HISTORIA Y PREEMINENCIA DE LA UNIVERSIDAD OCCIDENTAL Rodrigo Velásquez Giraldo 1 Jairo Morales Gómez 2 RESUMEN En el texto se reflexiona sobre un tema que convoca a la curiosidad intelectual en virtud de que la universidad desde su origen y hasta nuestros días se mantiene como un espacio privilegiado de construcción de saberes y desarrollo del conocimiento científico por excelencia. Más que por razones de espacio y en ningún momento por exclusión, se aborda el origen de la universidad en occidente a partir de los contextos socio-económicos y culturales concretos; destacando sus antecedentes más próximos enraizados en las escuelas catedralicias y monacales de la Edad Media, a cuyos propósitos educativos, en principio da continuidad, pero distanciándose progresivamente, acorde con su ideal de autonomía. La modernización progresiva de la universidad se expresó en una reflexión crítica sobre el conocimiento ya establecido; la elaboración de nuevos conocimientos a través de la investigación y los propósitos de enseñar y difundir el conocimiento de manera autónoma en defensa de las libertades académicas. PALABRAS CLAVES Historia, universidad, Edad Media, método, gremios, Educación. ABSTRACT The text posses a reflection over a subject that conveys in the intellectual curiosity, acknowledging the fact that the university, from its early beginnings until the present 1 Filósofo y Magíster en Filosofía y Letras; Docente-investigador y Coordinador de Semilleros de Investigación, Facultad de Ingeniería, Universidad Libre. 2 Ing. Metalúrgico. Director del Departamento de Ciencias Básicas, Facultad de Ingeniería, Universidad Libre. day, keeps itself as a privileged spot for knowledge construction and for the ultimate scientific knowledge development. Beyond reasons regarding the space and at any moment by exclusion, the origin of universities in the west takes on from concrete socioeconomic and cultural contexts; standing out its closest antecedents that take root on cathedral and monarchial schools in the Middle Ages, to whose educative principles gives a sort of continuity, but splitting out progressively, according to its autonomous ideal. The progressive modernization of the university has been expressed in a critical reflection over the yet-established knowledge; the knowledge undertake through research and the purposes of teaching and disseminating the knowledge in autonomous manners in defense of academic freedom. KEY WORDS History, university, Middle Ages, method, guild, education. 1. LA UNIVERSIDAD NO ERA LA UNIVERSIDAD La Alta Edad Media se caracterizó por su vitalidad intelectual y artística y aunque los monjes representaban la intelectualidad tomaba fuerza el clérigo secular y ejercían presión por las libertades las cortes y ciudades, al punto de que quienes practicaban el mismo oficio se organizaban para defender sus intereses. Es en este contexto en donde se generan dos instituciones parecidas aunque con fines distintos: Los gremios, en el caso de los artesanos y comerciantes y las universidades de estudiantes, las de maestros o las de los maestros y estudiantes como un conjunto de estas personas. En el año 533, en el Digesto de Justiniano, aparece ya universitas con el significado de agrupación, corporación gremio, comunidad, colegio, sociedad. No se conocen detalles sobre el origen de estas corporaciones universitarias o comunas; se sabe que estudiantes, maestros e intelectuales se fueron uniendo en la misma ciudad. Dado que la mayoría de maestros y estudiantes de las escuelas eran clérigos, éstos se resistían a perder la autoridad magisterial y que pasara a los maestros de la universidad. Igualmente, al aumentar la centralización monárquica, los reyes buscan apoderarse de estas corporaciones buscando prestigio y autoridad sobre ellas. En la lucha por el poder de los gremios y las comunas, no faltaron riñas, manifestaciones e incluso crímenes de estudiantes a causa de defender sus derechos y libertades. El término Studium Generale, se aplicaba inicialmente a la institución académica, a las escuelas e incluso a la ciudad o lugar en donde los estudiantes de todas partes eran recibidos y no al lugar en donde todos los asuntos eran estudiados, en tanto que el término “universitas”, significaba un número, una pluralidad, un conjunto de personas, una corporación legal o persona jurídica. Ya a finales del siglo XIV, el uso del término quedó restringido a comunidad de maestros y estudiantes, pero no significaba la institución para el cultivo del conocimiento universal (Porta, J y M. Llanodosa 1999:2930). 