Contexto Nietzsche nació el 15 de octubre de 1844, en Röcken, Prusia. Cuando sólo tenia 5 años, falleció su padre, que era un ministro luterano. Nietzsche estudió filología clásica en las universidades de Bonn y Leipzig, y fue nombrado profesor de filología griega en la universidad de Basilea a los 24 años. Su lamentable estado de salud, le obligó a retirarse en 1889 a la edad de 34 años. Al cabo de diez años sufrió una crisis nerviosa de la que nunca se recuperó. Murió en Weimar el 25 de agosto de 1900. Además recibir influencia del helenismo, la concepción del ser Heracliteano y filosofías de Sócrates, Platón y Aristóteles, Nietzsche estuvo influenciado por Schopenhauer. También supo de la teoría de la evolución de Darwin y mantuvo una gran amistad su amistad con el compositor alemán Richard Wagner. Para hablar del contexto de su obra, tendríamos recorrer el largo proceso que ha realizado la historia, para establecer como verdad ciertos conceptos como la unidad, la objetividad o la sustancia. Este proceso, según el autor, lo inició Sócrates y lo han continuándolo las corrientes de pensamiento posteriores, como la cartesiana o la idealista. La concepción del ser, ha resultado siempre un objetivo filosófico, pero quizás ese ha sido siempre el gran error. Heráclito, entendía el ser como una ficción vacía, y Nietzsche lo comparte. Después de él Sócrates tratará de hacer frente a la decadencia apelando a la idea del bien y creando un mundo aparente (sensible) y otro real (inteligible). Verdad, razón y felicidad serán intercambiables como verdades absolutas Siglos mas tarde, la revolución científica, empujó a pensadores ilustrados como Descartes a iniciar el proyecto de la unificación de las ciencias con la ayuda de la racionalidad analítica. Para Nietzsche, todos los conceptos que han utilizado los filósofos a lo largo de la historia, no son mas que conceptos-momia. La moral es un acto de resentimiento hacia la vida, y el autor considera tres etapas: la socrática, la cristiana, y la nihilista (Schopenhauer.) Del análisis del lenguaje se desprenden todos los errores filosóficos. Por tanto quedando obsoleta la razón que ha imperado siempre, Nietzsche exaltará el instinto. Estaba convencido que los valores tradicionales representaban una "moralidad esclava", una moralidad creada por personas débiles y resentidas que fomentaban comportamientos como la sumisión y el conformismo, ya que estos facilitaba la tarea a los moralistas Nietzsche. El ocaso de los ídolos. David Mejías. UAB 2010 Página 1 Síntesis de las ideas y del objetivo del libro. El hilo conductor de toda la filosofía de Nietzsche gira entorno al hombre y su postura ante la vida. A lo largo de toda la historia se han concebido como verdades absolutas ciertos conceptos que según el autor no van más allá de la decadencia humana. Las definiciones de los principales conceptos sobre los cuales se sustenta su teoría, que son: el eterno retorno, el superhombre, o la transvaloración, se encuentran dispersas por toda la obra. Para Nietzsche la cultura occidental, está viciada desde sus orígenes por una racionalidad y un dogmatismo que la hacen decadente. La radical crítica del autor irá orientada a demoler los fundamentos de la moral, la religión y la filosofía. En su crítica realiza una transvaloración de todo lo que antes se había considerado como verdad en el ámbito del conocimiento. El fundamento en el que se origina la voluntad y el poder, sería el yo Nitzscheano considerado un discípulo del Dionisos filósofo, el maestro del eterno retorno. Éste, supone a un tipo de hombre superior, dionisiaco, que afirma la vida misma en el placer y el dolor. El super hombre tiene como principio el "eterno decir sí" y se aleja de los valores cristianos que Nietzsche considera como decadentes y son tales que el altruismo o la solidaridad entre otros. La muerte del concepto de Dios es, también, la muerte del hombre metafísico. Tras la muerte de Dios y de todos aquellos dioses conceptuales llamados "verdad", surge un nihilismo que solo podrá ser superado por la realización del nuevo ideal del superhombre. Con la muerte de estos conceptos aparecen los primeros esbozos de lo que mas tarde será el giro lingüístico. La idea