Poder Judicial de la Nación

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CN?2331 “DE LUCÍA, ALFONSO Y OTROS
S/INF. LEY 22362" JUZG. FED. 3
MORÓN - SEC. 11
REGISTRO N?:
Poder Judicial de
la Nación
San Martín,
de junio de 2000.-
VISTOS Y CONSIDERANDO:
I.
Contra
la
resolución
que
dispuso
el
procesamiento sin prisión preventiva de los encartados
Alfonso Daniel y José De Lucía por considerarlos “prima
facie” autores penalmente responsables del delito previsto
en el art. 31, inciso d), de la ley 22362, interpuso
recurso de apelación la asistencia letrada particular de
los nombrados, sosteniendo que no se había acreditado que
sus ahijados procesales hubieran actuado con el dolo que
reclama la figura penal que se les endilgara (v. fs.
711/720vta.; 738/743 y 769/777).
II. Ya en la instancia, la defensa oficial de los
co-encausados Julio Eugenio Fernández y Jorge Villalva
adhirió al recurso planteado a fs. 738/743, asegurando que
sus asistidos habían ignorado el carácter apócrifo de los
espirales incautados en sus respectivos comercios, amén de
que
habían
justificado
adecuadamente
la
tenencia
de
aquéllos (fs. 767/767vta.).
III. Ahora bien, en aras de mayor claridad en la
exposición habrá de abordarse por separado el estudio de
las
situaciones
procesales
que
revisten
los
distintos
imputados de autos.
a) Situación procesal de José y Alfonso Daniel De
Lucía.
En primer lugar, corresponde destacar que en el
legajo se encuentra probado que en la sucursal que la firma
“El Ciclón de Banfield S.R.L.” posee en la localidad
bonaerense
de
Gregorio
Laferrere,
se
secuestró
gran
cantidad de espirales falsificados de la marca “Fuyí”,
tanto en sus envoltorios, como en su composición química
(v. fs. 377/379 y 467/478).
Por otro lado, a contrario de lo postulado por la
defensa particular de los hermanos De Lucía a fs. 706/707,
también
se
halla
acreditado
que
la
mercadería
en
infracción se encontraba a la venta. Ello así, pues si bien
los espirales se secuestraron en un depósito contiguo al
autoservicio (fs. 377/379), lo cierto es que el concepto
“puesta en venta” abarca a “todo producto que se encuentre
en el local o depósito de un comerciante” (conf. Otamendi,
Jorge “Derecho de Marcas” , Buenos Aires, 1999, pág. 300 y
ss.). Además, es del caso destacar lo indicado por el
imputado Julio Fernández en cuanto a que en dicha sucursal
los espirales que se hallaban en venta al público
no
estaban a la vista de la gente (fs. 520/523), lo que
habilita a sostener que, más allá del lugar en que se
hallaban, los elementos de marras tenían un definido y
concreto destino comercial.
sostuvo
Sin
perjuicio
que
sus
de
asistidos
ello,
el
letrado
desconocieron
el
particular
carácter
ilegítimo de dicha mercadería, acompañando al efecto trece
facturas en las que se da cuenta de la adquisición de una
importante cantidad de espirales marca “Fuyí” a la firma
“S.C. Johnson & Son de Argentina S.A.I.C.” por parte de la
empresa de los encartados (v. fs. 390/402 y 424/437);
agregándose que, en virtud del prestigio de que goza en el
país aquella firma y de las buenas relaciones comerciales
existentes entre ambas sociedades, nunca pudieron sospechar
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la falta de autenticidad de la mercadería recibida en las
condiciones expuestas (fs. 738/743). Sin embargo, Alfonso
y José De Lucía dejaron traslucir que la aparición de los
espirales espurios en sus comercios, “quizás se debe a que
la empresa de su propiedad, hace aproximadamente un año,
adquirió la empresa fabricante de los espirales ‘Caracol’,
que justamente resultan la competencia de los espirales
‘Fuyí’, y que con esta transacción comercial, Johnson se
vería perjudicada en una merma de aproximadamente el 20% de
su giro comercial en este rubro, de modo que se han
convertido en el principal competidor en plaza del aquí
querellante” (fs. 576/577vta. y 603/605).
