descubriendo el - Goodman Gallery

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Cortesía del autor
REPORTAJE
Amadou Tounkara (Senegal) Boat of Death, 2006. Collage y pintura sobre lienzo y puerta de madera.
descubriendo el
arte africano
TEXTO manuel lópez-ligero
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Cortesía de Ed Cross Fine art (Londres)
Tildado de folclórico, tribal
y colorista, el arte africano
lucha contra el prejuicio
de las élites intelectuales
europeas. Pero ha ganado la
batalla. A la Bienal de Arte de
Dakar acuden artistas singulares, cotizados y con discurso.
Y La cita gana enteros
Peterson Kamwathi (Kenia) Electoral Commission of Kenya,
2009. Carboncillo y pastel sobre papel, de la serie Sitting Allowance.
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Cortesía de la autora
Cortesía del autor
Ike Francis (Nigeria)
Expulsion to exploration, 2004.
Cortesía de la galería Brodie/Stevenson (Ciudad del Cabo)
REPORTAJE / Bienal de Dakar
Dalila Dalléas (Argelia)
Nandipha Mntambo (Suráfrica)
Sentinelle, 2008. Tríptico, óleo y cera sobre tela.
Narcissus, 2009. Fotomontaje: Tony Meintjes.
Cortesía de la galería Goodman (Ciudad del Cabo) y de los artistas
E
Hasan y Husain Essop (Suráfrica) Cape Town, 2009. Fotografía en papel de algodón perteneciente a la serie Halaal Art.
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l 4 de noviembre de 1972, Le Figaro hablaba en su
primera página de una singular exposición y titulaba:
“¡El arte negro entra en El Louvre!”. Por entonces, a
pesar de aceptar su importancia como inspiración de las
vanguardias (especialmente de Picasso), el arte africano
seguía siendo una mera curiosidad antropológica. Hoy, África tiene
cientos de jóvenes que producen un arte rompedor, sugerente y
cotizado. La cita donde comprobarlo es Dak’Art, la Bienal de Arte
Contemporáneo de Dakar, que durará hasta el 7 de junio y que este
año cumple su novena edición.
En la sección oficial participan 28 artistas de 16 países, cada uno
con un estilo, una propuesta, un discurso. El del senegalés Amadou
Tounkara, por ejemplo, tiene carácter de denuncia social: Boat of
Death habla del fenómeno migratorio que lleva a muchos africanos
hasta las Canarias. La misma línea sigue el keniano Peterson Kamwathi, quien también participa en la sección Dak’Art OFF (en
Saint-Louis) en la muestra colectiva Comptoirs du fleuve, que apadrina el coleccionista inglés Ed Cross. Kamwathi recoge el estilo underground de los años sesenta para presentar una visión crítica de la
política de su país. El nigeriano Ike Francis, por su parte, cierra el
círculo de las influencias recurriendo a las vanguardias como motivo
de inspiración. Uno de sus cuadros, una reinterpretación de Las señoritas de Aviñón, adorna las paredes de la Embajada española en
Abuya. La pintura de la argelina Dalila Dalléas destaca por su
simbolismo. Su temática está emparentada con los poetas malditos
franceses y con la visión mórbida del sexo en Georges Bataille. El
contenido erótico de sus obras le ha valido amenazas de los islamistas.
El arte pop y extravagante de la surafricana Nandipha Mntambo
se distingue por su mezcla de performance y fotomontaje, al estilo de
Gilbert & George. Los gemelos Hasan y Husain Essop se multiplican dentro sus fotos y videocreaciones para explorar la individualidad y los límites del cuerpo en el mundo musulmán. El sarcástico
humor de las instalaciones de Daniel Halter, de Suráfrica; las
descarnadas fotos del camerunés Patrick Wokmeni; las composiciones caleidoscópicas de la tunecina Mouna Jemal Siala...
Todos ellos ofrecen una visión artística nueva y enriquecedora de un
continente que se resiste a ser ignorado: África. dom
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