2. ASPECTO SEMÁNTICO La palabra “Universidad” deviene del latín Universitas, como nombre abstracto formado sobre el adjetivo UNIVERSUS-A-UM (todo, entero, universal), y a la vez derivado de UNUS-A-UM (uno). Esta palabra en latín medieval3, se utilizó para designar cualquier comunidad o corporación considerada en su aspecto colectivo y, aún posteriormente, denotando un cuerpo dedicado a la enseñanza y a la educación requería la adición de un complemento para completar su significado: “Universitas Magistrorum et Scholarium” (ayuntamiento de maestros y de escolares). A finales del siglo XIV, la palabra comenzó a usarse en el sentido que tiene en la actualidad. Sin embargo, el término más antiguo y que continuó usándose durante mucho tiempo fue el de STUDIUM o STUDIUM GENERALE. Un Diccionario de la Lengua Española que data de 1611 (Covarrubias, S: 1995), define el término universidad así: “Vale comunidad y ayuntamiento de gentes y cosas, y porque en las escuelas generales concurren estudiantes de todas partes, se llamaron universidades, como la universidad de Salamanca, Alcalá, etc. También llaman universidades ciertos pueblos que entre sí tienen unión y amistad”. A este ámbito significativo corresponde el nombre de universidades, es decir, como gremios. Los papas y los reyes tuvieron mucho interés en la creación y protección de estos nuevos entes concediéndoles privilegios y jurisdicción propia, exactamente igual que si se tratase de ciudades y municipios.4 3 El latín de la Eda Media tiene ya poco que ver con la lengua hablada en ese mismo período. Es una lengua de cultura en la que se redactan los documentos oficiales. Era la lengua de la Iglesia, las universidades, el gobierno y el Derecho. 4 En los territorios de la Corona de Aragón, los municipios eran conocidos con el nombre de universidades. En otro sentido en el derecho romano corporación o “Collegium” era la totalidad de personas que se conformaban, con entidad jurídica para ejercer actos como poseer y contratar. Estros grupos de personas dedicadas al saber intelectual se llamaron “Studium” o “Universitas”. 3. EL CONTEXTO PRÓXIMO Lo cierto es que el mundo cristiano occidental recibió la influencia de la ciencia GrecoÁrabe, que era, árabe por la forma pero estaba basada en las obras de los antiguos griegos. Para lograr esto contaron con dos fuentes: Los griegos del imperio Bizantino y de los cristianos nestorianos de habla siríaca de Persia oriental. Desde su centro de Jundeshapur, cristianos nestorianos tradujeron durante los siglos VI y VII un importante número de obras griegas científicas (sobre todo de lógica y medicina) al siríaco que ya desde el siglo III había reemplazado al griego en Asia Occidental. Terminada la conquista árabe, Jundeshapur continuó siendo el primer centro científico y médico del Islam en donde cristianos, judíos y súbditos de los Califas trabajaban en la traducción de textos científicos del árabe. (Crombie. A.C., 1979:44). Igualmente, Damasco y Bagdad se convirtieron en centros de este tipo de trabajo. Y mucho más atrás en el tiempo, instituciones como la Academia de Platón, el Liceo de Aristóteles o la Biblioteca de Alejandría, sin duda, son prototipos de la universidad. 3.1 Monasterios y escuelas catedralicias Constituyen los antecedentes más próximos de las universidades en occidente. ¿Cómo y Por qué surgieron? Es sabido que la incursión gradual de los bárbaros en el Imperio Romano occidental desde el siglo IV fue causando un colapso progresivo en la organización política romana y de su estructura social, bajo el impacto, primero de los godos, vándalos y francos, y en el siglo XI de los vikingos. Había un aislamiento intelectual de los eruditos y lo más que se pudo hacer fue conservar la colección de datos e interpretaciones realizada por los enciclopedistas al interior de los monasterios con sus escuelas anexas, iniciadas en el occidente de Europa después de la fundación de Monte Casino por San Benito hacia el año 529. 