220-77726 Ref. Poderes para representar a los accionistas en el trámite de una liquidación Acusa recibo esta Entidad de su escrito a través de la cual formula una serie de inquietudes relacionadas con la viabilidad de otorgar poderes por parte de los accionistas, para que sean representados sus intereses en todas las reuniones de asamblea general de accionistas que se realicen para llevar a cabo el proceso de liquidación de la sociedad, con facultades para votar y tomar las decisiones que se propongan. Para efectos de responder a los interrogantes planteados, es necesario hacer previamente algunas consideraciones a efectos de dar claridad sobre el tema objeto de consulta. 1. LA VOLUNTAD, COMO ELEMENTO GENERADOR DE OBLIGACIONES El Código Civil colombiano, individualista por naturaleza, reconoce la autonomía de la voluntad como fuente natural de las obligaciones, de donde se colige que su manifestación produce efectos jurídicos, por ser ley que obliga a las partes, conforme lo estipula el artículo 1602 del C.C. Ese principio es el que le reconoce a la voluntad humana eficacia jurídica propia para fijarse ley por medio de actos jurídicos que ejecute, y en consecuencia, la de obligarse jurídicamente mediante los actos que realiza con tal finalidad, es decir el contrato y el compromiso unilateral. Dicho en otros términos, la voluntad de las partes crea ley entre ellas o lo que es lo mismo, la voluntad tiene fuerza de ley, y por ello la del Estado no se le puede sobreponer sino que su función es respetarla y hacerla respetar de los demás y entre las partes, excepto claro está las leyes estatales imperativas. Como ya se manifestó, lo expuesto encuentra su resorte legal, entre otros, en el artículo 1602 del Código Civil, cuando señala que todo contrato legalmente celebrado es ley para las partes contratantes, el de mandato lo es, y no puede ser invalidado sino por consentimiento mutuo o por causas legales. 2) EL MANDATO El artículo 2142 del Código Civil lo define como un contrato a través del cual una persona confía la gestión de uno o más negocios a otra, que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la primera. Mientras tanto, el Código de Comercio (art. 1262), lo considera como aquel contrato mediante el cual una parte se obliga a celebrar o ejecutar uno o más actos de comercio por cuenta de otra, haciendo la salvedad que el mandato puede conllevar o no la representación del mandante. Por su parte, el artículo 1263 ibidem, es claro en señalar que el mandato comprende los actos para los cuales haya sido conferido y aquellos que sean necesarios para su cumplimiento. Con base en lo dicho, podemos señalar como elementos del mandato los siguientes: a. Poder: como dice el profesor Tamayo Lombana "Es el elemento en virtud del cual el representante actúa en nombre del representado, haciendo producir en su cabeza y en su patrimonio los efectos del acto jurídico celebrado. Se debe aclarar en este aparte que el poder puede ser general o especial según el artículo 2156 del código civil. Si lo primero, se otorga para todos los negocios del mandante, si lo segundo, cuando comprende uno o varios negocios especialmente determinados. b. Intención de representar: o "contemplatio domini" en consideración a que por ella se producen los efectos propios de la representación. c. Manifestación de voluntad del representante: o el señalamiento de que se actúa en nombre de otra persona que recibe el nombre de comitente, representado y en general mandatario. Por tanto, y tal como se infiere de lo anotado, para el caso planteado de apoderamiento de los asociados en las reuniones de la asamblea general de accionistas dentro de una liquidación, los actos realizados por el representante obligan al representado cuando actúa dentro de los límites establecidos, por cuanto si los sobrepasa sus consecuencias son inoponibles al mandante, obligándose de esta forma el representante. Otra circunstancia a tener en consideración es lo que la doctrina y la jurisprudencia han denominado el "mandato aparente" con base a lo dispuesto por el artículo 2199 idem, cuando expresa que en determinadas condiciones se mantiene la apariencia sobre la realidad, se mantiene el mandato y por consiguiente los actos realizados por el representante obligan al representado aunque estos hubieren sido ejecutados más allá de las atribuciones que le fueron conferidas, todo con fundamentos el la buena fe de terceros y la culpa del mandante. 3. ALCANCES DEL ARTÍCULO 184 DEL CÓDIGO DE COMERCIO Comparada la norma que en materia de representación de socios contenía originalmente el Decreto 410 de 1.971 y la que en su lugar estableció la Ley 222 de 1.995, encontramos que ésta introdujo las siguientes modificaciones, así: "Art. 184.