A 40 años de haber iniciado nuestra primera marcha

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A 40 años de haber iniciado nuestra primera marcha guerrillera, el ELN le informa a la
nación, a los pueblos colombiano y latinoamericano, que hemos concluido en un
ambiente de alegría y unidad revolucionaria el Sexto Pleno de Dirección Nacional,
máximo evento de la Comandancia Elena cuando no está deliberando el Congreso
Nacional.
Ningún espacio más propicio para analizar el estado del país, la crisis estructural que en los
diversos ordenes políticos, sociales, económicos, éticos y miliares afectan a la inmensa
mayoría de colombianos y colombianas, como resultado del autoritarismo gubernamental que
se impone en nombre de la “libertad”, la “democracia” y la "sacro santa defensa del orden
institucional". Las mismas palabrejas de siempre y el mismo discreto encanto de la burguesía
colombiana de mimetizar el horror de la guerra, del hambre, del desplazamiento interno, del
genocidio paramilitar, de la aguda crisis social; con frases de cajón que no le dicen nada o
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dicen muy poco a los colombianos humildes amantes del trabajo y la verdadera libertad.
Asistimos hoy en Colombia a una extraña y paradójica inversión de valores: Un Presidente de
la república que dice defender el orden institucional, está produciendo la más grande reforma
antidemocrática de los últimos años, desconoce los fallos jurídicos que en ley le son
contrarios, presiona o compra votos en el parlamento nacional como se venden baratijas en
cualquier mercado callejero, levanta las banderas contra la politiquería y se convierte en su
propio jefe de campaña en búsqueda de la reelección presidencial aprovechando las jugosas
sumas de dinero que administra como jefe de estado; juraba y perjuraba que no dialogaría con
los “terroristas guerrilleros”, pero se sienta a manteles con los asesinos y narcotraficantes
paramilitares en Santa Fe de Ralito. Dice luchar contra el narcotráfico porque fumiga sin
piedad alguna la gran reserva ecológica de La Sierra Nevada de Santa Marta, los Parques
Naturales de la Macarena y el Cocuy, regiones de nuestra Amazonía como el Putumayo y
Caquetá, territorios ancestrales de nuestros pueblos originarios como el Cauca, la región del
Catatumbo y el Chocó; mientras firma el salvoconducto presidencial que posibilitó que tres
jefes narcotraficantes asistieran al Congreso colombiano para que sus parlamentarios los
aplaudan.
Dice proteger los derechos humanos, mientras ordena a sus instituciones detener sin fórmula
de juicio u orden de captura alguna, a miles de gentes del pueblo porque el sistema inquisidor
que paga a sapos y arrepentidos que cobran encapuchados y por ventanilla, los señalan como
“presuntos” colaboradores de la insurgencia y en extraños arrebatos reafirma su “profunda
vocación social” y su “compromiso con los pobres"; mientras los azota con el látigo de los
impuestos, aumenta el IVA, confisca sus pensiones, cierra hospitales y universidades públicas,
recorta los servicios del SENA y de la vivienda. Y como fiel representante de la clase política,
se autoproclama luchador contra la corrupción, mientras compra los votos de Yidis, de
Teodolindo, de algunos conservadores, de liberales sumisos y protege a funcionarios serviles
así ellos hagan negocios con dineros del estado como es el caso del ex secretario presidencial
José Roberto Arango.
Y como las paradojas abundan, los grandes medios de comunicación, voces pregoneras de los
capitales privados, secuestran a diario la verdad cuando colocan a Uribe en el sitial de la
popularidad, mientras este pierde las verdaderas encuestas como sucedió en las pasadas
elecciones sobre el Referendo y las elecciones populares de gobernadores, alcaldes y
concejales.
Según los publicistas del sistema la popularidad presidencial se debe principalmente a los
“buenos resultados de su política de seguridad democrática”. Claro que como en Colombia las
cosas insólitas pueden convertirse en realidad, el país se está moviendo no propiamente para
"defender la seguridad democrática" sino en la proyección de un amplio movimiento de
resistencia popular como se demostró en los dos paros nacionales de trabajadores
desarrollados en el último año, en la heroica huelga de los trabajadores petroleros en contra de
la privatización de ECOPETROL, en la lucha que a diario ofrecen los maestros, los
trabajadores de la salud, los pobladores contra los impuestos y los malos gobiernos locales, en
la gran movilización indígena y popular de mediados de septiembre que convocó a 60 mil
manifestantes hacia la ciudad de Cali, en el llamamiento de la CUT, de la CGTD y de la CTC
al paro nacional del mes de Octubre.
Además la resistencia guerrillera crece y se multiplica a lo largo y ancho de nuestra geografía
como lo hemos demostrado en el sur del país, el Oriente y Nororiente de Antioquia, los
Santanderes, el Sur de Bolívar y Arauca. Esta resistencia popular y guerrillera invisible para
los mercantilistas de los medios y los usurpadores del poder, es tan presente y real que ha
llevado a que el péndulo de los que apostamos por la paz se incline a nuestro favor cuando el
65 por ciento de los colombianos claman y apuestan por la solución política del conflicto,
contrariando a todas luces el papel comunicador de los grandes medios.