5 Si bien, las escuelas monásticas fueron centros de aprendizaje desde el siglo XI, así mismo fueron rebasadas por las escuelas catedralicias regentadas por el clero secular y se extendieron rápidamente al punto de que en cada ciudad catedralicia se organizaba una escuela. Muy famosas fueron, la escuela catedralicia de Chartres, Notre Dame de París, Reims, Laon, Soissons, todas ubicadas en Francia que era el centro intelectual de Europa. En particular, la Escuela de Reims a través de Fulberto, congregó un grupo numeroso de escolares que se dedicaron a la filosofía y a la medicina. Igualmente estudiaron física aristotélica y astronomía ptolemaica, estando en contacto además, con las escuelas de traductores que trabajaban sobre textos griegos y árabes, en Toledo y en el sur de Italia.6 Por su parte, la Escuela de Salermo ubicada en una zona geográfica de privilegio, pudo estar lejos de las invasiones y a su vez dentro del área de influencia de los ricos y pujantes comercios del mediterráneo. Aquí se destacó, Constantino el Africano que a finales del siglo XII tenía ya una teoría elaborada y una práctica propia a partir del corpus hipocrático, la Isagoge de Johannitius, el escrito sobre la orina de Teófilo y el Canon Medicinae de Avicena y otros textos de tal importancia que fueron incluidos en los programas de estudio de las universidades.7 Toda esta erudición clásica, cultivada en escuelas catedralicias y monasterios, se mostró débil y caduca no obstante haber sido transmitida por personajes de la talla de Beda el Venerable y Erígena; y además, porque el papel asignado a los clérigos exigía una instrucción más sólida. Por otra parte, durante la Edad Media las llamadas Artes 5 Estos Centros animaron espacios de la cultura en Irlanda, siglos VI y VII; Northumbria en tiempos de Beda y en el imperio de Carlomagno en el siglo IX. Fue en una de estas escuelas, en Laón donde se educó el sobrino de Abelardo (Crombie, A.C.(1979) : 27 6 La universidad de Paris, dependía de la Iglesia; Padua y Bolonia eran administradas por la Comuna que posibilitó su creación; Nápoles, igualmente por el gobierno. Pero, lo cierto es, que el poder eclesiástico mantuvo un control doctrinario estricto. Ordenes como Dominicos y Agustinos mantenían verdaderos monopolios intelectuales y después de la Contrarreforma, terció fuertemente la Comunidad Jesuita. 7 El Abad más importante del Monasterio de Fulda, fundado por San Bonifacio, fue Rábano Mauro, quien desarrolló su actividad durante la primera mitad del siglo IX. Era discípulo de Alcuino, maestro y consejero de Carlomagno. Rábano Mauro hizo de su Monasterio el Centro de la erudición Alemana. Entre otros muchos escritos está “De el Universo”, enciclopedia del saber de su tiempo. (Bamm , P.(1959) : 311) Liberales, es decir, el Trivium y Cuadrivium se vieron sometidas a múltiples cambios y rupturas que la escolástica vigente hacía lo imposible por mantener. Pero fue durante el siglo XII que se fortalecieron las instituciones aristotélicas y la medicina, introducida por Varrón dada la importancia que tenían las tradiciones médicas de Hipócrates (460377 A.C.), y la Arquitectura, porque basada en las tradiciones griegas, permitió en Roma el uso del arco y la bóveda y la construcción de acueductos y anfiteatros. De esta manera, Salermo8 adquirió el carácter de “Facultas” en el Studium Generale. 