4cbcab56e8ba3MONOGRAFIA_QUINIDINA

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Universidad Autónoma De Yucatán
Facultad de Química
Monografía de la Quinidina
Salón 9
Alumno:
Jorge Eduardo Cauich Mis
Maestro:
Dr. Rolfy Rubén Ortiz Andrade
Fecha de entrega: 18 de octubre del 2010
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Índice
Introducción……………………………………………………….
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Acciones farmacológicas………………………………………..
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Vías de administración y dosis………………………………….
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Farmacocinética………………………………………………….
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Aplicación terapéutica……………………………………………
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Reacciones adversas……………………………………………. 5
Referencias……………………………………………………….
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Quinidina
Introducción
Desde principios del siglo XIX, la corteza de la planta chinchona se uso para tratar
“palpitaciones rebeldes”. Estudios efectuados a principios del siglo XX identificaron
a la quinidina, un diasteromero del antipalúdico quinina, como la más potente de
las sustancias antiarritmicas extraídas de la planta chinchona, y hacia el decenio
de 1920, la quinidina se uso se uso como antiarritmico. La quinidina se utiliza para
conservar el ritmo sinusal en sujetos con aleteo o fibrilación auricular y en la
prevención de recurrencia de taquicardia o fibrilación ventricular, se usa para el
tratamiento de las extrasístoles auriculares y ventriculares y de la taquicardia
ventricular. La quinidina actúa por dos mecanismos deferentes: una acción directa
sobre las células miocárdicas y a través de acciones anticolinérgicas indirectas.
QUINIDINA
Acciones farmacológicas
La quinidina bloquea la corriente de Na+ y múltiples corrientes cardiacas de K+. Es
un bloqueador des estado abierto de canales de Na+, con una constante de tiempo
de recuperación en el límite intermedio de aproximadamente 3 segundos, como
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consecuencia hay incremento moderado de la duración del QRS por lo general de
10 a 20 % a dosificaciones terapéuticas. Concentraciones terapéuticas, la
quinidina prolonga de manera sistémica el intervalo QT hasta 25 %, pero el efecto
es variable. La quinidina bloquea el efecto de la actividad nerviosa vagal normal
sobre el nódulo sinusal, con el resultado del aumento de la velocidad de la
despolarización en las células del nódulo SA (sinoauricular). En oposición a estos
efectos, la quinidina actúa en forma directa sobre el miocardio auricular, inclusive
en las células especializadas del nódulo SA, reduciendo la excitabilidad y la
sensibilidad de la membrana. Las acciones de la quinidina sobre el nódulo AV
(auriculoventricular) se deben a sus efectos Anticolinergicos, dado que el nódulo
AV normalmente esta bajo la influencia vagal tónica. Los efectos de la quinidina
aumentan la conducción en el nódulo AV. Por este motivo no se usa la quinidina
solo para el tratamiento de las arritmias auriculares con frecuencia rápidas, porque
el aumento de la conducción en el nódulo AV podría aumentar la frecuencia
ventricular a niveles peligrosamente altos.
Los efectos de la quinidina en los
ventrículos se explican por los efectos directos del fármaco. Los efectos directos
son en este caso la disminución del automatismo, disminución de la velocidad de
conducción y aumento del periodo refractario efectivo. Por la disminución de la
velocidad de conducción y el aumento del periodo refractario, el bloqueo
unidireccional se convierte en un bloqueo bidireccional, lo cual anula el circuito de
reentrada. Hay otra razón por la cual la quinidina actúa sobre las aurículas y los
ventrículos, se le denomino refractariedad posrepolarización, cuyo mecanismo
probable es el no restablecimiento de los canales rápidos de Na +. Si bien el
potencial de membrana retorna al nivel en reposo, la célula es propensa a más
despolarizaciones porque no pueden abrirse los canales rápidos de sodio.
Vías de administración y dosis.
La quinidina puede administrarse por vía oral (PO), por vía intravenosa (IV) o por
vía intramuscular (IM) pero las dos ultimas rara vez se usan. La vía IV se utiliza
con poca frecuencia debido a la mayor posibilidad de desarrollo de efectos tóxicos
e hipotensión. La inyección IM aumenta los títulos de creatinina y causa mucho
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dolor en el sitio de la inyección. El tratamiento con quinidina debe iniciarse con una
dosis bastante
baja por ejemplo de 200 mg PO cada 6 a 8 horas, y luego
aumentarse en forma gradual hasta lograr concentraciones plasmáticas efectivas.
