HISTORIA Y PREEMINENCIA DE LA UNIVERSIDAD OCCIDENTAL

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HISTORIA Y PREEMINENCIA DE LA UNIVERSIDAD OCCIDENTAL
Rodrigo Velásquez Giraldo 1
Jairo Morales Gómez 2
RESUMEN
En el texto se reflexiona sobre un tema que convoca a la curiosidad intelectual en
virtud de que la universidad desde su origen y hasta nuestros días se mantiene como un
espacio privilegiado de
construcción de saberes y desarrollo del conocimiento
científico por excelencia. Más que por razones de espacio y en ningún momento por
exclusión, se aborda el origen de la universidad en occidente a partir de los contextos
socio-económicos y culturales concretos; destacando sus antecedentes más próximos
enraizados en las escuelas catedralicias y monacales de la Edad Media, a cuyos
propósitos
educativos,
en
principio
da
continuidad,
pero
distanciándose
progresivamente, acorde con su ideal de autonomía. La modernización progresiva de la
universidad se expresó en una reflexión crítica sobre el conocimiento ya establecido; la
elaboración de nuevos conocimientos a través de la investigación y los propósitos de
enseñar y difundir el conocimiento de manera autónoma en defensa de las libertades
académicas.
PALABRAS CLAVES
Historia, universidad, Edad Media, método, gremios, Educación.
ABSTRACT
The text posses a reflection over a subject that conveys in the intellectual curiosity,
acknowledging the fact that the university, from its early beginnings until the present
1
Filósofo y Magíster en Filosofía y Letras; Docente-investigador y Coordinador de Semilleros de Investigación, Facultad de
Ingeniería, Universidad Libre.
2
Ing. Metalúrgico. Director del Departamento de Ciencias Básicas, Facultad de Ingeniería, Universidad Libre.
day, keeps itself as a privileged spot for knowledge construction and for the ultimate
scientific knowledge development. Beyond reasons regarding the space and at any
moment by exclusion, the origin of universities in the west takes on from concrete
socioeconomic and cultural contexts; standing out its closest antecedents that take root
on cathedral and monarchial schools in the Middle Ages, to whose educative principles
gives a sort of continuity, but splitting out progressively, according to its autonomous
ideal. The progressive modernization of the university has been expressed in a critical
reflection over the yet-established knowledge; the knowledge undertake through
research and the purposes of teaching and disseminating the knowledge in autonomous
manners in defense of academic freedom.
KEY WORDS
History, university, Middle Ages, method, guild, education.
1.
LA UNIVERSIDAD NO ERA LA UNIVERSIDAD
La Alta Edad Media se caracterizó por su vitalidad intelectual y artística y aunque los
monjes representaban la intelectualidad tomaba fuerza el clérigo secular y ejercían
presión por las libertades las cortes y ciudades, al punto de que quienes practicaban el
mismo oficio se organizaban para defender sus intereses. Es en este contexto en donde
se generan dos instituciones parecidas aunque con fines distintos: Los gremios, en el
caso de los artesanos y comerciantes y las universidades de estudiantes, las de maestros
o las de los maestros y estudiantes como un conjunto de estas personas. En el año 533,
en el Digesto de Justiniano, aparece ya universitas con el significado de agrupación,
corporación gremio, comunidad, colegio, sociedad.
No se conocen detalles sobre el origen de estas corporaciones universitarias o comunas;
se sabe que estudiantes, maestros e intelectuales se fueron uniendo en la misma ciudad.
Dado que la mayoría de maestros y estudiantes de las escuelas eran clérigos, éstos se
resistían a perder la autoridad magisterial y que pasara a los maestros de la universidad.
Igualmente, al aumentar la centralización monárquica, los reyes buscan apoderarse de
estas corporaciones buscando prestigio y autoridad sobre ellas. En la lucha por el poder
de los gremios y las comunas, no faltaron riñas, manifestaciones e incluso crímenes de
estudiantes a causa de defender sus derechos y libertades.