3.2 Cree para entender Tanto la educación como toda cosmovisión del mundo en la Edad Media se entienden desde la Deitas (Divinidad) en donde la teología ha suplantado a la filosofía. Esta postura se expresa en la máxima “Credit ut intelligas”, cree para entender. En las escuelas catedralicias eran ya muy numerosos los alumnos y en su función los profesores estaban bien posicionados como “magíster scholarum o scholasticus. Seglares, nobles, patricios o burgueses acudieron a las escuelas en busca de conocimientos que estaban dispuestos a pagar y la escuela externa (no para monjes y clérigos), se dejaba a cargo de maestros con un canciller, que era normalmente el “Scholasticus”. De otra parte, el comercio había aumentado imponiéndose la necesidad de la “licenctia docendi” (licencia o permiso para enseñar). Las ciudades mismas, para suplir la escasez eclesiástica, procedieron a dotar y a sostener escuelas, pero en todo caso los maestros para enseñar necesitaban de la licencia docendi. Pues bien, en el siglo XII estas escuelas eran ya universidades. Sin embargo, es necesario aclarar que algunas de las mencionadas escuelas se transformaron en Estudios Generales (Studium Generale), pero éstas eran las que impartían estudios superiores. Cuando los miembros de un Studium constituían desde el punto de vista jurídico una comunidad, se producía la “universitas magistrorum et scholarium”, que por simplificación del título se convirtió en Universitas o Universidad. 8 Llama la atención que aquí en Salermo, el cuerpo docente también se organizó como grupo, pero la universitas de estudiantes era más destacada, obteniendo permiso de las autoridades locales para regular el precio de los libros, el hospedaje y la paga a los profesores. Incluso, se les multaba si faltaban a una clase o comenzaban tarde sus lecciones .(http://www.portal planetasedna.com.ar/universidad medieval.htm; recuperado 20.05,2011, pág.2) 4. LAS PRIMERAS UNIVERSIDADES La historia de la educación registra que la primera Universidad fue Bolonia (Italia), aunque se discute si no fue más bien Salermo que era una verdadera escuela de medicina.9 Allí los estudiantes formaron un gremio que el emperador Federico Barbaroja reconoció mediante una cédula en 1158. Más al norte, la universidad de París fue la más prestigiosa, en donde varios maestros que enseñaban en la escuela catedralicia de Notre Dame comenzaron aceptar estudiantes extra por una paga. Ambas, reconocidas como prototipo de la universidad medieval, eran una unidad jurídica formada por cuatro facultades: Tres superiores (Teología, Derecho Canónico y Medicina) y una inferior, la de Artes. Oxford, muy emparentada con la de París se fundó en 1167 y la de Cambridge en 1209, nació como disgregación de la Oxford a causa del descontento de un grupo de estudiantes que emigraron. Les siguieron otras como las de Padua en 1222; Nápoles en 1224, Salamanca (9) en 1227, Lérida en 1300, Praga en 1387, Cracovia en 1364, Viena en 1367 y Sain Andrews, en 1410 (Cid, F. 1977:296). Las universidades se propusieron ser unos centros dedicados a la formación de los clérigos, entendido este objetivo en el contexto del monopolio que tenía la Iglesia. Transcurridos los primeros años, se insistió para obtener una independencia respecto al canciller del obispo. Ya en 1212 se logró del Papa la concesión de un privilegio para otorgar la “Licencia Docendi” a todos los candidatos que fueran aprobados por un tribunal de maestros y a partir de 1221 la corporación de maestros tuvo carácter público y permanente y dispuso de un sello. Las tres disciplinas que se enseñaban eran la gramática, la retórica y la Lógica, es decir, el trivium. Se pretendía enseñar bien a leer y escribir en latín, y luego, la aritmética, la 9 También Salermo contaba con un Hospital Benedictino desde el siglo VII y la creación de su escuela de medicina data del año 846, siendo ya famosos sus médicos laicos al final del siglo. El colegio o consejo lo integraban diez médicos a cuya cabeza estaba un “praeporitus”, cargo que hoy puede compararse al de un Decano en nuestras facultades. La financiación provenía de estudiantes de todas partes, con predominio judío. (Cid, F. (1977) Tomo I : 305). geometría, la astronomía y la música, o sea el cuadrivium. Solo después de estos estudios se iniciaban en la filosofía y en la teología .El derecho y la medicina se cursaban en otras facultades, pero no se enseñaba la historia y la literatura, lo cual, entre otras razones, motivó la reacción