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Los Elenos hoy, afirmamos que asistimos a un fenómeno difícil de explicar: La existencia de
dos Colombias que se forman en el conciente colectivo de acuerdo al tamaño de las chequeras
de quien las analice o en función de la suma de pobrezas que acompañan a los millones de
colombianos carentes de todo, menos de dignidad y disposición para luchar.
La primera Colombia, la de la fantasía, los videos, la guerra y las mentiras anida en el puñado
de ricachos, de políticos corruptos, de la alta oficialidad militar y de los nuevos ricos del
narcotráfico, que consideran el país su gran hacienda solo comparable al paraíso terrenal.
Colombia, la real, la de los pobres, la que insiste en la búsqueda de su verdadera identidad, la
que rescata los valores de la democracia, la soberanía y la solución política, esa Colombia,
crece y se agiganta en el corazón soñador de nuestros negros en el Chocó, el Cauca, La Costa
Atlántica y Pacífica, se vuelve poema en defensa de su cultura, su lengua y su tierra con las
diversas etnias que engrandecen los conceptos de nación y patria; se torna infinita como
nuestros llanos cuando al ritmo del Joropo nuestros llaneros empuñan el arpa; se hace camino
y trabajo cuando paisas, vallunos, opitas, boyacenses, santandereanos, retoman el hacha en la
mano porque las cadenas en el cuello les pesan; o cuando el acordeón nos llama a un nuevo
vallenato por la paz. Ésta Colombia la nuestra, merece un mejor destino sobre la tierra que la
que pretenden imponernos los señores de la guerra, y es a esa Colombia que resiste desde los
tiempos del alzamiento de nuestros pueblos originarios contra el coloniaje español, que éste
Sexto Pleno de Dirección de la Comandancia Elena convoca para que unamos manos, razones
y corazones en búsqueda de nuestra segunda y verdadera independencia, de un nuevo país
donde la paz con justicia social no sigan significando palabrejas sin valor de quienes las
desconocen a diario.
Sumamos nuestras razones e ideas para que entre todos empecemos la reconstrucción del
tejido social, hoy afectado por la guerra impuesta por gentes que tanto nos odian como nos
desprecian.
Buscaremos y trabajaremos con ahínco por colocar nuestro grano de arena en el propósito de
refundar la Nueva Colombia donde el interés de mayorías prime sobre los negocios y el
mercantilismo despiadado de los que ostentan el poder en todos los ámbitos y espacios.
Insistiremos con fuerza, como en efecto lo venimos haciendo, en mantener en alto las
banderas del diálogo verdadero y la búsqueda de la solución política, como un primer paso
hacia el nuevo país que todos anhelamos.
En ésta dirección trabajaremos por empujar un amplio acuerdo nacional con diversas fuerzas
políticas y sociales procurando unir la fortaleza de la patria toda contra el guerrerismo y
reeleccionismo Uribistas para darle proyección a una gran alianza por un amplio y nuevo
gobierno de convergencia nacional que encamine al país por los senderos de las libertades
democráticas, la equidad social, la justicia para todos y la soberanía nacional.
Mantenemos y proyectaremos en éste periodo especial de nuestra historia la realización de la
Convención Nacional en donde todo el país, sin exclusiones ni sectarismos, sin
hegemonismos ni fraccionalismos, coloquemos todas las energías de la patria y el pueblo en
convocar a la realización de una nueva Asamblea Constituyente que trascienda los elementos
antidemocráticos de la actual, tales como la excesiva concentración de la propiedad privada,
la hipoteca permanente del país a poderes trasnacionales e imperialistas, así como la
reconstrucción de las fuerzas armadas convertidas hoy en una fuerza de ocupación, de
choques y terror contra los colombianos y colombianas.
Saludamos desde estas trincheras de combate los diversos procesos sociales y políticos que
cubren la gran patria americana de nuevos vientos de independencia, justicia, democracia y
soberanía.
Inclinamos nuestra roja y negra bandera comunera para evocar la memoria de los siempre
presentes Héroes y Mártires revolucionarios, demócratas y patriotas, caídos unos en el fragor
del combate, asesinados otros por las hordas estatales que han anegado la patria toda con la
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sangre de sus mejores hijos e hijas. Ante su memoria juramos vencer.
Presidieron nuestro campamento central y el salón de conferencias, las miradas vivas y las
figuras colosales de Galán el Comunero, Bolívar nuestro padre libertador, el caudillo popular
Jorge Eliécer Gaitán, la voz de los que no tienen voz, los comandantes de la unidad nacional y
guerrillera Jacobo Arenas, Jaime Bateman Cayón, “el Turco” Álvaro Fayad y nuestros
comandantes en jefe Camilo Torres Restrepo, profeta de la unidad entre marxistas y cristianos,
Manuel Vásquez Castaño, visionario desde el marxismo del rescate de la identidad
latinoamericana y Manuel Pérez Martínez, internacionalista consumado, generoso, puro y el
más grande dirigente que haya fecundado el ELN en los últimos treinta años. Honor y gloria
por siempre para ellos.
Sexto Pleno de Dirección Nacional: “ELN 40 años de lucha y esperanzas”
Colombia para los trabajadores
Ni un paso atrás… liberación o muerte
Montañas de Colombia
Octubre de 2004
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