El término Studium Generale, se aplicaba inicialmente a la institución académica, a las
escuelas e incluso a la ciudad o lugar en donde los estudiantes de todas partes eran
recibidos y no al lugar en donde todos los asuntos eran estudiados, en tanto que el
término “universitas”, significaba un número, una pluralidad, un conjunto de personas,
una corporación legal o persona jurídica. Ya a finales del siglo XIV, el uso del término
quedó restringido a comunidad de maestros y estudiantes, pero no significaba la
institución para el cultivo del conocimiento universal (Porta, J y M. Llanodosa 1999:2930).
2. ASPECTO SEMÁNTICO
La palabra “Universidad” deviene del latín Universitas, como nombre abstracto
formado sobre el adjetivo UNIVERSUS-A-UM (todo, entero, universal), y a la vez
derivado de UNUS-A-UM (uno).
Esta palabra en latín medieval3, se utilizó para designar cualquier comunidad o
corporación considerada en su aspecto colectivo y, aún posteriormente, denotando un
cuerpo dedicado a la enseñanza y a la educación requería la adición de un complemento
para
completar
su
significado:
“Universitas
Magistrorum
et
Scholarium”
(ayuntamiento de maestros y de escolares).
A finales del siglo XIV, la palabra comenzó a usarse en el sentido que tiene en la
actualidad. Sin embargo, el término más antiguo y que continuó usándose durante
mucho tiempo fue el de STUDIUM o STUDIUM GENERALE.
Un Diccionario de la Lengua Española que data de 1611 (Covarrubias, S: 1995), define
el término universidad así: “Vale comunidad y ayuntamiento de gentes y cosas, y
porque en las
escuelas generales concurren estudiantes de todas partes, se llamaron
universidades, como la universidad de Salamanca, Alcalá, etc.
También llaman
universidades ciertos pueblos que entre sí tienen unión y amistad”.
A este ámbito significativo corresponde el nombre de universidades, es decir, como
gremios. Los papas y los reyes tuvieron mucho interés en la creación y protección de
estos nuevos entes concediéndoles privilegios y jurisdicción propia, exactamente igual
que si se tratase de ciudades y municipios.4
3
El latín de la Eda Media tiene ya poco que ver con la lengua hablada en ese mismo período. Es una lengua de cultura en la que se
redactan los documentos oficiales. Era la lengua de la Iglesia, las universidades, el gobierno y el Derecho.
4
En los territorios de la Corona de Aragón, los municipios eran conocidos con el nombre de universidades.
En otro sentido en el derecho romano corporación o “Collegium” era la totalidad de
personas que se conformaban, con entidad jurídica para ejercer actos como poseer y
contratar.
Estros grupos de personas dedicadas al saber intelectual se llamaron
“Studium” o “Universitas”.
3.
EL CONTEXTO PRÓXIMO
Lo cierto es que el mundo cristiano occidental recibió la influencia de la ciencia GrecoÁrabe, que era, árabe por la forma pero estaba basada en las obras de los antiguos
griegos. Para lograr esto contaron con dos fuentes: Los griegos del imperio Bizantino y
de los cristianos nestorianos de habla siríaca de Persia oriental.
Desde su centro de Jundeshapur, cristianos nestorianos tradujeron durante los siglos VI
y VII un importante número de obras griegas científicas (sobre todo de lógica y
medicina) al siríaco que ya desde el siglo III había reemplazado al griego en Asia
Occidental.
Terminada la conquista árabe, Jundeshapur continuó siendo el primer
centro científico y médico del Islam en donde cristianos, judíos y súbditos de los
Califas trabajaban en la traducción de textos científicos del árabe. (Crombie. A.C.,
1979:44).
Igualmente, Damasco y Bagdad se convirtieron en centros de este tipo de trabajo. Y
mucho más atrás en el tiempo, instituciones como la Academia de Platón, el Liceo de
Aristóteles o la Biblioteca de Alejandría, sin duda, son prototipos de la universidad.
3.1 Monasterios y escuelas catedralicias
Constituyen los antecedentes más próximos de las universidades en occidente.