humanista del Renacimiento contra todo el sistema escolástico medieval. En principio, las nacientes universidades no eran abanderadas de la ciencia porque la enseñanza de la misma era muy escasa. La aritmética se reducía a una simple numeración; la geometría, a los tres primeros libros de Euclides; la astronomía, no iba más allá del calendario, incluyendo la manera como se debía calcular la fecha de la pascua; en la física y la Música se seguía la tradición de Platón. Por lo visto, en su etapa inicial la universidad medieval se dedicaba esencialmente a la transmisión de los saberes ya establecidos. Al no recurrir generalmente a la investigación, en ese modelo de universidad quedaba muy limitado cualquier desarrollo de la ciencia. Los campos más destacados del conocimiento, a mediados del siglo XII, son los de medicina en Salermo (9) y en torno a ella, Facultades que abarcaban disciplinas diversas, incidiendo de manera importante en una organización universitaria de corte filosófico-literaria. Esta organización dependía de las autoridades eclesiásticas o de gobierno * y los estatutos docentes variaban en concesiones o libertades, pero siempre con grandes trabas dogmáticas. Desde su misma constitución las universidades fueron tomando su propio rumbo en cuanto a los grupos de materias, pero alejadas de los intereses de la ciencia y la investigación que continuaba siendo más de la iniciativa privada, con excepción de Salermo y Montpellier que fueron de avanzada en medicina. Bolonia fue un importante centro de estudios jurídicos; París, muy fuerte en teología, pero en general, toda corporación como lo expresa Laurer, citado por Cid, (1977:308) de carácter universitario, como Salermo, Montpellier, París, Oxford o Bolonia, tenía sus particularidades en cuanto a la historia de su constitución y a las formas de organizar el saber, amén que la enseñanza era muy de corte teórico, basada en textos clásicos y canónicos. No obstante sus limitaciones, el hecho universitario se extendió en forma rápida por el continente europeo medieval, abriendo sus puertas a estudiantes y maestros de toda procedencia gentilicia; de todas las lenguas y naciones. Este concepto de universalidad, se valió del latín como lengua para la comunicación científica y espiritual al punto y la naciente universidad fue siendo un espacio de construcción de saberes, en gran medida basado en los autores de todas las culturas y civilizaciones. Además, los títulos que refrendaban los conocimientos adquiridos poseían validez universal para enseñar en todas partes (licencia ubique terrarum o Licencia ubique docendi). 5. ACERCA DEL MÉTODO Y LA PEDAGOGÍA Resulta interesante entender los procesos pedagógicos en la naciente universidad medieval. Pueden resumirse en tres momentos que se relacionan pero que están claramente diferenciados a saber: 1) La Lectio (Lección); 2) La Quaestio (Cuestión) y 3) La Disputatio (Disputa… debate). La Lectio: La escolástica medieval institucionaliza un trabajo intelectual y pedagógico para los profesores que consiste en la lectura de textos antiguos como medio de transmisión de conocimientos ya adquiridos por otros. Así se transmite la ciencia. Corresponde a una fase de información. La cuestión: Este momento pedagógico expresa una pregunta por el estado de conocimiento basado en la duda pero ayudado de todos los instrumentos racionales de la lógica y la dialéctica. La pregunta ¿Cuál es la quistión?, alude a la verdad o estado del conocimiento dado por la lectio. Aquí se problematiza y se duda de lo afirmado. Contrariamente a la mentalidad dogmática que imponía la religión, en la clase los escolásticos no iniciaban planteando asuntos dogmáticos sino expresando la duda y distancia crítica sobre lo afirmado. La Disputatio: Es momento muy interesante de esa pedagogía medieval que fue posible, en parte, porque la escuela aún no estaba masificada. Se realizaba disputatio ordinaria y disputatio libre. En esencia, se trata de la discusión de un problema y en público a donde asistían, clérigos, maestros, estudiantes y público en general. En la primera modalidad, la