Odontología Aeronáutica y Subacuática Las variaciones de presión ambiental suele afectar nuestro organismo. Si el mismo no puede compensar los cambios según se lo someta al aumento de la presión como en el buceo (deportivo o profesional) o a la disminución como en el montañismo o inclusive cuando se viaja en avión, aparecen patologías propias de estos cambios. Por supuesto que si bien la patología en una u otra condición es semejante, desde el punto de vista físico, los dos ambientes son disímiles porque por cada 10 mts que una persona se sumerge en el agua, la presión aumenta 1 atmósfera, mientras que se necesitan 5000 mts de altura para que la presión ambiental disminuya ½ atmósfera. Las cavidades neumáticas en la región Máxilo-Facial, como los senos paranasales y los oidos pueden presentar sintomatología dolorosa. En el sistema dentario se la llama barodontalgia. No existe una explicación certera de su producción (del porqué ocurre) y es por eso que abundan muchas teorías acerca de su origen. Entre ellas se barajan las posibilidades de que la hiperhemia (aumento de la circulación en los capilares pulpares) a causa de la compresión/descompresión en el buceo o descompresión/compresión en las alturas, que pudiera ser la responsable del dolor agudo en alguna pieza dentaria. Otra teoría habla de la acumulación de nitrógeno en la cavidad pulpar o “nervio” originada en el aire que respira el buzo (sabemos que el nitrógeno es un componente normal del aire que respiramos). Otra habla de la acumulación de aire debajo de amalgamas con o sin recidivas de caries. Por supuesto que toda patología no solo pulpo-periodontal, sino también quística, tumoral, infecciosa en los maxilares, es causante de dolor en estas condiciones ambientales. ¿Cómo prevenimos que la actividad en el buceo o la actividad en las alturas, inclusive en un viaje en avión, nos produzca sintomatología dolorosa provocándonos malestar y/o distracciones que pudieran resultar peligrosas? Toda persona que eventualmente vaya a someterse a variaciones de presión del medio circundante, debería visitar a un profesional odontólogo que conozca las consecuencias de los cambios de presión, pues es la persona indicada para dictaminar qué riesgo puede correr el interesado y poner en condiciones todo lo que pudiera afectarlo. Aquellas que tienen como forma de vida la actividad subacuática y la actividad en las alturas, trabajos en altas montañas como puede ser la minería, actividad deportiva, incluyendo personal que vuela constantemente como tripulantes de aeronaves, etc. son los que fehacientemente deben tener su cavidad bucal en perfectas condiciones por el grado de responsabilidad que ellos tienen. Tal es así que no deben poseer ningún tipo de patología dentaria como son las caries, enfermedad periodontal (piorrea), recidivas de caries (amalgamas viejas) quistes tumores e infecciones crónicas de origen dentario, coronas (fundas) desadaptadas, además de estar cementadas con un material adecuado para evitar que se despeguen con las variaciones de presión. Se debe tener en cuenta que no se debe bucear con algún tipo de prótesis removible (condición estricta), necesitando para ello una boquilla confeccionada específicamente para el interesado, tratando también que esa boquilla no cause “fatiga muscular” o dolor de los músculos perimaxilares, tampoco con tratamiento odontológico reciente como extracciones dentarias u obturaciones hechas dentro de las 48 horas de la posible actividad subacuática, en las alturas o aérea. Por supuesto que los materiales de obturación deben tener determinadas condiciones para estos pacientes como así también una técnica de relleno acorde a la actividad del interesado. Se debe tener en claro que toda persona a la que se le está realizando un tratamiento de conducto y que no se lo haya finalizado no puede ni debe someterse a variaciones de presión en forma repentina por el riesgo de estallido de la pieza al formarse una cámara de aire en la misma llamándose a este accidente odontocrexis. El control de la salud bucal de los pacientes se debe realizar cada 6 meses haciéndolo el profesional odontólogo preparado para estas circunstancias. Actualmente en Argentina no existe ninguna reglamentación que contemple el cuidado de los mismos, ni siquiera en las Fuerzas Armadas basándose las aptitudes del personal solamente en la eficacia masticatoria (cantidad de piezas dentarias existentes en las arcadas maxilares) no teniendo en cuenta el estado Buco-Máxilo-Facial que pudieran verse afectados desde el punto de vista físico. Existe en la bibliografía mundial muchos artículos que tratan el tema y cada vez más profesionales y pacientes le están dando importancia al cuidado bucal en estas circunstancias ya que el avance de las ciencias médicas lo hace a pasos agigantados siendo acompañada por supuesto por la odontología, más teniendo en cuenta que más son las personas que practican buceo y las que hacen actividad en las alturas como así también son más las persona que viajan en avión por distintas razones. Nuestra entidad, acorde a lo expresado posee la capacidad y experiencia para el tratamiento de esta población, que tiene prohibido tener algún tipo de distracción por causa de dolor dentario, maxilar, o muscular que pudiera llevar a poner en peligro la vida no solo del interesado sino también de todas las personas que de él depende. Aeronáutica a 5000 mts disminuye ½ atmósfera Buceo aumenta1 Atmósfera cada 10 mts de profundidad Bibliografía HIGH-FLYING DENTISTRY Yehuda Zadik DDS BRITISH DENTAL JOURNAL VOLUME 206 NO. 1 JAN 10 2009 Aviation dentistry: current concepts and practice Y. Zadik DDS BRITISH DENTAL JOURNAL VOLUME 206 NO. 1 JAN 10 2009 11 Cajal R. Las Variaciones de Presión desde el punto de vista odontológico; Revista MOA año 9 / Nº32 junio 07 Bruxism in Military Pilots and Non-Pilots: Tooth Wear and Psychological Stress Orit Lurie, Yehuda Zadik, Shmuel Einy, Ricardo Tarrasch, Gil Raviv, and Liav GoldsteinAviation, Space, and Environmental Medicine • Vol. 78, No. 2 • February 2007 Variaciones de presión desde le punto de vista odontológico Dr. Cajal Roberto, MOA año 9 Nº 32. PRACTICE