse en una hipótesis media entre ellos. Como una forma de no situarse en dichos extremos y hacer prevalecer hipótesis más o menos verificables, el DOE hace comparaciones de lo proyectado con base en 1997 con proyecciones anteriores y de esa forma establece una serie de pautas para las diferentes regiones. No se dispone del total de hipótesis en que se basaron las proyecciones, por tanto no es posible realizar un análisis profundo de los principales resultados para A.Latina que se muestran en tablas contiguas. Sin embargo se pueden deducir una serie de elementos que condicionan en la prospectiva del DOE las emisiones futuras. • ALC representará en 2020 apenas algo más del 7% del consumo mundial, mientras que las regiones en desarrollo en su conjunto absorberán mas del 44% • La tasa de crecimiento de ALC significa casi 4 veces de la América del Norte; • • • Las participaciones de las fuentes en el total mundial no observan mayores modificaciones, por cuanto se seguirá consumiendo fuertemente hidrocarburos líquidos y gaseosos. Es llamativo el estancamiento y la regresión proyectada para las denominadas "otras fuentes" Dicho estancamiento implica que no este escenario no contempla ninguna participación de FENR como hidro, etc. Cuadro 2: Consumo total Proyectado por regiones (Quadrillón de BTU) Región/País Norte América Sur y Centro América Brasil Otros Sur y Centro América Total p. en desarrollo Total mundo % Am. Latina/Mundo % total paises desarrollo/Mundo 1990 99.9 13.7 5.4 8.3 Historia 1996 112 17.8 6.9 10.9 1997 112.5 18.3 7.2 11.1 2005 126.9 24.2 8.9 15.4 Proyecciones 2010 2015 135 142.4 30.1 35.3 10.8 12.5 19.3 22.8 87.6 119.4 122.9 165.8 198.5 346.7 3.95% 376 4.73% 379.9 4.82% 449 5.39% 500.2 6.02% % ANUAL 2020 148.5 44.7 15.5 29.1 1.2 4 3.4 4.3 226.7 272.1 3.5 544.4 6.48% 607.7 7.36% 2.1 25.27% 31.76% 32.35% 36.93% 39.68% 41.64% 44.78% Fuente: elaborado a partir de DOE, Región/País Historia 1990 Sur y Centro América Petroleo 2.02 Gas Natural 0.63 Carbon 0.17 Nuclear 0.03 Otros 1.12 3.95 Total Total países en desarrollo Petroleo 10.15 Gas Natural 3.12 Carbon 9.35 Nuclear 0.32 Otros 2.34 25.27 Total Fuente: elaborado a partir de DOE Proyecciones 1996 1997 2005 2010 2015 2020 2.31 0.82 0.19 0.03 1.38 4.73 2.34 0.84 0.16 0.03 1.42 4.82 2.45 1.40 0.16 0.04 1.34 5.39 2.66 1.90 0.16 0.04 1.28 6.02 2.92 2.15 0.15 0.04 1.23 6.48 3.14 2.81 0.15 0.02 1.22 7.36 12.90 4.36 11.33 0.40 2.77 31.76 13.27 4.63 11.29 0.42 2.76 32.35 14.16 6.50 12.52 0.53 3.21 36.93 15.23 7.66 13.01 0.60 3.18 39.68 16.42 8.41 13.06 0.64 3.10 41.64 16.74 10.12 14.22 0.59 3.13 44.78 1) Proyecciones de las Emisiones Los países en desarrollo contarán con aproximadamente el 70% de la emisiones totales de carbono. China que emitía 800 Mtn en 1997 pasará a 2100 Mtn en 2020, constituyendoi casi el 33% del incremento proyectado. Los países industrializado representarán el 23% del crecimiento. Como resultado de una menor actividad económica en Europa Central y la ex URSS las emisiones de carbón decrecieron en 34% entre 1990-97 y se espera que en 2020 sean menores en 200 Mtn a lo emitido en 1990. En cuanto a las emisiones per cápita se espera que las de los países industrializados permanezcan muy por encima de aquella proyectado para los países menos desarrollado. La identidad de Kaya es una identidad matemática que vincula los factores que influyen las tendendias de la relación energía-emisiones de carbono. C= (C/E) X (E/PBI) X (PBI/HAB) X (HAB) Siendo C/E la intensidad o contrenido de carbono del consumo de energía; E/PIB la intensidad energética o contenido energético del producto; PIB/HAB el crecimiento económico medido en términos reales per cápita HAB la dinámica poblacional Los resultados que arroja esta identidad en las proyecciones del DOE indican: • Que el PIB per cápita a nivel de regiones presenta crecimientos diferenciados en con un fuerte crecimiento en las economías en transición y en menor medida en los países en desarrollo. En efecto teniendo en cuenta las proyecciones planteadas en dicho cuadro se obtiene Período 97/2010 2010/2020 Países en Desarrollo 25.7% 54.4% Países Industrializados 18.2% 34.4 54.4% 149.2% Econom. En Transic. • • • • • Inversamente a lo proyectado en el indicador anterior, el contenido de carbno del consumo energético aparece con un esfuerzo mayor a efectuarse en los países en desarrollo, pero principalmente por las economías en transición. Esto implicará que cualquier reducción futura de las emisiones totales de carbono en para el promedio de los países industrializados requerirá un esfuerzo de disminuir su intensidad energética asociada a una menor expansión del crecimiento poblacional. La