¿Cómo y Por qué surgieron? Es sabido que la incursión gradual de los bárbaros en el
Imperio Romano occidental desde el siglo IV fue causando un colapso progresivo en la
organización política romana y de su estructura social, bajo el impacto, primero de los
godos, vándalos y francos, y en el siglo XI de los vikingos. Había un aislamiento
intelectual de los eruditos y lo más que se pudo hacer fue conservar la colección de
datos e interpretaciones realizada por los enciclopedistas al interior de los monasterios
con sus escuelas anexas, iniciadas en el occidente de Europa después de la fundación de
Monte Casino por San Benito hacia el año 529. 5
Si bien, las escuelas monásticas fueron centros de aprendizaje desde el siglo XI, así
mismo fueron rebasadas por las escuelas catedralicias regentadas por el clero secular y
se extendieron rápidamente al punto de que en cada ciudad catedralicia se organizaba
una escuela. Muy famosas fueron, la escuela catedralicia de Chartres, Notre Dame de
París, Reims, Laon, Soissons, todas ubicadas en Francia que era el centro intelectual de
Europa. En particular, la Escuela de Reims a través de Fulberto, congregó un grupo
numeroso de escolares que se dedicaron a la filosofía y a la medicina. Igualmente
estudiaron física aristotélica y astronomía ptolemaica, estando en contacto además, con
las escuelas de traductores que trabajaban sobre textos griegos y árabes, en Toledo y en
el sur de Italia.6
Por su parte, la Escuela de Salermo ubicada en una zona geográfica de privilegio, pudo
estar lejos de las invasiones y a su vez dentro del área de influencia de los ricos y
pujantes comercios del mediterráneo. Aquí se destacó, Constantino el Africano que a
finales del siglo XII tenía ya una teoría elaborada y una práctica propia a partir del
corpus hipocrático, la Isagoge de Johannitius, el escrito sobre la orina de Teófilo y el
Canon Medicinae de Avicena y otros textos de tal importancia que fueron incluidos en
los programas de estudio de las universidades.7
Toda esta erudición clásica, cultivada en escuelas catedralicias y monasterios, se mostró
débil y caduca no obstante haber sido transmitida por personajes de la talla de Beda el
Venerable y Erígena; y además, porque el papel asignado a los clérigos exigía una
instrucción más sólida. Por otra parte, durante la Edad Media las llamadas Artes
5
Estos Centros animaron espacios de la cultura en Irlanda, siglos VI y VII; Northumbria en tiempos de Beda y en el imperio de
Carlomagno en el siglo IX. Fue en una de estas escuelas, en Laón donde se educó el sobrino de Abelardo (Crombie, A.C.(1979) : 27
6
La universidad de Paris, dependía de la Iglesia; Padua y Bolonia eran administradas por la Comuna que posibilitó su creación;
Nápoles, igualmente por el gobierno. Pero, lo cierto es, que el poder eclesiástico mantuvo un control doctrinario estricto. Ordenes
como Dominicos y Agustinos mantenían verdaderos monopolios intelectuales y después de la Contrarreforma, terció fuertemente la
Comunidad Jesuita.
7
El Abad más importante del Monasterio de Fulda, fundado por San Bonifacio, fue Rábano Mauro, quien desarrolló su actividad
durante la primera mitad del siglo IX. Era discípulo de Alcuino, maestro y consejero de Carlomagno. Rábano Mauro hizo de su
Monasterio el Centro de la erudición Alemana. Entre otros muchos escritos está “De el Universo”, enciclopedia del saber de su
tiempo. (Bamm , P.(1959) : 311)
Liberales, es decir, el Trivium y Cuadrivium se vieron sometidas a múltiples cambios y
rupturas que la escolástica vigente hacía lo imposible por mantener. Pero fue durante el
siglo XII que se fortalecieron las instituciones aristotélicas y la medicina, introducida
por Varrón dada la importancia que tenían las tradiciones médicas de Hipócrates (460377 A.C.), y la Arquitectura, porque basada en las tradiciones griegas, permitió en
Roma el uso del arco y la bóveda y la construcción de acueductos y anfiteatros. De esta
manera, Salermo8 adquirió el carácter de “Facultas” en el Studium Generale.
3.2 Cree para entender
Tanto la educación como toda cosmovisión del mundo en la Edad Media se entienden
desde la Deitas (Divinidad) en donde la teología ha suplantado a la filosofía. Esta
postura se expresa en la máxima “Credit ut intelligas”, cree para entender. En las
escuelas catedralicias eran ya muy numerosos los alumnos y en su
función
los
profesores estaban bien posicionados como “magíster scholarum o scholasticus.