disputa tenía dos secciones, una en la mañana y otra en la tarde y se suspendían todas las lecciones o clases. El maestro publicaba con tiempo el tema a debatir y la fecha. Dependiendo de la importancia del tema y la popularidad del maestro la disputa podía convocar clérigos e incluso grandes personalidades de la ciudad. El tema se asignaba por el maestro a un bachiller. Quien debía exponerlo y el maestro intervenía solo cuando éste estaba en aprietos o entraba en confusión. En la dinámica, los asistentes participan afirmando o controvirtiendo y el estudiante y maestro se defienden. Este ejercicio de discusión caracteriza esta primera jornada. Para la segunda sección es el maestro el protagonista. Presenta en forma ordenada las objeciones habidas contra su doctrina (hoy diríamos teoría); contra argumenta esas objeciones y expone en forma clara sus tesis. Igualmente puede ser controvertido por los asistentes y el maestro responde. Este proceso termina con lo que lo escolásticos llamaron “la determinación”, “sentencia” o sentar doctrina y era privativo o solo del fuero de los maestros .Académicamente puede considerarse como construcción colectiva del conocimiento y búsqueda de la verdad, que en algunas universidades tenía al menos dos secciones por mes. Por su parte, la disputatio libre seguía el mismo proceso con la diferencia de que se realizaba sobre temas libres y variados desde, discutir por ejemplo, sobre el determinismo humano a temas o problemas de la vida cotidiana. Igualmente, el público asistente era muy heterogéneo y extrauniversitario. Normalmente, la disputatio libre solo se realizaba dos veces al año por la navidad y en la fiesta de la Resurrección. El interés de esta práctica se centra en la actualidad de los temas o problemas elegidos y lo arduo de las discusiones entre participantes y maestros. En concepto de Chacón Rodríguez (2011): 2, pedagogía activa, no solo la disputatio indica una forma de porque coloca un escenario común y dinámico a los participantes y, cuanto más, porque exige que maestros y estudiantes estén actualizados de los problemas de la realidad material y social, pero sobre todo, que esta problemática entre a los propios espacios de la universidad. 6. LOS NUEVOS IDEALES DE LA UNIVERSIDAD EN EL CONTEXTO DE LA MODERNIDAD Un objetivo fundamental de la universidad desde la Edad Media fue la búsqueda de autonomía. La Constitución “Authentica Habita”, promulgada por el Emperador Federico I Barbarota hacia 1155, pone en exclusiva protección a las escuelas jurídicas Boloñesas, declarando a los estudiantes, sujetos solo de jurisdicción de sus maestros o del obispo de Bolonia. Igualmente, papas como Alejandro III, reforzaron este asunto con algunas medidas económicas en defensa del conocimiento; de esta manera, las ochenta universidades existentes en Europa al final de la Edad Media gozaban de ciertos privilegios definidos como “libertades e inmunidades” (Villanueva,1998: 69), pudiendo actuar como una corporación en sus relaciones con la sociedad civil, religiosa y política; o para seleccionar a sus miembros docentes y discentes; aplicar sus propios estatutos lo cual demuestra ya la fuerza de sus jurisdicción interna. Posteriormente, con la llegada del renacimiento, y el racionalismo, comienzan a presentarse rupturas con respecto a la concepción geocéntrica que domina la Edad Media, y ya en los albores de la Modernidad todavía la universidad se mantiene a la retaguardia de la tensión entre revelación y conocimiento, perdurando métodos e ideas escolásticas hasta tiempos relativamente recientes. La modernización progresiva de la universidad se ha expresado en una reflexión crítica sobre el conocimiento ya establecido; la elaboración de nuevos conocimientos a través de la investigación y los propósitos de enseñar y difundir el conocimiento de manera autónoma en defensa de las libertades académicas. Este propósito resultó muy comprometido, en el caso de la universidad napoleónica en la Francia, que fue abolida con la ley 15 de septiembre de 1793 por considerarla obra del antiguo régimen al que representaba con su