disminución de la intensidad energética proyectada para Europa Occidental se apoya en una disminución del consumo de carbón sustituido por el gas natural y fuentes renovables como la eólica (ya hay varios países con programs eólicos para la generación eléctrica) Para los países en desarrollo el DOE prevé una diferencia entre los países del Asia (básicamente China e India) y el resto. En efecto para los primeros se estima un fuerte crecimiento económico y del consumo de energía, al mismo tiempo que una disminución (3% anual) de la intensidad del carbono. En India se proyectó una disminuciópn del 11% del contenido de carbono en el consumo total de energía debido fundamentalmente a la sustitución de carbón por gas natural, hidroenergía y nuclear en la generación eléctrica En China el rápido crecimiento en los años de proyección se verá acompañado de una drástica disminución del 35% en la intensidad energética, y un 4% en el contenido de carbono del consumo. De todas formas se espera que la intensidad del carbono de China seguirá siendo la más alta e importante del mundo: de 822 Mtn en 1997 pasará a 2091 MTn en 2020, debido al fuerte consumo de carbón en centrales eléctricas y en el sector industrial como consecuencia de la abundancia de reservas carboníferas y las dificultades para acceder a otras fuentes sustitutas. Quizá lo más interesante de las perspectivas planteadas por el DOE es que A.Latina (Central y del Sur) "es la única región para la que se ha postulado una hipótesis de crecimiento tanto de la intensidad energética como de la • intensidad de carbono: 1% y 12% respectivamente para el período 19972020. Se proyecta para Brasil un 29% de crecimiento en las intensidad de emisiones. Actualmente muchos países de América del Sur están equipados con centrales hidroeléctricas, y están presentando problemas debido a las sequías. Consecuentemente se espera un significativo incremento en centrales que quemen gas natural. Para el caso de Brasil se proyectó que del 3% de participación del gas en el consumo de 1997 se pase al 18% en 2020, así como un importante aumento en el consumo de Crudo debido a un fuerte aumento de la demanda de energía del sector transporte". Cuadro 3. Porcentaje promedio de cambio anual de emisiones de carbono y componentes de la identidad Kaya Componentes de la Identidad por Región, 1970-2020 Parámeter Historia Proyección 19701980 1980199019971990 1997 2010 Mundo Industrializado 20102020 Intensidad Carbono Intensidad Energética Producto per cápita Población Emisiones de carbono -0.40% -0.50% -0.60% 0.00% 0.10% -1.10% -1.90% -0.50% -1.00% -1.20% 2.40% 2.10% 1.40% 1.80% 1.70% 0.90% 1.70% 0.70% 0.40% 0.70% 0.90% 0.50% 1.20% 0.40% 1.00% Intensidad Carbono Intensidad Energética Producto per cápita Población Emisiones de carbono -0.70% -0.20% -0.30% -0.10% 0.00% -0.10% 1.00% -0.70% -0.80% -1.30% 3.20% 1.60% 3.80% 3.20% 3.30% 2.20% 4.70% 2.10% 4.50% 1.90% 4.60% 1.40% 3.60% 1.20% 3.20% Mundo en desarrollo Economías en transición Intensidad Carbono Intensidad Energética Producto per cápita Población Emisiones de carbono -0.70% -0.70% -0.90% -0.30% -0.40% 1.40% 0.20% 0.20% -2.00% -2.90% 2.40% 0.90% -5.20% 3.40% 4.90% 0.90% 4.00% 0.70% 1.20% 0.00% -5.80% 0.00% 0.90% 0.00% 1.50% IV. Políticas energéticas sustentables para enfrentar los desafíos asociados al fenómeno del cambio climático. Desde el punto de vista de la energía, la sustentabilidad del desarrollo supone adoptar una estrategia que: asegure un abastecimiento oportuno, continuo, de calidad y a costos razonables; reduzca la vulnerabilidad del sistema; contribuya a la equidad, aumentando la cantidad y calidad de los servicios energéticos; priorice las opciones energéticas que minimicen los impactos ambientales negativos; y, finalmente, que fomente la participación ciudadana. Abastecimiento oportuno, continuo, de calidad y a costo razonable: El sistema energético deberá satisfacer a costo razonable, oportunamente y sin fallas los requerimientos energéticos de las actividades productivas, de los servicios y de los hogares. El cumplimiento inadecuado de alguno de estos requisitos atenta al progreso económico, la competitividad global de los países de la región, la calidad de vida de las personas, la equidad y el medio ambiente. La dependencia energética y la vulnerabilidad del desarrollo: La región dispone de vastos recursos energéticos, aunque distribuidos de manera dispar. En su heterogeneidad existen países exportadores y otros cuyo abastecimiento energético depende de las importaciones, especialmente de petróleo y, más recientemente, de gas natural. Es posible afirmar que a menor disponibilidad de recursos energéticos