Seglares, nobles, patricios o burgueses acudieron a las escuelas en busca de
conocimientos que estaban dispuestos a pagar y la escuela externa (no para monjes y
clérigos), se dejaba a cargo de maestros con un canciller, que era normalmente el
“Scholasticus”.
De otra parte, el comercio había aumentado imponiéndose la necesidad de la “licenctia
docendi” (licencia o permiso para enseñar). Las ciudades mismas, para suplir la escasez
eclesiástica, procedieron a dotar y a sostener escuelas, pero en todo caso los maestros
para enseñar necesitaban de la licencia docendi. Pues bien, en el siglo XII estas
escuelas eran ya universidades. Sin embargo, es necesario aclarar que algunas de las
mencionadas escuelas se transformaron en Estudios Generales (Studium Generale),
pero éstas eran las que impartían estudios superiores. Cuando los miembros de un
Studium constituían desde el punto de vista jurídico una comunidad, se producía la
“universitas magistrorum et scholarium”, que por simplificación del título se convirtió
en Universitas o Universidad.
8
Llama la atención que aquí en Salermo, el cuerpo docente también se organizó como grupo, pero la universitas de estudiantes era
más destacada, obteniendo permiso de las autoridades locales para regular el precio de los libros, el hospedaje y la paga a los
profesores. Incluso, se les multaba
si faltaban a una clase o comenzaban tarde sus lecciones .(http://www.portal
planetasedna.com.ar/universidad medieval.htm; recuperado 20.05,2011, pág.2)
4. LAS PRIMERAS UNIVERSIDADES
La historia de la educación registra que la primera Universidad fue Bolonia (Italia),
aunque se discute si no fue más bien Salermo que era una verdadera escuela de
medicina.9 Allí los estudiantes formaron un gremio
que el emperador Federico
Barbaroja reconoció mediante una cédula en 1158. Más al norte, la universidad de
París fue la más prestigiosa, en donde varios maestros que enseñaban en la escuela
catedralicia de Notre Dame comenzaron aceptar estudiantes extra por una paga. Ambas,
reconocidas
como prototipo de la universidad medieval, eran una unidad jurídica
formada por cuatro facultades: Tres superiores (Teología, Derecho Canónico y
Medicina) y una inferior, la de Artes. Oxford, muy emparentada con la de París se
fundó en 1167 y la de Cambridge en 1209, nació como disgregación de la Oxford a
causa del descontento de un grupo de estudiantes que emigraron. Les siguieron otras
como las de Padua en 1222; Nápoles en 1224, Salamanca (9) en 1227, Lérida en 1300,
Praga en 1387, Cracovia en 1364, Viena en 1367 y Sain Andrews, en 1410 (Cid, F.
1977:296).
Las universidades se propusieron ser unos centros dedicados a la formación de los
clérigos, entendido este objetivo en el contexto del monopolio que tenía la Iglesia.
Transcurridos los primeros años, se insistió para obtener una independencia respecto al
canciller del obispo. Ya en 1212 se logró del Papa la concesión de un privilegio para
otorgar la “Licencia Docendi” a todos los candidatos que fueran aprobados por un
tribunal de maestros y a partir de 1221 la corporación de maestros tuvo carácter público
y permanente y dispuso de un sello.
Las tres disciplinas que se enseñaban eran la gramática, la retórica y la Lógica, es decir,
el trivium. Se pretendía enseñar bien a leer y escribir en latín, y luego, la aritmética, la
9
También Salermo contaba con un Hospital Benedictino desde el siglo VII y la creación de su escuela de medicina data del año
846, siendo ya famosos sus médicos laicos al final del siglo. El colegio o consejo lo integraban diez médicos a cuya cabeza estaba
un “praeporitus”, cargo que hoy puede compararse al de un Decano en nuestras facultades. La financiación provenía de estudiantes
de todas partes, con predominio judío. (Cid, F. (1977) Tomo I : 305).
geometría, la astronomía y la música, o sea el cuadrivium. Solo después de estos
estudios se iniciaban en la filosofía y en la teología .El derecho y la medicina se
cursaban en otras facultades, pero no se enseñaba la historia y la literatura, lo cual,
entre otras razones, motivó la reacción humanista del Renacimiento contra todo el
sistema escolástico medieval.