inmovilismo y corporativismo. Ello permitió un nuevo enfoque y una renovación frente a las universidades medievales y escolásticas existentes. Tras la revolución, el planteamiento consolidó la dicotomía docencia-investigación, lo cual refería a la universidad como un mero centro docente. Ahora, el objetivo del estado Francés era una formación que diese respuesta a la necesidad de profesionales para el propio Estado y la sociedad post revolucionaria. El pragmatismo fue el derrotero de esta universidad napoleónica, arquetipo de una universidad profesional. Se estableció que enseñar y formar ciudadanos era un privilegio del Estado, lo que supuso la pérdida de autonomía universitaria, y por otro lado, no dejaba lugar a universidades no estatales en Francia. El modelo de Universidad Napoleónica se caracterizó por ser una organización fuertemente centralizada, con una notable influencia, desde mediados del siglo XIX y hasta bien entrado el siglo XX, en la universidad española y en las universidades de América Hispánica. Por otra parte, la ciencia y la investigación lograron un lugar destacado en la universidad alemana a partir de principios del siglo XIX, con la fundación de la universidad de Berlín en 1810, por obra de Wilhelm von Humboldt. Concibió y organizó la universidad como una institución dedicada a la investigación y a la formación de científicos. Humboldt, plasmó tanto en sus escritos como en sus actuaciones políticas en educación el ideal neohumanista de la formación basado en el enciclopedismo y en la libertad del individuo (libertad de aprender, libertad de enseñar, y libertad del investigador y del estudiante). El modelo alemán o modelo humboldtiano es llamado modelo científico-educativo, situando la libertad por encima de todo y fomentando el interés por el progreso científico y el dinamismo de la universidad a través de seminarios, en los que el profesor admitía a estudiantes que consideraba suficientemente preparados y en los que no había profesores que leían en cátedra los libros de texto, ni alumnos que pasivamente los escuchaban, sino compañeros que trabajaban en común en laboratorios, bibliotecas y en investigación. Fue el modelo de la universidad de Berlín, hoy universidad de Humboldt, la que incorporó ciencia e investigación, empezando a dar los primeros pasos para salir de una enseñanza escolástica, repetitiva y a ganar un prestigio y pertinencia para la sociedad de su entorno, frente a la situación de decadencia de épocas anteriores. El modelo de la universidad de Humboldt se difundió a lo largo del siglo XIX al resto de universidades alemanas y a través de la estadía de intelectuales y profesores de otros países, llegó a constituir un ideal que inspiró la renovación de la universidad europea y sirvió de guía para crear las universidades americanas de habla inglesa.10 10 Obviamente que las primeras universidades Americanas nacen de la herencia británica del Collage residencia, para formar una élite muy minoritaria. Harward, creada por los puritanos en 1636, tomando como referente Cambridge; Brown University por los baptistas en 1764; Princeton en 1746, del modelo de Oxford. Pero el modelo alemán sirvió como referente para fundar otras universidades como University of Michigan, creada en 1837; Johns Hopkins en Baltimore, fundada en 1876, y su influencia se acentúa todavía más a finales de los años treinta y durante los años cuarenta del siglo XX, debido a los acontecimientos en la Alemania nazi. (Villanueva, D.1999. Op. Cit. Pág.45). REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Bamm, P. (1959). El reino de la fe. Barcelona: Labor S.A. Chacón Rodríguez, D. (2011). El origen de la Universidad: Organización y método. Recuperado el 20, 05, 2011 de http://www.monografías.com/trabajos 14/universidad orig/ Cid, F. (1977). Historia de la Ciencia, Tomo I, Barcelona: Planeta Covarrubias, S. (1611). Diccionario de la Lengua Castellana o Española. Madrid: Castalia. Crombie, A.C. (1979). Historia de la Ciencia, T.1. Madrid: Alianza. Porta, J. y M. Lladonosa. (1999). La Universidad en el cambio del siglo. Madrid: Alianza.