mayor es la vulnerabilidad y por ende, menores los grados de libertad para el diseño e implementación de estrategias energéticas acordes a esquemas de autodeterminación en las prioridades de desarrollo nacionales. Una restringida percepción de la dependencia energética, que reduce el problema a la disponibilidad de suficientes recursos económicos para importar los energéticos necesarios y, por ende a la búsqueda de equilibrios adecuados de la balanza de pagos, soslaya aspectos relacionados con el mayor o menor grado de determinación de los países, tema en el cual la definición de políticas energéticas y ambientales constituye un capítulo fundamental. La energía y la equidad: En América latina persisten graves problemas de equidad. Abordarlos, es ineludible desde el punto de vista social y político e insoslayable desde el punto de vista de la obtención de ritmos de crecimiento sostenidos en el tiempo. Esta relación entre energía y equidad se manifiesta tanto a partir de su dispar distribución o facilidad de acceso, como en la relación entre requerimientos y las carencias energéticas, como de las políticas públicas destinadas a reducir los problemas detectados en este ámbito. En América Latina y el Caribe, son los sectores rurales y/o aislados los que padecen en mayor grado las carencias energéticas, aún cuando, es necesario mencionarlo, después de los procesos de liberalización de los mercados y procesos de ajuste durante los noventa se han agregado vastos sectores urbanos pobres6. Desde este punto de vista las políticas públicas deberían apuntar 6 OLADE, CEPAL, GTZ, Proyecto Energía y Desarrollo Sustentable en América Latina y El Caribe, Quito Ecuador, mayo 1997, p.40. preferentemente a estos sectores a fin de solucionar los problemas de acceso a la energía o para satisfacer de manera conveniente sus requerimientos energéticos. La energía y el medio ambiente: En la producción y uso de la energía se producen impactos ambientales de importancia. La mantención de patrones de consumo voraces en recursos energéticos pueden derivar en el agotamiento de ellos. De no adoptarse una clara regulación al respecto continuarán afectando la calidad de vida y la salud de las personas. El efecto invernadero –y su influencia sobre el cambio climático global– constituirá un detonante a mediano plazo, para forzar el cambio de combustibles en las actividades domésticas y productivas. Referirse a los desafíos de la energía en relación con el medio ambiente, supone abordar el tema de la internalización de los costos ambientales en el sistema de precios a fin de que éstos reflejen adecuadamente las externalidades derivadas de la explotación y uso de los energéticos. Tal práctica debiera permitir o facilitar el seleccionar las opciones energéticas en función de los costos que ellas tienen para la sociedad. La energía y la participación ciudadana: Las decisiones concernientes a las opciones energéticas globales poseen consecuencias positivas y negativas que involucran a toda la ciudadanía, ya sea como beneficiaria, por los servicios energéticos que de la expansión de los servicios energéticos derivan, o como "perdedora", por los impactos negativos resultantes de la misma. Las grandes centrales hidroeléctricas, térmicas, o de gas natural a ciclo combinado, son opciones tecnológicas, que modifican las condiciones de vida de la gente y que requieren de ser debatidas. No obstante, el cambio tecnológico, a pesar de ser un factor que influye considerablemente en las condiciones de vida de importantes sectores de la población, escapa largamente al control de la sociedad. La participación de la ciudadanía en las diversas etapas de la implantación de megaproyectos energéticos garantiza políticamente su viabilidad y favorece el flujo de recursos al sector, por ello que se debe estimular y fomentar la creación de tales instancias. Dicha participación, debe ser informada, única forma que ésta pueda ejercerse y aplicarse de manera efectiva. La importancia del sistema energético en América Latina y El Caribe, en particular del sector eléctrico, en tanto agente económico relevante, y sus imbricaciones con el resto de los sectores de la sociedad, requieren además, que el Estado cautele y se porte garante de la competitividad en el sector. La expansión del sector energético en los países de región, refleja tendencias preocupantes en cuanto a procesos de concentración económica. Ello conspira contra la competitividad y la eficiencia del sistema para responder a los desafíos del desarrollo sustentable. La adopción de estrategias energéticas consistentes con el desarrollo sustentable y la determinación de objetivos operacionales