Farmacocinética
La quinidina se absorbe bien por vía oral, alrededor del 80% al 90% del fármaco
se une a la albumina, a otras proteínas plasmáticas y a la hemoglobina en lo
eritrocitos principalmente pero no atraviesa la barrera hematoencefálica. Alcanza
concentraciones plasmáticas máximas al cabo de 1-2 horas con el sulfato y 3-4
horas con gluconato. También se puede administrar por vía IV, pero no por vía IM,
ya que es irritante y produce dolor local. La principal vía de eliminación de la
quinidina es el metabolismo hepático y a través de los riñones. En el hígado el
alrededor del 80% de la dosis administrada se hidroxila en el hígado en
metabolitos activos (2-hidroxiquinidina y dihidroxiquinidina), el 20% restante es
eliminado directamente por los riñones (sin metabolizar). La mayor parte de los
metabolitos urinarios están hidroxilados solo en un sitio, en el anillo de quinolina o
en el anillo de quinuclidina.
La eliminación disminuye en pacientes con insuficiencia hepática, cardíaca o renal
y en ancianos, por lo que en estas circunstancias se reducirá la dosis de
mantenimiento. Su semivida es muy variable lo que exige individualizar la dosis
utilizando criterios clínicos o determinando sus niveles plasmáticos. La eliminación
renal de la quinidina (pKa = 80) aumenta al acidificar la orina y por diálisis.
Aplicación terapéutica
La quinidina se usa fundamentalmente para suprimir las áreas ectópicas
ventriculares y para impedir que estas áreas causen taquicardia ventricular
paroxística. La quinidina puede ser usada para evitar el desarrollo de una
taquicardia supraventricular paroxística. En el caso del nódulo AV de la taquicardia
supraventricular paroxística se prueba primero con digital antes de que con
quinidina debido a los significativos efectos tóxicos de esta última.
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Reacciones adversas
Efectos no cardiacos
La diarrea es el efecto adverso más habitual durante el tratamiento con quinidina;
ocurre en 30 a 50% de los enfermos. Se desconoce el mecanismo. La diarrea por
lo general ocurre en el transcurso de os primeros días de terapéutica con
quinidina, pero puede sobrevenir en etapas tardías. En pacientes con diarrea leve,
en el que tratamiento con quinidina se considera vital, puede usarse antidiarreicos.
La hipopotasemia inducida por diarrea quizá potencie la taquicardia ventricular
polimorfa debido a quinidina. Durante la terapéutica con quinidina aparecen
diversas reacciones inmunitarias, la más frecuente es la trombocitopénica que
puede ser grave pero que involuciona con rapidez al suspender el medicamento.
La hepatitis, la depresión de la medula ósea y un síndrome de lupus son poco
frecuentes. Ninguno de esos efectos se relaciona con concentraciones
plasmáticas de quinidina. Dicho fármaco también produce cinconismo, síntoma
complejo que incluye cefalea y tinnitus.
Efectos cardiacos
Se estima que 2 a 8% de los individuos que reciben un tratamiento con quinidina
presentan prolongación notoria del intervalo QT y taquicardia ventricular
polimórfica. En contraste con los efectos del sotalol, la N-acetilprocainamida y
muchos otros compuestos la taquicardia ventricular polimórfica relacionada con la
quinidina por lo general ocurre a con concentraciones plasmáticas terapéuticas o
incluso subterapeuticas. Se desconocen las razones de la sensibilidad individual
para generar este efecto adverso. A cifras plasmáticas altas de quinidina
sobreviene bloqueo notorio de los canales de Na+ con taquicardia ventricular
resultante. Este efecto adverso aparecía anteriormente cuando se usaban dosis
muy grandes de quinidina para intentar convertir la fibrilación auricular en ritmo
normal, pero este método enérgico para la dosificación de quinidina en la
actualidad se ha abandonado, y la taquicardia ventricular inducida por quinidina,
debido a los bloqueos de los canales de Na+ es poco frecuente.
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Referencias
Hardman, J.G.; Limbird, L. E.; Las bases farmacológicas de la terapéutica
volumen I, 1° edición, 2003, Editorial McGraw Hill Interamericana, pp. 976978.
Smith, C., M; Reynard, A., M.; Farmacología, 1° edición, 1993, Editorial
Panamericana, pp. 504-508.
Lorenzo, P., Moreno, A., Leza, J.C.; Farmacología básica y clínica, 18°
edición, 2008, Editorial Panamericana, pp. 380,381.
Flores, J.; Armijo, J. A.; Mediavilla, A. Farmacología humana. 3ª edición.
Editorial MASSON, S.A. Barcelona. Pp. 655-659.
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