TENDENCIAS | LATERCERA | Sábado 15 de diciembre de 2012 RR Area de retroceso glaciar donde estuvieron enterrados bajo el hielo los ictiosaurios. RR Uno de los esqueletos hallados en la zona. rrolla gracias al Inach, el Instituto de Geología de la Universidad de Heildeberg (Alemania) y el Museo de Historia Natural de Karlsruhe (Alemania), y es financiada por la Fundación Alemana de Investigación y el Inach, con apoyo de Conaf. “Se trata de un descubrimiento de importancia mundial. Nada más ni nada menos que uno de los tres hitos paleontológicos de Chile”, dice Marcelo Leppe, paleobiólogo del Inach. Los nuevos hallazgos En un mar templado y lleno de vida, entre cardúmenes y calamares, se movían velozmente los ictiosaurios. De pronto, el mar se sacude y se agrieta. Lo único que queda es la oscuridad. Tras esa tormenta, una devastadora avalancha cae desde la costa, arrastrando consigo a todos los ictiosaurios, que quedan sepultados a mil metros de profundidad bajo sucesivas capas de escombros, arena y cieno. Eso fue lo que ocurrió hace unos 120 millones de años en el sector del glaciar Tyndall. A pesar de que el foco actual de la investigación siguen siendo los ictiosaurios, Leppe señala que están diversificando el trabajo, a fin de sacar el mayor potencial de la zona. Principalmente, quieren extrapolar la investigación hacia dos áreas de particular interés. Por una parte, la flora y fauna que rodeaba a los ictiosaurios. Leppe sostiene que hasta ahora, lo que más ha llamado su atención es la enorme concentración de restos de moluscos en el área que, a diferencia de los hasta ahora hallados, tenían la habilidad de vivir en aguas profundas muy pobres en oxígeno. Además, gran cantidad de belemnites y amonites (calamares prehistóricos), almejas, peces, hojas y troncos de árboles, todos indicadores de que los ictiosaurios poblaron un mar profundo, pero vivieron cerca de la costa. En cuanto a la flora, los científicos se encuentran explorando si a partir de ésta pueden analizar la relación que existió primitivamente entre Sudamérica y la An- “Este es un descubrimiento de importancia mundial. Nada más ni nada menos que uno de los tres hitos paleontológicos de Chile”. MARCELO LEPPE, paleobiólogo del Instituto Nacional Antártico. tártica. “Nos hemos dado cuenta de que muchos de los elementos que existen en Magallanes y la Antártica sugieren que inicialmente existió una especie de vínculo entre esas dos zonas. Actualmente, estamos explorando, a partir de la similar flora, qué grado de cercanía tenían ambos territorios”, dice Leppe. Un segundo aspecto que hoy están explorando en la Patagonia es trascender el impacto científico de estos hallazgos para vincularlos al desarrollo del turismo: “Ahora que sabemos que este es un hallazgo de clase mundial, el Instituto ha tenido muchas consultas de sociedades científicas pidiendo visitas, nos damos cuenta del enorme interés turístico que puede despertar esta zona”, agrega. Hasta ahora, sugiere Leppe, esta es una de las principales falencias de la zona, que presenta enormes ventajas que muy pocas veces son aprovechadas. Torres del Paine es una de las mayores riquezas turísticas del país, señala, pero hay muy pocos guías que pueden mostrarle a la gente que, por ejemplo, los diferentes colores de los cuernos de las torres corresponden a distintas edades y eventos geológicos. Leppe estima que aún les quedan al menos 10 años de investigación en el lugar, a fin de aprovechar su verdadero potencial. Sin embargo, la tarea no es fácil: a este sitio se accede tras nueve horas de caminata o seis a caballo. Además, las condiciones climatológicas son tan hostiles, que incluso trabajan con una logística muy similar a la que han utilizado en investigaciones realizadas en la Antártica.T //T33