precisos, debe estar sujeta a las prioridades nacionales que resultan de considerar, los desafíos, necesidades, características propias y carencias de los países de la Región en el ámbito de la energía. Tales objetivos, deberían expresar, en lo que a equidad se refiere, por ejemplo, en la necesidad de energizar zonas, localidades, regiones y/o sectores, ramas deficiente o insuficientemente energizadas, en particular zonas aisladas y/o rurales. Las posibilidades de desarrollo, de generación de empleo y de concreción de potencialidades productivas dependen de ello.7 En tal contexto, los nuevos desafíos que enfrenta la Región, tienen que ver con que: - - - el proceso de desarrollo se traducirá en ingentes requerimientos en energéticos los que deberán ser satisfechos en forma sustentable, para que los frutos del crecimiento se repartan de manera más equitativa, deberá mejorarse el acceso a las energías comerciales, y en especial a la electricidad de millones de personas carentes o con dificultades en el acceso a ellas la implementación de soluciones energéticas para dar respuesta a las necesidades mencionadas supone impactos ambientales tanto a nivel local, regional como mundial; es necesario asegurar la disponibilidad de los recursos energéticos para las futuras generaciones. Desde esta perspectiva, las opciones seleccionadas deberían: - - considerar que los recursos energéticos son limitados encarar tanto la suficiencia (cantidad) como la eficiencia (calidad) a nivel social, asignar de manera óptima tales recursos. Ello supera ampliamente el mecanismo de mercado y el problema de los precios relativos, el progreso tecnológico (endógeno o externo) debería apuntar a aumentar la eficiencia en el uso de la energía antes que el flujo de recursos-productosdesechos-emisiones resultante de los procesos de transformación y regreso a la naturaleza; y finalmente, promover, paralelamente una activa participación (informada) de la población, de tal forma de incorporarla en lo que respecta a la toma decisiones concernientes a los grandes proyectos energéticos así como en tanto consumidores. Los desafíos expuestos, en particular aquellos relacionados con el medio ambiente, sólo podrán ser enfrentados de manera exitosa si los países de la región logran definir e implementar una estrategia energética acorde a las exigencias que derivan de tales desafíos. En opinión de los autores, esto significa adoptar políticas públicas que asuman cabalmente los principios enunciados en líneas previas. Los problemas derivados del cambio climático, constituye uno de los tantos desafíos mencionados que han de enfrentar los países de la región. Son las políticas públicas 7 Una vasta batería de indicadores útiles deberían permitir dar cuenta acerca del "estado" de sustentabilidad, definida por los mencionados pilares del desarrollo energético, y a partir de ello, sugerir, cuando corresponde, las medidas correctivas que se imponen y/o evaluar alternativas. Los indicadores constituyen una herramienta de gran utilidad en el proceso de decisiones y como tales permiten asumir objetivos operacionales en el contexto del desarrollo sustentable. Véase OLADE, CEPAL, GTZ, pp 74 y 75; y, CEPAL. Energía y Equidad, LC/R 1460, octubre de 1994. las encargadas de dar respuesta integral y conjunta al cúmulo de desafíos señalados. Para ello es necesario romper con el paradigma histórico que vincula el problema energético al aumento del abastecimiento o suministro de energía mediante instalaciones cada vez más costosas, complejas y de mayor tamaño. Esta vía se ha revelado cada vez más dificultosa tanto económica, política, sino además ambientalmente. Se requiere de políticas energéticas distintas. Las políticas energéticas hasta hoy día adoptadas en los países de la región y/o en determinadas industrias o sectores/ramas, se confunden con políticas de oferta de energía. Ellas parecen además, alejadas de objetivos de desarrollo sustentable o conserias dificultades para conciliar, crecimiento, equidad y medio ambiente. Así, pese a que la región ha conocido un crecimiento de relativo dinamismo a lo largo de la década de los noventa, los problemas de equidad no han sido consideradas en las decisiones concernientes a la energía y el medio ambiente; las regulaciones no han estado a la altura de las reestructuraciones de los sectores energéticos (eléctrico en particular); el uso de la energía continúa siendo relativamente poco eficiente y por último los recursos destinados a fortalecer los programas del sector energético tendientes a fomentar las opciones tecnológicas consistentes con el desarrollo sustentable han sido magros como se constatará más adelante.