En principio, las nacientes universidades no eran abanderadas de la ciencia porque la
enseñanza de la misma era muy escasa. La aritmética se reducía a una simple
numeración; la geometría, a los tres primeros libros de Euclides; la astronomía, no iba
más allá del calendario, incluyendo la manera como se debía calcular la fecha de la
pascua; en la física y la Música se seguía la tradición de Platón. Por lo visto, en su
etapa inicial la universidad medieval se dedicaba esencialmente a la transmisión de los
saberes ya establecidos.
Al no recurrir generalmente a la investigación, en ese modelo de universidad quedaba
muy limitado cualquier desarrollo de la ciencia. Los campos más destacados del
conocimiento, a mediados del siglo XII, son los de medicina en Salermo (9) y en torno
a ella, Facultades que abarcaban disciplinas diversas, incidiendo de manera importante
en una organización
universitaria de corte filosófico-literaria.
Esta organización
dependía de las autoridades eclesiásticas o de gobierno * y los estatutos docentes
variaban en concesiones o libertades, pero siempre con grandes trabas dogmáticas.
Desde su misma constitución las universidades fueron tomando su propio rumbo en
cuanto a los grupos de materias, pero alejadas de los intereses de la ciencia y la
investigación que continuaba siendo más de la iniciativa privada, con excepción de
Salermo y Montpellier que fueron de avanzada en medicina.
Bolonia fue un importante centro de estudios jurídicos; París, muy fuerte en teología,
pero en general, toda corporación como lo expresa Laurer, citado por Cid, (1977:308)
de carácter universitario, como Salermo, Montpellier, París, Oxford o Bolonia, tenía sus
particularidades en cuanto a la historia de su constitución y a las formas de organizar el
saber, amén que la enseñanza era muy de corte teórico, basada en textos clásicos y
canónicos.
No obstante sus limitaciones, el hecho universitario se extendió en forma rápida por el
continente europeo medieval, abriendo sus puertas a estudiantes y maestros de toda
procedencia gentilicia; de todas las lenguas y naciones. Este concepto de universalidad,
se valió del latín como lengua para la comunicación científica y espiritual al punto y la
naciente universidad fue siendo un espacio de construcción de saberes, en gran medida
basado en los autores de todas las culturas y civilizaciones.
Además, los títulos que refrendaban los conocimientos adquiridos poseían validez
universal para enseñar en todas partes (licencia ubique terrarum o Licencia ubique
docendi).
5.
ACERCA DEL MÉTODO Y LA PEDAGOGÍA
Resulta interesante entender los procesos pedagógicos en la
naciente universidad
medieval. Pueden resumirse en tres momentos que se relacionan pero que están
claramente diferenciados a saber: 1) La Lectio (Lección); 2) La Quaestio (Cuestión) y
3) La Disputatio (Disputa… debate).
La Lectio: La escolástica medieval institucionaliza un trabajo intelectual y pedagógico
para los profesores que consiste en la lectura de textos antiguos como medio de
transmisión de conocimientos ya adquiridos por otros. Así se transmite la ciencia.
Corresponde a una fase de información.
La cuestión: Este momento pedagógico
expresa una pregunta por el
estado de
conocimiento basado en la duda pero ayudado de todos los instrumentos racionales de la
lógica y la dialéctica. La pregunta ¿Cuál es la quistión?, alude a la verdad o estado del
conocimiento dado por la lectio. Aquí se problematiza y se duda de lo afirmado.
Contrariamente a la mentalidad dogmática que imponía la religión, en la clase los
escolásticos no iniciaban planteando asuntos dogmáticos sino expresando la duda y
distancia crítica sobre lo afirmado.
La Disputatio: Es momento muy interesante de esa pedagogía medieval que fue
posible, en parte, porque la escuela aún no estaba masificada. Se realizaba disputatio
ordinaria y disputatio libre. En esencia, se trata de la discusión de un problema y en
público a donde asistían, clérigos, maestros, estudiantes y público en general.