El argumento de que “S.C. Johnson & Son S.A.I.C.”
habría entregado la mercadería ilegal a “El Ciclón de
Banfield S.R.L.” para luego denunciarlo penalmente, parece
revestir
suma
trascendencia
dentro
de
la
estrategia
defensista, pues a fs. 706/707 acompañó las constancias de
la
operación
631/705),
comercial
añadiendo
que
referida
con
precedentemente
ello
“se
acredita
(fs.
una
circunstancia de sumo interés no informada al Tribunal por
el querellante y en la cual puede reposar la sugestiva
imputación que lazan, como una cuestión personal, contra
mis representados” .
Al respecto, es menester destacar que el “complot
comercial” alegado por el apelante no sólo no encuentra
respaldo objetivo alguno en las constancias del expediente,
por lo que hasta aquí se vislumbra como un infundado conato
de trasladar la responsabilidad a la querella, sino que,
además, carece de lógica suponer, desde el punto de vista
económico,
que
el
propio
fabricante
aparezca
comercializando como originales productos que lesionan el
derecho marcario del que es titular. Ello así , pues la
comercialización
de
productos
y
servicios
con
marca
falsificada o fraudulentamente imitada causa un daño cierto
al dueño de la marca, puesto que se verán reducidos sus
ingresos por la disminución de sus ventas, a la vez que el
comprador también se verá perjudicado, toda vez que como
consecuencia del engaño del que fue víctima habrá adquirido
un producto o servicio que no deseaba, generalmente de peor
calidad, lo que afectará negativamente su juicio valorativo
respecto de la marca en cuestión, con la consiguiente
disminución de su demanda.
Lo expuesto precedentemente, permite desoír el
planteo relacionado con la falta de conocimiento ensayado
por el recurrente, máxime cuando se han incautado espirales
presuntamente falsos carentes de todo respaldo documental .
En efecto, mientras los encausados acompañaron facturas en
las que constan compras de cajas de espirales fraccionados
con
la
modalidad
50x4
y
12x12
(fs.
390/402),
en
el
allanamiento de la sucursal de Burzaco se secuestraron
cajas de 55x4 y 48x12 (fs. 384/385), respecto de las cuales
ninguna duda cabe sobre su destino comercial, toda vez que
se encontraban en las estanterías ubicadas en las góndolas
del denominado pasillo medio de aquella sucursal (v. acta
de allanamiento de fs. 384/385 y declaración testimonial de
Walter Andrés López de fs. 503/503vta.).
Finalmente,
la
presunción
de
mala
fe
que
se
desprende de la tenencia de mercaderías en infracción a la
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ley 22362 (Otamendi, Jorge, ob. cit., pág. 307), se ve
reforzada por lo manifestado pro el co-encausado Julio
Fernández, quien refirió que los espirales “además de no
estar a la vista, la cantidad que tenían siempre a la venta
no
se
condecía
nunca
con
el
volumen
del
local”
(fs.
520/523).
En consecuencia, el examen integral y armónico de
los distintos elementos incorporados al legajo permiten,
con el limitado grado de certeza que este estadio del
proceso
demanda,
encartados
el
tener
dolo
por
probado
reclamado
por
en
la
cabaza
figura
de
los
delictiva
prevista en el art. 31, inciso d), de la ley 22362.
Por último, no puede soslayarse que, precisamente,
el rechazo expuesto a la hipótesis defensista relacionada
con la conspiración del querellante, es el razonamiento que
da por tierra los agravios de los quejosos respecto de la
falta de acreditación de su autoría. Así, pues si se ha
descartado
-por
irrazonable-
que
ausencia
de
la
“S.C.
firma
sustento
probatorio
Johnson
&
y
Son
e
de
Argentina” fuera la que proveyó a la investigada los
espirales en infracción, pierde todo asidero el intento de
los encausados de transmitir la responsabilidad por los
hechos
aquí
jerarquía,
investigados
por
hacia
considerar
que
el
personal
eran
de
ellos,
menor
quienes
intervenían en los procesos de compra de espirales a la
empresa ahora perjudicada. Por el contrario, la maniobra
aquí “prima facie” acreditada permite inferir la existencia
de
un
canal
independiente
de
abastecimiento,
aún
no
determinado, el cual habilita a sostener -sana crítica
mediante- que debería contar con la directa intervención de
las máximas autoridades de la firma. Ello así, pues, amén
de que resultarían los inmediatos beneficiados, la cantidad
de mercadería incautada, así como también el hecho de que
se produjeran secuestros en dos de las tres sucursales
allanadas, informa acerca de una operatoria ilegal que no
podía pasarles inadvertida.
b) Situación procesal de Jorge Villalva.