de Dios no es innata, pero en el lenguaje que hemos utilizado para criarnos existe, y por lo tanto estamos ligados al concepto desde que aprendemos el lenguaje. Nietzsche concibe la moral como un lenguaje de signos basada en una actitud de resentimiento hacia la vida. El superhombre es quien da sentido a las cosas y a la tierra. Es la encarnación de la voluntad de poder, es un hombre que concibe la realidad misma y puede vivir con lo mejor y con lo terrible o problemático de ésta. El superhombre es el proceso de exigirse constantemente la propia superación, a través de una transvaloración continua. La vida es un constante devenir sin final, Nietzsche lo considera un puente y no una meta El superhombre no es, ni será un producto terminado de hombre, ya que posee una fuerza constante de superación, lo que lo distingue del resto del rebaño, de la masa. Nietzsche. El ocaso de los ídolos. David Mejías. UAB 2010 Página 2 Exposición del contenido de la obra El autor comienza esta obra con su filosofía del martillo lanzando dardos contra ciertas máximas o creencias populares. Serán 44 sentencias donde contradice irónicamente conceptos establecidos como verdaderos por la tradición tales como la prudencia, la razón, los objetivos de la filosofía o las vías de conocimiento. Estas sentencias o filosofía del martillo como el autor las llama introducirán el capitulo dedicado al problema de Sócrates. Nietzsche, en su época observa un periodo de decadencia en el que se halla sumida la sociedad occidental. Mirando hacia atrás, en la historia, encuentra en la Grecia antigua el germen de la decadencia, la teoría socrática. En Atenas solo se abrió paso la razón una vez caído el imperio, cuando ya no se podía hacer nada. Para el autor, Sócrates es feo, es como un enfermo que inventa las ideas absolutas para quitarle hierro a su fealdad. Sócrates se presenta como un médico que pretende curar a los enfermos decadentes. En suma la dialéctica Socrática, intenta anular a su adversario además de obligarlo a hacerle probar que no es idiota. Contrariamente a Platón y Aristóteles, que establecían la felicidad como fin último de la vida humana, Nietzsche considera también un símbolo de decadencia el que un filósofo, se plantee el valor de la vida, ya que “el vivo es parte de la causa y en ningún caso juez”. (pag 58). También la lógica queda en evidencia ante la ironía del autor, éste realiza el siguiente silogismo: Sócrates es feo, la criminología dice que los típicos delincuentes son feos -> ¿Sócrates era un delincuente?. En el ámbito de la razón, Nietzsche critica la ecuación heredada de los griegos en la que son intercambiables los términos: razón = virtud = felicidad, para el “la felicidad es igual a instinto”(pag 48). La razón según Nietzsche para controlar el estado de tiranía que provocaba la obediencia ciega a los sentidos se buscó un tirano contrario, la razón. A partir de ese entonces nadie lograba ser dueño de sí mismo ya que los instintos se volvían unos contra otros. En el momento que Sócrates estableció la razón como salvadora, él mismo y todos los demás enfermos se arrojaron a ella. No había otra salida, o se hundían o se hacían totalmente racionales. Lo que se considera la salvación de la decadencia, no es mas que otra mascara de ella. Para salir de esta no es necesario hacerle la guerra. Después de a Sócrates, y sus seguidores, Nietzsche parodia el pasaje del genio maligno criticando la arbitrariedad de Descartes y el dogmatismo Nietzsche. El ocaso de los ídolos. David Mejías. UAB 2010 Página 3 que lleva a sus sentidos a una posición tan escéptica que duda incluso de su propia humanidad. En tono irónico dice que debemos olvidar el cuerpo ya que es imposible e existencia, y debemos defender el monótono-teísmo. Heráclito también se equivocaba pensando que los sentidos nos mienten, pero acertaba concibiendo el ser como una ficción vacía. Para Nietzsche solo es ciencia aquella que agudiza, y arma los sentidos. El autor no considera ciencias ni la metafísica, ni teología, ni la psicología, ni la teoría del conocimiento, porque son un aborto o un todavía-no-ciencia. Tampoco lo son las ciencias formales. Ya desde los inicios del cristianismo, habían establecido como