- Todo socio podrá hacerse representar en las reuniones de la junta de socios o asamblea mediante poder otorgado por escrito, en el que se indique el nombre del apoderado, la persona en quien éste puede sustituirlo, si es del caso, la fecha o época de la reunión o reuniones para las que se confiere y los demás requisitos que se señalen en los estatutos. Los poderes otorgados en el exterior, sólo requieren las formalidades aquí previstas". a. Fue más laxo el legislador respecto del tiempo o plazo para el cual tiene vida útil el poder, al agregar el término "época". Su razón de ser indiscutiblemente fue la de no limitar la voluntad del poderdante a una sola reunión o fecha en particular, siempre y cuando no se atente contra las buenas costumbres, el orden público y la ley. Así, quiso simplemente significar que el mandato contenido en el poder sería apto para cualquier tiempo, mientras el poderdante no lo revocara, todo en consideración al ajuste de las nuevas necesidades imperantes para sus fines personales y para el ente social, en consonancia con el artículo 83 de la Constitución Nacional. b. Los principios de libertad de empresa e iniciativa privada previstos por el constituyente de 1.991, implican que el Estado debe garantizar a sus asociados sistemas de organización variados y flexibles que le permitan acomodarse a los cambios económicos qué se susciten. Como ejemplo, y considerando la imposibilidad que existe para conocer de antemano las dificultades por las que pueda pasar cualquier empresa, es indiscutible que el poder así conferido le posibilita ofrece a los asociados y por ende a la sociedad allanar los espacios que le permitan solventar en debida forma el obstáculo, en la seguridad que la media tomada a tiempo redundará en beneficio propio, e inclusive del mismo Estado. El término época concebido por el legislador 1. El diccionario de la lengua española tomo I vigésima edición la define como: "fecha de un suceso desde el cual se empiezan a contar los años. Período de tiempo que se señala por los hechos históricos durante él acaecidos. Temporada de considerable duración". 2. Por su parte, Guillermo Cabanellas en el diccionario Enciclopédico de Derecho Usual, Editorial Helíasta Tomo 3 1.981. la define como: "... temporada y hasta cualquier espacio de tiempo. Lapso de predominio de un personaje, gobernante o de otro influjo considerable y caracterizado. Periodo diferenciado por un sistema o medio...". a. Derogó la condición que establecía: "esta representación no podrá otorgarse a una persona jurídica, salvo que se conceda en desarrollo del negocio fiduciario". b. Igualmente dejó sin fundamento que: "El poder otorgado por escritura pública o por documento legalmente reconocido podrá comprender dos o más reuniones de la asamblea o de la junta de socios. 1. CONCLUSIÓN Como quiera que el supuesto por usted formulado hace referencia a los alcances del poder otorgado en los términos del artículo 184 del Código de Comercio, no considera esta Superintendencia, en su carácter de autoridad administrativa y no jurisdiccional, que un poder en virtud del cual un asociado confiera la facultad de hacerse representar en todas las reuniones del máximo órgano social, durante el trámite de la liquidación, contrarié norma alguna, en cuyo caso la participación de los apoderados se ha de llevar a cabo sin limitación alguna, salvo las que expresamente les haya señalado en mandante, a lo cual habrá de estarse no solo el apoderado sino igualmente los demás asociados para la toma de decisiones. De ahí habría que colegir que la finalidad y los alcances del poder están delimitados por razón del trámite liquidatorio de la sociedad, (bajo el entendido que esa es la época indicada), lo que permite inferir que el apoderado tiene facultades suficientes para tomar en nombre del poderdante, todas las decisiones que la liquidación suponga. Para terminar, simplemente se quiere agregar que en el desarrollo de una liquidación, la labor del liquidador se encamina a realizar el inventario en el cual aparezcan en forma pormenorizada los distintos activos sociales y las obligaciones de la sociedad, con especificación de la prelación u orden legal de pago, incluyendo, entre otras las posibles litigiosas y las provenientes de créditos otorgados a la empresa, conforme al artículo 234 del Estatuto ya mencionado, so pena de entrar a responder frente a terceros y los socios por dolo o culpa en el ejercicio de sus funciones. Además, y sin perjuicio de las acciones previstas en los artículos 243 y 252 del Código de Comercio, los liquidadores pueden repetir contra los asociados por las sumas entregadas antes de haber pagado en su integridad el pasivo externo de la sociedad.