El agravio de la defensa oficial se circunscribe
a la falta de acreditación del dolo exigido por el delito
aquí investigado. Ello, en base al alegado desconocimiento
del carácter espurio de los espirales que se secuestraran
en su comercio, así como también en el hecho de que si bien
no acompañó las facturas pertinentes, tal circunstancia fue
verosímilmente justificada (fs. 767/767vta.).
Al
respecto,
es
menester
destacar
que
en
oportunidad de ser convocado para dar las explicaciones del
caso (art. 39 de la ley 22362), el encausado señaló que los
espirales que le fueran secuestrados se los había adquirido
a un revendedor del que no pudo dar ninguna referencia
identificatoria, sin perjuicio de aclarar que no era un
revendedor habitual y que luego de dicho episodio jamás
regresó
ni
le
265/265vta.).
Sin
ofreció
embargo,
otras
al
mercaderías
ser
(v.
interrogado
en
fs.
los
términos del art. 294 del código ritual indicó que el
supuesto corredor también le habría vendido jugos “Swing”
a que, además, a este sujeto lo volvió a ver tres veces más
(524/526vta.).
Así las cosas, las claras contradicciones en que
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incurriera, sumadas al hecho de que conforme el propio
Villalba señalara adquirió los espirales a una persona que
le resultara absolutamente desconocida, sin preocuparse por
su procedencia o calidad, permite descartar su alegada
buena fe y, en consecuencia, lleva al Tribunal a estimar
procedente que se mantenga la imputación discernida por el
“a quo” en los mismos términos volcados en la resolución
recurrida.
c) Situación de Julio Eugenio Fernández.
Distinta ha de ser la solución a la que habrá de
arribarse respecto del encartado del epígrafe. En efecto,
la escasa cantidad de espirales falsificados secuestrados
en su local (cuarenta y cinco
sobres por cuatro unidades
cada uno), se encuentra justificada, en principio, por las
facturas
glosadas
a
fs.
257/259.
En
este
caso
nos
encontramos ante un comerciante que habría adquirido dicha
mercadería a un mismo proveedor de su conocimiento, del que
da las concretas referencias exigidas en el art. 39 de la
ley de marcas, que además resulta del ramo y al que acudía
no sólo para comprar espirales sino también todo tipo de
productos (fs. 257/259 y 520/523).
Ello, aunado a que, amén de lo referido en la
experticia de fs. 503/506, en el autoservicio mayorista en
donde
habría
secuestraron
obtenido
otros
en
los
espirales
infracción
y
que
de
la
marras
se
asistencia
letrada de los responsables de dicha firma reconoció que
“mis
defendidos
jamás
cuestionarán
la
venta
de
los
espirales secuestrados en ‘Julio’”, puesto que “... dichos
productos
fueron
vendidos
por
‘El
Ciclón
de
Banfield
S.R.L.’, conforme se desprende de las facturas aportadas a
fs. 257/9 por Julio Eugenio Fernández y de los libros
contables de la empresa...” (v. fs. 769/775vta.).Lo expuesto, conforma un cuadro de hesitación que
no
permite
afirmar,
siquiera
en
este
estado,
que
el
encausado haya conocido la falsedad de los productos cuya
puesta en venta aquí se le reprocha. Consecuentemente,
corresponde
adoptar
a
su
intermedio
previsto
en
el
procesal,
sin
investigación
perjuicio
imponga
respecto
art.
de
309
que
modificar
el
temperamento
del
ordenamiento
el
avance
de
el
criterio
la
aquí
discernido.
IV. De las medidas pendientes de producción.
Sin
Tribunal
perjuicio
aprecia
la
de
lo
hasta
conveniencia
aquí
de
expuesto,
el
profundizar
la
investigación a fin de que se disponga un peritaje de la
mercadería incautada en la sucursal Burzaco de la empresa
“El Ciclón de Banfield S.R.L.” a los fines previstos a fs.