En la primera modalidad, la disputa tenía dos secciones, una en la mañana y otra en la
tarde y se suspendían todas las lecciones o clases. El maestro publicaba con tiempo el
tema a debatir y la fecha. Dependiendo de la importancia del tema y la popularidad del
maestro la disputa podía convocar clérigos e incluso grandes personalidades de la
ciudad. El tema se asignaba por el maestro a un bachiller. Quien debía exponerlo y el
maestro intervenía solo cuando éste estaba en aprietos o entraba en confusión. En la
dinámica, los asistentes participan afirmando o controvirtiendo y el estudiante y maestro
se defienden. Este ejercicio de discusión caracteriza esta primera jornada.
Para la segunda sección es el maestro el protagonista. Presenta en forma ordenada las
objeciones habidas contra su doctrina (hoy diríamos teoría); contra argumenta esas
objeciones y expone en forma clara sus tesis. Igualmente puede ser controvertido por
los asistentes y el maestro responde.
Este proceso termina con lo que lo escolásticos llamaron “la determinación”,
“sentencia” o
sentar doctrina y era privativo
o solo del fuero de los maestros
.Académicamente puede considerarse como construcción colectiva del conocimiento y
búsqueda de la verdad, que en algunas universidades tenía al menos dos secciones por
mes.
Por su parte, la disputatio libre seguía el mismo proceso con la diferencia de que se
realizaba sobre temas libres y variados desde, discutir por ejemplo, sobre el
determinismo humano a temas o problemas de la vida cotidiana. Igualmente, el público
asistente era muy heterogéneo y extrauniversitario. Normalmente, la disputatio libre
solo se realizaba dos veces al año por la navidad y en la fiesta de la Resurrección. El
interés de esta práctica se centra en la actualidad de los temas o problemas elegidos y lo
arduo de las discusiones entre participantes y maestros.
En concepto de Chacón Rodríguez (2011): 2,
pedagogía activa, no solo
la disputatio indica una forma de
porque coloca un escenario común
y dinámico a los
participantes y, cuanto más, porque exige que maestros y estudiantes estén actualizados
de los problemas de la realidad material y social, pero sobre
todo, que esta
problemática entre a los propios espacios de la universidad.
6. LOS NUEVOS IDEALES DE LA UNIVERSIDAD EN EL CONTEXTO DE LA
MODERNIDAD
Un objetivo fundamental de la universidad desde la Edad Media fue la búsqueda de
autonomía. La
Constitución “Authentica Habita”, promulgada por el Emperador
Federico I Barbarota hacia 1155, pone en exclusiva protección a las escuelas jurídicas
Boloñesas, declarando a los estudiantes, sujetos solo de jurisdicción de sus maestros o
del obispo de Bolonia. Igualmente, papas como Alejandro III, reforzaron este asunto
con algunas medidas económicas en defensa del conocimiento; de esta manera, las
ochenta universidades existentes en Europa al final de la Edad Media gozaban de ciertos
privilegios definidos como “libertades e inmunidades” (Villanueva,1998: 69), pudiendo
actuar como una corporación en sus relaciones con la sociedad civil, religiosa y política;
o para seleccionar a sus miembros docentes y discentes; aplicar sus propios estatutos lo
cual demuestra ya la fuerza de sus jurisdicción interna.
Posteriormente, con la llegada del renacimiento,
y el racionalismo, comienzan a
presentarse rupturas con respecto a la concepción geocéntrica que domina la Edad
Media, y ya en los albores de la Modernidad todavía la universidad se mantiene a la
retaguardia de la tensión entre revelación y conocimiento, perdurando métodos e ideas
escolásticas hasta tiempos relativamente recientes.
La modernización progresiva de la universidad se ha expresado en una reflexión crítica
sobre el conocimiento ya establecido; la elaboración de nuevos conocimientos a través
de la investigación y los propósitos de enseñar y difundir el conocimiento de manera
autónoma en defensa de las libertades académicas.
