Cortesía del autor REPORTAJE Amadou Tounkara (Senegal) Boat of Death, 2006. Collage y pintura sobre lienzo y puerta de madera. descubriendo el arte africano TEXTO manuel lópez-ligero 62 Cortesía de Ed Cross Fine art (Londres) Tildado de folclórico, tribal y colorista, el arte africano lucha contra el prejuicio de las élites intelectuales europeas. Pero ha ganado la batalla. A la Bienal de Arte de Dakar acuden artistas singulares, cotizados y con discurso. Y La cita gana enteros Peterson Kamwathi (Kenia) Electoral Commission of Kenya, 2009. Carboncillo y pastel sobre papel, de la serie Sitting Allowance. 63 Cortesía de la autora Cortesía del autor Ike Francis (Nigeria) Expulsion to exploration, 2004. Cortesía de la galería Brodie/Stevenson (Ciudad del Cabo) REPORTAJE / Bienal de Dakar Dalila Dalléas (Argelia) Nandipha Mntambo (Suráfrica) Sentinelle, 2008. Tríptico, óleo y cera sobre tela. Narcissus, 2009. Fotomontaje: Tony Meintjes. Cortesía de la galería Goodman (Ciudad del Cabo) y de los artistas E Hasan y Husain Essop (Suráfrica) Cape Town, 2009. Fotografía en papel de algodón perteneciente a la serie Halaal Art. 64 l 4 de noviembre de 1972, Le Figaro hablaba en su primera página de una singular exposición y titulaba: “¡El arte negro entra en El Louvre!”. Por entonces, a pesar de aceptar su importancia como inspiración de las vanguardias (especialmente de Picasso), el arte africano seguía siendo una mera curiosidad antropológica. Hoy, África tiene cientos de jóvenes que producen un arte rompedor, sugerente y cotizado. La cita donde comprobarlo es Dak’Art, la Bienal de Arte Contemporáneo de Dakar, que durará hasta el 7 de junio y que este año cumple su novena edición. En la sección oficial participan 28 artistas de 16 países, cada uno con un estilo, una propuesta, un discurso. El del senegalés Amadou Tounkara, por ejemplo, tiene carácter de denuncia social: Boat of Death habla del fenómeno migratorio que lleva a muchos africanos hasta las Canarias. La misma línea sigue el keniano Peterson Kamwathi, quien también participa en la sección Dak’Art OFF (en Saint-Louis) en la muestra colectiva Comptoirs du fleuve, que apadrina el coleccionista inglés Ed Cross. Kamwathi recoge el estilo underground de los años sesenta para presentar una visión crítica de la política de su país. El nigeriano Ike Francis, por su parte, cierra el círculo de las influencias recurriendo a las vanguardias como motivo de inspiración. Uno de sus cuadros, una reinterpretación de Las señoritas de Aviñón, adorna las paredes de la Embajada española en Abuya. La pintura de la argelina Dalila Dalléas destaca por su simbolismo. Su temática está emparentada con los poetas malditos franceses y con la visión mórbida del sexo en Georges Bataille. El contenido erótico de sus obras le ha valido amenazas de los islamistas. El arte pop y extravagante de la surafricana Nandipha Mntambo se distingue por su mezcla de performance y fotomontaje, al estilo de Gilbert & George. Los gemelos Hasan y Husain Essop se multiplican dentro sus fotos y videocreaciones para explorar la individualidad y los límites del cuerpo en el mundo musulmán. El sarcástico humor de las instalaciones de Daniel Halter, de Suráfrica; las descarnadas fotos del camerunés Patrick Wokmeni; las composiciones caleidoscópicas de la tunecina Mouna Jemal Siala... Todos ellos ofrecen una visión artística nueva y enriquecedora de un continente que se resiste a ser ignorado: África. dom