255 y 411, teniendo en especial consideración el hecho de
que
los
imputados
De
Lucía
no
han
aportado
respaldo
documental alguno que justifique la existencia de las cajas
de 48 x 12 unidades de las que da cuenta el acta de fs.
384/385. Asimismo, que se haga lo propio con los espirales
aportados por el investigador particular contratado por
S.C. Johnson & Son S.A.I.C. a fs. 332 y, finalmente, se
intime a la parte querellante a efectos de que se expida
respecto de las distintas modalidades de fraccionamiento
que utiliza para comercializar los espirales marca “Fuyí”.
En virtud de todo lo expuesto, SE RESUELVE:
Poder Judicial de
la Nación
I.
CONFIRMAR
la
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REGISTRO N?:
resolución
impugnada
de
fs.
711/720vta. en cuanto dispuso el procesamiento de José De
Lucía, Alfonso Daniel De Lucía y Jorge Villalva
como
autores “prima facie” responsables del delito reprimido en
el art. 31, inciso d) de la ley 22362; debiendo el “a quo”
tener en cuenta lo apuntado en el Considerando IV.
II.
REVOCAR
el
punto
I
y
II
del
mentado
pronunciamiento y DECRETAR LA FALTA DE MÉRITO para ordenar
el procesamiento o el sobreseimiento de Julio Eugenio
Fernández, en orden al delito por el cual fuera indagado.
Tómese razón, hágase saber y devuélvase.-
Reg. N? 2154
Firmantes: Dres. MANSUR-PRACK-RUDI
Sec. actuante: Dr. Barrita (Sec. 2)
Fecha: 1/6/2000
la crítica del recurrente respecto de la calificación legal
discernida por el “a quo” debe ser favorablemente recogida
en esta instancia. En ese sentido, amén de desconocerse los
motivos en los que el magistrado de grado sustentó su
inclinación por la figura penal prevista en el art. 14,
primera parte, de la ley 23737, lo cierto es que las
distintas piezas de convicción reunidas en el legajo,
habilitan
a
sostener
que
el
alcaloide
que
le
fuera
incautado a Acosta, estaba destinado a su uso personal. En
9
efecto, las circunstancias que rodearon el secuestro de
autos (v. consid. II), la escasa cantidad que -pese a la
falta de un peritaje de la especialidad- puede afirmarse
que
y
representa el raviol de cocaína que le fuera incautado
los dichos del encartado en cuanto admitió consumir
cocaína hace aproximadamente cinco años, en razón de una o
dos
veces
por
semana
(fs.
34/35),
permiten
sostener
fundadamente que la tenencia de dicho estupefaciente estaba
enderezada hacia su consumo personal.
Así
las
cosas,
habrá
de
modificarse
la
significación jurídica asignada en el decisorio en crisis,
por la contemplada en el art. 14, segunda parte, de la ley
23737.
En virtud de todo lo expuesto, SE RESUELVE:
I. CONFIRMAR los puntos IV, V, VIII y IX de la
resolución apelada de fs. 86/96vta., en cuanto ordenó el
procesamiento y prisión preventiva de Esther Alicia Roldán
y
Marcelo
Fabián
Ruiz
como
autores
“prima
facie”
responsables del delito de comercio de estupefacientes
(CP., art. 45; Ley 23737, art. 5, inciso “c”; CPPN., arts.
306 y 312).
II. CONFIRMAR PARCIALMENTE el punto I del mentado
decisorio, MODIFICÁNDOLO en orden a la calificación legal
allí discernida, pues corresponde ordenar el procesamiento
de
Gustavo
Daniel
Acosta
como
autor
“prima
facie”
responsable del delito de tenencia de estupefacientes para
uso personal (CP., art. 45; Ley 23737, art. 14, segunda
parte; CPPN., art. 306).
Tómese razón, hágase saber y devuélvase.10
Poder Judicial de
la Nación
CN?2331 “DE LUCÍA, ALFONSO Y OTROS
S/INF. LEY 22362" JUZG. FED. 3
MORÓN - SEC. 11
REGISTRO N?:
Nota: El Dr. Daniel Mario Rudi no firma la presente por
hallarse en uso de licencia. Conste.
11
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