conceptos supremos, el bien, la verdad, lo absoluto y lo perfecto, y estos no pueden ser devenidos. Por tanto, ellos mismos son su propia causa, pero además no pueden ser contradictorias consigo mismas. De este modo, el autor señala el error de situar a Dios como causa primera teniendo conceptos tan vacíos para referirnos a el. La unidad, la identidad, o la causa, caen sobre nosotros. Nos volvemos fetichistas cuando traemos a la conciencia los presupuestos de la metafísica del lenguaje. Para Nietzsche la voluntad no actúa, es sólo una palabra (en esta línea criticará también a Schopenhauer). Contrariamente a los racionalistas el autor cree que venimos de un mundo inferior. Le da la vuelta a todos los conceptos establecidos por carecer de significado y en este punto vemos un bosquejo de lo que seria mas tarde el giro lingüístico: “No nos libraremos de Dios en tanto sigamos creyendo en la gramática. El autor, a partir de la página 53 y hasta la 56, hace una especie de exposición sistemática estableciendo unos principios antimetafísicos que podría tener cierto parecido, con algún pasaje de las meditaciones de Descartes, pero con una irónica transvaloración del significado. El artista trágico no es pesimista, dice que si a todo lo misterioso y terrible, es dionisiaco. El autor, durante toda la obra hace apología de lo dionisiaco como el valor que tiene que primar sobre todos los demás. El fenómeno de Dionisos, parte de una elaborada interpretación griega y solo concebible como un exceso de fuerza. En la Psicología de lo dionisiaco, se revela el rasgo fundamental del instinto de los griegos, la voluntad de vivir. Los griegos así se aseguraban la vida eterna, el eterno retorno de la vida. No obstante para que exista ese placer, también tiene que existir el dolor. Para Nietzsche el Nuevo testamento y su pretensión de aniquilar el deseo, además de mutilar y aniquilar, hacen enfermar a la moral sana. Ésta de por si, está dominada por un instinto de la vida. Para el autor todas las morales concebidas hasta el momento se Nietzsche. El ocaso de los ídolos. David Mejías. UAB 2010 Página 4 habían aplicado a combatir el instinto, son símbolo de decadencia. Para Nietzsche, es también imposible el imperativo categórico kantiano, ya que exigirle a alguien que cambie es exigirle que lo cambie todo, incluso hacia atrás ,y esto resulta imposible. Según el autor, los 4 grandes errores son: el error de la confusión de la causa con el efecto, el de una falsa causalidad, el de las causas imaginarias y el del libre albedrío. El autor negando a dios, y su responsabilidad ante él, pretenderá reinstaurar la inculpabilidad del devenir. Para el autor la libertad es tener la voluntad de la responsabilidad personal. El hombre libre es guerrero. Todos los medios que se han utilizado a lo largo de la historia para moralizar a la humanidad son inmorales. Nietzsche probablemente con un tono sarcástico, hace una reflexión sobre lo que ha quedado del espíritu alemán. Esta reflexión que a su vez pone de manifiesto la ineficacia del sistema educativo, podría aludir a algunos filósofos relativamente contemporáneos a Nietzsche como por ejemplo Hegel o Kant y los posteriores idealistas. En suma, el autor continúa su crítica dirigiéndola contra las instituciones que se establecen primero como liberadoras y una vez consolidadas se vuelven opresoras. El argumento anti psicologista que defiende, critica la escondida intencionalidad, que en el fondo busca una superioridad para clasificar, conocer y calcular a las personas. Por último destacaremos entre las diversas lapidas que Nietzsche lanza a diestro y siniestro, la sustitución del altruismo cristiano, por el egoísmo. Nietzsche. El ocaso de los ídolos. David Mejías. UAB 2010 Página 5 Aportación histórica Hay tres conceptos fundamentales y afirmativos en la obra de Nietzsche: el espíritu libre, la voluntad de existir y la voluntad de poder. Y por otro lado afirma dos negaciones, la de la ética cristiana y la del igualitarismo socialista. Como aportaciones a la historia el concepto de la voluntad de existir. Que ya estaba presente en el Dionisos griego pero el lo exalta. Como salida a la racionalidad cristiana propone el gozo de vivir,. Este principio