Este propósito resultó
muy
comprometido, en el caso de la universidad napoleónica en la Francia, que fue abolida
con la ley 15 de septiembre de 1793 por considerarla obra del antiguo régimen al que
representaba con su inmovilismo y corporativismo. Ello permitió un nuevo enfoque y
una renovación frente a las universidades medievales y escolásticas existentes.
Tras la revolución, el planteamiento consolidó la dicotomía docencia-investigación, lo
cual refería a la universidad como un mero centro docente. Ahora, el objetivo del
estado Francés era una formación que diese respuesta a la necesidad de profesionales
para el propio Estado y la sociedad post revolucionaria.
El pragmatismo fue el derrotero de esta universidad napoleónica, arquetipo de una
universidad profesional.
Se estableció que enseñar y formar ciudadanos era un
privilegio del Estado, lo que supuso la pérdida de autonomía universitaria, y por otro
lado, no dejaba lugar a universidades no estatales en Francia.
El modelo de Universidad Napoleónica se caracterizó por ser una organización
fuertemente centralizada, con una notable influencia, desde mediados del siglo XIX y
hasta bien entrado el siglo XX, en la universidad española y en las universidades de
América Hispánica.
Por otra parte, la ciencia y la investigación lograron un lugar destacado en la
universidad alemana a partir de principios del siglo XIX, con la fundación de la
universidad de Berlín en 1810, por obra de Wilhelm von Humboldt. Concibió y
organizó la universidad como una institución dedicada a la investigación y a la
formación de científicos. Humboldt, plasmó tanto en sus escritos como en sus
actuaciones políticas en educación el ideal neohumanista de la formación basado en el
enciclopedismo y en la libertad del individuo (libertad de aprender, libertad de enseñar,
y libertad del investigador y del estudiante).
El modelo alemán o modelo humboldtiano es llamado modelo científico-educativo,
situando la libertad por encima de todo y fomentando el interés por el progreso
científico y el dinamismo de la universidad a través de seminarios, en los que el
profesor admitía a estudiantes que consideraba suficientemente preparados y en los que
no había profesores que leían en cátedra los libros de texto, ni alumnos que pasivamente
los escuchaban, sino compañeros que trabajaban en común en laboratorios, bibliotecas y
en investigación. Fue el modelo de la universidad de Berlín, hoy universidad de
Humboldt, la que incorporó ciencia e investigación, empezando a dar los primeros
pasos para salir de una enseñanza escolástica, repetitiva y a ganar un prestigio y
pertinencia para la sociedad de su entorno, frente a la situación de decadencia de épocas
anteriores.
El modelo de la universidad de Humboldt se difundió a lo largo del siglo XIX al resto
de universidades alemanas y a través de la estadía de intelectuales y profesores de otros
países, llegó a constituir un ideal que inspiró la renovación de la universidad europea y
sirvió de guía para crear las universidades americanas de habla inglesa.10
10
Obviamente que las primeras universidades Americanas nacen de la herencia británica del Collage residencia, para formar una
élite muy minoritaria. Harward, creada por los puritanos en 1636, tomando como referente Cambridge; Brown University por los
baptistas en 1764; Princeton en 1746, del modelo de Oxford. Pero el modelo alemán sirvió como referente para fundar otras
universidades como University of Michigan, creada en 1837; Johns Hopkins en Baltimore, fundada en 1876, y su influencia se
acentúa todavía más a finales de los años treinta y durante los años cuarenta del siglo XX, debido a los acontecimientos en la
Alemania nazi. (Villanueva, D.1999. Op. Cit. Pág.45).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Bamm, P. (1959). El reino de la fe. Barcelona: Labor S.A.
Chacón Rodríguez, D. (2011). El origen de la Universidad: Organización y método.
Recuperado el 20, 05, 2011 de http://www.monografías.com/trabajos 14/universidad orig/
Cid, F. (1977). Historia de la Ciencia, Tomo I, Barcelona: Planeta
Covarrubias, S. (1611). Diccionario de la Lengua Castellana o Española. Madrid:
Castalia.
Crombie, A.C. (1979). Historia de la Ciencia, T.1. Madrid: Alianza.
Porta, J. y M. Lladonosa. (1999). La Universidad en el cambio del siglo. Madrid:
Alianza.
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