está implícito en su imagen del eterno retorno: vivir de modo que estuviéramos dispuestos a volver a experimentar nuestra vida, íntegramente, con lo placentero y con lo doloroso, sin renunciar a ninguna de las pruebas por las que hayamos pasado. de Nietzsche es el concepto de espíritu libre. Éste es su gran hallazgo: la libertad no existe, pero qué importa, saltemos hacia la libertad. Nietzsche, por primera vez en la historia, no fundamenta la ética sobre un mandato divino, ni sobre una cualidad natural y específica del hombre, ni sobre una metafísica, sino del modo más sencillo sobre la cultura, el pensamiento y, en última instancia, la imaginación. La consideración de Nietzsche como filósofo es más reciente de lo que a primera vista podría parecer. Nietzsche fue un pensador solitario, ignorado en vida él mismo se definía como "hombre póstumo", silenciado por sus contemporáneos y malinterpretado por las generaciones inmediatamente posteriores. No es extraño que su pensamiento, nada complaciente con el canon racional de su época, sufriera la incomprensión desde el primer momento y se resintiera de ella más adelante. A esto hay que añadir que tras su muerte el legado del filósofo quedó en manos de su hermana, que aplicó una severa censura moral y políticamente interesada a las primeras ediciones de sus obras. Varios factores han condicionado la manera que tenemos de interpretar a Nietzsche, a menudo cargada de prejuicios y casi siempre vaga. Por otro lado el salto hacia la libertad que propone Nietzsche, podría resultar peligroso en una época de crispación social. La analogía entre el super-hombre y la raza aria, pudo en ocasiones interpretarse como un soporte teórico del fascismo. Nietzsche. El ocaso de los ídolos. David Mejías. UAB 2010 Página 6 Conclusiones. Nietzsche afirmó el imperativo ético de crear valores nuevos que debían reemplazar los tradicionales, y los buscó hasta dar con el superhombre. Esto lo hizo para encontrar una salida a un racionalismo que se engrandece con cada palabra que se pronuncia. Eliminando todos los valores, todas las verdades, y proclamando la libertad de dar rienda suelta a las pasiones humanas, caemos en el error de justificar a quien antepone su verdad por la fuerza a los otros. La utilización del lenguaje ya condiciona nuestra libertad. El lenguaje es lo que nos diferencia de los animales y a su vez lo que diferencia entre los animales, que no se oprimen, y los seres humanos, que en cuanto disponen de los medios someten a todos cuantos pueden. En el momento que se disponen de métodos de coacción, emerge del resentimiento la tiranía. Este caldo de cultivo, no fue quizás muy apropiado para una época preliminar al resurgimiento fascista, que empezaba a preguntarse por los límites de la razón y del conocimiento. La exaltación del instinto ante todo podría ser bella en una sociedad salvaje, pero en tanto que hay clase dominante, el concepto de instinto es sinónimo de opresión. Cuando Nietzsche habla de Sócrates y del estado de decadencia de su sociedad, ya contempla que su época no tiene mejor fortuna. Bajo mi punto de vista se podría establecer un cierto paralelismo entre el rol social de Sócrates y el de Nietzsche. El primero proponía un “tetrafarmacon” intelectual que permitía encontrar una salida (la del bien) en el periodo de decadencia. Nietzsche ya se fijó en que la ciega obediencia a la razón que se derivo de la teoría socrática, no hacia mas que acrecentar la decadencia. Los valores Socráticos y después los platónicos aniquilan al hombre. Nietzsche no se inmuta al decir que la dialéctica es tiránica, pero la reacción totalmente instintiva lo es mas. Quizás no tuvo en cuenta en su reducción de la razón al puro impulso del instante, provocaría el inicio de una decadencia todavía peor, la provocada por el holocausto nazi. La constante superación, el superhombre, se acaba imponiendo sobre el nosuperhombre en pro del sentimiento vitalista de la superación. Al fin y al cabo, Nietzsche no hacia algo muy diferente de Sócrates, este se servia de la razón para controlar o satisfacer sus impulsos, y el primero se servía de los impulsos como salida a la razón. Nietzsche. El ocaso de los ídolos. David Mejías. UAB 2010 Página 7